19 - Verdades
F É L I X
—¿Puedes darme un minuto? Fue un día largo. Me daré una ducha y estaré aquí enseguida —responde mi padre quitándose el saco y arrojándolo al sofá.
Voy a decirle que es importante y no puede esperar, pero ni siquiera me da tiempo a responder y desaparece por las escaleras. Resoplo con frustración y me dejo caer en el sofá nuevamente.
Todo es silencio, hasta que unas voces llaman mi atención desde el jardín. Sobre todo, porque son las voces de dos personas que mi cerebro no relaciona entre sí.
Melody y Tom, parece que están discutiendo.
En un principio me extraña, pero luego todo cobra sentido. Me pongo de pie haciendo el menor ruido posible y camino de puntillas hasta la cocina de donde puedo escuchar todo mejor.
—Me mentiste y me usaste para esta mierda —recrimina él intentando no gritar.
—Tú aceptaste, aunque sabías que era mentira. Ahora no quieras culparme a mí —Melody suena arrogante, nada que ver a la voz de víctima que siempre utiliza conmigo.
—Porque te quiero, y pensé que tú me querías a mí. —El dolor en la voz de Tom es evidente, y aunque debería detestarlo por todo lo que generó igual no lo hago.
La realidad es que a mí me gusta asumir mis culpas, y el único culpable de lo que pasó con Valeria fui yo por desconfiar de ella como un imbécil. Podría culpar a Tom, pero eso solo sería evadir responsabilidades.
—No seas iluso Tom, tú no te comparas con Félix.
Ya me asusta un poco, de verdad, creo que hablaré con su mamá. Por suerte me iré de la casa y ya la tendré lejos.
—Tú lo sabías... —dice él como si de pronto lo comprendiera todo— Cuando me hablaste en Instagram sabías que yo conocía a Valeria, no fue una casualidad.
Ella parece harta de fingir, y además suena como si quisiera hacerle daño, como si eso le causara satisfacción.
—¡Claro que lo sabía, imbécil! Sabía que Valeria regresaría y tendría que sacarla del medio.
—Estás enferma, de verdad necesitas ayuda —dice Tom intentando mantener la fortaleza en su voz sin mucho éxito—. Mantuviste una relación conmigo por meses, sólo para usarme para separar a Félix de la chica que ama.
—No la ama, solo no conoce otra cosa.
Siento que debo intervenir, están hablando de mí, de hecho, todo esto es por mí.
—¡Y aunque no lo hiciera! Félix es un chico fácil, se acuesta con cualquiera, incluso con sus amigas. Si nunca te ha dado ni un beso es porque no le gustas, acéptalo y déjalo en paz.
La verdad es que ni siquiera se me hace un poquito bonita. Y si no se lo he dicho es porque no me gusta herir la autoestima de nadie, sé en carne propia cómo se siente luchar con eso.
—Hola —saludo saliendo al jardín con una sonrisa falsa— ¿Ustedes se conocen?
He decidido que le daré la oportunidad a Tom de decirme la verdad, y si lo hace y suena sincero tal vez hable con Alegra para que lo perdone.
Soy demasiado bueno, lo sé, pero me niego a dejar que este mundo de mierda me cambie.
—No —se apresura a responder Melody que ya se ve como una niña buena de nuevo.
—Sí —la contradice él, y sus ojos se llenan de lágrimas—. ¿Puedo hablar contigo a solas un minuto?
—No, no me iré. Vete tú Tom, Félix ya no va a creer tus mentiras.
Ella se ve nerviosa, sabe que esto se escapó de sus manos.
—Claro, vamos a mi habitación —respondo manteniendo la seriedad.
—No... no irás a creer sus mentiras ¿verdad? Él te mintió una vez, las mañas no se pierden —balbucea como tonta intentando evitar lo inevitable.
—No me gustas Mel, no siento nada por ti y ya no sé cómo hacer que lo entiendas.
No lo digo de modo grosero, pero intento que quede claro.
Ella ya no dice nada y deja que me vaya con Tom a mi habitación, pero antes de subir, paso por la cocina y le pido a Claudia que venga con nosotros a escuchar la historia también.
Me siento en la silla de mi escritorio, Claudia se sienta en mi cama y Tom se queda de pie.
—Conocí a Melody por internet hace casi seis meses. Ella me contacto por Instagram, así de la nada, y comenzamos a hablar muy frecuentemente. Luego intercambiamos teléfonos, hacíamos videollamadas y...
Hace una pausa porque se ve afectado, como si fuera a llorar en cualquier minuto.
—Me enamoré de ella y se lo dije, ella dijo que sentía lo mismo y comenzamos una relación a la distancia. Me contaba cada cosa que hacía cada día, me decía que me quería y que no veía la hora de conocerme.
» Fue entonces que comencé a notarla extraña, se veía triste, a veces lloraba y no me decía por qué. Una noche después de tanto insistir me dijo que su mejor amigo la había dejado de lado por una chica, y que la chica la maltrataba muchísimo, que ya no aguantaba más y que no quería seguir viviendo.
Que asquerosa manipuladora.
—¿Y nunca dijo que era yo? ¿O Vale? —pregunto en un intento de armar la historia con un poco de sentido.
—Le dije que viajaría, que no la dejaría sola. Y entonces le conté que mi hermana se había mudado a la ciudad, y ella actuó como si de verdad lo descubriéramos juntos, toda la casualidad.
—¿Ustedes están hablando de mi hija? Ella no haría nada de eso, ni siquiera usa Instagram ni nada así —interviene Claudia por primera vez, y se ve muy sacada de onda.
—Puedo enseñarle las conversaciones si quiere —responde él con un encogimiento de hombros para luego seguir con la historia—: Cuando llegué aquí me costó creer que Vale hubiera sido de ese modo que ella me contaba, pero luego me enseñó algunas notas de audio en las que se escuchaba claramente como la menospreciaba. Me dijo que era una venganza, y yo la apoyé, porque se suponía que ustedes se lo merecían.
—Eres muy estúpido, pero tiene sentido —comento sin mostrarme muy amable.
—Lo sé Félix, de verdad lo siento.
Bueno, se ve sincero. La realidad es que él no me importa en lo absoluto así que prefiero no cargar rencores.
—Está bien para mí, ahora que está todo aclarado los dejo, tengo algo que hacer.
Me pongo de pie abandonando mi propia habitación que pronto ya dejará de serlo, y los dejo para que le explique bien a Claudia cada cosa que su hija hizo. No es por malo, es que de verdad considero que necesita ayuda.
Necesito hablar con mi papá, no quiero seguir demorando porque Vale no estaba bien después de leer esa carta, sé que no está sola, pero quiero estar allí con ella.
Bajo a buscar a mi papá y tengo que esperarlo varios minutos más. Y cuando finalmente llega intento por todos los medios mantener la mente fría.
Quiero hablar de dos temas, uno con calma y el otro molesto. ¿Cómo puedo hacer eso? El asunto de mi mamá es importante y delicado, debería ser el único, sin embargo, no puedo pasar por alto el hecho de que le dijo a Augusto dónde encontrar a Valeria sin siquiera preguntar si ella quería.
Así que opto por enfocar la conversación en el hecho que desencadenaron ambas situaciones.
—Me iré a vivir con Lucas —digo y pongo mis ojos en el suelo mientras él se sienta a mi lado.
—Pero… ¿Por qué? Esta es tu casa… —Se ve confundido, y me molesta realmente que lo pregunte.
—Tú nunca estás, y ellos son mi familia en realidad —Al instante en que lo digo sé que sonó cruel, pero estoy siendo sincero y dudo que eso esté mal.
—Pensé que entendías… tengo que trabajar y estar con tu mamá, ya no eres pequeño.
Me duelen sus palabras, y el dolor por lo general no hace cosas bonitas en mí.
—Pero aún te necesito —murmuro intentando camuflar el modo en que mi voz se rompe al decirlo.
Él parece molesto, como si hubiera tocado más su ego que su corazón.
—Me parece muy egoísta tu planteo, no es como si yo pudiera decidir.
—¿Sabes cual es el punto? Que el día en que a mamá le sucedió esta mierda, no la perdí solo a ella, también te perdí a ti. Me dejaste solo, te vale una mierda lo que pase conmigo, lo único que hay en tu cabeza es la obsesión de mantenerla con vida cuando el médico dice que ya no hay posibilidades de que despierte.
Sí, no era el modo, lo sé. Pero así salió y no me arrepiento.
Mi padre baja su mirada al suelo, tensionando su mandíbula y su cuerpo entero.
—¿Sabes? Creo que si estará bien que te vayas.
—¡Por supuesto que me iré! Con mi primo y mi tío que han sido todo lo que tú no has querido.
—Tu madre querría que…
No puedo dejar que termine esa oración, no usará ese argumento, de hecho, lo usaré yo.
—Mi madre estaría muy decepcionada de ti.
Lo más doloroso de escuchar esas palabras salir de mi boca es que son verdad, sé cuanto me amaba mi madre, y sé que lo único que querría sería que alguien cuide de mí como ella lo hacía.
No te preocupes mamá, criaste a un hombre fuerte.
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Maratón final 1/4 sigue bajando 💜
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