007
ISABELLA
Draco y Bella al llegar a la Mansion Rosier estaba completamente vacía. Una pequeña nota sobre el comedor en donde sus padres informaban que salieron y volverían más tarde: La chica refunfuñó y tiró la nota a la basura, pensando en la gran molestia de tener que pasar más tiempo con su prometido a solas.
— Ellos salieron — informó Bella, mientras se servía un vaso de agua —. No tengo idea adónde fueron, y para cuando regresen. Solamente dicen que volverán más tarde... Tal vez... tal vez, tú puedas volver a tu mansión, no le veo ningún problema a eso.— finalizó Bella, llevándose el vaso de agua a los labios, tomando un pequeño sorbo y dejándolo en el lavaplatos.
— ¿Ellos se fueron? — preguntó Draco. No quería irse a casa, él quería quedarse allí, y molestar a su prometida.
— Si. Eso es lo que dice la nota.— Bella rodeó los ojos con fastidio.
— ¿Eres rápida para enojarte, eh? — Draco se burlo.
— Solamente si estás tú cerca mío.— Bella achico los ojos en dirección a Draco y sonrió sarcásticamente.
— Oh. ¿Entonces te molesto?
— ¡Pues si, eso te estoy diciendo!
— Pero, ¿por qué? Si soy una gran persona. Mi humor es el mejor. Mis chistes son buenísimos. ¿En qué te molesto?
— En existir. Me molesta tu existencia.
— Hechízame.— Draco sonrío con maldad, viéndola fijamente.
— Me encantaría hacerlo.
— Hazlo.
— No. No lo haré, me iré a mi habitación.
— ¿Puedo acompañarte?
— Ni pensarlo.
— Entonces... ¿simplemente te irás a tu habitación y me dejarás aquí, solo?
— Si, eso haré.
— Entonces... ¿no me quieres en tu habitación? — Draco seguia haciendo preguntas juguetonas, solamente para molestar a Bella.
— No te quiero en mi habitación, tampoco en mi casa, y mucho menos en mi vida.
Draco sonrío nuevamente con maldad. Escuchando como su prometida decía y juraba que no quería tenerlo cerca, pero no hacía absolutamente nada para alejarse de él. Cualquier otra persona ya se había marchado, y ni siquiera le hubiese avisado. Pero ella estaba parada frente a él, mirándolo fijamente y respondiendo todas las preguntas estúpidas.— ¿Estás segura de eso?
— Muy segura...— Aseguró Bella.
— ¿Entonces por qué todavía no te has marchado? — Draco se acercó más a ella, tomó un mechón de su cabello, lo envolvió con su dedo y luego lo dejó caer nuevamente sobre el costado de la cara de Bella —. Si hubieses querido... ya no estarías aquí, perdiendo el tiempo conmigo.
— Eres un odioso.— Bella lo empujo y emprendió sus pasos fuera del vestíbulo.
Draco se quedo viendo la espalda de Bella, examinando su cuerpo hasta que desapareció de su vista.
Después de unos minutos salió también y se dejó caer sobre el sofá blanco de los Rosier, jugando con sus anillos. Draco se sentía demasiado aburrido, y no entendía por qué no regresaba a su mansión, o buscaba a sus amigos... Él decidió quedarse en la casa de su prometida, en uno de sus asientos. Viendo a la nada, y pensando en todo.
La boda se acercaba, la luna de miel igual. Después regresar a Londres, tener que hacer miles de fiestas, asistir a miles de fiestas. Fingir un matrimonio perfecto, mientras su corazón latía por Astoria, o eso es lo qué él creía... Tal vez ya no... Tal vez solamente ya era un capricho, porque para ser sinceros, Astoria comenzaba a molestar a Draco, estar cerca de ella ya era aburrido. Pero, ¿no era ella el amor para su vida? ¿No era ella la única persona que lo aceptó con todo su pasado, y nunca lo juzgó? Si... ella era esa persona.
Sin darse cuenta los ojos de Draco comenzaron a pesarle, y se cerraron automáticamente. Sin previo aviso quedó profundamente dormido.
•~•~•~•
Ivy entro temprano en el cuarto de Bella despertándola.
— ¿Dejaste a Draco solo anoche? — espetó su madre.
— Lo he hecho.— murmuró Bella.
— ¿A qué estás jugando exactamente, Isabella?
Bella se incorporó en su cama, volteando a ver a su madre.— ¿Yo? ¿A qué están jugando tú y mi padre? ¿Obligarme a casarme con alguién que no conozco? ¿Es eso un juego? ¿Mi vida es un juego para ustedes?
— Es para tu bien. En un futuro lo agradecerás.
— No — espetó Bella —. Ni en un futuro, ni ahora, ni mañana... ni nunca. Draco no es una persona, es un demonio.
— Deja de ser tan inmadura.
— ¡Si soy tan inmadura, entonces cancelen la maldita boda!
— ¿Cancelar? — Ivy se río —. Esto no es un juego, Bella — arqueó ambas cejas, apuntándola con un dedo —. O comienzas a comportarte como una persona normal-
— ¿O qué? — Bella interrumpió, retando a su madre.
— O no te daremos ni el tiempo de poder conocerlo. Apresuraremos la boda, y se casarán cuanto antes.
— No pueden hacer eso.
— ¡Oh, cariño! Si que podemos hacerlo.
— ¡Ni siquiera nos estamos conociendo, madre!
— ¡Por Salazar! ¡Se ven todos los días!
— Draco sólo busca molestarme.
— Eres una mujer — su madre se acercó más a ella —. Sedúcelo.— susurró.
— ¿S-seducirlo?
— No te hagas la inocente — dicho eso su madre comenzó a caminar hacia la puerta, y antes de salir y desaparecer por ella, añadió.— Alístate, en una hora Draco vendrá.
Bella suspiro. Sus ojos se llenaron de lágrimas y sin querer llorar ella se levantó de la cama a fuerzas y se metió al baño.
¿Seducirlo? Bella no quería casarse con Draco, no quería seducirlo. Pero tampoco quería vivir un infierno toda su vida junto a él.
Siempre soñó casándose con alguien que ella eligiera. Casándose por amor. Formar una familia bonita... No casarse por compromiso, con alguién que la odiaba.
•~•~•~•
Al terminar de ducharse y arreglarse, por los sonidos de abajo Bella pudo deducir que Draco ya se encontraba en su mansión.
Ella echo un último vistazo al espejo, respiro hondo y comenzó a bajar.
Sus ojos viajaron por toda la sala hasta encontrarse con los fríos ojos grises de su prometido...
Esos ojos grises, calculadores y fríos. Esos ojos los cuales no sabes qué esconden, y por más que quieras hundirte en ellos y descubrir qué esconden...el temor te inundé.
Bella tosió ligeramente para anunciar su llegada. Y Draco y su madre se pusieron de pie viéndola.
— ¿Lista? — preguntó su madre.
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