25 - Es todo
LUCAS
— De todas formas no me parece justo que culpes a los libros — insiste luego de un rato hablando del tema.
— ¿Por qué? El arte es influencia — mantengo firme mi postura y ella la suya.
— Porque yo he leído cientos de esos libros, y sé perfectamente solo son fantasía. Nunca he buscado eso en la vida real, sino más bien todo lo contrario.
Asiento brevemente sin quitar los ojos del camino.
— Sí, tú. Que tienes una mamá que te cuida, que te habla de los temas importantes y que te ha enseñado a amarte y valorarte. Además tienes el autoestima por las nubes.
Pero esa no es la realidad de todas las niñas, de hecho no lo es de la mayoría.
— Es que sí entiendo tu punto — deja unos segundos pasar mientras piensa de qué forma dirá lo siguiente — Solo que yo creo que lo que pasa con tu hermana es mucho más grave que un libro, tal vez es por su papá, nadie le habla de eso, ella nunca lo ha visto más que en fotos. Créeme, yo sé cómo se siente...
— Tú tampoco tienes papá y no andas haciendo pendejadas.
Alegra se acomoda sobre su asiento como si estuviera incomoda, pero como es costumbre no teme decir lo que piensa sin rodeos.
— Pero yo lo tuve a Tony, y mi mamá sí me pone atención.
Cruel, pero cierto.
— ¿Y qué se supone que debo hacer? — no es una pregunta irónica, de verdad no tengo idea de que hacer con mi hermana.
— Tal vez si hablas con ella... Y la ayudas a ponerse en contacto.
Niego de inmediato con la cabeza con determinación.
— La rechazará y el daño será aún más grande.
— No, la verdad no lastima más que la duda. Si él la rechaza entonces podrá odiarlo con fundamentos, ahora todo lo que tiene es la palabra de tu madre, y eso no vale nada para ella.
Tal vez tiene razón, tal vez algunos dolores son necesarios, tal vez saber la verdad si sea liberador después de todo.
Decidimos que lo mejor era ir a casa de mi papá, ya que no tenemos ninguna excusa para explicarle a su madre por qué fuimos y regresamos el mismo día. Llegamos cerca de la una de la mañana, Alegra se duerme de inmediato cuando mi teléfono suena.
Es una llamada de Max, me levanto suavemente para no despertarla tapando el parlante de mi teléfono para que no suene tanto y me meto al baño a hablar.
— ¿Qué sucede?
— Hay problemas, te necesito aquí.
— ¿Por qué a mí? No soy tu amigo, más bien todo lo contrario — conduje ocho horas el día de hoy, lo último de lo que tengo ganas es de volver a salir.
— Porque tu hermana está aquí causando problemas, los chicos de Timothy saben que ella tuvo la culpa y todo se está saliendo de control.
Mierda.
— Pásame ubicación y dame cinco minutos.
Cuelgo sin esperar respuesta, me visto rápidamente y salgo sin decirle nada a ella. Obviamente luego tendré problemas por eso, pero ella querrá ir, y los tipos que la están buscando estarán allí.
Solo iré, traeré a mi hermana y eso será todo.
Recojo a Félix de camino, me parece una tontería ir solo a un sitio como ese.
— ¿Por qué soy tan masoquista? — es lo primero que me dice al subir a mi auto.
— Me alegra que la quieras — confieso y me sorprendo hasta a mí mismo.
— A ella no le alegra tanto, necesitaré dos o tres años de terapia luego de esto — se pone el cinturón después de que ya puse el auto en marcha.
— ¿Para tanto?
— Peor de lo que puedas imaginar... — deja su mirada perderse en las luces nocturnas de la calle — ¿Sabes que es lo peor? Que a esta altura ya ni siquiera pretendo tener algo con ella, solo quiero que esté bien.
— Valeria siempre ha sido problemática... Pero últimamente es diez veces peor, no sé qué hacer, me siento inútil.
La ubicación que me envió Max queda casi en las afueras de la ciudad, en la carretera casi inutilizada que hay entre unas edificios antiguos. Supongo aquí serán sus carreras, sé que cambian de sitio con frecuencia, en cuanto los encuentra la policía.
— Es aquí... — murmura Félix señalando hacia la derecha.
— ¿Ya estuviste aquí? — me sorprendo.
— Vine con Alegra una vez.
— Necesito... información sobre eso.
Él se ríe y niega de inmediato.
— Hay dos cosas que nunca haría en mi vida bajo ninguna circunstancia, maltratar a un animal y traicionar a Alegra.
Que tierno, pero no me sirve. Solo ruedo los ojos y no vuelvo a insistir.
Llegamos, otro lugar inoportuno en el que dejar mi amado auto pero no hay alternativa.
Apenas bajamos una motocicleta acelera hacia nosotros Félix se hace a un lado pero por algún estúpido motivo yo no lo hago.
La motocicleta se detiene a menos de un metro de mí, y el chico que está arriba se ríe ruidosamente.
¿Quién es? Se parece a Max, pero sus ojos son azules. Max llega segundos después en su motocicleta y para unos metros más atrás.
— Te dije que el idiota tiene agallas — le comenta al otro chico que supongo que puede ser su hermano, aunque no debería porque se supone ya no está en la pandilla.
Ambos se bajan de sus motocicletas y se acercan a nosotros.
— ¿Eres Nate? — pregunto sin quitar mi expresión seria.
— Sí... — no llega a decir más nada porque estrello mi puño en su mandíbula con toda la fuerza que tengo.
Impulsos estúpidos, lo sé, pero se lo merecía.
Se sujeta la mandíbula con la mano y la mueve suavemente hacia ambos lados para de inmediato volver a sonreír.
— Tiene fuerza también — le comenta a su hermano entre risas para después volver a mirarme —. No me quejo, me lo merecía, por mi culpa están persiguiendo a tu novia.
Iba a decir que no es mi novia, pero sí lo es. Nadie lo ha dicho pero todos lo sabemos.
— No es por ella, ella se cuida sola. Es por mi hermana.
El gesto del idiota se torna confundido. Supongo que su nivel intelectual no alcanza para mucho.
— No le he hecho nada malo a tu hermana.
— Estar en su vida me parece suficiente.
Asiente dándome la razón.
— Tiene sentido, ahora vamos a lo importante — sus ojos van a Félix, y luego regresan a mí — ¿Quién es el?
— Mi primo — mejor que no sepa nada de él y Valeria, a menos que él lo quiera así.
— Bien, Valeria no está aquí, era mentira — sonríe y Max igual.
Soy un idiota, debí llamarla antes de venir, que tonto impulsivo soy.
— Pero no es mentira que ellos saben que es la responsable — aclara Max de inmediato — Tenemos una solución, pero no quiero involucrar a la pandilla… Tony quiere resolver esto con sangre, yo no quiero que esa sea la única alternativa así que vinimos a negociar.
— Unas carreritas, eso siempre resuelve todo — Nate parece muy feliz con la idea — Timothy dice que tres contra tres es lo justo, pero debemos ganar las tres carreras, y solo así olvidará lo sucedido.
— ¿Tanto le importa su hijo? ¿Solo una carrera? — pregunto con ironía.
— Tres carreras, y el idiota está bien, solo fueron algunos golpes.
— Te dije que no correré tus carreras, tú sabes por qué, no puedo hacerlo…— le digo a Max sin dar mas motivos.
Nate lo ve buscando explicaciones, pero Max no dice nada.
— No lo sabrá — eleva sus cejas.
— No le miento — replico.
— Tu hermana corre exactamente el mismo riesgo que ella, algunas veces no puedes pararte a ver lo que todos quieren Lucas, a veces hay que hacer lo que hay que hacer y ya.
Soy un idiota, lo sé, sé que prometí que no lo haría, pero una sola carrera y esto se termina y nos dejan en paz. Buscaré una solución real para mi hermana y la alejaré de aquí luego, pero ahora debo asegurarme de que ya no las perseguirán.
— ¿Su palabra vale? ¿Cómo sabemos que las dejaran en paz? — cuestiono considerando hacerlo por primera vez.
— Si hay algo que vale en este mundo es la palabra, Lucas — asegura Max que ya no me cae tan mal por algún motivo.
Y entonces la idiotez humana hace su acto de presencia en mi cuerpo sin dudarlo.
— Lo haré, solo hoy, nunca más.
— Eso corre por tu cuenta — le resta importancia Nate.
Me acerco a Félix que se ha quedado a un lado y le explico la situación.
— Es mi deber decirte que Alegra no te perdonará por esto.
— Le explicaré, lo entenderá… — intento convencerme pero estoy seguro de que no es así.
— No, no lo hará, y yo tampoco estoy de acuerdo así que no iré. Aquí te espero — abre la puerta del auto y se mete dentro sin decir mas nada.
No dejo de sentir que estoy haciendo algo incorrecto, que esta mal de la forma que lo veas, pero el miedo de que algo le pase a cualquiera de las dos no me deja pensar con claridad.
Si tengo que perderla para ponerla a salvo entonces lo haré.
Nate y Max juegan las dos primeras carreras, ambos ganan así que la responsabilidad está en mis manos. Max me da su motocicleta para que corra, es mi turno, no tengo miedo, algo me dice que soy mejor en esto de lo que puedo imaginar.
Sé conducir motocicletas, lo he hecho, pero nunca a tanta velocidad.
Una chica da el punto de partida, dejo que los pensamientos abandonen mi mente y solo miro el punto de llegada. El chico que corre contra mí es joven y se ve asustado, seguro es nuevo en la pandilla y lo ponen contra mí porque se supone que soy inexperto. Le doy una sonrisa confiada para asustarlo más y la carrera comienza.
No es un tramo largo, pero lo suficiente para hacer que mi corazón se acelere. Es increíble como el miedo genera placer, como sientes la sangre correr por tus venas y sientes el poder. No me asusta acelerar, lo hago sin mirar el marcador, lo hago sin medir las consecuencias. No logro ver nada a mi alrededor, eso solo puede significar que voy demasiado rápido. El aire quema en mis pulmones, la sensación es placentera.
He leído que la adrenalina funciona de la misma forma que los orgasmos, ahora entiendo por qué.
Antes de que lo note llego a la meta marcada por dos conos anaranjados, solo entonces recuerdo que estoy compitiendo con un chico que aun no llega, y eso significa que gané.
Es la primera carrera en mi vida y gané sin dificultades.
El chico llega, se baja de la motocicleta y le da una patada a uno de los conos. Me da pena por el pero luego recuerdo que es de la pandilla que esta persiguiendo a Alegra y a Valeria y se me pasa.
Max y Nate llegan en la motocicleta de Nate, la adrenalina no abandona mi cuerpo, la sensación de placer y de tener el poder en mis manos no desaparece.
— ¡Eso estuvo increíble! — Nate grita con euforia — No creo que esta sea tu primera carrera, ya di la verdad, nadie acelera sin miedo la primera vez.
— Nunca lo había hecho y nunca lo volveré a hacer, ustedes arreglen lo demás, ya me voy.
Le devuelvo la motocicleta a Max y regreso caminando. El camino de vuelta se me hace largo, tal vez es como un kilómetro hasta el auto, me lleva mas de quince minutos.
La culpa no tarda en aparecer.
Se lo prometí, de verdad quería cumplir mis promesas con ella. De todas formas se lo diré, no le mentiré, aunque no me perdone.
Le pido a Félix que conduzca, estamos llegando a casa cuando Max vuelve a llamarme, dice que Alegra está en casa de su padre, así que vamos para allí. Pensé que estaría durmiendo aún, pensé que al menos podría abrazarla por esta noche una vez más.
Son mas de las cuatro de la madrugada, no entiendo que hace allí.
Dejo a Félix en casa y conduzco solo de camino allí, a hacerme cargo de mis pendejadas.
Ella me está esperando fuera, sus ojos cargados de lágrimas, estira su teléfono con un video de la puta carrera.
— Nate se lo envió a Valeria, y ella a mí.
Oh, con hermanas así para qué quiere uno enemigos ¿No?
— ¿Nada? ¿No me dirás nada? — su expresión de decepción me hace sentir culpable.
— No sé qué decir... Lo siento.
— Prometiste que no lo harías — sus ojos me buscan, los míos no hacen más que evitarla.
— También dije que no era bueno cumpliendo promesas... — sé que es una justificación estúpida, pero no me sale más que eso.
— Que tonta... — susurra limpiando sus ojos — Pensé que yo era la excepción.
— Lo eras... solo que... Si tan solo intentaras ponerte un minuto en mi lugar, si tan solo tú...
— Todos los días me voy a dormir pensando que por la noche alguien me puede llamar para decirme que mi papá o Max murieron, todas las noches pienso en llamarlos porque tal vez no vuelva a escucharlos, y ahora debo sumarte a esa estúpida lista... — las lágrimas caen por fin, sé que tiene razón, pero no me arrepiento de lo que hice.
— Es diferente — refuto con convicción —. Yo no lo hice por diversión, quería salvarte, a ti y a mi hermana.
— Me salvo sola Lucas, quiero alguien en quien confiar, no un superhéroe.
— Ya está, ya no te molestarán, podemos simplemente olvidarlo y ya... — digo aunque sé que no funcionará, sé que no me perdonará.
— ¿Y sí morías? ¿A quién ibas a salvar?
— No morí, estoy bien.
— Pero te pusiste en riesgo, y no te importó qué pasaba conmigo.
No estamos discutiendo, es como si los dos diéramos por sentado que no hay una solución.
— Tú también decidiste ponerte en riesgo al regresar, y tuviste mi apoyo.
Bufa por lo bajo y aparta su mirada al suelo.
— No me arriesgué a morir...
— ¡Oh, claro que no! Sí solo te arriesgaste a ser violada por una pandilla de imbéciles, nada importante...
El tono irónico que sale de mí es completamente impulsivo, no era mi intención discutir.
— No te mentí, ni rompí una promesa, ni me fui a tus espaldas mientras dormías, va más allá del hecho, es que ya no puedo confiar en ti.
Lo sé, sé que ya no confiará en mí y me lo merezco.
— ¿Es todo? — murmuro con la poca voz que me queda.
— Lo siento Lucas, de verdad te quiero, pero no volveré a cometer otra vez los mismos errores. Así que sí — limpia sus lágrimas otra vez y me da una última mirada —. Es todo.
La observo irse sin decir nada, ni siquiera puedo llorar, solo quedarme aquí, de pie observando cómo dejo ir a lo más bonito que me ha pasado en mucho tiempo.
Max sale también, ella ya no está pero aún no me muevo.
— Sabes que no era mi intención, no soy esa clase de persona, yo quiero que ella sea feliz.
Asiento llevando mis manos a los bolsillos.
— No soy de las personas que buscan culpables, soy responsable por mis acciones.
Suelta una pequeña risa y mira en la misma dirección que yo.
— Me agradas, si no estuviéramos enamorados de la misma chica seríamos amigos.
No lo creo, somos de mundos diferentes, si no fuera por Alegra nunca nos hubiéramos conocido. Pero de todas formas no lo digo, le doy una media sonrisa justo cuando su teléfono suena.
Me duele saber qué es ella sin que él lo diga. Me duele no creerle cuando me dice que no lo amó.
— ¿No contestas? — pregunto al ver que vuelve a guardarlo en su bolsillo.
— Ya no puedo hacerme esto, yo... necesito cortar con esta relación de dependencia. Ella me llama, yo voy con ella y la veo llorar, luego ella resuelve sus problemas y se va... y no tienes idea de cuánto me cuesta a mí recuperarme.
— Me parece muy sensato de tu parte, no te preocupes, ella tiene con quién estar.
— Lo sé... — murmura muy bajito y por un momento siento que los dos estamos conteniendo las ganas de llorar.
¿Y ahora? No lo sé, no sé cómo se sigue ahora.
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Hola gente bella ❤️
Tarde, lo sé, pero aquí les traigo su cuota de drama.
Dejen sus golpes para Lucas aquí.
Y luego aquí sus besitos, porque ni siendo un idiota deja de ser un bebecito.
El capítulo de hoy está dedicado a martina_vdlo ❤️
Recuerden que si quieren que les dedique un capítulo solo deben dejar sus comentarios, elijo uno cada capítulo.
Los quiero ♥️
Besos, mil besitos 💋
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