24 - Tú y yo
ALEGRA
¿Creen que tuvimos sexo por la noche? Claro que no, si el destino nos odia. Lucas había preparado una cena al borde del río para que recordáramos nuestra primera vez bajo el cielo nocturno, pero apenas llegamos Max lo llamó.
El idiota de Zac publicó fotos en las redes sociales y los hombres de Timothy llegarán pronto, así que debemos irnos.
Lucas y Max están discutiendo, yo los observo en silencio pero no por mucho tiempo porque están decidiendo sobre mi futuro como si alguno de los dos tuviera el derecho.
— ¡Vete con él! — lo increpa Lucas al que nunca había visto tan enojado — Si ustedes no hubieran venido estaríamos a salvo.
Pues, razón tiene... Zac ya aceptó que se irá, pero Max no quiere dar el brazo a torcer.
— Yo no hice nada, iré con ustedes y no estoy preguntando — Max habla con más calma, y también tiene razón, no es justo que tenga que pagar por un error que no cometió.
— ¿Sabes por qué estamos en esta puta situación? Porque tu hermano no tuvo mejor idea que cagarse en los códigos de todos y ponerla en riesgo a ella.
Max bufa y sonríe irónicamente.
— ¿Y sabes por qué mi hermano se cagó en los códigos y golpeó a Jake? Porque tú inocente hermanita se lo pidió.
Wow, plot twist. No sé en qué mierdas está metida Valeria pero comienza a preocuparme.
— ¿Qué dices? Mi hermana no haría eso, a ella no le gusta la violencia.
Que tierno que la defienda y confíe en ella, pero Max no miente, nunca.
— Piensa lo que quieras, pero no te desharás de mí.
Lucas afloja sus hombros soltando un resoplido.
— Que pesado eres, síguenos hasta el fin del mundo, da igual, igual no impedirás que estemos juntos.
— ¡Que no lo hago por eso! — casi que grita, hasta yo me sobresalto porque Max nunca grita — ¿No entiendes que si le pasa algo me muero?
Sus palabras me duelen, de pronto quiero llorar. Sé que muchas chicas estarían felices de que un chico como Max se sintiera de esa forma por ellas, pero para mí solo significa una enorme responsabilidad. Cada cosa que hago, cada cosa que siento, cada decisión que tomo lo afectan directamente.
Se que lo lógico es pensar "no es mi culpa que me quiera, así que no soy responsable". Pero yo pienso "tampoco es su culpa quererme, ambos somos igual de responsables".
Lucas podría burlarse, o menospreciar lo que dijo, pero manteniendo su promesa no hace ningún comentario al respecto y afloja su postura de discusión.
— ¿Qué le harían? Sí la encontraran... ¿Qué es lo que...? — ni siquiera termina la pregunta, sé que está imaginando cosas feas.
— Se la entregarían a Timothy, como a una cosa, y él entonces... — Max no puede decirlo, pero queda implícito y todos lo entendemos.
En su mundo machista y asqueroso a las mujeres no nos golpean, las mujeres somos objetos con otros fines.
— ¿Ya terminaron? — pregunto intentando alejar la imagen de mi cabeza — Muy lindo todo pero acá las decisiones las tomo yo porque soy la única que está en riesgo.
— Pero... — protesta Max pero lo interrumpo.
— Pero nada, regresaremos a casa. No le temo a Timothy ni a ninguno de los idiotas que lo siguen, no escaparé para siempre.
— Estás loca... — lo apoya Lucas — no dejaremos que tú...
— Vaya, ahora están de acuerdo — lo interrumpo también —. Pero ese es el punto, no necesito que me dejen hacer nada, no tienen poder de decisión sobre mi vida, regresaré a mi casa y haré una denuncia policial.
— La policía no entra en asuntos de la pandilla ¿Quieres romper más códigos?
— ¡Me vale una puta mierda tu pandilla! No es mi pandilla, no tengo que seguir sus códigos y no tengo que pagar las consecuencias de toda su mierda.
— Llévatela — vuelve a decirle Max a Lucas sin escuchar lo que dije —. A dónde sea, no se lo digas a nadie, cuanto más lejos mejor, arreglaré esto y te llamaré.
Lucas me ve por un segundo, pienso que va a tomar la misma postura que él y voy a tener que mandarlos a ambos a la mierda pero me sorprende.
— ¿Tú quieres regresar? ¿Estás segura? — toma mi mano y me ve a los ojos — Yo quisiera subirte a un avión e irnos lo más lejos posible, pero si lo que tú quieres es regresar y enfrentar la mierda estaré a tu lado, no limitaré tu valentía porque yo sea un cobarde.
¿Ahora ven por qué me enamoré de él y no de Max?
— ¿Estás loco? — lo increpa Max — No tienes idea del peligro al que la expones...
— No es mi propiedad, yo no la expongo, ella decide y yo la acompaño.
— Eres más idiota de lo que pensaba...
— Nos vamos... — murmuro jalando la mano de Lucas hacia el auto en el que ya guardamos nuestras cosas.
Lucas suelta mi mano para rodear el auto y subir por su lado justo cuando Max toma mi otra mano.
— Alegra... por favor — suplica con sus ojos cargados de unas lágrimas que nunca dejará salir.
— Si me quieres como dices dejarás tu egoísmo de lado y vendrás con nosotros.
— ¿Egoísmo? — cuestiona confundido.
— Tú no soportarías que algo malo me pase, pero me obligas a soportarlo a mí cada vez que te subes a esa puta motocicleta y pones en riesgo tu vida. Eso no es amor, es egoísmo.
Suelto su mano y me volteo para subirme al auto sin decir más nada y sin dejarlo responder. Sé que le duelen mis palabras, pero también sé que nunca dejará las carreras, ya prometió que lo haría y no pudo cumplir.
— ¿Vamos? — murmuro en cuanto subo al auto limpiándome los ojos con la manga de la sudadera.
— Vamos — responde Lucas sin cuestionar nada de lo que acaba de escuchar.
LUCAS
Eso me dolió más de lo que pensaba porque me dio una clara señal de que ella sí lo quiere. Tal vez no lo ama, tal vez nunca lo amó, pero sí lo quiere, sí le duele que él no dejara su mundo por ella.
Y ahora llora, llora por él y yo no sé qué decir, ni que sentir.
Hemos recorrido unos cuantos kilómetros en silencio, ella conectó su teléfono al estéreo y diferentes canciones de su repertorio han ido llenando el silencio en el que nos quedamos desde que salimos.
— ¿Puedes parar en una estación de servicio? Quiero hacer pipí y comprar algo para cenar — me pide sin despegar sus ojos de la ventanilla.
— Claro... — murmuro en respuesta.
Unos kilómetros después me detengo en una y ella baja.
Me siento sorprendido por la inmensa variedad de música que escucha, en solo media hora hemos pasado por todos los géneros, desde reggaetón hasta jazz, y justo ahora comenzó a sonar una base de hip-hop muy buena.
Pero la sorpresa más grande me la llevo cuando la letra comienza, sobre todo por la voz del cantante, porque es la de Max.
Escucho la letra con atención, y para ser muy sincero me gusta, el idiota tiene talento.
En una vida vacía de colores
En la que cada día no encuentro razones
Solo fingiendo como simples actores
Sin aprender de mis propios errores
Un día llegas a robarte cada una de mis sonrisas
A volverte dueña de cada palabra que mi arte improvisa
De pronto ya no siento que camino en la cornisa
Me siento libre como tu cabello cuando sopla una brisa
Tu corazón y el mío latiendo al mismo compás
Hasta hoy no era consciente de lo que era capaz
Vayas donde vayas yo seré tu secuaz
Pero no me dejes solo, Reina dame tu paz...
La canción se detiene, estaba tan concentrado escuchándola que no noté que ella regresó.
— ¿Por qué la quitas? — cuestiono al ver su nerviosismo.
— Lo siento... yo. Es que él escribió eso para mí y… nunca la borré.
— Serías muy cruel si la borraras, es tuya, no tienes que explicarme nada.
— Gracias... — murmura y volvemos a quedarnos en silencio.
Creo que soy yo el que estoy generando el silencio, ella me ve de reojo cada tanto como si quisiera leerme, o no se animara a hablarme. Quiero ser sincero con ella, sé que es la única forma de no arruinar esto, pero es que siempre me ha costado hablar de sentimientos.
— ¿Qué pasa con tu hermana? — dice finalmente buscando conversación.
— Nada, ella no hizo eso, estoy seguro.
— Lu… sé que confías en ella, pero Max no suele decir mentiras.
En algún punto sé que es una gran posibilidad que sea verdad, pero escucharé a mi hermana antes de sacar cualquier conclusión.
— Llamaré a Félix a ver qué sabe — comenta al ver que no respondo.
Lo llama sin desconectar su teléfono del estéreo, señal de que no tiene nada que ocultar.
— Princesa ¿Dónde te has metido? — pregunta preocupado en cuanto suenan los dos primeros tonos.
Princesa, reina ¿Que problema tienen con la realeza? ¿No tienen apodos más originales? Reinas y princesas son simples mortales con puestos de poder, le quedan chicos esos apodos a ella.
— Nate golpeó a Jake y tuve que exiliarme pero ya estoy regresando.
La simpleza de la explicación me da una clara señal de que Félix está completamente interiorizado en todos estos asuntos.
— ¿Estás con Lucas? Los necesito aquí a ambos, es importante.
— Aquí estoy — me anuncio porque no me parece justo escucharlo sin que él lo sepa.
— ¿Estoy en altavoz?
— Sí — responde ella —. ¿Qué pasa con Valeria?
Se escucha un sonido extraño que suena como un resoplido.
— Yo... ya no sé qué hacer. Estoy a un segundo de darme por vencido.
— ¿Fue ella?
Se entienden con tan pocas palabras que no siquiera yo entiendo con claridad de qué va la conversación.
— Sí, pero lo peor es que Jake no le hizo nada malo. Valeria le hizo creer a Nate que había sido grosero con ella porque sabía que si lo golpeaba lo sacarían de la pandilla. Cree que si lo aleja de todo eso él cambiará.
— Llegaremos en dos horas, no la dejes sola… — Alegra habla porque yo no sé que decir.
Es una realidad que mi hermana es un imán para los problemas, y que cuatro años lejos de ella crearon una distancia considerable entre los dos. Sin dejar de lado el hecho de que mi madre me trata como “el hombre de la casa” y eso hace que ella me vea de esa forma también, más como figura de autoridad que como amigo.
Tal vez no la conozco tanto como pienso.
— No estoy con ella, Alegra. Me trata mal, me grita, se escapa de mí, ya no sé cómo cuidarla… — la preocupación en su voz me hace sentirme molesto con mi hermana.
No digo que tiene que querer a Félix a la fuerza porque él la quiere bien, pero no tiene por qué tratarlo mal.
— Tranquilo, yo me ocuparé — aseguro aunque no tengo idea de cómo.
Ellos intercambian algunas palabras más de despedida a las que no presto demasiada atención.
— Todo es culpa de esos malditos libros que lee… — protesto en cuanto termina la llamada.
— ¡Ey! — se queja con molestia — No culpes a los libros…
— ¿No? Ella lee historias así todo el tiempo, donde un idiota drogadicto hace lo que quiere con una chica tonta y vacía de personalidad pero al final la magia de su amor lo hace cambiar y son felices para siempre. ¡Pero esas cosas no pasan en la vida real!
— Lo sé Lucas, pero no es por eso…
— Pues yo creo que sí, le hacen creer a las niñas que así debe ser el amor y solo romantizan el perdón para justificar la mierda. Hay cosas que no se perdonan Alegra, hay cosas que no tienen solución, hay daños que no se reparan, y ningún drogadicto deja su mundo por el amor de una chica.
— Yo sé perfectamente eso… — su mirada errante me hace percatarme de que ya no habla de Valeria, si no de ella misma.
— ¿También lees esos libros?
— Lo he hecho, “Tres metros sobre el cielo” era mi favorito, luego cuando lo vives en la realidad no es tan bonito.
Sé que otra vez está hablando de él, necesito saberlo todo, aunque duela, las cosas que estoy imaginando son incluso peores.
— Sí estabas enamorada de él ¿Verdad? No quieres aceptarlo porque te hizo daño, usas tu ego como escudo pero no está funcionando conmigo.
— No — asegura de inmediato poniendo sus ojos en mí —. No me enamoré de él pero… pero si lo quise, no de la forma que él a mí, de otra forma, si me importa, si lo… quiero.
No digo nada porque no sé qué decir, quiero ser sincero con ella, no quiero que haya malos entendidos, pero me siento muy inseguro.
— No quiero que pienses que no lo elijo solo porque me hizo daño, de hecho nunca lo hizo, él renunció a la pandilla para estar conmigo y yo terminé con él porque no lo amaba de esa forma. Sólo que… siempre me ha cuidado, siempre ha estado ahí, no ha fallado ni una sola vez y es mi amigo, de esa forma lo quiero.
Quiero confiar, de verdad hago un esfuerzo pero me siento ajeno a su vida justo ahora.
— Siento que apenas te conozco, y él te conoce a la perfección, no puedo competir con él.
Ella suelta una pequeña risa y pone su mano sobre la mía en la palanca de cambios.
— No estás compitiendo con nadie Lucas, solo somos tú y yo.
— Y Max, y Félix, y quién sabe quién mas aparecerá… — ella se vuelve a reír y niega con su cabeza.
— Solo tú y yo.
— Ni siquiera sabía que te gustara leer, necesito conocerte más…
— Lo harás… solo no apresures las cosas por competir con él. No tienes que decir que soy el amor de tu vida solo porque él lo dice.
Mierda, ella estaba escuchando eso, olvidé lo chismosa que es y estaba seguro de que dormía.
— Quisiera que el día que lo digas sea porque de verdad lo sientes, quisiera que lo que tú y yo estamos construyendo tenga sus propios tiempos, porque solo somos tú y yo, es nuestra historia y la de nadie más.
Ella tiene razón, me estoy concentrando demasiado en los demás, debo concentrarme en ella, en conocerla, en conectarnos, y ahí entonces podré decirle que la amo con propiedad.
Le doy un breve asentimiento y una media sonrisa.
— Entonces… ¿Cuál es tu libro favorito?
Sus ojos se iluminan de pronto, creo que de aquí iré directamente a comprar una librería completa si eso significa que veré ese brillo en sus ojos.
— Sin dudas es “Las ventajas de ser invisible”, trata sobre Charlie que es un chico que está atravesando el duelo por el suicidio de su mejor amigo y entonces…
Al menos vi la película, sé mas o menos de lo que habla. Ella habla sobre esto con mucha emoción, podría escucharla hablar de esto todo el día, de hecho, lo haré.
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Hola gente bella ❤️
¿Dónde está mi Lucas? ¡Exijo uno de inmediato!
Solo pasaba a decirles que disfruten, que ya me conocen y saben que todo marcha demasiado bien...
En el próximo capítulo volveré con las dedicatorias. ¿Por qué no en este? Porque en el anterior casi que no comentaron -.-
Los quiero ♥️
Besos, mil besitos 💋
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