F É L I X

Lo siento.

¿Es todo lo que diré? No sé qué más decir. Aunque ahora sé que no me mintió la tristeza aún se siente muy profundo.

Sus ojos están rojos, le hice daño y ahora siento culpa.

Los vídeos de Frank llegan, ella comienza a reproducirlos y yo estoy sentado a su lado así que también los veo.

Están sentados en el muelle, en la imagen aparece primero Frank, al parecer Dante es el que graba. Hay un primer plano de su rostro cuando ríe y luego disminuye el zoom y se ven los demás.

Tom y Valeria. Ella tiene la cabeza apoyada en su hombro, levanta una de sus piernas porque no sostiene el equilibrio y Frank hace que la baje porque se le ven las bragas.

—Lo extraño ¿Ya lo dije? —Su voz suena extraña, como si arrastrara las palabras.

—Como cien veces... —responde Tom con fastidio.

—Es que no me llama, ¿Por qué no me llama? Dile que me llame, Frankie —llorisquea y el vídeo termina.

Es tierno en cierto punto, y también un poco gracioso.

El segundo video comienza, en el mismo plano.

—¿Sabes qué es lo que más extraño?

—Los detalles pequeños, como ese pequeño lunarcito que tiene en su mejilla —recita Frank como si ya lo hubiese oído hasta el hartazgo.

—¿Cómo lo sabes? —pregunta ella, confundida.

—Ya lo has dicho muchas veces, bebé... —se ríe él y hace a Tom a un lado para ponerse junto a su amiga.

—Yo también tengo un lunarcito, en mi teta, míralo —está a punto de bajar su top por el lado derecho, los ojos del idiota van directo allí esperando a que lo haga y entonces Frank la detiene.

—No necesitamos ver tus tetas Vale, mejor las guardas y se las muestras a Félix cuando lo veas —todos se ríen, menos ella que no comprende—. Ven, busquemos a mi hermano y vayamos a casa.

El vídeo termina, todo está aclarado y cada vez me siento más idiota.

—Yo... lo siento —repito sin tener idea de qué más decir.

Ella esconde el rostro entre sus brazos apoyados en sus rodillas y habla con voz llorosa.

—¿De verdad la llamaste?

—¿De qué hablas? —pregunto, aunque ya lo sé, me siento un imbécil.

—De Diana, Melody dijo que vio en tu teléfono que hablabas con ella.

No quiero mentir, sería fácil y todo estaría bien, pero no puedo mentirle a ella, me comporté como un imbécil, todo por ser inseguro, y ahora debo enfrentarlo con sinceridad.

—No la llamé, pero respondí un mensaje que ella me envió hace unos días.

—Y... ¿Por qué no lo mencionaste?

Tiene razón, ella estaba aquí en cuanto Diana envió ese mensaje y yo no se lo dije.

—Recién comenzábamos, no quería traer fantasmas.

Es una excusa tonta, pero es la verdad.

—¿Sabes Félix? Esto no debía ser así... No dejamos de tener una relación tóxica que nos hace daño a los dos.

Sus palabras me duelen, y me duelen porque son ciertas. Porque han pasado años, y nunca hemos podido dejar de hacernos daño.

Hay un nudo en mi pecho, un nudo de culpa, porque sé que esta vez yo fui quien lo arruiné, y un nudo de dolor, porque sé lo que dirá ahora.

—Deberíamos...

¿Intentarlo otra vez? Por favor que diga eso.

—Tomarnos un tiempo —sentencia triturando los pedacitos de corazón que me quedaban—. No quiero hacerte daño, y tampoco quiero seguir sufriendo. Te amo, y te amo tanto que no puedo permitir esto. No dejaré de amarte, no miraré a nadie más, pero si no dedicamos un tiempo a sanar lo que está mal en cada uno de nosotros terminaremos por destruirnos.

No quiero eso, pero ella tiene razón. Duele, duele incluso más que la supuesta traición, porque no hay a quien culpar por el dolor más que a nosotros mismos.

—Solo será un tiempo, ¿Verdad? No estamos terminando...

Levanta su mirada triste, poniendo sus ojos oscuros en los míos y ya no contengo las lágrimas.

—Decidiremos eso en cuanto estemos listos, por ahora solo iré a pedirle a mi hermano que busque un departamento.

—¡No! —la detengo tomando su mano en cuanto se pone de pie— No se vayan, no quiero estar solo otra vez... Solo... Te daré tu espacio, todo el que necesites. Pero no tienes que irte.

Ella sonríe, sus ojos brillosos se vuelven más pequeños.

—¿Y cuánto tiempo tardarás en golpear la puerta de mi habitación una noche? ¿Cuánto tiempo tardaré yo en dejarte pasar?

—No lo haré, lo prometo, es que... yo... Los necesito, son mi familia, más allá de lo que suceda entre tú y yo.

Jala la mano por la que la sujeto para ponerme de pie y me abraza, esconde su cabeza en mi pecho y suelta el aire lentamente. Yo también la abrazo, no quiero soltarla, no sé si la volveré a abrazar, no sé si algún día esto tendrá una solución, y no saben cuánto duele.

¿Por qué es tan difícil el amor? ¿por qué, aunque me esfuerzo por hacer las cosas bien siempre pasa algo malo? El abrazo se termina, aunque desearía que no fuera así; ambos estamos llorando, a ambos nos duele; ¿entonces por qué mierda nos separamos?

Sé que ella está siendo madura, sé que si no cambiamos muchas cosas nunca podremos hacerlo bien, pero la idea de tenerla lejos me hace demasiado daño.

Ella se va dentro de la casa, yo me quedo allí, mirando mis zapatos borrosos por las lagrimas en mis ojos y sintiendo el peso de todas mis acciones sobre mis hombros.

Siento una mano sobre mi hombro, pensé que era Alegra, pero no era ella, sino Lucas. Me voltea para abrazarme. Es un abrazo diferente, Los abrazos de Alegra dicen “te entiendo, llora, estoy aquí” y los de Lucas dicen “Sé que duele, pero tienes que ser fuerte”, y creo que es exactamente lo que necesito ahora.

—Ella dijo que nuestra relación es tóxica, ¿cómo es que me convertí en alguien tóxico?

Lucas se ríe y se sienta en el escalón haciendo que me siente a su lado.

—Tú no eres tóxico Félix, ni un poquito.

—Ella ya no lo es, yo fui quien desconfió de ella.

—Que la relación sea tóxica no significa que ustedes lo sean, es solo que la historia que traen ha dejado huellas dentro suyo que no pueden borrar con tanta facilidad. Tú te sientes inseguro, eso no es tóxico, es una forma de protegerte de todo lo que ha pasado. Y ella está todo el tiempo intentado mostrarte que ha cambiado, y eso tampoco es sano.

—Pero no quiero perderla Lucas, no puedo pensar en nadie más si imagino mi futuro, no quiero pensar que no somos capaces de superar esto.

—No tienes que pensar en eso, es solo que… —hace una pausa en la que volteo mi rostro a él para que siga hablando— ¿No te parece que apresuraron mucho las cosas?

—No lo sé…—murmuro— No había pensado en eso.

—Pasaron nueve meses sin verse, luego de una situación muy caótica. ¿Hablaron de eso? ¿Hablaron sobre Max? ¿Hablaron de como se sentía cada uno?

—No —asumo recién tomando conciencia de eso.

—Quisieron fingir que todo estaba bien, que con el amor es suficiente, pero no es tan fácil, Félix. Nada lo es, y ahora les explotó la realidad en la cara.

Sé que tiene razón, sé que primero debimos resolver todo y luego ver que onda con la relación. Pero fuimos impulsivos, nos dejamos llevar por el deseo de que funcione, de poder amarnos bien, de que esta vez no fuera efímero. Tal vez si ella me hubiera dicho cómo se sentía yo podría haber sido capaz de confiar un poco más, o tal vez si yo hubiera dicho que me sentía inseguro ella no me hubiera enfrentado con Tom.

Falta de comunicación, de tiempo, de madurez, y ahora estamos pagando las consecuencias.

Pero de todas formas tengo una certeza, y es que yo la amo. Pero antes de amarla bien, de poder tener la relación con ella que siempre he soñado, tengo que estar bien conmigo mismo, y eso, tengo que hacerlo solo.

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Hola Pollitos 🐣

Todo muy triste por aquí, lo sé, pero creo que cada cosa está sucediendo de la forma en la que tiene que suceder ❤️💔

Los quiero ♥️

Besos, mil besitos 💋