2 - Que tontos
V A L E R I A
¿Cuánto duró el tierno reencuentro? Diez segundos. Alguien se aclara la garganta en la escalera y Félix se aleja de mí.
Nueve meses sin vernos, sin hablar, y un abrazo de solo diez segundos le pareció suficiente.
Volteo la mirada hacia la inhumana persona que se atrevió a interrumpirnos, es una chica de nuestra edad, bajita, de cabello oscuro y ojos oscuros.
—Oh, ella es Melody. Es mi… amiga.
Dudó, dudó antes de decir la puta palabra. Y aunque no hubiera dudado, Félix tiene historial de acostarse con sus amigas. No hace ni un minuto que crucé la puerta y ya quiero llorar.
—Hola —ella sonríe con simpatía, podría hacer lo mismo pero no quiero.
Habla en español, y tiene algún tipo de acento. ¿Qué hace aquí? Hace meses no nos ve ¿no podía ocuparse de estar solo para recibirnos?
Alegra y Lucas regresan, aún no le respondo y tampoco lo haré. Hay que marcar la distancia desde el principio.
—¿Y tú quién eres? —le pregunta Alegra sin tacto ninguno, la chica no responde y entonces lo intenta en inglés— Who you are?
—Soy Melody, mi mamá trabaja aquí.
Oh, eso tiene más sentido. Por eso dudó antes de decir amiga, en realidad es la hija de la empleada pero decir eso sonaría grosero para un chico como Félix y por eso dijo amiga.
O eso me quiero obligar a creer, así tiene que ser, él solo me pidió un tiempo para aclarar sus ideas, no estaría con otra, yo no lo hice.
De todas formas me siento insegura, nerviosa y fuera de lugar, así no es como esto había ocurrido en mi mente.
Mi hermano nota mi incomodidad, pasa su brazo sobre mi hombro y me atrae a él para besar mi cabeza.
—¿Nos muestras las habitaciones? Estamos cansados —pide pasando su otro brazo por el hombro de Alegra.
La tensión en la habitación es muy incómoda. Solo quiero dormir hasta que solucionen el problema con el departamento.
Los ojos de Félix no se han despegado de mí, y por fin me animo a levantar la cabeza para verlo frente a frente.
Dime que eres el mismo, por favor.
No veo la ternura en sus ojos, hay fuego. Nunca ha habido fuego entre nosotros, siempre fue todo muy dulce y romántico. Todo tierno, siempre sobre amor, nunca sobre sexo.
Supongo que la abstinencia le ha pegado duro. Porque quiero creer en su abstinencia, me niego a la idea de que se acostó con otra, eso me dolería demasiado.
El fuego en sus ojos me hace sentir lo mismo dentro de mí. Quiero besarlo, quiero la certeza de que aún es mío, pero esa idiota con su mirada fija en él me está haciendo sentir muy insegura.
Ya, Alegra me regañará por fomentar el odio y la competencia entre mujeres, pero esa chica me da mala espina.
—Arriba, la última del pasillo es la suya —responde sin dejar de mirarme—. Necesito hablar un minuto con Valeria.
Lucas me mira para ver si estoy bien con eso y le doy un asentimiento. Ambos suben las escaleras llevando sus valijas, pero la chica no se va.
Félix le lanza una mirada para indicarle que está sobrando aquí y eso me hace sentir una especie de satisfacción.
Muy perra, lo sé. Pero no he esperado nueve meses respetando su tiempo y su espacio para que otra me quite el puesto justo ahora.
—Te espero en el jardín —dice con una sonrisa fingida.
Por fin estamos solos. ¿Y ahora? Me sudan las manos.
—¿De qué querías hablarme? —pregunto para romper el silencio.
No es como si no hubiera diez millones de cosas de qué hablar, pero algo tenía que decir.
—De nada, solo quería volver a abrazarte sin que nadie nos interrumpa.
Siento sus brazos envolverme y hacer que todas las inseguridades desaparezcan. Rodeó su cintura con mis brazos y hundo mi cabeza en su pecho.
No lo soltaré, no hay modo, aquí me quedaré a vivir, entre sus brazos.
Sí eres tú, aún eres tú.
—Lo siento —murmura apoyando su mentón en mi cabeza.
¿Por qué se está disculpando? Tengo miedo de preguntar así que no lo hago.
—Debí llamarte, quería hacerlo pero... tenía miedo. Aún lo tengo.
¿Cómo es que es tan hermoso? No necesito sus disculpas por eso, siendo justos yo tampoco lo llamé.
—Lo entiendo, tranquilo.
F E L I X
“Lo entiendo, tranquilo” ¿Alguien me puede explicar qué mierda significa eso?
Podría bien significar algo como “Eres un idiota, pasas nueve meses sin llamarme y ahora me das una estúpida excusa sin sentido” o también podría significar “Me vale mierda lo que hagas, huiste como un cobarde y por eso he pasado estos nueve meses acostándome con cada chico con tatuajes que me crucé en el camino” o, desde el punto de vista mas positivo y el que espero que fuera su intención podría significar “Entiendo que tengas miedo porque no he hecho las cosas bien, te perdono, me perdonas y empezamos de nuevo”.
Es tan difícil la comunicación entre seres humanos, y más cuando una de las partes es como yo, que analiza cada puta palabra como si pudiera tener intenciones ocultas.
Probablemente lo que quiso decir fue “Tranquilo, lo entiendo”, ni una palabra más ni una menos.
—¿Te muestro tu habitación? —pregunto luego de mi minicrisis interna.
—Claro —ella me da una sonrisa y se aparta de mí.
Siento como una mezcla de emoción por volver a verla, incomodidad por no saber cómo actuar, y el nerviosismo clásico que ella siempre me genera.
Le llevo sus valijas escaleras arriba y le enseño su habitación. Todo bajo la incomodidad de que ambos sabemos que hay cosas por decir pero ninguno sabe cómo hacerlo.
—Te dejo descansar, seguro estás cansada por el viaje y Alegra y Lucas deben estar estrenando la cama —bromeo para aliviar la tensión.
—Podríamos hacer lo mismo —responde dejándose caer en la suya.
—Hacer lo… tú y yo… lo mismo… ¿a qué te refieres? —balbuceo como si fuera un idiota que nunca ha hablado con una chica.
Ella se ríe, está jugando conmigo.
—Dormir, hablo de dormir Félix ¿Tú hablabas de otra cosa? —la diversión en su voz me hace tomar seguridad.
Al parecer no somos capaces de hablar como adultos sobre todos los temas que quedaron pendientes, pero sé que la conversación surgirá naturalmente en el algún momento, no hay que forzar nada.
—¿Dormir juntos? —le doy una media sonrisa y ella asiente.
—Una siesta, como en los viejos tiempos —insiste señalando la cama con su mirada.
Hemos dormido juntos muchísimas veces, nos conocemos desde que nací, pero nunca luego de que le dije que me gusta. Esto ya es diferente.
Además siento que me está poniendo a prueba, obvio Melody no le cayó bien y ella me dijo que me esperaba en el jardín.
Esto es un obvio “elige, ella o yo”.
Ni siquiera lo tengo que pensar por un segundo, me disculparé con Melody luego y espero que lo entienda. No todos los días uno tiene la oportunidad de dormir una siesta acurrucado con la persona que ama en invierno.
Valeria se quita su abrigo, tiene una camiseta corta debajo y se alcanza a ver la cicatriz que dejó la bala en su abdomen.
Sé que no debería, pero es como un impulso que no llego a controlar a tiempo. Estiro mis dedos y los paso suavemente por allí.
Ella se queda muy quieta, escucho perfectamente su respiración pausada.
—¿Duele? —pregunto levantando mi vista a sus ojos.
—Solo cuando viene una tormenta.
—Yo… lo siento —murmuro sintiendo la culpa caer sobre mí otra vez.
—Yo no —susurra en respuesta—, lo volvería a hacer sin dudarlo ni un segundo.
El silencio nos gana por un momento, ella se quita los zapatos y se mete bajo el montón de mantas que puse en su cama. Hay calefacción aquí, pero sé que le gusta sentir el peso sobre su cuerpo al dormir.
Deja la cama descubierta del lado que yo tengo que acostarme y simplemente espera.
Traigo ropa deportiva, así que solo me quito la sudadera y me acuesto a su lado con los brazos detrás de mi cabeza.
No esperaba que ella se recostara sobre mi pecho y mucho menos el pedido que vino después.
—Dime que no has dormido con nadie...
Obviamente no lo he hecho. La última chica con la que dormí fue Diana, y han pasado casi diez meses desde eso.
—¿De verdad crees que lo haría? —pregunto atreviéndome a pasar mi mano sobre su hombro hasta su cintura.
—Solo responde, lo que sea que digas lo creeré —se oye insegura, esto es lo que logras cuando no llamas a una chica a la que le juraste amor por nueve meses.
—No he dormido con nadie, no he besado a nadie, no he mirado a nadie. Solo he estado aquí, pensando en ti.
Ella suspira con alivio y deja que sus largas pestañas caigan al cerrar sus ojos.
—Yo he hecho exactamente lo mismo, pero allá.
Sonrío y también cierro mis ojos.
—Que tontos ¿No?
—Absolutamente.
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Hola gente bella 💚
Segundo capítulo, sé que es corto pero así serán todos 😔
Amo a Félix, solo quería decirlo por si no lo sabían.
Los quiero 💚
Besos, mil besitos 💋
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