Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

023


DRACO


¿Qué rayos estás haciendo, Draco?
Ya están hace tiempo juntos, solos y apartados del mundo.
Se supone que ya deberías dar el maldito siguiente paso; sabes de lo qué hablo.

¡Inútil!

L.M

¿Algo importante? — le pregunto Bella.

— No — Draco negó —. Dicen que están bien.

— Me iré a acostar.— anuncio Bella

— Qué tengas linda noche.— le dijo Draco sin mirarla.

— Tú no — Bella sonrió —, espero que tengas la peor noche de tu vida.— finalizó y comenzó a caminar.

Draco tiro la carta a la chimenea; viendo como se quemaba por completo. Levantó su copa de vino, y le dio un trago hasta dejarla vacía.

Inhalo profundamente y trato calmarse; pero no podía. «¿Cómo es que se atrevían a mandarle una carta, pidiéndole tener sexo con Isabella?» Sin duda alguna, su padre estaba enfermo.

Furioso; tiro la copa de vino hacia la chimenea, ésta haciendo un ruido por toda la casa, al momento de hacerse añicos. El fuego de la chimenea se alteró por un momento y luego volvió a la normalidad.

«¡Malditos!» «¡Enfermos!» se repetía Draco, sin dejar de ver hacia el fuego.

Él no haría lo que su padre le pidió. Había hecho todo lo que le dijo; casarse con Isabella, dejar a Astoria, convertirse en Mortifago. Esta vez no lo haría...

Bella no se merecía entregar su virginidad a alguién como él. Debería ser especial para ella. No por obligación, no por embriaguez. Debería gustarle y disfrutarlo. Estar completamente segura que era lo que quería.

Descanso un momento sobre el asiento, y después se dispuso ir a la habitación.

Se levantó del asiento y comenzó a caminar con lentitud. Sus pasos resonaban en la casa, haciendo un pequeño eco.

Se quitó los zapatos a mitad de las escaleras. No quería despertar a Bella.

Siguió subiendo hasta que llegó al pasillo de las habitaciones. Era la habitación del final, la habitación principal. Dobló hacia la derecha, tocó la fría manija de la puerta, y con cuidado la giro; hasta que la puerta estuviera abierta.

Entro en la habitación; estaba completamente a oscuras. No obstante, la luz de la luna se filtraba por el ventanal; la persiana no estaba por completo cerrada.

Se acercó hacia una vela y con los cerillos que se encontraban en el bolsillo de su pantalon; la prendio. Después se acercó hacia la cortina y la cerró por completo. Ahora, la única luz proveniente; era de aquella pequeña vela, que él había prendido.

Suspiro nuevamente y volteó a ver a donde yacía Bella. Con pasos cautelosos se acercó hacia ella.

Bella estaba completamente dormida. Tenía los ojos cerrados, la expresión tranquila; los labios entreabiertos, y su respiración era profunda y suave.

Draco se agacho, hasta quedar mas o menos a su altura; con cuidado; llevo su dedo índice y dedo medio a la mejilla de Isabella, acariciandola con suavidad. Le aparto un mechón que tenía en la cara, y se permitió observarla por unos segundos.

No podía negar que Bella era preciosa. Sus pestañas eran largas y un poco rizadas. Su nariz era pequeña. Sus labios un poco carnosos y de un color ligeramente rosado. Unas pocas pecas adornaban la piel de su nariz y mejillas, esparciéndose por su espalda.

Era como una flor muy delicada; se tenía que cuidar y darle afecto. Y él no era el indicado para ella...

Bella se movió un poco, y Draco se apartó rápidamente. Sacudió la cabeza levemente, y se dijo a si mismo... «No puedes enamorarte de ella, pero tampoco puedes tratarla mal.»

Decidió darse una ducha caliente, así que agarró ropa de dormir y entró al baño.

•~•~•~•

— ¿Draco? ¿Draco, qué estás haciendo? — Bella aún seguía acostada, viendo como Draco se cernía sobre ella.

— Shh.— susurró Draco, llevando su dedo índice a los labios de Bella.

Bella asintió levemente. Sus ojos estaban viendo directamente a los ojos grises de Draco; viendo como su pupila se dilataba cada vez más con el pasar de los segundos.

Sintió los suaves labios de Draco sobre los suyos; no era un beso hambriento, tampoco agresivo... era un beso tierno y noble. Sus labios se movían en sincronía.

Ella disfrutó esa sensación; tener los labios de Draco, sobre los suyos. Sentir como la lengua de Draco se abría paso para entrar en su boca, jugando con su lengua; sintiendo el sabor a menta de Draco.

Sintiendo las manos de Draco sobre su cuerpo. Primeramente sobre sus muslos, luego sobre sus caderas, después sobre sus costillas, sujetándola con fuerza.

Sintió los labios de Draco sobre su cuello. Su respiración era tranquila; sus labios eran suaves.

Los labios de Draco succionaron la piel de Bella, para después dar un leve mordisco.

Bella gimió.

— ¿Te gusta esto? — preguntó Draco, aún besando su cuello.

— S...sí, Draco.— respondio Ella, con los ojos cerrados.

Su respiración se entrecortó, cuando sintió las manos de Draco; meterse debajo de su playera, llevándolos hacia sus pechos. Dando un pequeño apretón, haciendo que Bella gimiera otra vez.

Entonces... ella despertó.

— ¿Estás bien? — preguntó Draco riendo.

— ¿Y-yo? — Bella volteó a verlo.

Bella tenía la respiración agitada, al igual que su corazón.

Era un sueño, un maldito sueño. Ella había soñado con Draco Malfoy... teniendo relaciones.

— Ajá — respondio Draco juguetón. Tenía el mismo libro que estaba leyendo en la tarde, su espalda daba contra el respaldar de la cama. Tenía el torso desnudo y solamente vestía sus bóxer negros —. ¿Qué soñabas, Bell? — preguntó él, dejando el libro a un lado y acostándose; girando su cuerpo en dirección a Bella.

— Nada.— mintió ella.

— ¿Nada? — Draco sonrío —. Estabas haciendo unos pequeños sonidos.— admitió.

— ¿Ah, sí? — Bella se maldijo.

— Sí — respondio él, humedeciendo sus labios —, parecían gemidos y jadeos... — susurró—... Sonidos de placer. ¿Con quién soñabas?

— Y...yo... nada, no soñaba, ni soñaba con nadie.

— Estás mintiendo.— aseguró.

— ¿Por qué mentiría? — trató de defenderse —. No debo darte explicaciones de sobre que estaba soñando.

— ¿Entonces... si estabas soñando con algo?

— Sí — La respiración de Bella estaba tan agitada que se podía escuchar en toda la habitación—, estaba soñando con Theo... — mintió—, si en sueños me hace sentir tan bien, cómo me hará sentir cara a cara, cuerpo con cuerpo.— fingió dar un suspiro.

Draco levantó ambas cejas, y volvio a su postura anterior; su espalda sobre el respaldar y sentado, tomó su libro entre sus manos y lo abrió.— Cómo hará sentir a cualquiera que esté en su cama ahora.

— Jodete.— espetó.

— Lo mismo digo, Bella durmiente.

— Y mantén tu distancia.

— Ni que me quisiera acercar a ti.

— Y cuida tus palabras conmigo.

— ¿He tocado algún nervio? — Draco la miro de reojo.

— Ninguno. Nada de lo que dices, me afecta.

— Como digas, Bell. Dulces sueños.

•~•~•~•

—Que paz mental da ver los atardeceres, la luna, las estrellas, los amaneceres o nada más el cielo.— dice Bella, al sentir a Draco sentarse a su lado.

— ¿Te gusta? — le pregunta, prendiendo un cigarrillo.

— Se me quitan las ganas de matarte.

— Poético, Bell, poético...— Bromeó—. Últimas horas en Venecia, ¿algo qué quieras hacer?

Bella negó con la cabeza.— No, nada...

— Siguiente parada: Paris.

— Paris.— repitió.

— Paris, una de las mejores ciudades.

— Qué irónico — Bella suspiró—, vamos a la ciudad del amor, cuando prácticamente nos odiamos.

— No te odio.— dijo Draco, dejando salir el humo.

— Pero yo a ti, sí.

— Está bien — Draco levantó las manos —, lo lamento. Lamento existir, y destruirte la vida, Rosier. No es algo que yo siempre planeé, simplemente sucedió. Lo hicieron nuestros padres, lo eligieron ellos.

— Y tú... no haces nada,  para hacer que esto funcione. Siempre cuándo creo que podemos llegar a llevarnos bien, lo hechas a perder.— dijo Bella, sin quitarle la vista al cielo.

Draco suspiró.— Sé que soy un idiota, y lo lamento. Trató de cambiar, pero no es tan fácil, Isabella. Trato de mejorar, pero tampoco es fácil. Entiendo qué no quieras hablarme, tener algo conmigo, y lo acepto, esta bien. Me he comportado como un tremendo Idiolta, y no te culpo... Simplemente... soy así. Y sé que es una horrible excusa, pero es la verdad. Soy Draco Malfoy; el más odiado de Hogwarts, el maton, la segunda mano derecha de Voldemort por un tiempo; el que mataba y torturaba a personas, soy toda esa mierda. No sé qué más puedo decir, pero yo también estoy cansado de esta mierda. Nunca he sido el mejor — prosiguió hablando —, siempre he tratado mal a las niñas, les he roto el corazón, he jugado con ellas... Pero, joder... cuanto lo lamento, cuanto lamento haberme convertido en el tipo de persona que mi padre siempre quiso. Lamento no poder y no querer mostrar mis sentimientos. Lamento no poder quererte de la forma que mereces. Lamento haber arruinado tu vida. Lamento haber arruinado cualquier oportunidad que teníamos para poder llevarnos mejor, lamento toda esa mierda, Bell. Pero soy así, así me han criado, y hay cosas que nunca se podrán cambiar.

Bella escucho atentamente cada palabra saliente de la boca de Draco... no sabia qué decir o cómo reaccionar. Suspiró y decidió no responder.

— No me gusta sentir algo por personas. Ellas siempre terminan yéndose, no me gusta mostrarme débil ante otras personas, porque les doy la oportunidad de arruinar-

Bella lo interrumpió.— Has sentido algo por Astoria, le has demostrado tu lado más gentil y amoroso... — farfulló.

— No, joder — Draco frunció el ceño, tirando el cigarrillo —. Astoria no conoce ni la mitad de quién soy en realidad... Ella llegó en un momento de mi vida, en donde estaba devastado... Mi apellido estaba por los suelos, mi familia estaba derrotada... Nadie quería nada con nosotros, no nos miraban, no nos hablaban, absolutamente nada. Ella llegó, me habló y se quedó conmigo en mis peores momentos. ¿La amo? Joder, no, ni siquiera sé lo qué es amar a alguién de verdad. ¿La quiero? Sí, la quiero, y le agradezco todo lo que ha hecho por mi... Y necesito que entiendas, qué tal vez eso no pueda cambiarlo por ahora. Necesito que entiendas que por los momentos; mi corazón le pertenece, porque estoy jodidamente agradecido con ella...

— ¿Me detestas? — fue lo único que Bella pudo preguntar.

— No, no en absoluto. No te detesto.

— ¿Entonces?

— Se me hace difícil abrirme a personas nuevas, eso es todo.

— ¿Siempre será así? — volteó para verlo.

— Espero que no...

— No quiero que me ames, no quiero que me quieras... Simplemente.

— Simplemente llevarnos bien, lo sé. Yo también quiero eso.

Bella giró su cuerpo en dirección a Draco, con vacilación y miedo; enrollo sus brazos alrededor del cuerpo de Draco. Draco hizo lo mismo, abrazándola.— Perdón por hacerte hablar de eso.

— ¿De eso?

— Sobre tu vida pasada con Voldemort... no fue mi intención.

— Yo quise hablar sobre eso, Bell.

— Prometo no romper tu corazón... Ya sabes, los amigos también pueden romperte el corazón.

Una corta risa salió de los labios de Draco.— Prometo tratar de ya no ser un completo imbecil, Bell.

Ambos se separaron, viéndose con atención.— Tú ya tienes un apodo para mi, ¿cuál será el mío para ti?

Draco cerró los ojos, y se pasó la mano por la cara.— Que no sea hurón, por favor.— suplicó.

— Ese apodo es poco original — dijo ella con una pequeña sonrisa —. Te llamaré...

Las palabras de Bella fueron silenciadas por el avión recién llegando a la azotea de la casa de los Rosier.

Draco uso ambas manos para levantarse; caminando hacia la Aeromoza que recién había salido del Avión, para darles la bienvenida.

Tenía un vaso de Whisky de fuego en sus manos.

Draco sonrío; caminaba como si estuviese en una pasarela. Traía una simple franela blanca, acompañada de un saco gris y unos pantalones de mesclia.

Bella vio como le sonreía a la Srta, y ella le entregaba el vaso de Whisky. Draco le besó la mejilla y entró al avión.

Bella se puso de pie y lo siguió; la aeromoza la saludó y ella le devolvió el saludo, entrando en el avión.

Estaba a punto de sentarse, cuando Draco negó, y señaló un asiento junto a él.

Bella arqueó ambas cejas.— ¿Qué?

— Aquí — él sonrió inocentemente.

Bella suspiró y se dejó caer a su lado.

Draco saco su libro y lo abrió.— Debo terminarlo.

Bella achico los ojos.— ¿Y?

— Me ayudaras.— Draco finalizó. Y comenzó a leer el libro.

Cada sílaba que salia de su boca, sonaba perfecta; era un libro de romance, lo cual le pareció raro a Isabella. Pero aun así se dispuso a escucharlo.

Su cabeza quedó sobre el hombro de Draco, mientras escuchaba la melosa voz de Draco leer su libro.

Poco a poco los ojos de Isabella comenzaron a cerrarse; quedando inconscientemente en un sueño profundo.

Al pasar de los minutos Draco tambien dejó descansar su cabeza sobre la cabeza de Isabella; quedando dormido.

•~•~•~•

— ¡Anunciamos nuestra llegada a la ciudad de Paris! — una voz grave hizo que ambos chicos despertaran de su sueño.

— Bueno — Draco espero que Bella se apartara, para poder estirar los brazos —. ¡Aquí vamos Paris!

Ambos chicos bajaron del Avión; estaban en una de las casas de los Malfoy.

Esta mansión no era nada comparada a la que tenían en Londres... Era exageradamente grande, los adornos eran hermosos... no se podía explicar lo preciosa que era esa mansión.

El mármol era de color negro y blanco; como un piano. Tenía varias salas de estar, salones, vestíbulos, pasillos.

Al entrar en la mansión; lo primero que se admiraba era la enorme escalinata. Era grande y terminaba como una 'Y'. Estaba alfombrada, de una de las mejores alfombras en el mundo, sin duda.

No tenían cuadros de sus antepasados. No obstante; todos los cuadros eran de arte.

Un elfo apareció frente a ellos.—Srta y Sr Malfoy.— los saludo, haciendo una reverencia ante ellos.

El elfo era pequeño, nariz puntiaguda y ojos saltones de color verde claro. Se parecía a Dobby.

— Hola.— saludo Bella.

— Ya sabemos las reglas, Tuffy — dijo Draco —, sólo indícanos la habitación.

El elfo hizo otra reverencia.- C-con g-gusto — tartamudeó el Elfo —, Tuffy les enseñara la habitación.

El elfo comenzó a caminar, Draco y Bella siguiéndolo; por las escaleras, doblando a la derecha; siguiendo por un pasillo largo y doblando nuevamente a la derecha, hasta quedar frente a una puerta grande y alta de color blanco, las dos manijas que estaban sobre la puerta eran de un color de oro.

El elfo abrió la puerta y reveló aquella habitación.

Era más grande que todas aquellas habitaciones en donde Bella había estado.

Tenía colores neutros. Varios ventanales. La cama era king size, con una recamara preciosa; una mesa pequeña adornaba el medio de la habitación, con dos pequeñas sillas aterciopeladas de color negro. Sobre la mesa habían unos pequeños adornos.

— Esto... esto es hermoso.— soltó Bella.

— Lo sé — respondio Draco —. Paris comparado con Praga y Venecia, no es nada...

— No lo dudo.— murmuró Bella.

——————

:) espero y les guste.

Dejen sus pensamientos aquí >>>

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro