025
OMNISCIENTE
Londres
La familia Rosier y Malfoy, estaban juntos.
Las mujeres por un lado, y los hombres por los otros.
— ¿Entonces... ellos lo hicieron? — preguntó Ivy.
— Efectivamente, Ivy. Eso me ha dicho Lucius. Su varita brillo anoche.
— También me lo ha comentado Jack.— bebió de su taza de té.
— Pensé que éste día no llegaria.
— Al igual que yo. Ya estaba preocupándome de más.
La mujer pálida se acercó más a la mujer pelinegra, bajando la voz.— Debo admitir que Lucius le mando una carta a Draco, y al día siguiente paso.
— Ya, que me lo han contado... Pero, sea como sea, lo hicieron.
— Estoy de acuerdo contigo.
— Brindemos — Jack levantó su copa —, por nuestra familia, por cumplir nuestro pacto, y por nuestros herederos.
Lucius levantó su copa, chocándola contra la de Jack.— Brindemos... La familia Rosier y Malfoy juntos.
•~•~•~•
— No quiero bajar.— dijo Draco, aferrándose a la cintura de Isabella.
— No podemos dejarlos solos, Draco. Vinieron desde Londres.
— Vinieron a joder. Y me duele la cabeza.— se quejó.
— Te dare una poción.— Bella jugaba con el pelo de Draco.
— ¿Sabes qué quita el dolor de cabeza? — alzó la mirada y arqueó una ceja, sonriéndole divertido.
Bella negó con ingenuidad.— No, ¿qué?
— El sexo, los orgasmos.
— Me duelen las piernas — Bella resopló—, hacerlo en la ducha no es muy cómodo, Draco.
— Pero se siente delicioso — Draco comenzó a acariciar el brazo de Bella —. Se siente delicioso... sentir como el agua caliente corre por nuestros cuerpos — comenzó a susurrar —, mientras estoy dentro de tu estrecho coño, follandote, escuchando como gimes en mi oído. Sintiendo tus uñas sobre mi espalda, sintiendo como te aprietes alrededor mío — Draco observó como su esposa cerraba los ojos, se humedecía los labios y se movía un poco —. ¿Te gusta eso, no es así, Bell? — ella asintió —. ¿Te gusta sentir cada centímetro mio dentro de ti? ¿Lo disfrutas?
— Lo... disfruto.— dijo ella.
— Yo también lo disfruto — su mano comenzó a acariciar sus muslos —. No sabes cómo me encanta saber que soy el primero que te hace sentir así — beso sus labios —. Te voy a arruinar...
— Arruíname.— Bella abrió los ojos, atrapó su labio inferior entre sus dientes.
— Poco a poco — Draco acaricio su mejilla—. ¿Estás mojada, Bell?
— ¿Por qué no lo descubres por ti mismo? — la respiración de Bella estaba entre cortada.
Al instante los ojos de Draco se oscurecieron, sus pupilas se dilataron. Y su mano bajo hacia la intimidad de Bella.
Draco froto sus dos dedos sobre la intimidad de Bella, hacia arriba y hacia abajo, sintiendo la excitacion de Bella. Ella dejó salir un jadeo y pegó un brinquito. Draco metió sus dedos en el interior de Isabella, hasta el fondo. Ella pudo sentir los anillos de Draco dentro de ella. Mantuvo sus dedos en su interior, sin moverlos.
— ¿Te gusta estar llena de mi? ¿Mmm? — mordió el labio de Bella.
— M-me gusta.
Draco curvó sus dedos, tocando el punto g de Bella, ella no pudo evitar gemir.— ¿Te gusta esto?
— ¡Oh! — puso los ojos en blanco —. ¡Sigue, Draco!
Draco sonrío para si mismo. Entonces comenzó a mover sus dedos, aumentando la velocidad.— Cumpliré todas tus fantasías sexuales. Bell.
— ¿F-fantas- ¡Oh, joder! — Draco aumento la velocidad. El sonido de su excitacion sonaba por toda la habitación.
— ¿No tienes fantasías, Bell? — ella negó —. Entonces... seré tu diablo, y tu mi infierno, y haremos nuestras propias fantasías juntos.
Draco paro de penetrarla con sus dedos, ella abrió los ojos y lo miro mal.— ¿Qué estás haciendo?
Draco se puso de pie, y señaló su creciente ereccion.— ¡Yo también quiero! — dijo.
Bella rió, y Draco quitó las sábanas de su cuerpo, cerniéndose sobre Bella. Alineó su punta con la entrada de Isabella, y se empujo dentro con fuerza.
Sus embestidas eran rápidas y fuertes. Los gemidos de Isabella aumentaron, al igual que los pequeños jadeos de Draco.
Llevo sus dedos hacia su clitoris y comenzó a frotarlo con rapidez. Bella apretó sus senos y su espalda se arqueó.
Escucharon golpes en la puerta.— ¡Joder! — era Pansy—. ¿Van a bajar? ¡Tengo hambre, y el elfo no quiere atenderme!
Draco siguió penetrando a Isabella, sólo que más lento.— Vete a la mierda, Parkinson. Estamos en Paris, ve y come algo.
Draco salió de Isabella, y se estrelló nuevamente con más fuerza; pero antes, le tapó la boca con una mano, ahogando el gemido de Bella.
Salió nuevamente de Bella, y la arrastró hacia la orilla de la cama. Colocó la pierna de Bella sobre su hombro, y alineó nuevamente su punta con la entrada de ella.— ¡Shhh! — le susurró.
— ¡Pueden follar luego! — escucharon a Pansy —. ¡Tengo hambre!
— Dile que se vaya.— susurró Draco a Isabella, mientras comenzaba a penetrarla.
— J-joder, no puedo, yo... y- ¡ah, Draco! — trató de taparse la boca, pero Draco inmovilizó su mano.
— Dile, o abriré esa maldita puerta y dejaré que mire como eres follada.
— P-Pans... — Bella trató de hablar —, ya bajamos, ¿si? Neces... ¡Draco! ¡Me voy a venir! — gimió.
— No, no lo harás. No hasta que ella deje de molestar.
Draco la embistió con más fuerza, se llevó dos dedos a la boca, mojándolos, para después pasarle los dedos sobre su pezón, el cual se endureció por la acción de su esposo.
Bella respiro hondo.— ¡Ya vamos, joder! ¡Solamente baja!
— ¡Malditos ninfomanos! — espetó la pelinegra, y segundos después escucharon como los pasos de Parkinson se alejaban más y más.
— Ahora, Bell.
Bella se liberó. Dejó que todo su cuerpo se relajará, y permitió que el orgasmo la llenará por completo. Sus piernas comenzaron a temblar, su pecho subia y bajaba a gran velocidad.
Draco salió y entró en ella, repitiéndolo por cinco veces más, hasta que salió por completo y comenzó a frotar su pene con fuerza.
Bella lo vio hacerlo, y con vacilación; ella tomó el pene de Draco en sus manos, y comenzó a frotarlo. Draco echo la cabeza hacia atrás, y maldijo varias veces en voz baja.
Minutos después... Draco también llegó a su orgasmo. El semen de Draco estaba sobre las manos de Bella, y sobre su pecho.
Draco observó cada movimiento de su esposa, como; Bella pasó dos de sus dedos sobre el semen que había sobre su pecho, y se llevaba los dedos a la boca. Chupándolos hasta dejarlos limpios.
Draco esbozó una media sonrisa... y se repitió en su mente. «Ella será mi jodida perdición y mi maldito infierno.»
Se acercó a ella, colocando una mano en su nuca, tiró de ella y la besó en los labios.
— Quelle bonne fille.— dijo Draco, guiñándole un ojo.
— ¿Qué significa eso? — preguntó Bella.
— Qué buena niña.
— ¿Soy tu niña buena?— Bella agitó sus pestañas varias veces, viendo hacia Draco con una expresión inocente.
La sonrisa de Draco se ensanchó. Sin duda, ella sabía como volver loco al príncipe de Slytherin.— Joder, Bell... Eres mi niña buena y sucia... pero lamento informarte que te convertiré en una maldita puta.
— ¿A mi esposo le gustan las putas? — volvió a preguntar, fingiendo inocencia.
Draco acercó su rostro al de ella.— Sólo si esa puta eres tú.— Draco se acostó, y Bella hizo lo mismo.
— Debemos bajar.— dijo Bella poniéndose de pie, pero Draco tiro de su brazo.
— Dame un beso — pidió y Bella lo beso —, y otro beso más — Bella volvió a besarlo —, otro beso — Bella sonrió y le dio otro beso —, uno más...— Bella lo besó.
— Debemos bajar.— insistió Bella.
— ¿Y si vamos a desayunar, lejos de ellos?
— No seas un idiota. Debemos bajar.— Bella se puso de pie.
— ¿Y ahora qué hice?
— Nada — respondio Bell, buscando ropa limpia —, deberías bajar, ponte algo y baja. Yo bajaré en unos minutos.
•~•~•~•
D R A CO.
Draco se puso unos pantalones cortos y traía puesta su camisa, desabotonada. Tenía algunas marcas rojas sobre el cuello y las clavículas. Su cabello estaba en completo desorden, y andaba sin zapatos.
Antes de entrar a la sala, decidió ir por una manzana a la cocina.
— Buenos días, sr. Malfoy.
— Hola, Tuffy.— Draco saludo al elfo sin mucha atención. Tomó la manzana en su mano y salió de la cocina.
Se maldijo por lo bajo al tener una mansión tan grande.
Siguió y siguió caminando por el largo pasillo, dio una vuelta a la derecha, siguió caminando y dobló a la izquierda.
Abrió la gran puerta de la sala de estar, y la manzana se le cayó de las manos.
— ¿A-Astoria? — Astoria corrió hacia él. Sin pensarlo dos veces, puso sus manos alrededor de su cuello. Draco enrollo sus brazos alrededor de su cintura. Mientras le hacía caras a sus amigos, ambos levantaron los brazos, en señal de paz y se giraron.
— ¡Te eche de menos! — dijo Astoria, trato de besar los labios de Draco, pero él dio unos pasos hacia atrás
— No es tiempo para besos, Tori. No me he lavado los dientes.— mintio, mientras abotonaba con rapidez su camisa, y le levantaba el cuello para tapar las marcas rojas.
— Nos hemos besado antes así...
— Sí, claro... lo sé. Pero ayer estuve vomitando toda la noche.— mintio otra vez. Él nunca había vomitado...
— ¿Estás bien? — Astoria se le acercó —. ¿Por qué vomitaste? ¿Te has tomado algo? ¿Necesitas qué haga algo por ti?
Draco negó con la cabeza.— No en absoluto, Tori. Necesito que regreses a casa, ya pronto estaré en Londres, ¿si?
Astoria hizo un puchero.— Es que te extraño...
— Y yo a ti, pero no es muy conveniente estar aquí.
— ¿En serio? — arqueó una ceja —. He escuchado a Pansy, Blaise y Theo, toda la semana planear éste viaje — se acercó más a él y comenzó a susurrar —. No olvidemos la noche de tu despedida de soltero. — acaricio el pecho de Draco.
Draco asomó la cabeza para ver a sus dos amigos.— ¿Theo? ¿Theo, está aquí?
— Blaise, amigo mío, creo que esta platica no nos interesa en lo absoluto. ¿Nos vamos?
— Estoy de acuerdo, Pans.— dicho eso ambos chicos desaparecieron.
— ¿No te acuerdas lo qué me pediste, después de ser follada?
— Astoria, basta.
— Eran alrededor de las 3:00 a.m. entraste a mi habitación... me follaste, blah, blah blah. — rodeó los ojos —. «Estaré en Paris tal fecha, podrás venir y escaparnos juntos. Trataré tan mal a Isabella que no le importara»— Astoria miro su reloj —. Me he adelantado un día, ¿no importa, cierto?
— ¿Por qué no hablamos de esto fuera de aquí?
— ¿Ya te la follaste, Draco? — Astoria frunció el ceño —. No creí que lo harías, casi haces el Juramento Inquebrantable. Fui yo quien te lo impidió hacerlo.
— Tori, por fa-
La chica lo interrumpió.— ¿No quieres qué sé de cuenta? ¿No quieres qué escuche? — comenzó a alzar la voz —. ¡No, Astoria. No me follare a la maldita chica Rosier! ¡Me dan arcadas de sólo pensar en ella desnuda! — recitó.
— Astoria, por el amor de Dios... hablemos de esto en otro lugar. Muchas cosas cambiaron.
— No, Draco. Hablaremos de esto aquí, junto a Isabella. Le diremos todo nuestro plan, y ella no tendrá otra opción, más que aceptar nuestra decisión.
—¿Dónde está Theodore?
— ¿Ahora te preocupas por Theodore? — rió burlonamente —. No te preocupes, él estará aquí en algunas horas. Podrá calmar a Isabella.
Draco escucho pasos acercándose. Se acercó con rapidez a Astoria, la tomó del hombro y ambos giraron, hasta aparecerse en un restaurante.
•~•~•~•
I S A B E L L A.
Bella bajó por las escaleras, entró en la cocina y se encontró al chico moreno y la chica pelinegra.
— ¿Sigues hambrienta, Pansy? — le pregunto a su amiga.
— ¡Dios! La panza me ruge.— la chica se quejó.
Bella rió.— Tuffy — llamó al elfo, el cual apareció segundos después —, ¿podrías ser tan amable y preparar el desayuno para mis amigos?
El elfo hizo una leve revenrencia.— Tuffy con gusto le hará el desayuno.
Bella se sentó junto a su amiga.— ¿Cómo es que están aquí?
— Ya estábamos aburridos en Londres — dijo Blaise —. No nos quedaremos mucho, tal vez un día o dos.
— Cierto — Pansy le dio la razón a su amigo —, no queremos arruinar sus noches salvajes.
— Tampoco queremos oír sus gemidos.— añadió Blaise.
— O encontrarlos follando en la cocina.
— O en la sala.
— Tal vez en la terraza.— finalizó Pansy.
A Bella le encantaba la idea de estar con sus amigos en Paris, se divertirían mucho.— Pueden quedarse el tiempo qué quieran.— Bella les sonrío.
— Pero mirenla... Ya es toda una Malfoy, hablando con elegancia, siendo tan amable.
— No es cierto.
— Eras una malcriada cuando te conocí.
— No me caías bien.— Bella confesó, divertida.
— Ni tú a mi, querida, créeme.
— ¿Dónde está Draco? — preguntó Bella, al ver que su esposo no se encontraba por ningún lugar.
Pansy y Blaise se miraron fijamente. Pansy sabía que Blaise no delataría a su amigo, y Blaise sabía que Pansy lo haría. Entonces Blaise tomó una manzana y se la metió a la boca.— No sé, Draco siempre se desaparece así. Seguro volverá en un rato.
Bella asintió.— Sí, tienes razón... He perdido la cuenta de las veces que Draco desapareció.
—
Tengo dos capítulos más de este fic.
Quieren que los suba ya, o uno mañana y el otro pasado?
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