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50🍒

Bueno... Antes de llegar al capítulo 50, permíteme decirte que si has llegado hasta aquí, de seguro debes tener muchas preguntas y muy pocas respuestas de mí parte. No es maldad, es solamente mí bella manera de demostrarte mí cariño. (¿Qué manera rara verdad?)

Bueno, a lo que íbamos... Si has llegado al capítulo 50 déjame decirte que eres una #Fresita✨ muy fiel y es por eso que el regalo que estoy por darte es especial y único para ti...
Un regalo creado con mucho amor por la hermosa y dedicada Zaky_Dragon_97 quien me ha complacido diseñando esto para ti.

(Si llegara a haber algún problema y no pueden ver el vídeo, se los enviaré por privado ❤✨)

Se veía tan hermoso frente a sus ojos, que le costaba creer que aquella escena fuese cierta.
Podía pasar meses, años enteros viéndolo y no se cansaría jamás de repetirle lo bonito que se veía así, con su pancita crecida, sus mejillas coloradas, sus labios brillosos después de una sesión intensa de besos y su cabello revuelto. Definitivamente encontrarlo en aquella cafetería fue una de las pruebas más grandes que el destino le había puesto en su camino, pero su corazón continuaba diciéndole que elegirlo fue la mejor desición del mundo. Y muy a pesar de saber el daño que había ocasionado a otros y que el modo en que lo había elegido no había sido el correcto, ya no había nada de lo que arrepentirse. Al menos eso era lo que buscaba creer. Lo amaba, sin importar qué, lo amaba con todo su ser.

- ¿En qué tanto piensas? - la dulce voz lo sacó de sus pensamientos, mientras escuchaba el ruido de los huevos estrellar contra el costado de un bol.

- Oh, en nada cariño, sólo te miraba - contestó volviendo a admirar la belleza frente a sus ojos.

- ¿Me mirabas? - preguntó el contrario buscando un batidor en uno de los cajones que se hallaba en la parte inferior de la alacena.

- Permíteme alcanzartelo, tú no debes... no debes hacer esfuerzo - dijo el muchacho levantándose con rapidez de su asiento para buscar por su cuenta el batidor.

- Eres tan tierno amor, pero no debes preocuparte mucho, no estoy lisiado, puedo hacerlo por mí cuenta - respondió con una bella sonrisa al ver cómo su compañero se agachaba, abría el cajón y le alcanzaba el batidor.

- Sé y soy consciente de que puedes hacerlo por ti mismo amor - abrazó al joven por la espalda mientras acercaba su rostro hacía el oído contrario - pero justamente porque sé que puedes hacerlo, es que quiero ayudarte - mencionó pegado a la oreja de su pareja.

La dulce y delicada risa de su pareja invadió la cocina haciéndolo sonreír de tal manera, que se sorprendió a si mismo. Hacía demasiado no demostraba tanta felicidad, desde su última pareja, a quien lastimó de manera cruel.
Su sonrisa se borró al obtener aquel recuerdo que aún en aquellos momentos tan felices lo hacía sentir mal por sus tan malas acciones.

La mano de su pareja se detuvo de golpe, llamando su completa atención, al ver qué ya no continuaba con lo que estaba haciendo.

- ¿Qué sucede amor?¿Estás bien? - su voz sonaba preocupada y temerosa.

- No cariño, para nada, es que recordaba que eres alérgico a la vainilla y el polvo para bizcochuelo que compré es justamente de ese sabor - mencionó el joven observando el paquete sobre el mesón de la cocina.

- Oh, no te preocupes amor - lo tranquilizó el Alfa depositando un beso sobre su cuello - puedo ir a la tienda más cercana y comprarte uno de limón o del sabor que a ti más te gusta: chocolate - mencionó dejando aún más besos.

- No te preocupes cariño, no hace falta que vayas a comprar, puedo prepararlo con harina, el polvo para hornear y el jugo de limón que está en la heladera - dijo el joven disfrutando de los mimos de su pareja - ¿Cariño? - lo llamó con su voz aún más dulce.

- Hhmm - respondió el Alfa disfrutando del aroma de su pareja.

- No es por presionarte, pero ¿Has pensado un nombre para nuestro cachorro? - preguntó sintiendo como el joven apoyaba ambas manos sobre su enorme vientre - sé que aún no sabemos el sexo del bebé porque no ha querido mostrarse, pero no crees que ya es momento de que lo vayamos pensando - agregó sintiendo como el Alfa quitaba sus manos y comenzaba a alejarse un poco; al voltear para verlo, se topó con la imagen del joven buscando los ingredientes.

- Lo eh estado pensando por algunos meses - respondió el joven agarrando la harina y el polvo para hornear de la alacena superior, para luego dirigirse a la heladera y buscar el jugo de limón y la leche; algo que sabía le faltó mencionar a su compañero - sí el bebé es niño quiero que se llame Minhyuk - mencionó acercandole la harina y el polvo para hornear - y si es niña quiero que se llame Seayoon o Hanna - agregó colocando la leche y el jugo sobre el mesón.

- Son nombres bellísimos cariño - dijo el Omega enseñando sus ojos brillosos - aunque si me lo preguntas a mí, sin importar el género del cachorro me gustaría que se llame Hope - agregó colocando dos tazas de leche dentro del bol con cuatro huevos.

- ¿Hope? - preguntó con curiosidad.

- Si cariño - respondió con sencillez - además es un nombre que combina perfecto con tu apellido ¿No lo crees? - mencionó con dulzura.

- Mmmmm, si tú lo dices amor, me parece hermoso - contestó con un poco de duda.

- ¿Qué sucede cariño, no te gusta... - las palabras se atoraron en su garganta y sus ojos se llenaron de lágrimas.

- ¿Amor?¿Qué sucede? Háblame - pidió el Alfa observando como el Omega se hallaba en completo silencio - ¿Amor? - volvió a llamar con clara preocupación.

El sonido similar a un vaso de agua cayendo sobre el suelo guió sus miradas hacía el vientre del Omega de manera tan rápida que al percatarse de lo que sucedía, no tuvo el tiempo necesario para buscar el bolso que su pareja se había dedicado a preparar con tanto esmero. Al levantar a su pareja en sus brazos, subirlo a su auto y dirigirse a la clínica médica más cercana, comprendió que algo andaba mal en el embarazo. No lograba sentir los latidos de su pareja a través del lazo formado entre ellos; lo cual provocó que lo invadiera el miedo.

Sus gritos se escucharon por todo el pasillo de la clínica, hasta que fue atendido por la recepcionista del lugar, quien de inmediato llamó a los médicos y enfermeras para que llevarán al Omega en una camilla hasta la sala de partos.
Al llegar al cuarto, le permitieron el ingreso por unos momentos, hasta que el médico encargado de los partos terminara con el paciente que se hallaba en aquellos instantes.

Los ojos brillosos del Omega se abrieron de golpe, observando con miedo el lugar donde se hallaba, hasta toparse con el rostro pálido y preocupado de su Alfa.

- Ca... Cariño, ¿Dónde estamos? - preguntó con curiosidad.

- En la sala de partos amor - respondió intentando sonar tranquilo - al parecer el cachorro quiere conocernos antes de lo esperado - añadió con una sonrisa.

- Te... Tengo dolor Alfa - habló el Omega haciendo muecas con su rostro - algo... algo anda mal Yoongi - sollozó el joven removiendose incómodo sobre las sábanas de la camilla - no siento al cachorro Yoongi, no siento a nuestro cachorro - el llanto comenzó a invadir de tal manera al Omega que la habitación pronto fue invadida por varias enfermeras.

- ¿Qué le está sucediendo a mí Omega?¿Qué le sucede? - la voz preocupada del Alfa puso en alerta a las enfermeras de la sala - ¡¿A dónde se llevan a mí Omega?! - gritó con voz de mando causando temor a las jóvenes.

- Señor Min, soy la enfermera Lee - habló una mujer llamando su atención - debemos trasladar a su pareja a la sala de urgencias, el parto se complicó y pone en peligro la vida del bebé - mencionó la mujer con una tranquilidad aterradora.

- ¡No por favor, no quiero que nada malo le suceda a mí bebé por favor! - suplicó el Omega invadido por el llanto - por favor Yoongi, si debes elegir a uno de los dos - habló mirando con dolor a su Alfa - elije al cachorro, te lo suplico - rogó mientras el dolor incrementaba.

- Ji... Jiminnie ¿De qué... De qué estás hablando? - habló el Alfa invadido por el dolor.

- Prometemelo Yoongi, hazlo - volvió a pedir antes de que lo trasladarán a urgencias - promete que lo eligiras - agregó en un ruego desesperado.

- Jiminnie, Jiminnie - antes de que pudiera darle una respuesta segura a su súplica, las enfermeras lo trasladaron de inmediato y otras le prohibieron el paso.

La espera en aquel lugar se había convertido en el peor infierno, tanto para él como para su Lobo.
Los minutos se hacían interminables, hasta que el intenso llanto de un bebé invadió por completo sus oídos.
La silueta de una enfermera con el semblante decaído le llamó completamente la atención; aquello no era un buen presagio.

- Señor Min, lamento informarle que su Omega - las palabras le taladraban lo más profundo de su corazón y su Lobo aullaba de dolor - su Omega no resistió el parto - finalizó la enfermera con voz completamente apagada.

Sus rodillas golpearon el suelo y de su garganta, el grito desesperado de ambas partes; Lobo y humano; se escuchó por todo el lugar.

Era un grito de dolor.

Era un grito de muerte.

Era un grito de pérdida.

Era el grito de un Alfa que lloraría eternamente a su Omega.

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