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𝖎𝖎. los días que siguieron

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐎𝟐
los días que siguieron
𝐀𝐂𝐓 𝐎𝐍𝐄. ⚔️ REALITY HIT ꒱
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20 VOTOS + 10 COMENTARIOS
para el siguiente capítulo






El tiempo se había convertido en una especie de neblina, espesa y confusa. Los días parecían mezclarse, los recuerdos y sus propios pensamientos se enredaban en su cabeza como un torbellino.

A pesar de que todo había sucedido rápidamente, Kai parecía atrapado en un bucle. Su mente reproducía una y otra y otra vez todo lo que había sucedido tras la aparición de aquel titán y la posterior caída de la muralla María. Seguía atrapado entre los gritos y los lamentos de los pocos sobrevivientes del distrito, en el momento donde vio como la madre de Eren era devorada por una de esas cosas, entre su expresión de dolor y sus últimos ruegos, y entre la sensación de impotencia y su propia inutilidad. Su cabeza dolía, palpitaba, y sentía en todo su cuerpo un opresión insoportable, solo deseaba poder olvidar todo lo que había sucedido.

Los días posteriores habían pasado con rapidez y ya ninguno recordaba bien como habían llegado al distrito de Trost. Kai se encontraba sentado en el suelo polvoriento de un edificio improvisado para los pocos refugiados de Shinganshina, mientras hacía oídos sordos a lo que su hermana y Eren conversaban, no es que no quisiera prestarles atención, pero su mente divagaba en cualquier otra cosa.

──Kai...—susurró Mikasa, quien se ganó a su lado. Su voz suave lo devolvió al presente, sacándolo brevemente de su maraña de pensamientos─. Van a distribuir comida, vamos.

El chico la miró, pero no respondió y simplemente se levantó del suelo con cierto letargo. No tenía fuerzas para decir nada, pero su hermana lo conocía mejor que nadie, y sabía que no necesitaba insistir en esos momentos. Así que lo tomó de la mano y lo guio hacia la salida de aquel almacén junto a Eren.

Afuera, a pesar de que el sol estaba a tope y brillaba con fuerza, los ánimos no parecían aumentar. El bullicio de la gente llenaba el aire y en sus caras no parecía querer desaparecer aquella desesperación. Parte de los hombres y mujeres del lugar poseían un gesto ausente en sus facciones, se agrupaban mientras buscaban calor y comida; varios niños corrían por los alrededores como si nada y jugaban mientras eran ajenos a la realidad a la que habían sido arrojados sin previo aviso, otros ──quienes eran consciente de que lo habían perdido ── se mantenían en los rincones oscuros de aquel lugar con el sufrimiento palpable en sus caras.

Había demasiada gente en un sitio que no poseía lo suficiente para todos, la comida comenzaba a escasear rápidamente y el hambre comenzaba a sacar lo peor de la personas, los soldados ──los pocos que trataban de mantener la calma── comenzaban a ser superados por la desesperación de la gente que crecía cada día mas y cualquier intento de mantener el orden, se esfumaba rápidamente.

──Parece que aun no es seguro que sobrevivamos─ murmuró Mikasa mientras veía el caos a su alrededor. Kai se arrimó a su lado y tomó su mano en busca de cierta contención.

──¡Eren! ¡Kai! ¡Mikasa!

La voz de Armin logró llamar la atención del pelinegro y el resto de sus amigos, este corría hacia ellos con cierta emoción mientras agitaba el pan de hogaza entre sus manos. Era su primera comida en días.

──Llegamos a tiempo y el abuelo los consiguió para nosotros─ dijo el de hebras rubias mientras repartía el pan para cada uno.

──Muchas gracias─ murmuró Kai mientras veía el pan con cierto anhelo y una pequeña sonrisa. Su estómago pedía a gritos algo para comer hace días. Sin embargo, el chasquido que soltó uno de los soldados y el leve empujón que le dió al pelinegro al pasar por su lado, llamó la atención de los cuatro niños. El desdén en el rostro de aquel hombre era palpable mientras los veía──. ¿Cuál es su problema?

──Tienen que alimentar a los refugiados primero ─escuchó decir a Armin—. Es normal que estén molestos, dudo que haya comida para todos. Hay demasiada gente y ya faltaba comida desde antes. Estos panes serán toda nuestra comida hoy.

El peso de esa verdad era aplastante para todos.

──¿Por qué tendríamos que alimentarlos a ellos? ─ cuestionó el mismo soldado a su compañero mientras observaban al grupo de refugiado con cierta burla─. ¿Es que acaso los titanes no pudieron devorar a más?

Kai y los demás los miraron sorprendidos y ciertamente asqueados por los comentarios que aquel adulto había dicho. Eren, se acercó a ellos y pateó a uno con furia en la pantorrilla, el pelinegro también había dado un paso adelante con cierta rabia, pero Mikasa lo sostenía con firmeza de la mano y no se lo permitió.

¿Qué sabían ellos lo significaba ver como una de esas cosas devoraban a la gente que amaban?

Armin quien siempre había sido el más conciliador de los cuatro, logró calmar la situación y alejar a Eren de los soldados, pero la ira seguía endureciendo el rostro de su amigo y también una osadía peligrosa.

──Regresaré a la Muralla María y mataré a todos los titanes ─gruñó Eren con la voz ronca por el coraje que sentía. Kai quería creer que su amigo no hablaba enserio, pero conocía bien la personalidad determinada del castaño.

──Deja de decir estupideces, Eren─ murmuró Kai mientras agachaba la mirada─. ¿Qué podemos hacer nosotros contra ellos?

──¿¡Qué dices Kai!? ¡Es obvio que no podemos hacer nada contra ellos si seguimos aquí!

──¡Kai tiene razón! ─ dijo el de orbes azules mientras miraba a Eren y alzaba la voz─. ¡No podemos vencerlos! Tenemos que vivir dentro de las murallas y olvidarnos de hacer locuras. Si lo haces, morirás como mis padres.

──¿Y vivir a merced de ellos? ─ gritó Eren con enojo─ ¿No les da vergüenza? ¡Ustedes también querían conocer el exterior y ahora solo buscan excusas!

──¡Ahora mismo no tenemos otra opción!

La tensión entre ellos era palpable y la discusión que sostenían no iba mas que en aumento. Kai simplemente observaba el suelo mientras apretaba la hogaza de pan con cierta rabia y resignación. Él mas que nadie quería salir fuera, pero la realidad era mucho más compleja para ellos que aún seguían siendo niños débiles.

──¡Si quieres, vive toda tu vida como ganado! ─le grito Eren a Armin mientras le lanzaba el pan. Kai levanto la vista del suelo y lo observó sorprendido por aquella reacción─. ¡No son más que unos debiluchos!

El pelinegro sabía que su amigo hablaba desde la rabia y el dolor de su pérdida, sin embargo no pudo evitar que todas las emociones negativas que había estado reteniendo hasta ese momento, salieran a flote. Se acercó a él con su puño en alto y lo golpeó con fuerza en el rostro mientras las lágrimas cargadas en frustración caían por su propia cara. En su interior, Kai no podía comprender del todo aquella reacción porque del tiempo que llevaba junto a Eren, jamás se habían tratado de aquella manera, pero tampoco sabía que hacer al respecto para que este reaccionara y entendiera su posición. ¿Qué sentido tenía arriesgarse a salir siendo solo unos niños? Incluso con toda su ira, sabían que los titanes eran prácticamente invencibles y que su poder era devastador, lo habían visto con sus propios ojos. Carla había muerto por aquello, y ellos no habían podido hacer nada porque seguían siendo débiles. Ni Hannes, ni Mikasa, ni siquiera él mismo. Nada habría podido cambiar ese cruel destino.

──Nosotros somos débiles y tu también, Eren ─ murmuró Mikasa rompiendo el silencio que se había formado. Esta avanzó unos pasos hacia Eren y lo miró con su característica seriedad mientras volvía a tomar el brazo de su hermano para alejarlo de él──. No escapamos de los titanes, ni salimos de la ciudad solos. Ni siquiera hemos podido conseguir comida sin ayuda. Con lo débiles que somos, jamás venceremos a un titán.

──No te olvides de la promesa que le hicimos a tu madre─ susurro Kai mientras se refregaba el rostro con su antebrazo para limpiar las lágrimas─. Tenemos que sobrevivir.























Las cosas no mejoraron mucho con el tiempo, la humanidad parecía estar en su peor momento, con la falta de comida y el hambre sumado a la cantidad de refugiados que había, era imposible dar abasto. No importaba lo que quisieran hacer, no importaba cuánto lucharan, parecía que las personas estaban condenadas a estar atrapadas en una jaula aun más pequeña que antes.

Por lo mismo, el gobierno central había llegado a una solución más factible que mandar a los refugiados a plantar y cosechar, prefirieron sacrificar una buena cantidad de sobrevivientes ──entre ellos el abuelo de Armin que tan bien los había cuidado── en una misión suicida para recuperar la muralla y así seguir evitando la escasez de recursos y impedir algo mucho peor dentro de los muros. Aquello había funcionado por un tiempo, pero no quitaba el hecho que los demás siguieran sufriendo las consecuencias.

Era de noche y Kai se mantenía en silencio a un lado de Armin mientras este se aferraba al gorro de su abuelo y lloraba su pérdida. No había palabras de consuelo de su parte, porque no había mucho que decir que pudiera alivianar el dolor de la pérdida de un ser querido más que la compañía; dejo su cabeza apoyada en su hombro y apretó los labios para evitar llorar junto él. No le gustaba verlo sufrir.

──Los titanes tienen la culpa─ murmuró Eren a su lado, ganándose la atención de los 3 niños restantes─. Si los aplastamos, podremos recuperar nuestro hogar.

El de hebras castañas se acomodó a un lado de Kai, con la mirada fija en algún punto del suelo, en su rostro volvía aparecer esa determinación tan suya.

──El año que viene me alistaré como recluta─continuó, sorprendiendo a Armin y ganándose el gesto resignado en los rostros de los gemelos─. Conseguiré la fuerza para poder pelear.

──Yo también─ murmuró Armin.

Kai lo miró fijamente, procesando las palabras que el rubio había dicho. Eren no hablaba en broma, sus ojos eran un reflejo de pura osadía, pero tenía que admitir que la determinación de Armin lo tomaba con cierta sorpresa.

──Yo también me apuntaré── indicó Mikasa.

Kai soltó un suspiro y se levantó de su lugar para posicionarse al lado de su hermana y darle un ligero golpe con el codo, sus ojos, gris contra gis, chocaron en una mirada intensa y determinada. No había manera de desviarse de un destino que ya parecía escrito.

──No pretenderán ir sin mí, ¿cierto? ─murmuró el de hebras oscuras mientras posaba sus ojos fijamente en los orbes azules de Armin, el rubio apretó los labios mientras bajaba la mirada. Eso era precisamente lo que quería el rubio, que al menos uno de ellos estuviera a salvo.

──Chicos, no están obligados hacerlo─ contesto Eren mientras se levantaba del suelo y los miraba apenado─. Dijeron que teníamos que sobrevivir.

──¿Y pretendes que lo hagamos sin ustedes? ─ cuestionó Kai mientras una ligera sonrisa se asomaba en su rostro, este negó con la cabeza y los señaló uno por uno─. No puedo permitir que mi hermana y mis mejores amigos cometan locuras sin mí. Donde sea que vayan, iré con ustedes. No importa si es el ejército o el mismísimo infierno, yo no los dejaré.

Eren camino hacia él mientras sus ojos brillaban con una chispa, como si algo se hubiese encendido en su interior. Kai se giró hacia Amin y lo levantó del suelo para acercarlo a los demás, no soltó su mano y lo miraba con cierto fulgor en sus orbes grises. El castaño, quien había estirado su mano en medio del pequeño circulo que habían hecho los cuatro niños, miró a cada uno con aquella determinación que se había escondido bajo capaz de desesperación hace mucho, los demás también estiraron sus manos para sellar ese pacto.

──Sobreviviremos juntos, los cuatro. Pase lo que pase.

Era un promesa. Una que probablemente no todos lograrían cumplir.


⋆ ── lizzie's note:
hola, arriesgándome a que esto sea un completo flop, les doy la bienvenida
al segundo capitulo de ARMY DREAMERS.

Se que probablemente es un poco introductorio (idk) pero quiero ir desarrollando bien la historia de estos cuatro <33 y sobre todo la relación que tiene Kai con cada uno.
¿Les gusto? cuéntenme.
No se olviden de dejar un voto y comentar
(no a los lectores fantasmas)
Nos vemos en el siguiente capítulo, xoxo.

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