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Se veía bellísimo reflejado en sus ojos.
Definitivamente aquel joven era la definición de peligro y seducción a los ojos de cualquier persona común y corriente.
Pero él no era sólo una persona, era un Alfa hecho y derecho y eso lo hacía aún más susceptible.
Para su felicidad aquel joven que había derramado sobre el su café era un bello y tímido Omega, según lo que sus ojos habían podido captar. Su corazón se estrujó de sobremanera al verlo sonrojarse mientras intentaba secarle el café de su camisa y no se aguantó el hacerlo sentir un poco más avergonzado.
- No necesitas hacerlo - lo tranquilizó el joven enseñándole su sonrisa - de todos modos ya debía de cambiar está camisa por una nueva - agregó levantándose y brindándole su mano para que incorporara del suelo - aunque era mí favorita - añadió para observar la reacción del contrario.
- ¿Era... Era tu favorita? - preguntó luego de incorporarse y con el sonrojo invadiendo nuevamente su rostro y orejas.
- Sí, pero no te preocupes, está bien - contestó con una sonrisa en su rostro - no tienes nada de que preocuparte, lo dejaré olvidado si me dices tú nombre - le aseguró extendiendo su mano hacia el contrario - yo soy Min Yoongi.
- Jung HoSeok - respondió tímido mientras aceptaba el saludo del contrario.
Aquel nombre le sentaba perfectamente. Su nombre hacía juego con toda su personalidad, a pesar de no conocerlo del todo. Aquella primera impresión le hacía sentir que aquel Omega era demasiado tierno y conservador, y podía asegurar que era mucho más tímido que el resto de los Omegas que había conocido en su trabajo.
- Gracias por ayudar a limpiar el café - habló luego de unos minutos mientras continuaba sosteniendo la mano del joven - pero será mejor que vaya a cambiarme de ropa - agregó con una sonrisa.
- Oh, si, lo siento - contestó soltando suavemente su mano - nuevamente lo lamento - agregó haciendo una reverencia hacia el contrario.
- ¡Hyung! - escuchó a lo lejos dándose la vuelta casi al instante, no sin antes observar aquellos ojos una vez más - lo estaba buscando - habló una suave voz acercándose al chico de cabellos negros y piel pálida - ¿Qué le sucedió? - preguntó inmediatamente guiando su mirada hacia su vestimenta manchada de café.
- No fue nada - contestó restándole importancia al asunto guiando su mirada hacia el tercero en aparecer - pero ya que estás aquí BamBam, préstame tu sudadera - pidió extendiendo su mano hacia el tercero.
El joven no dudó ni un segundo y quitándose la sudadera, se la extendió al pálido con una bella sonrisa.
- Fue un placer conocerte - anunció volteandose para observar aquellos ojos una vez más - pero ahora debo retirarme - agregó mientras BamBam se acercaba a su lado.
Y así sin decir más ambos jóvenes se fueron tranquilamente para abandonar la cafetería donde se encontraban hacía solo unos momentos atrás.
- Ugh - pronunció BamBam con claro desagrado - ¿Cómo pudo reaccionar de esa manera, con ese Omega? - preguntó observando nuevamente la camisa de su mayor.
- ¿Por qué no debía reaccionar como lo hice? - preguntó respondiendo lo que su menor había cuestionado - tampoco es tan grave BamBam - aseguró intentando despegar la tela mojada de su cuerpo.
- Porque fue muy inapropiado por parte de ese Omega el haberlo empapado con ese líquido - respondió con cierto enojo.
- Estoy seguro que no fue esa su intención - analizó recordando las expresiones del Omega luego de haber tropezado con él.
- Sin importar si fue o no su intención - habló el menor caminando al lado del Alfa - ¿Aunque sea le pagará por haber arruinado su camisa? - preguntó observando el perfil de su mayor.
- No - negó el de cabellos negros haciendo un ligero movimiento con su cabeza - es solo una camisa BamBam, no es el fin del mundo - lo tranquilizó adentrando sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón.
- No es sólo "una camisa" - habló el joven deteniendo su marcha para observar como el pálido lo imitaba - yo se la regalé para su cumpleaños, luego de recorrer medio Seúl para encontrar el color que tanto le gusta - le reprochó abultando sus labios en un tierno puchero.
- ¿Es por eso que estás molesto? - analizó sacando sus manos de sus bolsillos y acercándose lentamente hacía el menor.
- Es solo que me molesta que mí esfuerzo no valga para nada - contestó haciendo notar aún más su puchero y guiando su mirada al suelo en clara señal de estar apenado.
- BamBam - llamó la atención del menor colocando sus manos sobre sus hombros y logrando así que éste lo mirara - no quiero volver a oír de tus labios que tu esfuerzo no vale ¿Comprendes? - lo regañó dulcemente - tus esfuerzos son lo que te vuelven lo tierno que eres y amo eso de tí, porque siempre estás pendiente de mí - agregó sonriendole sinceramente, cosa que no era muy común en el pálido - y jamás, por ningún motivo cambiaría tus regalos por nada, además lo creas o no esta es, y será mí camisa favorita por sobre todas las que tengo en mí departamento y es por eso que llegaré, la lavaré y la volveré a utilizar luego - le aseguró observando como el brillo en los ojos de su menor aparecía lentamente.
- ¿En serio hará eso, Hyung? - preguntó mientras sus ojos se cristalizaban por las lágrimas que amenazaban con salir.
- Claro que sí, tontito - respondió dejando suaves caricias sobre los cabellos del menor.
Segundos después el menor se acercó al mayor abrazándolo fuertemente, importandole poco si se ensuciaba en el proceso.
- BamBam tu ropa - le recordó Yoongi intentando zafarse del abrazo del joven.
- No sé preocupe Hyung, es solo una camisa, no es el fin del mundo - imitó la voz del pálido mientras reforzaba su abrazo.
Yoongi se sentía a gusto con la compañía de aquel pequeño Omega, ya que desde hacía mucho tiempo atrás ambos jóvenes se interesaron por la música y el arte. Yoongi tenía apenas quince años cuando su camino se topó con el de BamBam; como cariñosamente lo llamaban, ya que él decía que su nombre era realmente complicado. El Alfa terminaba con sus estudios universitarios cuando la música comenzó a llamar su atención hasta llevarlo a componer canciones las cuales vendía para poder pagarse sus estudios. Y así lo hizo hasta convertirse en un gran co-productor músical. BamBam siempre estuvo a su lado en todo momento y era su soporte cuando sentía que ya no podía seguir haciendo lo que amaba.
Su amistad era una muy especial y hermosa, a pesar de todos los pronósticos malos que los demás compañeros de Yoongi, los cuales le recordaban a cada momento que una amistad entre un Omega y un Alfa era muy raro y peligroso por el asunto de los celos y todas esas cosas de Alfas y Omegas, que claramente a Yoongi no le interesaban cuando se trataba de él y BamBam. Gracias a aquella amistad, Yoongi había logrado cambiar un poco su mal genio con el resto de las personas que los rodeaban.
Hasta que HoSeok llegó a su vida, aquel día, en aquella cafetería.
(Fotito de BamBam para apreciar su belleza 😘)
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