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30 - La historia

ALEGRA

Necesito saber cómo le fue, pero tampoco quiero molestar. Estuve atenta a ver si lo escuchaba regresar a su casa pero no lo hizo, al parecer le dejó el departamento a Félix para que haga lo que sea que fuera a hacer con Diana.

Por la mañana ya no aguanto la ansiedad y voy a golpear su puerta.

Para mi decepción es Félix quien la abre.

— Princesa, ayer apenas te vi, te he extrañado mucho estás semanas — me estruja entre sus brazos — Ven... así te presento a...

— No me llames princesa frente a ella, la pondrás incomoda — lo regaño por lo bajo —. Y tampoco me toques tanto, se sentirá insegura y no quiero llevarme mal con ella también.

— ¿También? — pregunta confundido.

— Después te cuento — susurro porque ya llegamos a la cocina.

Digamos que Valeria no es mi persona favorita justo ahora ni yo la suya.

— Hola, eres Alegra ¿verdad? — pregunta con una sonrisa que dice claramente “pasé la mejor noche de mi vida”.

— Sí — sonrío y me siento junto a ella tomando un panecillo de la mesa.

— ¿Quieres que te prepare algo? — me pregunta Félix viendo que aún no desayuné.

— Sí — vuelvo a decir, él sabe qué, no necesito decirlo así que vuelvo mi mirada a Diana —. Lamento la breve presentación de ayer, estábamos teniendo una incómoda discusión.

Ella se ríe mientras él va por mi café con leche.
— ¿Problemas entre cuñadas? — eleva una ceja con curiosidad.

— Oh, no en realidad. Lucas y yo no… Bueno sí, pero ahora ya no — balbuceo centrando mi mirada en el pan que estoy comiendo —. Aunque espero que pronto vuelva a ser un sí.

— Seguro será así, Félix dice que su primo está muy enamorado de ti.

La charla se tornó muy personal y eso no es mi estilo, así que obviamente desvío el tema de conversación.

— ¿Y tú? Félix dice que trabajas en la librería, ¿estudias algo además?

— Sí, el trabajo es sólo por las vacaciones. Estudio diseño gráfico.

Félix regresa y pone la taza frente a mí para luego sentarse a su lado y observarla hablar como un tonto. Se me hace raro, Félix nunca ha sido así, más bien era un soberbio descreído que subestimaba el amor.

— ¿Para publicidad? — pregunto quitando los ojos de mi mejor amigo y poniéndolos en ella.

— No en realidad, lo mío son los libros — responde y sus ojos también van a Félix, de pronto siento que sobro aquí, mejor me tomo el café con leche rápido.

— ¡Genial! Pasaré por la librería sin dudas, y llevaré a Félix para que pague — ella se ríe, lo que no sabe es que no es broma.

— ¿Sabes dónde está Lucas? — el café con leche quema mi garganta, pero igual lo bajo rápido.

Félix arruga su frente con gesto descreído.

— Está en casa de su padre, llámalo y deja de ser una tonta hazme el favor — desliza hacia mí el celular que dejé sobre la mesa al llegar —. Él no ha dejado de hablar de ti y tú no has dejado de hablar de él, ya dejen la pendejada.

Suena simple, demasiado simple.

— Peleamos otra vez ayer, bueno, no sé si fue exactamente una pelea pero no fue algo bueno — tomo mi teléfono y solo desbloqueo la pantalla.

— Y luego te llamó antes de enfrentar a su mamá, porque te quiere y cuando tuvo miedo solo necesitó escucharte para sentirse valiente.

Lo miro confundida por lo que acaba de decir.
— ¿Y tú como sabes eso?

Resopla entrecerrando sus ojos.
— ¿Acaso has visto que tenga algún amigo que no sea Emma? Soy su único amigo, lo sé todo.

Si hace dos meses cuando estuvo a punto de golpearlo en su casa alguien me hubiera dicho esto me hubiese reído en su cara, pero vean cómo cambia la vida en tan poco tiempo.

— Lo llamaré, si algo sale mal es tu culpa por ser un mal consejero — me pongo de pie y dejo un beso en su mejilla —. Ahora los dejo que sigan haciendo lo que sea que puso esas tontas sonrisas en sus rostros.

Ambos se despiden entre risas, salgo al pasillo y tomo valor para llamarlo.

Tú puedes, Alegra, solo es Lucas.

Solo es el chico del que estás estúpidamente enamorada, que piensa que estás enamorada de alguien más y que lo traicionaste de la forma más cruel.

Solo sé sincera, se lo debes.

— ¿Hola? — su voz suena ronca como cuando recién se despierta.

Son las diez, él siempre se despierta muy temprano así que supongo tuvo una noche difícil.

— Hola, lamento si te desperté — respondo recostándome en la pared.

— Eres tú... — se sorprende de escuchar mi voz, al parecer ni siquiera vio la pantalla antes de responder — Está bien, no te preocupes.

— Solo quería saber cómo estás, y si me necesitas para algo.

— Estoy bien, siento que mi mochila pesa cincuenta kilos menos — eso me hace sonreír, de verdad odio a su mamá —. Pero de hecho sí te necesito para algo, ahora debo acompañar a mi hermana a matricularse en la universidad pero ¿puedo pasar por ti en la tarde?

— Sí, claro. Te espero entonces.

Por la tarde ¿A qué hora es por la tarde? Estoy demasiado ansiosa y apenas son las diez de la mañana.

Me pasó el día viendo mi serie para que las horas pasen más rápido y a las cuatro me voy a bañar.

¿Qué debería usar? ¿Algo sexy? ¿Algo casual? Sé que no se fijará en eso pero mi lado más tonto quiere verse bonita para él.

Encuentro un vestido corto pegado al cuerpo, no lo he usado muchas veces porque tiene las mangas largas y hace calor, pero ayer llovió y la temperatura bajó bastante, sin dudas el otoño está cerca.

Me baño muy rápido, de otra forma era imposible arreglar mi cabello. Cerca de las cinco estoy lista, podría esperar que me llame para bajar pero estoy ansiosa así que simplemente salgo a esperar en la escalera de la entrada.

Son casi las seis cuando envía un mensaje para avisarme que está de camino.

Aprovecho el tiempo muerto para revisar mi Instagram y me encuentro sorprendida por una foto que subió Max. Somos él y yo sobre su motocicleta en la playa, y nos estamos besando.

Obviamente es una foto vieja, y en el pie de foto puso que extraña esos momentos dejando claro que es un recuerdo pero de todas formas se me hace un tanto desubicado que suba esa foto sin pedirme permiso, y más aun considerando que no estamos juntos.

Le marco sin dudarlo, aunque no estoy segura de que vaya a responder porque la última vez no lo hizo ahora sin dudas merezco una explicación.

— Hola, Reina — responde mientras se escuchan sonidos extraños detrás.

— ¿Me puedes explicar por qué subiste esa foto? — reclamo evitando los saludos.

— Buenas tardes, que bonito escucharte luego de tantas semanas. Estoy bien, gracias por preguntar, siempre tan linda — su ironía que antes me encantaba ahora me fastidia.

— ¿No crees que necesitas mi autorización para subir una foto en la que me besas y salgo en traje de baño?

Él le resta importancia justo cuando Lucas estaciona su auto frente a mí.

— Ni siquiera se ve tu rostro, no seas dramática.

— No se ve mi rostro pero todos saben que soy yo, es incómodo para mí y para Lucas también, ya bórrala — insisto deseando que Lucas no tenga que verla.

Cada vez se me hará más difícil que me crea que no siento nada por Max, necesito contarle todo de una vez porque de esa forma si no confía en mí ya será su problema.

— No lo haré, no es mi culpa si tu novio es inseguro, no me quitarán los recuerdos también — voy a protestar pero un pitido en mi oído me anuncia que ya cortó.

Mierda, esto me pasa por no soltar a tiempo.

De pronto siento ganas de llorar, esta situación se está escapando de mis manos y no sé cómo resolverla.

Subo al auto de Lucas y tomo una respiración profunda. Mis ojos encuentran los suyos y me da una pequeña sonrisa.

— ¿Algo va mal? — pregunta con cautela.

Lo veo por unos breves segundos y me arrojo a sus brazos sin dudarlo. Si quiere decirme que no lo toque pues que lo haga, yo necesito un abrazo.

Él me corresponde el abrazo sin dudarlo, aparta el cabello de mi rostro y deja un beso en mi cabeza.

— Max subió una foto de nosotros a su Instagram, le pedí que la borre pero no quiere hacerlo y yo ya no quiero pelear por esto contigo.

Me aparto y regreso a mi asiento, prefiero habérselo dicho yo a que la vea por sus propios medios. Aunque ahora que lo pienso no creo que se sigan en Instagram.

— Está bien, no es tu culpa — responde pero igual lo noto molesto —. ¿Vamos al parque? Necesitamos hablar.

— Claro — respondo poniéndome el cinturón.

Voy dispuesta a contarle cada una de mis verdades, a desnudar mi alma para que me vea sin más, y si aun así me sigue queriendo pues entonces vemos.

Nos sentamos en una banca que queda junto al bosquecito, aunque luego noto que no es muy buena idea porque cuando baja el sol esta zona no es muy segura, pero en cuanto se lo digo a él solo dice "no pasa nada" y le resta importancia.

— ¿Para qué me necesitas entonces? — pregunto cruzando mis piernas al tiempo que él aparta sus ojos de ellas.

— Para hablar — me da una breve sonrisa y luego deja su mirada perderse —. Me dijiste que me contarías la historia completa.

— Lo haré, cada detalle — me siento nerviosa por eso, creo que nunca le he contado la historia completa a nadie —. Todo comenzó como hace diez meses, una tarde recibí una llamada de mi padre...

Diez meses atrás...

De verdad necesitaba estudiar para la maldita prueba de Historia, pero al parecer mi padre no tiene mejor idea que necesitarme justo ahora. Me encuentro a tres calles de mi casa, esperando que alguien pase por mí.

Escucho el sonido del motor a varias calles de distancia, pero no suena como la motocicleta de mi tío, él es quien viene por mí siempre.

Un chico se detiene frente a mí, su cabello desordenado cae sobre su rostro y los tatuajes sobresalen del cuello de su camisa. Se ve peligroso pero no me asusta, más bien me pone nerviosa por lo lindo que es.

Trae el casco colgado de su brazo y la sonrisa más arrogante que he visto en mucho tiempo.

— Eres tú, te ves como una niñita de mami — ni siquiera me saluda, solo extiende el casco hacía mí y espera a que me suba.

Bajo mis ojos a mi ropa de colores claros, tal vez tiene razón pero sí soy una niñita de mami.

— ¿Y tú quién eres? ¿Por qué no vino Axel? —  dudo si subirme, no es que no quiera pero no debería ser tan confiada.

— Tony te lo explicará, ya sube niña, no tengo todo el día — obviamente no lo hago, a mí nadie me da órdenes.

— ¿Por qué debería confiar en ti? Ni siquiera me has dicho tu nombre.

Él sonríe y eso me pone aún más nerviosa, mi experiencia con los chicos es escasa pero tampoco soy una tonta.

— Soy Max, y deberías confiar en mí porque nadie que lleve esta chaqueta se atrevería a hacerte daño, eres nuestra reina, todos lo sabemos.

No se si soy muy ingenua o idiota, pero sus palabras me convencen y me subo a su motocicleta.

— ¿Por qué tú no usas casco? — cuestiono antes de subirme.

— Créeme Reina, no tengo nada que perder.

Enciende el motor sin dejarme responder, sus palabras intentan sonar rudas pero en realidad suenan tristes para mí.

Mi papá me llamó porque mi tío Axel se salió de la pandilla, tuvieron una pelea y ahora no lo encuentra, estaba seguro de que a mí me respondería el teléfono y estaba en lo cierto, pero no pude lograr que regrese y no quiso decirme dónde está. Volvió a pedirle a Max que me lleve a casa y él parecía muy conforme con eso.
Al llegar a la esquina en la que me recogió hoy se detiene.

— Ahora no sé si apodarte Reina o Ladrona — comenta en cuanto me bajo.

— ¿Por qué ladrona? — le devuelvo el casco y doy un paso atrás.

Max también baja de la motocicleta y apoya el casco sobre el asiento para acercarse a mí.

— Porque te robaste mi corazón.

Ahogo una pequeña risa en mi mano.

— Demasiado cursi para ser un chico rudo — respondo y no sé de dónde está saliendo toda esta seguridad, pero sin dudas me agrada —. Prefiero Reina de todas formas, es una posición mas ventajosa que la de una ladrona.

Él sonríe y acorta nuestra distancia considerablemente.

— Entonces tal vez el ladrón sea yo.

En un movimiento rápido toma mi cintura y pega mi cuerpo al suyo antes de estampar sus labios en los míos sin previo aviso. Me toma por sorpresa el beso, pero más aún el hecho de que lo estaba deseando.

Es un beso intenso y pasional, me deja sin palabras e inmóvil.

Cuando logro reaccionar ya se subió a su motocicleta nuevamente.
— ¿No crees que vas muy rápido? Apenas te conozco — reclamo en cuanto logro hablar.

— La vida es corta, Reina. Sabrás de mí pronto — me da una mirada rápida y sonríe —. Y muestra más las piernas, eres sexy.

.

— Luego de eso las cosas avanzaron demasiado rápido, me recogía cada día en el colegio y el mundo parecía estar al alcance de la mano cuando estábamos sobre su motocicleta. Max nunca fallaba, cada cosa que me hacía feliz la tenía sin siquiera tener que mencionarlo, y no hablo de cosas materiales, hablo de playas, ríos, ferias, mercados, ferias del libro, parques, bosques, noches estrelladas y tardes de lluvia.

» Max se transformó en mi vida entera en un tiempo muy corto, pasaba con él mis días enteros, y todo era tan perfecto que incluso asustaba.

» Pero todo cambió en una sola noche, en la cabina de la camioneta de mi padre, una noche sin luna en que las estrellas eran las protagonistas absolutas del cielo.

» Habíamos hablado de sexo antes, pero él nunca me había presionado para nada. Fui yo quien tomó la iniciativa, estaba segura de estar enamorada de él, sentía que estaba viviendo una de las historias que tanto había leído, confiaba tanto en él que no tuve ni la más mínima duda. Fue algo tierno y bonito, me cuidó y estuvo al pendiente de mí, pero ese fue el último momento perfecto de nuestra relación.

» No volví a saber de él en semanas, no respondía mis llamadas, no estaba en ningún lado. Me sentí estúpida, utilizada, humillada y todo lo que puedas imaginar.

Lucas no ha hecho ni un solo comentario en el transcurso de la historia, pero ahora parece sorprendido por la ultima revelación.

— Dime que tenía un buen motivo para desaparecer, porque de otra forma no podría entender que aún le hables… — su mirada está fija en mí, tengo toda su atención y no siento que me esté juzgando, solo abierto a escuchar y entender.

— Obviamente lo tenía, pero yo no podía pensar de esa forma, solo quería sacarlo de mi cabeza, quería dejar de sentirme la estúpida de la historia, y el primero en caer en eso fue Félix. Siempre habíamos sido solo amigos, él nunca me había mostrado que yo le gustara ni nada por el estilo, pero tampoco me rechazó en cuanto lo intenté, por la mañana cuando la calentura había pasado pensé que por estúpida había arruinado la única amistad real que había tenido, pero no fue así, él actuó con naturalidad, como si nada hubiese pasado, y eso se volvió a repetir muchas veces.

» Max regresó con sus explicaciones, su hermano tuvo una sobredosis y casi muere, su padre se los llevó a ambos fuera de la ciudad, no le creyó que él no llevaba la misma vida y lo dejó completamente incomunicado. Pero para entonces yo ya había perdido todo el encanto por él, no podía juzgarlo pero ya no me sentía de la misma forma, había dormido con otros chicos y la libertad se había apoderado por completo de mi corazón.

» Se lo dejé claro, le dije lo que había pasado pero no se molestó conmigo, me dijo que mientras no lo alejara de mi vida tenía la libertad de hacer lo que quisiera, aunque él no lo haría porque yo era la reina de su corazón y eso no cambiaría. Entonces comenzamos con una especie de relación libre, pero nada era igual, todo eran peleas, él decía que estaba bien con que salga con otros chicos pero no dejaba de estar celoso todo el tiempo, yo lo entendía pero no quería dejar mi vida y las cosas cada vez eran peores.

— Suena tóxico y dependiente, y aún se mantiene así — su comentario trae un poquito de rencor pero lo disimula bien.

— Lo sé, pero yo también lo era — lo justifico innecesariamente —. Entonces pasó lo que pasó con mi tío Axel… Yo estaba allí, lo vi todo…

Trago el nudo en mi garganta y Lucas toma mi mano suavemente, aun no estoy lista para hablar de eso así que pasaré por alto los detalles.

— Max estuvo para mí, me juro una y mil veces que nunca más jugaría una de esas carreras, me dijo que antes no tenía nada que perder pero ahora sí, y que nunca me haría pasar por algo como eso otra vez. No me preguntes por qué pero no le creí, tal vez lo conocía lo suficiente o tal vez solo fue intuición, pero Félix y yo lo seguimos en su auto una noche y él fue otra vez allí. Me estaba mintiendo en la cara, lo había jurado, sabía lo que significaba para mí y no fue suficiente para alejarlo de eso.

» Fui yo, yo le envíe las fotos nuestras a mi padre desde un numero privado. Necesitaba una excusa para terminar con él sin ser otra vez la estúpida de la historia, así que en cuanto mi padre amenazó con sacarlo de la pandilla y él lo aceptó yo le dije que no lo haga, porque no lo quería lo suficiente, y me sorprendí de que en realidad no estaba mintiendo.

» Sí lo amé, Lucas. Él fue mi primer amor, él que me sacó de mi burbuja y lo voy a querer siempre por eso. Pero todo acabó mucho antes de conocerte, el amor se terminó incluso antes de terminar la relación, y esto que queda ahora solo es un algo tóxico que sé muy bien que debe terminar también.

» Entre tú y yo es diferente, no es necesidad, no es el deseo de no estar sola, es simplemente el deseo de tenerte a mi lado, de pasar tiempo contigo, de mostrarte cada pedacito de mí. Lamento haber dicho algunas mentiras, lamento no hacer siempre lo correcto, pero esto soy, y así como soy te amo y quiero estar contigo.

Busco sus ojos temiendo su respuesta, pero sin perder el valor ni un segundo.

— La pregunta es: ¿Tú quieres estar conmigo?

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Hola gente bella ❤️

Lo sé, perdón por dejarlo justo allí, pero si dejan muchos comentarios prometo subir el siguiente capítulo mañana mismo.

Los quiero ♥️

Besos, mil besitos 💋

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