022
ISABELLA
— ¿Seguiremos así? — preguntó Draco, tirando su camisa a la cama.
— ¿Cómo? — Bella se volteó a verlo.
— Sin hablarnos.— se rascó la nuca.
— Bueno... ¿así estamos mejor, no?
— ¿Mejor? — frunció el ceño —. Vivimos juntos, dormimos juntos, pero no nos hablamos.
— Por lo menos no nos peleamos todo el tiempo, creo que así está mejor.
— No lo está, Bell... esto apesta.
— No me interesa lo qué tengas que decir, Draco. Esto no cambiará. No puedes humillarme y después pedir perdón... No siempre te perdonaré — Bella se acercó más a Draco —, tal vez Astoria lo hacía, pero yo no soy Astoria. No dejaré que me trates como se te de la gana y después dejarlo pasar.
— No metas a Astoria en esto.
— ¿Ella lo hacía Draco? — ladeó la cabeza un poco —. ¿La tratabas mal y luego te perdonaba? ¿Tan poco amor propio tiene?
— ¿A qué estás jugando? — Draco dio unos pasos hacia adelante, haciendo que Isabella retrocediera, hasta quedar sobre la pared.
— No estoy jugando a nada — Bella tenía el corazón tan acelerado, que temía que draco pudiera escucharlo —, sólo estoy diciendo lo que pienso, tómalo más como una pregunta. ¿Tratabas mal a Astoria, después pedías perdón y ella te perdonaba?
— ¿Crees qué con meter a Astoria en esto... — Draco frunció el ceño y sonrió —... me harás sentir mal? ¿En serio crees eso?
— Bueno, dije que solamente estaba preguntando, ¿te molesta eso? — Bella arqueó las cejas.
— No — curvó sus labios hacia abajo —, no me molesta en obsoluto, tú preguntas, yo contesto — se encogió de hombros —. Nunca trate a Astoria mal, si, teniamos nuestras discusiones... como cualquier pareja.
— ¿Tú sin tratar mal a alguién? No lo creo...
— Yo tampoco, pero qué puedo decirte... Astoria tiene algo.— se dio la vuelta y retrocedió.
—No sé por qué tienes ese tonito...
— ¿Tonito? ¿Qué tipo de tono?
— Ese... Estás hablando como si me importara, tienes ese tono de voz.
— ¿Y te importa? — Draco volteó a verla.
— No en absoluto. ¿Quieres qué me importe?
— No, Isabella... no me impo-
Isabella hizo un mohín, interrumpiendo a Draco.— Mira, ya hemos hablado mucho por hoy, creo que eso fue suficiente.
— ¿Te harás la difícil?
— No me estoy haciendo la difícil, Malfoy. He tomado mi decisión, no quiero hablar contigo y no lo haré.
— Vivimos en una casa juntos... nos queda mitad de Europa por recorrer, ¿y crees que no volverás a hablarme?
— Bueno, obvio te hablaré, pero solamente lo necesario... Ya sabes, eres una mierda, un idiota, vete al infierno... cosas como esas.
— Muy graciosa.
— ¿Qué pasó con tu sentido del humor? ¿Lo perdiste? — bromeó.
— No — Draco curvó los labios hacia abajo —, simplemente, no tengo sentido del 'humor de Bell.'
Bella levantó ambas cejas y curvó sus labios hacia abajo, dándole la espalda a Draco, e ignorándolo.
•~•~•~•
Al día siguiente Bella se despertó, el sol se filtraba por la habitación, acariciando suavemente la piel de Isabella; ella se dio la vuelta y comprobó que Draco no se encontraba a su lado.
Se levantó de la cama, y a unos pocos metros visualizó un pequeño ramo de rosas blancas, sobre la mesita; ella se acercó hacia aquel ramo y lo observó.
Tenía una pequeña nota, así que tomó la nota en sus manos y leyó:
Nos divertiremos en Londres. ;)
Bella frunció el ceño, pensando lo estúpido que podía llegar a ser su esposo.
Al refrescarse bajo las escaleras, entró en la cocina y se preparó un poco de té.
Draco estaba de nuevo en el jardín, jugando Quidditch solo.
Ella volteó los ojos y trató de ignorarlo. Subió nuevamente a su habitación y se quedó mirando el ramo de flores.
Eran lindas... Tan blancas como la nieve, tan pequeñas y delicadas; el olor filtrándose por sus fosas nasales, llenando sus pulmones.
Era un lindo detalle, pero ella no lo iba a perdonar por unas simples rosas. Su perdón valía más...
Después de unos largos minutos, Draco entro en la habitación; tenía su playera en sus manos, su torso estaba completamente desnudo.
Isabella se le quedó mirando fijamente, sin darse cuenta.
Draco arqueó una ceja.— ¿Qué? — preguntó divertido.
Bella sacudió la cabeza levemente.— Te puedes resfriar.
— ¿Ah, sí?
Bella asintió con la cabeza.— Sí...
— Bueno — dejó su playera a un lado, y se sentó cerca de Bella —, no me importa resfriarme, si sigues mirándome de esa manera.
Ella le arrojó una almohada, la cual Draco la esquivó con agilidad.— No te estaba mirando.
— ¿Por qué lo niegas? — Draco se acercó más a Bella, tanto que ella quedó acostada sobre su almohada, y Draco estaba casi... casi encima de ella —. Puedo jurar que vi un poco de baba sobre tu barbilla.— dijo y acercó su dedo hacia su barbilla.
Bella con rapidez golpeó la mano de Draco, levantándose y alejándose de él.— No es cierto.— ella negó.
Draco sonrío y arqueó una ceja.— Como digas. Me iré a bañar.
Bella asintió. Observó como Draco se ponía de pie, buscaba ropa limpia y caminaba hacia el baño.
Sus músculos se contraían con cada pequeño movimiento, como; agacharse, buscar entre sus cajones, estirarse.
Su piel era extremadamente pálida... su cabello estaba mojado a causa del sudor, cayéndole en diferentes direcciones.
Bella se humedeció los labios y sacudió nuevamente la cabeza, tratando de dejar de mirarlo. Suspiró y bajo las escaleras.
— Srta. Malfoy.— la saludó Sophie.
— Hola, Sophie — Bella le sonrió —. Llámame Isabella o Bella, por favor.
— Claro — la chica le devolvió la sonrisa —. En unos minutos serviremos la comida.
Bella asintió.— Gracias, Sophie.
Se sirvió una copa de vino, y escuchó algunos pasos. Así que camino hacia donde provenían aquellos pasos.
Vio a Draco sentarse en la sala, con un libro y una copa de vino.
Ella se dejó caer a su lado.— Cuentame sobre ti.— le pidió.
Draco dejó el libro a un lado y volteó a verla.— ¿Qué quieres saber?
Bella sabía lo qué quería preguntarle, pero no estaba segura. Entre abrió sus labios y luego los cerró nuevamente. Inhalo e exhalo profundamente, y achicó los ojos. Draco arqueó una ceja; entonces ella se armó de valor y preguntó:— ¿Primera vez? — preguntó con rapidez.
Draco achico los ojos un poco.— Cuarto grado.
— ¿Y? — Bella volteó a verlo.
— ¿Quieres detalles? — él rió, y ella asintió —. Bien — dejó salir un suspiró —. Cuarto grado... Beauxbatons y Durmstrang se alojaban en el castillo de Hogwarts; conoci a una niña, era semi-Veela, fui con ella al baile; pasamos varios días juntos, ella me gustaba — se pasó un dedo sobre el labio inferior, viendo a la nada —. Era mayor que yo, y entonces pasó... Ella ya no era virgen, yo sí. Entonces... imagínate, una persona como yo, con catorce años, perdiendo su virginidad con una chica semi-Veela.
— ¿Te enamoraste?
— Uhm... No, pero sí.— respondio.
— ¿No pero sí? — Bella rió.
— Estaba obsesionado más que enamorado.
— ¿Y desde ahí comenzó tu vida sexual?
— ¿Puedes ser más específica? Digo, si quieres que te cuente, es mejor que preguntes bien.
— Bien — ella suspiró —, quiero qué me cuentes cómo empezaste a ser ese Draco Malfoy, por el cual todas las niñas babeaban y lloraban, porque les rompías el corazón.
— Oh, ya. Bueno, sí... después de tener relaciones con esa chica Veela, ella se fue, y yo estaba de dramático, entonces, mi gran amigo Blaise me aconsejó follarme a todas las niñas de Hogwarts — rió—. Entonces, empecé a salir con Pansy Parkinson, me acostaba con otras saliendo con ella, pero como su madre la hacía creer que yo y ella nos casaríamos, ella me perdonaba todo... En sexto año rompimos, y yo comencé a acostarme con más personas, a finales del año dejé de hacer eso...
— Pobre Pansy.— dijo Bella.
— Una vez traté de acostarme contigo — confesó —, era para molestar a Theo.
Bella abrió la boca sorprendida.— ¿Disculpa? No me acuerdo...
— Déjame contarte.— Bella asintió —. Bueno, estábamos en quinto año, tú estabas en tercero... Theo no paraba de hablar de ti, joder... todo el día estaba hablando de ti... Entonces comencé a mandarte cartas anónimas por días.
— ¿Eras tú? — preguntó Bella sorprendida.
Draco dejó salir una pequeña risa.— Era yo. El día que quedamos en vernos, creo que Theo te lo impidió, ¿cierto?
— Sí, así es — bebió un trago de su copa —, era fin de semana, quedamos en vernos en la torre de astronomía... pero Theo fingió estar enfermo, y me quede con él, después no me mandaste más cartas.
— No podía ser tan egoista con uno de mis mejores amigos, Bell...
Bella recordaba aquellos días en Hogwarts; una semana entera le llegaron cartas anónimas, ella quería saber quién era, pero nunca supo, hasta este día...
— ¿Querias acostarte conmigo? — frunció el ceño.
— Queria molestar a Theo. Bell... yo era muy inmaduro, hacía las cosas sin pensar, sólo por diversión. Me creía Merlin.
— Todavía tienes ese problema.
— Claro que no.— Draco negó.
— Oh, claro que sí.
— Sobre el ramo de rosas — Bella vaciló por un momento —, son lindas, gracias. Pero no entiendo el mensaje escrito en la carta...
— ¿Ramo de rosas? — Draco frunció el ceño.
— El ramo de rosas que dejaste hoy, sobre la mesita, en nuestra habitación.— insistió Bella.
— No he dejado ningún ramo de rosas... — Draco ladeo la cabeza un poco.
Bella arqueó la ceja y tomó su varita entre su mano.— ¡Accio ramo de rosas! — pronunció con claridad.
En pocos minutos un ramo de rosas llegó hasta Isabella, elevándose por los aires, hasta quedar sobre la palma de sus manos.
— Yo... yo, no fui.— admitió Draco.
— ¿Cómo qué no? — Isabella se sentía confundida. Si no fue Draco, entonces ¿quién?
— Déjame ver la nota — le arrebató el ramo de rosas, leyendo la pequeña nota —. Es la maldita letra de Nott.— dijo con molestia.
— ¿Nott? ¿Theo? — preguntó Bella, arrebatándole la nota.
— Ajá — Draco asintió, bebiendo de su copa —. ¿Por qué te manda rosas? ¿Acaso no entiende que ya estás casada? — resopló.
— Bueno, son unas lindas rosas.— Bella sonrió, viendo el ramo... Si antes le parecieron lindas, ahora mucho más.
— ¿Lindas? Dios... no tiene creatividad, son simples, sencillas y aburridas.
— Me gusta lo simple y sencillo.— admitió Bella, en un murmuró.
— Iré a comer.— Draco se levantó.
Bella se quedó admirando por un tiempo las rosas. Acercó la pequeña carta hacia su nariz y olió... Tenia un leve olor a jabón y perfume... Sin duda eran de Theodore. Sonrió sin darse cuenta, dejo las flores a un lado y comenzó a caminar hacia el comedor.
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