Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

017

ISABELLA


Draco y Bella estaban caminando bajo el atardecer, se estaban dirigiendo al restaurante.

Ambos estaban vestidos para la ocasión; Bella vestía un vestido negro de terciopelo que le llegaba por la rodilla y era de manga larga. Y Draco llevaba una camisa blanca y traje negro.

— No sabía que fumabas tanto.— Dijo Bella, viendo a Draco que estaba prendiendo otro cigarrillo.

Él se encogió de hombros.— No sabía que me observabas tanto, Bell.

— No te observó — Bella se negó —, vivimos juntos, ¿qué quieres que haga?

— ¿Y siempre observas a tus huéspedes?

Bella sonrió.— Tal vez.

Llegaron al restaurante y entraron juntos.— Draco Malfoy.— le dijo Draco al señor de la recepción.

— Por aquí, por favor.— el hombre los guió dentro del restaurante, indicándoles una mesa.

Ambos se sentaron, estaban frente a frente.

— ¿Qué te parece? — preguntó Draco.

— Nada del otro mundo.— Bella se encogió de hombros.

— ¡Dios! Es tan dificil lidiar contigo.— bromeó.

— Un poco.

Un mesero llegó hacia ellos, permitiéndoles ver la carta.

— Por el momento pediré una botella de vino y dos copas, gracias.— Draco le entregó la carta al mesero.

— Con eso estamos bien.— Bella le sonrió al mesero.

— Entonces... — Draco colocó su mano en su barbilla, mientras su brazo descansaba en la mesa —. ¿Por qué nunca te había visto en Hogwarts?

— No lo sé — respondio Bella —, siempre me colaba en sus fiestas.

— ¿Ah, si? — Draco enarco una ceja.

— Sí. Theo me decia la hora y el dia, y yo me colaba.

— ¿Hace cuanto conoces a Theo?

El mesero ya había llegado con el vino y las dos copas; las colocó sobre la mesa y abrió el vino, sirviéndoles a ambos.

— Hace años...— respondió Bella.

— Bueno — Draco tomó su copa de vino y la levantó —, brindó por nuestra amistad.— sonrió y tomó un sorbo. Bella lo imitó.

— ¿No dijiste qué no tenías amigas niñas?

— Estoy haciendo una excepción, Rosier — Draco hizo una pausa para beber otro trago y añadió:— ¿O debería cambiar el Rosier por Malfoy?

— No — Bella negó con la cabeza —, estoy bien con mi apellido real.

Malfoy también es tu apellido, real.— enfatizó 'real'.

— No soy tu mujer, Draco.

— ¡Jah! Me llamaste por mi nombre.

— Fue una excepción.— Bella le dedicó una sonrisa de boca cerrada.

Draco negó con la cabeza varías veces, el mesero se acercó y Draco comenzó a ordenar.

Conforme pasaban los minutos; el mesero les traía la comida típica de Praga.

— ¿Después de Praga adónde iremos? — inquirió Bella mientras probaba un bocadillo.

— Venecia.— soltó Draco como si nada.

— ¿Ven— se atragantó —, ¿Venecia? — Bella colocó su mano sobre su pecho, llevándose la copa de vino a los labios.

— ¿Qué pasa?

— Siempre he querido ir a Venecia...

— Bueno, en unos días estarás en Venecia.

— ¿También tienen una mansión en Venecia? — pregunto Bella casi sorprendida.

— Es nueva... nosotros seremos los primeros en vivir algunos días en ella. No es tanto una mansión pero es una casa bastante grande.

— ¿En dónde más tienen mansiones o casas?

— Casí en toda Europa.

— ¿Y lo dices cómo si nada?

— No es gran cosa, Bell. Son cosas simples, materiales.

Bella abrió los ojos más.— ¿Qué? ¿Desde cuándo hablas cómo un filósofo?

Draco puso los ojos en blanco.— ¡Olvídalo!

Bella se mordió el labio inferior.— ¿A los cuántos años te convertiste en un mortifago? — farfulló.

Al parecer a Draco le había tomado por sorpresa aquella pregunta. No tenía planeado contarle a nadie su vida siendo un mortifago y todo lo qué él había pasado en ese tiempo. Era un tiempo pasado y él no quería recordarlo pero aún así... tomó un sorbo de vino, se pasó el dedo índice por debajo de su labio inferior y comenzó a hablar:— Tenía diecisiete.

— Joven...

— Algo... si.— vaciló por un momento.

— ¿Cómo te sentías respecto a eso?

Draco se encogió de hombros.— Al principio me sentía orgulloso, no lo puedo negar... pero, luego la realidad me golpeó. Diecisiete años, con una marca oscura en el antebrazo izquierdo, que ardía cada vez que Voldemort estaba enfadado, furioso, enojado... feliz. O ardía cuándo él me llamaba — suspiró —. Tenia una "tipo" — hizo comillas con los dedos —, misión, matar al director Dumbledore, no lo hice, no me atreví... pero tal vez lo hubiera hecho. Me tenía amenazado.

Era la primera vez qué Bella sentía pena por Draco.— Lo siento, no debí hablar de ese tema.

— Me da igual. Ya pasó, ¿no?

Bella asintió y se llevó la copa a los labios.

Después de cenar y platicar un rato, ambos chicos salieron del restaurante. Draco quería ir a una discoteca y Bella quería caminar por Praga.

— ¿En serio caminaremos por Praga?

— Todavía es muy temprano para ir a una discoteca, Draco.— Bella miró el reloj que adornaba su muñeca.

— Es una hora considerable.— replicó Draco.

— Las discotecas son muy aburridas a estas horas.

— Caminar es muy aburrido a la hora qué sea.

— Eres un flojo, eso es todo.— Bella bromeó.

— Me cansó rápido.— Draco se quejó.

— Porque fumas excesivamente.

— Bueno... es una manera de escapar de la realidad.

— ¿Tan mala es tu realidad?

— Un poco, sí.

— Bien, prende un cigarrillo.— Bella vio una silla de madera y se sentó, indicándole a Draco que se sentara junto a ella; él obedeció y se sentó junto a ella.

Buscó en sus pantalones y sacó un cigarrillo de hierba Muggle, lo prendió con un cerillo y le dio una calada, para después pasárselo a Bella. Ella lo tomó y lo colocó entre sus labios, dándole una pequeña calada.

— ¿Tus anillos tienen algún significado? — preguntó Bella mientras miraba los anillos que adornaban los dedos de Draco.

Él alzó la mano y ladeó un poco la cabeza.— Éste — señaló un anillo redondo que contenía una serpiente —, lo tenía yo y mi grupo en Hogwarts, es de Slytherin. Éste — señaló un anillo negro sencillo —, estaba aburrido y caminaba por Hogsmeade, lo vi y lo compré — Bella rió —. Éste — señaló el anillo de compromiso que ambos tenían, el suyo no era tan llamativo como el de Bella —, es de compromiso. Estoy comprometido, ¿lo sabes?

— ¡Qué casualidad! — bromeó Bella, alzando su mano izquierda y mostrándole el anillo que adornaba su dedo anular —. Yo también estoy comprometida, bueno, casada ya.

— ¡Ah, mira! Yo también.— afirmó Draco.

— ¿Qué casualidad, no?

— Parece que tenemos mucho en común.

— No lo creo.— Bella le dio otra calada al cigarrillo y se lo paso a Draco, él imitó las acciones de Bella, dándole una calada al cigarrillo.

Al poco rato ambos estaban lo suficientemente drogados para tener una conversación normal. Ambos reían sin razón alguna, se burlaban de las personas que pasaban por ahí y los criticaban sin razón.

— ¡Mira! — señaló Bella a una pareja que al parecer estaban peleando —. Ella le está reclamando que no es tan bueno en la cama cómo él decía.

— Y él lo está negando, diciendo que ella se corria lo demasiado rápido para él.— ambos rieron.

— Ahora él le miente qué le fue infiel y que la otra lo disfrutó más qué ella.

Draco bajó la mirada por un momento.— ¿Qué pasa? — le preguntó Bella al verlo.

— Nada. ¿Ya podemos ir a la discoteca? — preguntó Draco desviando el tema.

Bella vio el reloj que adornaba su muñeca.— Sí, podemos ir.— dijo mientras tiraba el cigarrillo a un lado y lo aplastaba con su zapato, para después agarrarlo y tirarlo a la basura.

Los dos se levantaron y comenzaron a caminar; Draco decía que ayer encontró una discoteca excelente y que la llevaría allí. Bella asentía y seguía a Draco.

Y por un momento a Bella se le olvidó qué fue casada a la fuerza, se le olvidó el odio y el desprecio que sentía hacia Draco. Ella se sentía bien, estaba tranquila y posiblemente feliz.

Una larga fila los sorprendió al llegar a la discoteca, Draco buscó nuevamente en sus pantalones y sacó un billete Muggle.— Ven.— dijo tomándole la muñeca a Bella y guiándola hacia delante. Se acercó al guardia y le habló al oído, para después ofrecerle el billete Muggle; el guardia aceptó y los dejó pasar sin hacer fila.

Era cierto, la discoteca era una maravilla. Tenía dos pisos y tres barras, una al fondo de lado izquierdo, la otra al fondo del lado derecho y la otra estaba en medio de la discoteca. Las luces parpadeaban varios colores y algunas eran simplemente luces blancas. La música era buena.

— ¡Tenias razón! — gritó Bella a causa de la música.

— ¡Yo siempre tengo la razón! — respondio Draco. Tomó a Bella por la muñeca nuevamente y se dirigió al bar. Pidió algunos tragos para ella y para él, y al mismo tiempo bebieron.

El alcohol corría por sus venas, al igual que la hierba Muggle de hace rato. Bella jalo a Draco por el brazo y lo guió hacia la pista de baile.

Ella se dejó llevar por la música, moviendo las caderas al compás de la música, sus manos viajaban por sus caderas y cintura, hasta llegar a sus pechos y después a su cabello, el cual lo tomó entre sus manos y lo hizo a un lado.

Draco miraba a Bella bailar, mientras él trataba de seguirle el ritmo. Sin darse cuenta ahora sus manos estaban sobre la cadera de Bella acercándola más a él. Bella colocó sus manos sobre los hombros de Draco y abrió los ojos para encontrarse con los ojos de Draco...

Sus ojos eran más lindos de cerca. Tan grises, fríos y calculadores, con un brillo de maldad en ellos y un poco de azul en el centro... Podían dejar a alguién petrificado fácilmente.

Draco paso sus manos por la espalda baja de Bella, haciendo algunos círculos con sus dedos índices. A Bella se le puso la piel chinita ante el tacto de Draco. Y, sin darse cuenta... Draco pegó sus labios a los de ella... Era un beso profundo y agresivo, sintió la mano de Draco sobre su nuca acercándola más a él y sintió como Draco enterraba sus dientes en su labio inferior, tirando de el. Dándole la oportunidad a su lengua de entrar en su boca. La lengua de Draco tenía un leve sabor a cigarrillo y alcohol.

Ellos siguieron besándose y el mundo de Bella se paró por unos minutos, hasta que Draco decidió romper el contacto y separarse de ella.

— L-lo siento — dijo él —, creo que estoy muy drogado.

— Sí... eso debe ser.

— ¿Otro trago?

Bella asintió y Draco se dirigio hacia la barra; él pidió otras bebidas para ellos y sintió como le tocaban el hombro. Creyó que era Bella y se volteó al instante, encontrándose con la chica morena de la noche pasada.

— ¡Pensé qué no volvería a verte! — gritó la chica.

— ¿Por qué querrías volver a verme?

— Bueno... ayer la pase muy bien.

— Yo también — dijo Draco —, deberíamos repetir.— curvó su labio hacia arriba.

— ¿Qué tal esta noche? — sugirió la chica.

— ¡Oh! ¿Está noche? No creo poder.— y se volteó. Bella estaba parada detrás suyo, viendo aquella escena muy sorprendida.

— Claro qué puedes, ve y follatela, Malfoy.— dijo Bella emprendiendo sus pasos, pero Draco fue más rápido y la agarró del brazo.

— Bell, no es lo qué piensas.— dijo él.

— ¿Entonces qué es exactamente? — pregunto ella volteándose, entonces añadió:—Porque no creo estar lo suficientemente drogada para imaginar cosas. He escuchado muy bien lo que ambos dijeron, Malfoy.

— Solamente fue una noche.

— ¡Tenemos solamente un día de casados! — exclamó Bella en un hilo de voz —. ¿Y ya me haz sido infiel? ¿Soy tan desagradable para tí?

Draco abrió la boca y volvió a cerrarla, Bella asintió varias veces con la cabeza.— No tienes que darme explicaciones, haz dejado en claro todo desde un principio.— ella volvió a voltearse y comenzó a caminar

— Bell, por favor.— escuchó a Draco gritarle.

Pero ella hizo caso omiso y salió de aquella discoteca, comenzando a caminar lo suficientemente lejos para aparecerse en la mansión.

— ¿Qué hace una mujer tan linda cómo tú, caminando tan tarde por estas calles? — un hombre alto con muchos tatuajes se le acercó.

— Disculpa, debo irme.

— ¡Pero si la noche recién comienza!

— Tengo cosas qué hacer.

— Uhmm, creo que no.— el hombre impidió a Bella caminar, colocó sus manos sobre su cadera y jalo de ella.

— ¡Por favor, déjeme! — Bella le puso las manos sobre el pecho empujándolo.

— ¿Dejarte ir? Primero te haré saber lo qué es un hombre... y después puedes irte.— comenzó a besarle la mejilla bajando hacia sus labios.

Bella quedo inmovilizada, quería agarrar su varita y echarle una maldición, pero no podía moverse.

— ¡Por favor, basta! — gritó Bella—. ¡Déjeme ir! — las manos del hombre viajaban por todo su cuerpo, y Bella no pudo evitar romper en llanto —. ¡Ayu-

Aquel hombre colocó una mano sobre los labios de Bella, impidiéndole hablar. Bella le pisó el pie y el hombre dejó salir un quejido, liberándola. Isabella no perdió el tiempo, buscó con desespero su varita y la sacó. Murmuró, "Petrificus totalum", y el hombre quedó paralizado. Ella echó a correr hasta llegar a un callejón. Tenía la respiración sumamente agitada y el corazón martillaba con fuerza dentro de la caja torácica, las lágrimas salían con agresividad de sus ojos y caían sobre sus mejillas. Cerró los ojos y apareció en la mansión. Ella se adentró en ella y subió hacia la habitación; entrando en el baño y tomando una ducha.

Se sentía tan mal... Pasaba el jabón por su cuerpo mientras sus pensamientos viajaban a todo lo sucedido esa noche. No podía creer lo ingenua qué se había vuelto al lado de Draco... Queria alejarse, odiarlo y despreciarlo, pero él siempre encontraba una forma para que ella volviera a él. Siempre encontraba la manera de hacerle saber a Bella lo mucho que él la "odiaba".

Se odiaba a sí misma por salir con Draco esta noche, no solamente descubrió que su esposo le había sido infiel en el primer día de casados, aunque no esperaba mucho de él... le dolió. Se odiaba por casi ser violada.

Sintió nuevamente las manos de aquel hombre sobre su cuerpo y las lágrimas brotaron sobre sus mejillas nuevamente. Ella después de unos minutos cerró el grifo y salió envuelta en una toalla.

Draco estaba sentado sobre la cama,  con la cabeza gacha y la camisa desabotonada. Al escucharla entrar a la habitación él alzó la mirada, viéndola.

Perdón...— pronunció. Sus ojos estaban rojos.

Bella se sentó sobre la cama, sin mirar ni hablar con Draco. No quería tenerlo cerca, no quería hablar con él, no quería nada.

Con un simple hechizo; Bella estaba completamente vestida con su pijama, no era su hechizo favorito pero en circunstancias cómo estás estaba obligada a usarlo.

— ¿No me hablaras? — le pregunto Draco, sin moverse de su lugar.

— ¡He dicho perdón, joder! — exclamó Draco, levantándose de la cama y viendo hacia Bella.

— Fue un completo error creer qué podíamos llegar a tener algún tipo de amistad.— murmuró Bella lo demasiado alto para que Draco la escuchara

— ¿Cómo quieres llegar a tener algún tipo de amistad conmigo, si estamos casados? Joder, eso no tiene sentido, Rosier.

— Entonces, no me interesa seguir hablando contigo.

— No puedes ignorarme todos los días.

— Oh, créeme, si puedo.

— Vamos, Bell. Ambos sabemos que no tenemos sentimientos el uno por el otro — admitió Draco -. No sé por qué te molestas.

— Creí en ti — susurró Bella—. Solamente quería llevarme bien contigo.

— Podemos llevarnos bien, Isabella.

— No lo creo, Draco. Ésta noche fui humillada y casi violada.

— ¿V-violada? — Draco se volteó a ver a Bella, la cual estaba sentada sobre la cama; su espalda daba con el respaldar de la recamara y tenía las piernas abrazadas a su cuerpo.

— Al salir de la discoteca... — la voz de Bella se cortó al recordar las manos del hombre por todo su cuerpo, sus labios recorriendo su mejilla hasta llegar a sus labios. Sacudió la cabeza y siguió hablando—, al salir de la discoteca un hombre se acercó a mi, y-y él... él comenzó a tocarme.

Draco se quedó perplejo, no sabía qué decirle a Bella en estos momentos.— Lo siento...— fue lo único que pudo decir.

— Da igual.— dijo Bella y se dio la vuelta, se cubrió con las sábanas y cerró los ojos, tratando de darse consuelo a si misma.

Draco caminó hacia el closet y buscó una pijama; se vistió y se acostó. Estaba lejos de Bella, pero él aun así podía sentir los temblores que traspasaban el cuerpo de Isabella, y podía escuchar los pequeños sollozos de ella.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro