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5 - Mala

ALEGRA

Estoy confundida, todo eso se sintió demasiado real. Por primera vez en mi vida no sentí deseos de apurar nada, pude besarlo, él bajó su guardia y me dejó verlo así sin más, pero no lo hice.

Y no lo hice por un motivo que nunca esperé experimentar: me dio miedo.

Lucas es diferente, algo me dice que ha sufrido por amor y por eso es tan reacio. No quiero hacerle daño, quiero conocerlo, quiero buscar la forma de llegar a él, pero esta vez sin estrategias.

Y justo ahora tenía que aparecer Félix.

Félix es el único chico que me ha hecho sentir algo más que deseo en mi vida. ¿Qué? No lo sé con exactitud, pero que él y Lucas sean primos solo significa problemas para mí.

Con Félix hay asuntos sin resolver que traen tiempo, no le gustó verme con Lucas y lo entiendo, tampoco me gustaría verlo con otra chica. Pero no nos hacemos escenas de celos, y mucho menos después de pasar meses sin vernos.

No pudimos continuar con la clase luego de esa conversación, así que Lucas fue a bañarse al baño de su habitación y me dejó el baño principal de abajo.

Nunca me había bañado en un baño tan lujoso, daba miedo tocar cualquier cosa, seguro su jabonera cuesta más que mi casa.

Al salir Félix me está esperando.

— Quiero otro abrazo, ahora que ya estás seca — extiende sus brazos a mí y lo dejo abrazarme hundiéndome en su pecho.

Él huele a seguridad, las cosas que Félix y yo hemos vivido solo las sabemos nosotros y si hay algo bonito que puedo decir de él es que nunca me ha dejado sola, es la única persona que siempre ha cuidado de mí.

Levanta mi cabeza para besarme, pero entonces me hago a un lado.

— No, ya no puedes hacer eso.

Se aleja solo un poco de mí para verme a los ojos.

— Te gusta Lucas.

— Sí.

No le miento a Félix, no es necesario.

— ¿De verdad o solo juegas?

— Aún no lo sé.

Deja su mirada perderse por un momento y solo se escucha el silencio. Mientras él y yo teníamos algo yo salía con otros chicos también, nunca fue algo serio, solo éramos amigos que ocasionalmente se besaban y tal vez en alguna ocasión un poco más que eso, pero el lazo más importante que nos unió siempre fue el de amistad.

— Supongo que me lo merezco... No has sabido de mí en meses y bueno, ya no hay beneficios ¿Verdad?

— No es por eso... es más complejo. Pero sí, solo amigos es real ahora.

Félix sonríe y acaricia mi cabello.

— Entiendo princesa, de verdad te extrañaba.

Me abraza por la cintura y me eleva en el aire para dejarme a su altura, también lo abrazo sin dudarlo y entonces escucho como Lucas se aclara la garganta en las escaleras.

Me encanta que esté celoso.

— ¿Me llevas a casa? — pregunto apartándome de Félix.

— Yo te llevo — se apresura él a decir.

— No, gracias — murmuro con incomodidad, sin dudas le molesta la idea de Lucas y yo pero tendrá que acostumbrarse.

Quiero mucho a Félix, demasiado, pero él y yo sabemos que no estamos hechos el uno para el otro, no tiene sentido forzar las cosas porque jamás nos querremos de verdad.

— No, te llevaré a la mía — responde Lucas dejando que una sonrisa invada su rostro.

Amo cuando sonríe, debería hacerlo cada minuto de cada día.

Obvio solo me lleva a que le dé clases de matemáticas a su hermana, pero Félix no sabe eso y Lucas lo dice a propósito.

— Dile a mi papá que vendré a almorzar mañana, espero estés aquí así nos ponemos al día — su tono familiar hace que Félix afloje su semblante serio y sonría.

Sus sonrisas se parecen, sus ojos son exactamente iguales. El cabello de Félix es totalmente rubio mientras que el de Lucas es más castaño claro. Sin embargo a pesar del parecido a Félix se le notan mucho los años de menos, solo tiene diecisiete y su rostro lo refleja. En cambio Lucas no tengo idea de cuántos años tiene, pero tal vez unos veintitrés o veinticuatro.

— Te veo luego — le sonrío a Félix y beso su mejilla justo antes de salir con Lucas.

Solo te espero que su hermana no sea tan tonta, no tengo paciencia para explicar, la docencia no es lo mío pero los beneficios son pasar tiempo con el bombón que va a mi lado y aprobar el puto examen de educación física así que haré todo lo posible.

Veo a Lucas conducir, va demasiado serio, necesito molestarlo un poco.

— ¿Cómo lidias con la tensión sexual? — sus ojos azules se abren de golpe, aunque intenta mantenerse serio no puedo decir que lo consiga.

— ¿Qué dices? — el nerviosismo en su voz me obliga a presionarlo más.

— Que es obvio que tú y yo tenemos tensión sexual, pero tú dijiste que no tendremos sexo, entonces me pregunto cómo lidias con eso… ¿Te masturbas? ¿O te descargas con otra chica?

Aclara su garganta y mantiene su mirada fija hacia adelante, estoy conteniendo mi risa con todas mis fuerzas.

— No responderé eso, no entiendo que pasa por tu cabeza.

Ignoro por completo su falta de respuesta y continúo hablando con la misma naturalidad.

— Yo sí lo hago… — sus ojos por fin voltean a mí, quiere saber cuál de las dos cosas hago pero no lo preguntará — Masturbarme digo, cuando un chico me gusta no tengo ojos para otro.

Tal vez, solo tal vez, puse una imagen en su mente voluntariamente.

— No necesitaba saber eso… — murmura deteniendo su auto en la entrada de una casa en un vecindario muy cercano al mío — Tal vez deberías contarle a Félix, a él seguro le interesa…

Baja del auto y hago lo mismo con una sonrisa por despertar sus celos.

— No me gusta Félix, me gustas tú.

Muerde su labio inferior para contener su sonrisa y menea la cabeza.
— Compórtate Alegra, conocerás a mi familia.

Me río y asiento poniendo cara de inocente.
— Wow, las cosas avanzan rápido. Seré una niña buena, lo prometo.

Su casa es pequeña, aunque no tanto como la mía, entramos a una sala desde la que se puede ver la cocina y un pasillo que debe dar a las habitaciones.

— Pasa, siéntate allí — dice señalando a una pequeña mesa junto a la ventana —. Iré a buscar a mi hermana.

Me siento y espero, solo se oye el silencio, ahogo un bostezo en mi mano, comienzo a sentirme cansada.

Una mujer entra en la casa, tendrá unos cuarenta años. Trae un uniforme de mesera y gesto cansado.

— Hola — sonrío con simpatía.

Ella también sonríe, me saluda de beso y camina hacia la cocina.

— Hola ¿Eres amiga de Valeria?

— No, de Lucas. Soy Alegra, por cierto.

— Soy Mariana, Lucas me habló de ti, ¿ayudarás a Valeria con su examen?

— Por eso estoy aquí — voy a decir algo más pero Lucas regresa.

Saluda a su mami con un beso en la mejilla y viene a la mesa conmigo.

— Ya viene, estaba durmiendo y me costó despertarla.

Su mamá habla desde la cocina.
— Lu ¿Puedes ir por las cosas para la cena? — se asoma por la puerta para verme — ¿Te quedas a cenar, Alegra?

Espero a que Lucas responda, pero él también me mira esperando una respuesta.

— Bueno, gracias.

Lucas se va a hacer la compra y Valeria no demora en venir. No se parece en nada a su hermano, su cabello oscuro cae muy lacio hacia sus hombros, sus ojos son grandes y color café, tiene una mirada muy dulce, pero algo en su sonrisa me dice que no lo es.

— Así que eres la chica que quiere dormir con mi hermano.

— ¡Valeria! — su mamá la regaña desde la cocina y ella sonríe — Compórtate, si repruebas ese examen no saldrás en todo el verano.

No me siento ofendida por sus palabras, sobre todo porque dice la verdad.

— Teorema de Descartes, Valeria — ella rueda sus ojos y saca su cuaderno de la mochila.

— ¿Polinomios?

— De grado tres...

Han pasado casi tres horas y mi cerebro ya no quiere ver más números, Lucas está en su habitación y yo solo puedo pensar en dormir.

— Guarden sus cosas niñas, la cena está lista — Mariana anuncia desde la cocina —. Valeria, pon la mesa — sus ojos se posan en mí que no tengo nada que guardar porque no traje nada más que mi conocimiento — ¿Puedes buscar a Lucas en su habitación? Es la última puerta por el pasillo.

— Por supuesto — respondo con una sonrisa y me pongo de pie.

Camino por el pequeño pasillo y golpeo su puerta suavemente.

— Pasa... — su voz está cargada de pereza, abro la puerta para encontrarlo acostado en su cama apenas intentando abrir sus ojos.

Uy, que envidia, necesito unas buenas horas de sueño, me provoca acostarme a su lado y que me abrace toda la noche.

¿Qué? ¿Qué clase de pensamiento cursi y ridículo es ese?

Esa no eres tú, Alegra.

Me provoca acostarme con él y que me dé duro toda la noche.

Sí, eso estuvo mejor.

— Está lista la cena.

— Ya voy, estaba cansado... — su voz suena áspera y profunda, se me hace muy caliente.

— Lo sé, fue un día largo, yo también lo estoy.

Mi teléfono suena, él se pone de pie y busca sus zapatos mientras lo saco de mi bolsillo.

Es Félix.

— Princesa, ¿Quieres que cenemos juntos?

— Oh, lo siento bebé. Ya tengo planes y luego solo quiero dormir, tuve un día muy intenso — me da pena rechazarlo, pero de verdad quiero dormir.

— ¿Aún estás en su casa? — su tono inquisitivo me resulta curioso, Félix no es celoso, nunca lo ha sido.

— Sí, vamos a cenar y luego...

— ¿Dormirás con él? — no suena a pregunta casual, suena a reclamo.

— Félix, no necesitas hacer esto... — Lucas rueda sus ojos al escuchar su nombre — Mañana luego del almuerzo pasa por mí, hablaremos.

— No estoy celoso.

Suelto una pequeña risa.
— No te pregunté.

— Pero sé lo que piensas, no es eso, es que te extraño.

Voy a decir que yo también, pero Lucas toma el teléfono de mi mano y habla por mí. 

— Ya deja en paz a mi chica, se enfría la comida — y cuelga.

Tengo que cerrar la boca porque no sé en qué momento la abrí pero no creo lo que acabo de escuchar.

¡Ay Lucas! No dejas de sorprenderme.

— No te ilusiones, solo lo estoy molestando porque es obvio que le gustas — agrega de inmediato, pero no borro la sonrisa que se dibujó en mi rostro.

Avanzo hasta donde está, me paro tan cerca que lo obligo a dar un paso atrás.

— Yo no soy la chica de nadie, Lucas. Nunca lo he sido y nunca lo seré.

Ya no retrocede, se planta frente a mí y me ve a los ojos.
— Me encanta cuando dejas tu tonto personaje y te muestras como eres.

— ¿Y cómo soy?

Lame su labio inferior para luego sonreír de lado.
— Mala.

Lo empujo suavemente y cae sentado sobre su cama, si quiere una chica mala aquí me tiene.
— Tú no tienes idea de lo que acabas de despertar, Lucas.

Se pone de pie, estoy muy cerca entonces me hace caer hacia atrás pero me toma por la cintura justo a tiempo y pega su cuerpo al mío.

Sentir su brazo firme envolviendo mi cintura me pone de humor para otras cosas, me lo está poniendo difícil, ya no me es tan fácil predecir sus movimientos, pensé que yo tenía el control pero ahora mi corazón acelerado dentro de mi pecho asegura que él puede hacer conmigo lo que quiera.

Que débil soy, ¿Qué pasa conmigo? Solo se acerca un poco y me muero de nervios.

Acerca su rostro a mi cuello y siento su nariz rozar la piel detrás de mí oreja.

— Me encanta como hueles... — se acerca aún más a mí oído — Pero más aún me encantan las chicas malas.

Deja un besito en mi cuello, húmedo y caliente, y se aleja para ir por la cena.

Sale de la habitación, yo me quedo un momento allí calmando mi respiración.

¿Así que quieres jugar a dejarnos calientes? Pues no sabes con quién te metiste...

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Hola gente bella ❤️

Las cosas están que arden por aquí, solo van cinco capítulos y ya no aguanto su tensión sexual.

Y Félix que llega a romper los hu... Los huevos, jjajaja no nos hagamos las finas.

Los quiero ♥️

Hoy no hay besitos, dénmelos ustedes que estoy triste porque terminó Tontas Reglas 🙁

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