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Capitulo dedicado al tierno y delicado perfil de ZitlalliVentura ❤️
La fila que se había formado dentro de la farmacia se movía mucho más lento de lo que a él le gustaba, aunque no podía culparlos, ni pedirles que apresuraran sus pasos ya que la mayoría de los que la conformaban eran ancianos y mujeres embarazadas; se vería demasiado cruel si comenzaba a insistir para que se movieran más rápido.
Lo que menos le preocupaba era quedarse allí una hora más, lo que realmente invadía sus pensamientos era la imagen del Omega Jung Hoseok despertando en su habitación.
Lo conocía lo suficiente como para saber que el Omega se sentiría totalmente incómodo en aquel lugar, o quizás asustado de pensar que había sido secuestrado por un extraño, o quizás con la intención de romper todo el lugar para lograr irse. Cualquiera de las opciones era viable con aquel pequeño Omega.
Sacó su móvil con la intención de enviarle un mensaje a su mejor amigo, cuando sus ojos se abrieron más de lo normal, al recordar que le había pedido a su mejor amigo que le hiciera aquel favor.
Hoseok no conocía a BamBam, lo que hacía mucho más probable la opción de que el Omega estuviese rompiendo todo intentando escapar por todos los medios, a pesar de no estar encerrado en primer lugar.
La fila comenzó a avanzar y antes de que pudiese darse cuenta, solo faltaban tres personas para que su turno llegará y pudiese pagar lo que había comprado para aliviar el dolor de Hoseok.
Entonces la voz de una de las personas frente a él lo quitó repentinamente de sus pensamientos y miedos internos.
— ¿Se encuentra enfermo su Omega jovencito? — quiso saber el anciano que se hallaba en el puesto de adelante volteando para quedar ambos frente a frente.
— ¿Disculpe? — dijo no sabiendo a lo que de refería el hombre.
— Tu miedo se está esparciendo demasiado rápido por el local — le indicó el anciano dibujando una sonrisa en su rostro la cual logró su cometido; tranquilizarlo.
— Mil disculpas señor — dijo haciendo una reverencia y respirando de manera profunda para que su aroma de disipara del lugar.
— No debes disculparte niño — mencionó el hombre colocando su mano con suavidad sobre las manos del Alfa — es normal temer y es normal dejarlo salir en algún momento — siguió hablando mientras las personas frente a él avanzaban — ¿A qué le temes niño? — quiso saber, sin ningún tipo de malicia de por medio, ni intenciones de reprocharle algo.
Cuando pensaba en las palabras exactas para responderle al hombre mayor, la voz de la joven Beta que trabajaba de cajera en la farmacia se hizo escuchar, llamando la atención de ambos.
— Por aquí señor Choi — señaló la muchacha indicándole al anciano la abertura en la ventanilla.
El hombre se acercó a paso lento hacia aquel lugar hasta quedar de frente a la ventana de cristal que lo separaba de aquella muchachita y enseñándole el medicamento desde la parte de afuera, recibió el monto y pagó. Todo a su ritmo.
Antes de retirarse del lugar, el señor se volteó hacia donde la figura del Alfa se hallaba y volvió a hablarle.
— Sigue mí consejo, pequeño — comenzó a hablar con un cariño único en las personas de mayor edad — no dejarás de ser un Alfa por admitir que tienes miedo — mencionó llamando la atención de varias personas en la fila — vale más un Alfa que dice lo que siente y lo que teme en el momento indicado, que aquel que lo guarda y piensa que está haciendo un bien a los demás ocultando sus sentimientos — agregó antes de levantar su mano y saludar con una sonrisa al joven de piel pálida.
Luego de pagar los medicamentos que había elegido para el Omega que alguna vez fue su pareja, salió convencido de que debía mantener una larga y profunda charla con Hoseok antes de permitirle ir a su hogar.
Al llegar a la puerta de su departamento, el cual era el mismo que compartía con Hoseok antes de que los descubriera, se imaginó entrando y encontrándose con todo revuelto y posiblemente a BamBam oculto tras el sillón intentando calmar a un Hoseok, enojado que tiraba todo a su paso.
Sorpresa era lo que lo invadió de golpe al ver a ambos Omegas sentados sobre el sillón, compartiendo tazas; seguramente de café; y una amena charla.
— Oh, Yoongi Hyung, está aquí — saludó BamBam levantándose de su lugar y realizando una reverencia corta pero cargada de respeto mientras el Alfa se quitaba los zapatos.
— Hola — saludó fríamente el segundo Omega al ver al Alfa quien mostraba gran sorpresa reflejada en su rostro.
— Creí que habría cosas desparramadas por el departamento — dijo el pálido aún más sorprendido.
— ¿Por qué habría cosas desparramas por aquí? — preguntó Hoseok levantándose de su lugar mientras dejaba la taza de café sobre la pequeña mesa frente al sillón donde ambos Omegas estaban sentados.
— Supuse que estarías asustado de despertarte en otro lugar que no sea tu hogar — contestó el Alfa rascando con nerviosismo su nuca.
— Pues te equivocas — remató el Omega realizando dos pasos para quedar por delante de BamBam — no estaba asustado, solo desconcertado — mintió, logrando que el Alfa creyera sus palabras — y bastante incómodo — agregó.
— Me imaginaba eso — dijo Yoongi avanzando unos pasos — te traje la medicina para tu dolor de cabeza y unas gotas para los mareos, el ayudante de la farmacia me dijo que servirían para cuando tengas la sensación de desmayarte — enseñó la bolsa de color púrpura con los medicamentos comprados.
— No quiero nada que provenga de ti Min Yoongi — soltó Hoseok con entero orgullo de Omega — solo quiero regresar al departamento de mis amigas, que es donde me siento cómodo — añadió mirándolo de manera desafiante.
— Bueno, será mejor que mejor los deje para que resuelvan lo que sea que pasa entre ustedes — por primera vez entre esa discusión incómoda la voz de BamBam se hizo presente — nos vemos luego Hyung — dijo acercándose a la puerta, colocándose sus zapatos y desapareciendo del departamento.
El intento de Yoongi por frenar los pasos de su mejor amigo fueron en vano, ya que este fue más rápido y esquivó su agarre, saliendo del lugar dejando al Omega y Alfa solos en el mismo lugar.
— Bueno... Yo... Este... — la voz del pálido se oía nerviosa.
— ¿Se puede saber por qué creíste que sería una buena idea traerme aquí, en vez de llamar a Lisa, a Jisoo o simplemente llevarme a una guardia? — atacó primero el Omega sin un solo índice de vacilación o temor en su voz.
Yoongi comprendía a la perfección el malestar que experimentaba el Omega en aquellos instantes y no pensaba atacarlo ni mucho menos camuflaria sus respuestas usando excusas tontas.
— No conozco el número de tus amigas SeokSeok — se defendió el Alfa — y sobre lo de la guardia — siguió hablando — el departamento que compartíamos quedaba más cerca ya que no llevé el auto a la cafetería y no podría llevarte hasta allí cargandote en los brazos — dijo apretando las manijas de la pequeña bolsa.
— No quiero excusas Min Yoongi — le recriminó el pelirrojo — nada te costaba pedir un taxi para ir hasta la guardia — su voz se tornaba cada vez más triste y enojada al mismo tiempo — te lo preguntaré una sola vez más — advirtió señalándolo con su dedo índice — ¿Por qué me trajiste aquí? — cuestionó por segunda vez.
— Extrañaba verte por aquí — soltó de imprevisto el pálido; siguiendo el consejo que le había dicho el anciano en la farmacia; descolocando por completo al pelirrojo, quien solo lo observó en completo silencio — lo digo de verdad — agregó con tristeza.
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