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032

DRACO

Draco seguía teniendo los síntomas al tratar de abstenerse a la droga.

La ansiedad estaba presente las 24 horas del día y su mayor temor eran los ataques de pánico. Sí, esos malditos ataques de pánicos.

Sólo le habían dado algunos en su sexto año en Hogwarts y la mayor parte de la guerra Mágica.

Pero no quería volver a tenerlos.

Ni siquiera sabía si podía tener uno sólo por abstenerse a la droga.

Y, pensar qué todo había empezado por un juego...
Todo el grupo de Slytherin la había probado por Pansy Parkinson. Al final Draco y Theodore fueron los más afectados, pues habían llegado a una fuerte adicción; en su sexto año fumaban casi todo el día — antes de empezar las clases, en su tiempo libre y al terminar las clases —. Por las noches era peor, ya que; Pansy, Crabbe, Goyle, Millicent, Blaise, Theo y él se juntaban todos en una habitación a fumar por horas y horas. A veces solamente se juntaban Theo y Draco a fumar.

Al dejar Hogwarts y la guerra Mágica empezará; comenzó a hacerlo él solo, aunque era un poco difícil teniendo a mitad de los Mortifagos viviendo en su casa.

¿Cómo se lo tomarían? El hijo de Lucius Malfoy fumando hierba muggle. Seguro lo matarían.

Pero aun así él conseguía hacerlo. O en su habitación por la noche — o literalmente en el techo de su mansión cuando habían juntas —

Después de la caída de Voldemort, los chicos decidieron dejarlo, o antes de eso.

Zabini y Parkinson lo hacían de vez en cuando en fiestas — y hasta mezclaban sustancias más peligrosas —, pero la cuestión es que ellos sabían controlarlo.

Theodore también había probado sustancias más fuertes pero no se le hizo adicción, y al poco tiempo dejó de hacerlo — sólo lo hacía en algunas fiestas y de manera muy moderada —. En cambio Draco... Draco lo hacia a cualquier hora del día y en cualquier lugar, le daba igual si alguién lo veía — aunque evitaba que su madre y su padre se enterarán—. Pero lo peor era en las fiestas. Mezclaba alcohol, pastillas, hierba y hasta cocaina...

Y, realmente le agradecía a Merlin — y a Pansy — porque nunca le había dado una sobredosis. Pansy siempre estaba al pendiente de él, diciéndole que parara y si no lo hacía lo hechizaba.

Gracias Pansy.

Su cuerpo literalmente estaba jodido. Problemas cardiovasculares, problemas respiratorios e insomnio.

Nunca trato de dejarla, ni siquiera por Astoria — la cual ni se molestaba en pedírselo—. Es por eso que nunca había intentado hacerlo, pero ahora era diferente ¿no?

Tenía a Isabella... y siempre que él prendía un cigarrillo normal o hierba, ella se limitaba a mirarlo mal y a voltearle la cara. Tenía contadas las veces que había accedido a drogarse con él.

Pero el punto es que... quería dejar de hacerlo. Por ella.

No podía seguir permitiéndose joder su cuerpo y su vida de esa manera. Además la droga y el alcohol era la alternativa fácil de salir de la realidad. Ahora ya no lo necesitaba ¿o sí? No, quizá no.

Y eso estaba bien.

A Isabella le agradaba y a Draco le agradaba que a Isabella le agradaba

Por dios, qué trabalenguas.

Quería estar bien con Isabella, empezar de cero, y esa era la mejor manera de empezar de cero.

Tenía una nueva familia y no quería ser un adicto al traer a su primer hijo al mundo. No, para nada. Quería ser una figura ejemplar para él y para Isabella, quería ser bueno para si mismo y quería dejar toda la mierda atrás.

Y aunque eso tenía sus efectos secundarios, él lo aceptaría y trataría de aguantarlo. Aunque las arcadas no lo ayudaban en mucho.

Se movió incómodamente en la cama, haciendo un mohín.

— Joder.— maldijo por lo bajo. Aún pegado al cuerpo de Isabella, ella estaba boca arriba y él estaba sobre su pecho. Podía escuchar los latidos suaves de su corazón.— joder — masculló al sentir un revoltijo en su estómago.

— Mhmm.— escuchó a Isabella, la cual seguía dormida y se había movido un poco.

Draco se levantó rápido y corrió hacia el baño, cerrando la puerta y quedado sentado en el suelo; con las manos sobre el retrete y la cabeza inclinada hacia este.

Odiaba vomitar, y lo odiaba aún más cuando no tenía que vomitar.

Una arcada más... y el vomito salió.

Otra arcada y otro liquido de color amarillento salió de su boca vertiéndose en el retrete.

Le ardía la garganta y le dolía el estómago. Había empezado a sudar nuevamente y algunos espasmos atravesaban violentamente su cuerpo.

Escuchó como se abría la puerta detrás suyo pero lo ignoro al seguir vomitando.

— ¡Por Merlin! — exclamó Isabella alarmada.

— Vete.— masculló Draco, haciéndole un gesto con la mano para que se retirara.

— Draco, necesitas ayuda — Isabella empezó a hablar con rapidez y nerviosismo —, ¡necesitas ayuda! Y joder, yo no puedo ayudarte. ¿Qué mierda se supone qué debo hacer? ¡Oh, mierda! ¡Mataré al primogénito de los Malfoy! — exclamó.

— ¡Isabella, por merlin, vete!

— ¡Una poción! — concluyó Isabella más animada —. Iré a por los elfos y buscaremos algo en los libros. No tardaré o tal vez sí, pero te mandaré el desayuno aquí. Debes comer o te lo haré comer por las malas.

Draco no había escuchado ni mitad de lo qué había dicho Isabella. Seguía vomitando y peor, ahora todo le daba vueltas. Su cabeza estaba en blanco y solo podía sentir las arcadas y los vomitos saliendo de su boca. Se pasó el dorso de la pijama por la boca y quedó tendido en el suelo, mirando hacia el techo. Veía puntitos negros esparcidos por todos lados, sentía como el cuarto de baño daba vueltas con él, y los párpados le pesaban. Entonces, otro espasmo le atravesó el cuerpo y trató de incorporarse.

Estaba tumbado boca abajo sobre la cama, con ambos brazos estirados y murmurando cosas sin sentido.

Minutos — o tal vez horas — después, Isabella apareció con una bandeja, dejándola en la mesita auxiliar.

— ¿Draco? — se sentó junto a él dubitativa.

— Sí, yo también.— murmuró entre sueños.

Ella lo sacudió levemente y Draco pegó un brinquito.

— Me he tardado — comenzó Isabella —, pero te he traído el desayuno y una poción — estaba jugando con sus dedos, obviamente nerviosa —. No sé mucho acerca de pociones y cosas curativas, no me importaba mucho en el colegio. Pero hice lo qué pude, me ayudaron los elfos.

— No...quiero...comer.— Draco arrastraba las palabras. Se seguía sintiendo mareado y con ganas de vomitar.

— Seguirás vomitando si no comes.— le advirtió.

— Vomito sin comer. Obvio vomitaré más, comiendo.

Bella negó.— Necesitas tener algo en tu estómago.

— No comeré. No quiero.

— Mira — Bella le puso una mano sobre la espalda y comenzó a frotarla —, me se unos hechizos buenísimos para obligar a la gente a hacer cosas que no quieren.— lo amenazó con una sonrisita.

— ¿Me estás...

Bella lo corto.— Sí — dijo ella —. Así que si no quieres conocer aquellos hechizos, te recomiendo que empieces a comer.

Draco se incorporó. Su espalda daba contra el respaldar de la recamara y se había cruzado de brazos.— ¿Cocinaste tú?

— No, los elfos.

— ¿Tú no cocinas?

— No me gusta.— Bella arrugo la nariz.

Draco le echó una mirada a la bandeja; tenía una pequeña sopa — tal vez de verduras — y un pequeño vial con una poción de color verdoso.— No me tomaré esa mierda.

Bella se encogió de brazos.— Bueno, creo qué a Lucius y a mi padre no les molestará en ayudarme con el Ministerio de Magia al usar la maldición Imperio contigo.

Draco abrió los ojos y se giró hacia ella.— ¿Estás loca o qué?

— Estoy tratando de ayudarte, joder. ¿Puedes dejar de comportarte como un niño chiquito? Creí que tenía un esposo, no un hijo — rodó los ojos y se puso de pie —. Empezaré a contar, Draco.

— ¿Y si no hago nada de lo que me dices?

Bella sacó su varita y le dio una vuelta entre sus dedos, mirándola pacíficamente.— Bueno, mi varita agradecerá ser usada para algo bueno.

— ¡Estás loca! — volvió a exclamar.

— Uno...— Bella empezó a contar, girando la varita.

— Dos... — le vio de reojo y sonrió un poco —. Nunca he usado ninguna maldición imperdonable. Será divertido verte hacer todo lo qué te pido.

— ¡No! — dijo Draco.

— Pues sí... — Bella paro en seco y su expresión cambió de divertida a enojada —. O empiezas a comer y a tomarte la maldita poción o te hechizaré, y te juro que no estoy jugando.

Draco levantó las manos en señal de rendición, segundos después; tenia la bandeja sobre su regazo, jugando con la cuchara.— Dame de comer tú.

— ¿Eh...? No, ni de broma.

— Pues, si tanto te empeñas en darme de comer, hazlo tú.

— ¿Qué eres? ¿Un bebé? — se burló.

Draco ladeo la cabeza.— Sí. Y estoy enfermo.

— Sigue en pie lo de la maldición Imperio.

— ¡Ya! — protestó Draco y empezó a comer.

Minutos después, Draco había terminado de comer y de tomarse la poción. Tardó unos segundos en atreverse a tomar la poción, pero Bella lo miraba con mirada molesta y se la tomó.

— ¿Feliz? — enarcó ambas cejas.

— Sí.— sonrió.

— ¿Y ahora qué?

— ¿Seguro qué quieres regresar a Londres así?

— No, no lo estoy. Pero seria lo mejor, supongo.

— No creo que sería lo mejor.

— ¿Por qué?

— Bueno, a tu madre le daría algo si te ve de ésta manera.

Se encogió de brazos.— Entonces qué tienes en mente.

— Quedarnos hasta que te sientas un poquito mejor.

— ¿Y hacer cositas malas?

— Cuando te sientas mejor.

— ¿Y ahora?

— Ahora me da asco.

Draco le frunció el ceño y achicó los ojos.— ¿Te da asco? — repitió —, pues vete.

— No te has bañado y has estado vomitando — le recordó —. No me apetece hacer cositas malas con alguién vomitado.

— Tienes razón — se puso de pie y se estiró —. Iré a darme una ducha. ¿Te vienes?

— No, gracias. Ya me he bañado.

— Amargada.— y sin más, Draco entro en el baño.

•~•~•~•

I S A B E L L A.

En los últimos días; Isabella le había dado constantemente a Draco aquella poción con cada desayuno — bueno, lo había obligado —.

El cuerpo de Draco reaccionaba bien a la poción. Había dejado de tener tantas ganas de vomitar, ya no  sudaba tanto y su ánimo estaba un poco mejor.

Aun así... Bella todavía no quería regresar a Londres.

Recién se había reconciliado con Draco, recién empezaban a llevarse como una pareja normal y ahora él quería regresar.

Pero no podía decirle que no.

Asi que ambos decidieron quedarse algunos días más y después volver a Londres.

Bella ni siquiera quería imaginar todas las fiestas qué le esperaban al regresar. Todas las cosas por hacer. Los eventos a qué ella y Draco deberían de asistir.

— ¿Te sientes mejor? — le pregunto a Draco.

— Mhmm — tarareó —, algo aburrido.

— Traje un libro.— Bella lo dejo a la vista de Draco y él le sonrió.

— ¿Me lo leerás?

— ¿Quieres?

Él asintió.- Pues claro que quiero, Bell, por eso te lo pido.— bromeó.

Bella se dejo descansar al lado de Draco, el cual no tardó mucho en acercarse a ella.

Bella empezó a leerle el libro desde el principio, y Draco lo escuchaba atentamente.

Al llegar casi a mitad del libro, Draco se lo arrebató de las manos y lo tiró al piso.

— ¡Hay qué hacer cositas malas! — protestó.

— ¿Cositas malas? — repitió Bella divertida.

— Mhmm.— le respondió él. Atrapando su labio inferior entre sus dientes y tirando de el.

Bella le rodó la nuca con los brazos y lo acercó más a ella. Abriendo un poco las piernas para permitirle a Draco el acceso.

Él se acomodó entre sus piernas sin dejar de besarla. Y empezó a subir su playera.

— ¿Tan rápido? — Bella se separó y lo miro divertida.

— No he tenido sexo en semanas, ¿qué quieres? — respondío él siguiendo con lo que hacía.

Bella alzo un poco su cuerpo, permitiéndole a Draco quitarle la playera.

Él comenzó a bajar sus besos por la mandíbula de Isabella, bajando también lentamente a su clavícula; dejando besos húmedos sobre esta. Mordisqueó un poco su piel y comenzó a succionar hasta dejar una pequeña marca.

Siguió bajando y al estar a la altura de su sujetador, empezó a quitarle un tirante y el otro.

Bella alzó su espalda un poco y se quitó lo desabrocho. Miro hacia Draco, el cual también la estaba mirando directamente a los ojos, y con lentitud enganchó las puntas de su dedos a los tirantes y comenzó a deslizarlos por los de Isabella, hasta que dejó al descubierto sus senos.

Bella sintió cómo Draco dejaba un beso en medio de sus senos, y lamía esa parte con lentitud, haciendo que una corriente pasara por toda su columna vertebral y sintiera un leve cosquilleó en la parte baja del abdomen.

Draco atrapo el seno de Isabella con los labios, succionando y lamiéndolo; mientras la miraba fijamente.

Isabella tenía los labios entre abiertos y miraba a su esposo directamente a los ojos. Viendo como Draco jugaba con sus senos.

Con una mano apretaba su seno izquierdo, y su lengua jugaba con el seno derecho.

Draco subió nuevamente y dejó un casto beso sobre los labios de Isabella, volviendo a bajar por su abdomen.

Engancho los dedos a los pantalones de Isabella y le echó una ojeada rápida.

Ella enarcó una ceja, instándolo a quitárselos y él lo hizo. Quitándole los pantalones y las panties.

Dejándola al descubierto por completo.

Admirando cada parte de su cuerpo.

Draco bajo un poco más y pasó su mano por debajo de los muslos de Isabella, colocándoselos en los hombros.

— Draco...— Bella trato de hablar, al ver lo que Draco quería hacer.

— Shh — frunció el ceño —. Déjame darle placer a mi esposa.

Y con eso hundió su cara en la parte más sensible de Isabella.

Pasó su lengua por arriba y por abajo dos veces y luego comenzó a succionar su clitoris.

Isabella trató de cerrar las piernas pero Draco no se lo permitía.

Llevo una mano a la cabeza rubia de Draco y enredó sus dedos en los mechones de Draco, alzando sus caderas y tirando de él.

De pronto sintió dos dedos en su interior, mientras Draco todavía succionaba su clitoris.

Eta un placer extremo, un placer que jamás había sentido y tal vez nunca lo sentiría con nadie más.

Sintió un cosquilleó y se estremeció, agarrandose a las sábanas.

Dejó salir el nombre de Draco entre dientes y él se separó, al ver que Bella se había corrido ya...

Draco se llevo los dedos a la boca y los chupo, después se relamió los labios, y a Isabella eso solamente la encendió más.

Sus ojos brillaban con intensidad y la adrenalina que sentía en ese momento no se comparaba con nada.

Tiro de la camisa de Draco para acercarlo a ella y lo beso en los labios. Abriendo su boca permitiéndole a la lengua de Draco entrar y acariciar su lengua con la suya.

Bella comenzó a desabrocharle algunos botones y Draco se quitaba los pantalones. Los dejó caer al suelo junto con su bóxer. Y Bella sintió la punta de Draco jugar con su entrada.

— Eres una pequeña sucia, ¿cierto? — susurro Draco sobre sus labios.

Ella asintió y se mordió el labio.— Soy tu pequeña sucia.

¿Lo quieres sentir? ¿Quieres sentirme, Bella? — Draco tenía la voz pesada y ronca, su respiración estaba acelerada y seguía sobre Bella, con sus pies alrededor de su cintura y él frotando su polla de arriba a abajo sobre la humedad de Isabella.

— Por favor.— suplico ella en un jadeo.

Draco introdujo la punta de su polla dentro de Bella y ella dejó salir un jadeo sobre los labios de Draco.

— Puedes soportar más qué eso, ¿no, cariño?

Ella asintió.— Puedo soportar todo lo que venga de ti.— y tal vez Bella no solamente hablaba sexualmente. Quizá ella quería que Draco entendiera esas pocas palabras sin decirle nada más. Porque sí, ella estaba dispuesta a soportar todo lo que venga de Draco.

Entonces con una embestida Draco se introdujo por completo dentro de ella, quedándose quieto por un rato. Sintiendo como Bella se estiraba para él, sintiendo como cada vez Isabella se mojaba más y más.

— Me encanta que estés tan mojadita por mi.— dijo mordiéndole el lóbulo de la oreja.

Y con eso; comenzó a moverse dentro de Isabella.

Sus caderas chocaban contra si. Su respiración salía en sincronía y sus jadeos llenaban la habitación.

Draco beso el cuello de Isabella y ella apretó sus piernas alrededor de las caderas de Draco.

Él aumentó la velocidad y sus embestidas fueron más fuertes y duras.

Hasta que ambos llegaron juntos al orgasmo.

— Debemos cambiar de posición, esa ya me aburre.— soltó Draco de repente, inclinándose hacia la mesita auxiliar y sacando un vial.

Bella agarro el vial y bebió de el. Sí, una poción para no quedar embarazada.

Bella se dio la vuelta y colocó su cabeza sobre el pecho de Draco, al igual que su mano. Beso lentamente la mandíbula de Draco y él sonrió.

— Cambiaremos de posición.— dijo Bella.

Holiiiiii, les dejó este capítulo.
Espero tengan linda noche o lindo día, se les agradece todo.

Y, ejem, aunque lo odia 🙄 mañana es mi cumple yehii. Cuéntenme, ¿cuándo es su cumple años? Sé qué hay muchas que cumplen en agosto al igual que yo. Las estaré leyendo :)

Xoxo

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