Los pasillos de roca cada vez se hacían más estrechos, eran tan largos que parecían nunca tener fin. La pequeña ventana que estaba en la parte superior izquierda indicaba que estaba debajo de una de las torres del castillo. La luz de las antorchas comenzó a iluminar su camino hasta una gran puerta de madera negra.

Chanyeol nunca había estado ahí antes, siempre que entregaba los zapatos de la familia real, era recibido en el salón de tronos, en cambio ese día los reyes estaban ocupados, y Chanyeol, se vio en la necesidad de esperar en los jardines.

De pronto, la risueña risa del príncipe Baekhyun llamó su atención; el hermoso joven de cabello ondulado llevaba puesto un bello y delicado traje blanco y su pequeña corona decorando su castaña cabellera. La belleza de Baekhyun era increíble, todo en él era delicado, desde sus pequeñas manos que se asemejaban a las de una mujer, hasta sus pequeños y brillantes ojos que se hacían medias lunas cuando sonreía. Chanyeol lo vio jalando la mano de un hombre, adentrándose en el jardín-laberinto.

Su insolencia podía costarle la cabeza, pero cuando el príncipe y el chico entraron a una puerta secreta bajo tierra, después de compartir un muy apasionado beso, Chanyeol decidió seguirlos.

Y ahora estaba frente a esa puerta negra.

Escuchó pequeños quejidos, el morbo lo impulsó a acercarse a la perilla, más un olor detuvo su acción. Su objetivo al seguirlos era espiar al recatado principito teniendo relaciones sexuales con un peón, y es que la familia real era bastante devota, nunca faltaban a ni una sola ceremonia religiosa, para ellos, la religión era casi tan importante como su pueblo.

Estaba dispuesto a espiar aquel íntimo momento, más ese aroma cambiaba todo.

Chanyeol reconoció de inmediato ese característico olor metálico. Su cuerpo se inundó de miedo, su cabeza se llenó de pensamientos negativos en donde el príncipe Baekhyun corría peligro, posó su mano sobre la perilla pensando que debía salvar al príncipe, y abrió la puerta con valentía, pero Chanyeol, no estaba listo para esa escena. Jamás lo estaría.

—Príncipe BaekHyun ...

El príncipe Byun Baekhyun levantó la cabeza y su mano al mismo tiempo, mirándolo como si no pasara nada, pasó su mano libre sobre sus labios con la intención de limpiarlos, pero eso no era suficiente, pues estaba bañado en sangre. Chanyeol siguió el camino que trazó la gota de sangre que escurría por sus labios, bajando por su cuello y llegaba hasta su pecho, contrastando con su blanquecina piel. Su traje se había teñido de rojo, sus brazos estaban cubiertos de aquel líquido que incluso parecía que llevaba guantes de sangre.

Chanyeol palideció al fijarse con detalle en el peón, había sangre a su alrededor, no llevaba sus pantalones y su piel estaba abierta como un libro desde el estómago hasta su cuello. Sintió náuseas al ver las entrañas amarillosas y rojizas tan cerca. El sonido que hizo el príncipe al chupar su propio dedo izquierdo, llamó su atención, su mano derecha aún sostenía con fuerza el puñal con el que había matado al hombre bajo su cuerpo.

—El hermoso zapatero real—sonrió con sorna terminando de chuparse los dedos. — Que agradable visita.

Baekhyun tragó lo que tenía en la boca. El príncipe se estaba comiendo a aquel hombre.

Dio un paso hacia atrás con miedo, quedando inmóvil al recibir un rasguño en la mejilla izquierda causado por el puñal que le lanzó el joven príncipe y que terminó clavado en la pared.

—No he dicho que te vayas.

Baekhyun se puso de pie acercándose con lentitud a él, mirándolo como si fuera su presa, cerró la puerta para después acorralarlo y desenterrar el puñal de la pared. El príncipe sonreía mientras pasaba la cuchilla por su rostro y  cuello. La respiración de Chanyeol era errática, no supo cómo actuar cuando el príncipe lamió el hilo de sangre de su mejilla.

—Tan insolente y tan hermoso.

—Su majestad...— Habló con dificultad.

—Adoro esos hermosos ojos llenos de angustia, son casi tan hermosos como los zapatos que haces para mí... ¿Te digo un secreto? —el príncipe enterró su nariz en su cuello e inhalo con fuerza. — Me encanta tu aroma, y yo siempre obtengo lo que me gusta.

Chanyeol, no tenía idea de lo que estaba sucediendo. Él era un simple zapatero, estaba consciente de que no era feo, pues sus pequeños labios resaltan por su carnosidad, su nariz larga y redonda encajaba a la perfección con sus ojos grandes, y su cabello oscuro contrastaba con su piel. Físicamente podía considerarse atractivo, pero nunca tanto como para llenar los estándares de belleza en los que se veía envuelta la realeza.

El sonido del puñal cayendo al suelo lo hizo despertar del trance, los suaves labios del príncipe Baekhyun estaban sobre los suyos mientras lo sostenía con fuerza de la cintura. Chanyeol terminó por cerrar los ojos, disfrutando de las sensaciones que le proporcionaba el príncipe, aferrándose a sus hombros cuando este comenzó a bajar sus besos, su piel se erizo al sentir las pequeñas, frías y pastosas manos de Baekhyun colándose bajo sus prendas, deshaciéndose de su ropa.

—Tomame.

Susurro con deseo, con algo de desesperación en sus labios, la inocencia desbordaba por sus ojos mientras limpiaba su rostro de la sangre ajena. Chanyeol unió sus labios en un ardiente beso, y todo podía arder a su alrededor.

De pronto, Chanyeol se dio cuenta que estaba en el suelo de aquella oscura habitación de paredes altas y piedras gruesas, iluminada únicamente por un par de antorchas, sin nada más que eso, un cuerpo y una puerta.  El príncipe Baekhyun estaba sobre él, besándole el cuello mientras susurraba lo delicioso que era su aroma.

Podía sentir la viscosa sangre del peón pegándose a su cuerpo, nunca imaginó perder la virginidad en el mismo cuarto en donde había muerto un hombre, mucho menos imaginó penetrar al príncipe justo a lado aquel cuerpo inerte. Se estremecía cuando su caliente piel entraba en contacto con el frío cadáver, así como cuando Baekhyun pasaba su puñal por sobre sus caderas mientras susurraba lo hermoso que era y lo bien que olía. Pensaba que algún momento se lo clavaría en el abdomen, pero eso jamás lo detuvo. Iría al infierno.

Ahora entendía por qué los pretendientes del príncipe desaparecieran de la noche a la mañana.

No podían culparlo de disfrutar ese momento. Todo el reino estaba enamorado del Príncipe Baekhyun, era la viva imagen de inocencia, demasiado amable y caritativo, además de que físicamente Baekhyun era magnífico.

Baekhyun siempre tenía una agradable sonrisa en su rostro, escuchaba a su pueblo con atención, no temía en relacionarse con ellos, no le avergonzaba salir a las calles y divertirse con su gente, no le importaba si su ropa terminaba sucia, no le temía a la suciedad. Baekhyun siempre veía por su pueblo y no había duda en que sería un magnífico rey.

Quizás Chanyeol estuvo enamorado de él desde siempre, pero solo hasta ese día pudo confirmarlo, el día en que se unieron en cuerpo y alma.