𝑊𝑎𝑡𝑒𝑟
──¿Estás listo?.── Preguntó el alfa americano viendo fijamente al británico.
──Es tu cortejo... Debo ver qué tanto te esmeras.── Dijo en un tono divertido el menor mientras mordía su dedo índice suavemente.
──Muy bien...── Aceptó aquello con una sonrisa ladeada y subió las escaleras hasta el segundo piso en dónde estaba la habitación del otro.
Llevaban tiempo saliendo, se conocieron por mera coincidencia en un bar de mala muerte en dónde el Alfa estaba dando una presentación tocando su guitarra y armónica teniendo la fría mirada de un joven británico el cuál lo arrastraría por una carretera de asfalto ardiente, era un Omega difícil y debía dar todo de él para demostrarle que era un Alfa totalmente competente para mantenerlo.
Cuando el alfa llegó a la habitación del Omega en dónde ese aroma a galletas y chocolate inundaron sus fosas nasales soltó un suspiro, era un aroma delicioso y deseaba fundir sus aromas, debía ser un aroma exquisito sin duda alguna y mientras buscaba las prendas del menor y suyas para poder hacerle un nido aprovecho para inhalar el aroma de esas prendas del británico, los Omegas hacían los nidos pero lo quería ayudar, tenía muchas ropas y había elegido unas flores de loto.
Rápidamente corrió escalera abajo dejando aquellas camisas, pantalones, suéteres, sábanas y cubierta de las almohadas para poder dejar que el Omega armara su nido para que se sintiera protegido, por su parte tomaría distancia ya que era algo íntimo y no quería que el Omega del británico le gruñera o rechazara a su Alfa que estaba muerto de ganas de ser aceptado.
──La corona... Cierto.── Se golpeó mentalmente yendo hasta la habitación de invitados en dónde se quedaba por temas de respetar al Omega y buscó en sus cosas. ──Debe estar por aquí...── Se gruñó a si mismo hasta que encontró aquellas flores pulcramente conservadas que había comprado ese mismo día.
Su agudo sentido de la audición le dijo que el Omega estaba en la planta baja comenzando armar aquel nido, eso le decía que posiblemente iba aceptar su cortejo así que eso le instó armar bien aquella corona de flores violetas como las petunias y lavanda, las iba entrelazando entre si suavemente armando aquella corona de flores con los tallos sintiendo como ese aroma a lavanda se impregnaba en la punta de sus dedos amarillos por el consumo de cigarrillo.
Tras algunos minutos de arreglar y ajustar el tamaño de esa corona de flores para que le quedara bien al Omega seguido de respirar profundamente fue bajando las escaleras lentamente percibiendo ese aroma a galletas y chocolate que lo tenía tan endulzado y embobado.
Sus ojos azules se quedaron fijos en el menor y dueño de esa casa, había armado su nido en medio de la sala tras haber movido la mesa ratona.
Pero toda su atención fue al menor, estaba vestido con una fina bata de seda violeta con un lazo coqueto alrededor de su fina cadera, sus delgadas piernas lampiñas junto a sus brazos, podía notar sus finas clavículas dirigiendo sus ojos en su rostro y era hermoso, con sus lindos pómulos altos, sus hermosos ojos marrones que hacían juego con sus gruesas cejas, su piel pálida y sus lindos labios rosas... Jamás había visto a un Omega tan hermoso y no sabía cómo se había merecido el acercamiento del otro.
──¿Puedo entrar?.── Preguntó respetuosamente poniéndose de rodillas delante de su nido esperando su aprobación.
George le miró fijamente acomodándose en su nido viendo atentamente a ese Alfa el cuál tenía en sus manos una linda corona de flores violetas, eso le hizo sonreír de lado mientras que sus finos y largos dedos se pasearon con gracia por esos lindos pétalos de loto que fueron delicadamente colocados sobre los bordes de su nido y con un pequeño ronroneo y asentimiento de su cabeza le dió permiso al Alfa de entrar a su lugar seguro.
Bob sonrió de lado soltando otro sutil y casi inaudible ronroneo en respuesta del Omega y ahí pudo lentamente entrar en aquel nido asegurándose de no desarmarlo o mover alguna prenda o pétalo.
Sus ojos azules chocaron con los chocolates que moría por mezclarse y formar la mejor fusión de todas.
Lentamente extendió su mano para poner aquella corona de flores sobre su cabeza deslizando levemente su mano por su mejilla y volver a su posición inicial estando de rodillas y con sus manos sobre ellas esperando una palabra del Omega.
──Tengo... Te hice ésta corona de flores porque sé que te gusta el violeta, es tu color favorito y combina muy bien contigo... Elegí lavanda porque es el aroma de la mayoría de tus inciensos... Elegí las flores de loto porque representa el renacimiento... Refleja tanto tu espiritualidad... Es tan hermoso.── Susurró el americano haciendo un pequeño gesto con sus manos seguido de acariciar sus propios rizos estando sumamente encantado por como le quedaba esa hermosa corona.
Los ojitos pardos del menor se iluminaron y su Omega se removió ansioso, sabía que Bob no era un sujeto de muchas palabras y por ende debía y sabía apreciar cada palabra suya, el que se abriera y fuera atento a los detalles era algo que sabía pero siendo él el protagonista de sus halagos podía llegar a su Omega.
──¿Ah si? Qué Alfa más atento... Me gustan mucho éstos pétalos de loto. ── Soltó una pequeña risa tomando cuatro de aquellos pétalos para dejarlos caer sobre la cabeza del otro. ──Que lindo te ves así... ¿Haces cosas que no has hecho con nadie solo por mi? Pudiste hacerlo con Suze o Joan... Pero mirate.── Comentó divertido viendo como uno de los pétalos quedaba sobre la punta de la nariz del otro. ──Tierno... ──
Bob quedó pasmado, sentía su corazón ir a mil millones de latidos por segundos, sus mejillas ardían cómo el fuego mismo, se sentía tonto, muy pero muy tonto pero las cosas que hacía por ese Omega qué le encantaba no parecían tener límites. Ante sus ojos era hermoso, miraba sus facciones y como esa hermosa corona de flores combinaba con esa suave y delicada bata de seda, era precioso.
──George... Omega... ¿Estás dispuesto a iniciar una vida conmigo?.── Le preguntó el americano tomando la mano del otro entrelazando sus dedos entre si besando cada uno de sus dedos. ──¿Estás dispuesto a aceptar mis errores y los tuyos para ayudarnos a crecer juntos?.── Preguntó en una nube de incertidumbre mirando con sus ojos azules al otro.
Bob estaba a punto de morirse de los nervios, sentía un horrendo dolor de estómago, temía el rechazo del otro, ese otro que se veía como un hermosa escultura de un Dios Griego esculpida por el mismísimo Miguel Ángel, así de hermoso era ante sus ojos y si lo rechazaba moriría de la tristeza.
En cambio George estaba hipnotizado por el otro, lo admiraba tanto, era una gran fuente de inspiración pero debía ser un Omega rudo y difícil de conquistar pero al ver cómo se esmeró en encontrar aquellos hermosos pétalos de loto sonrió como un tonto, podía ver la forma en la cual lo miraba, lo miraba como un tonto enamorado, era sumamente dulce pero amaba más ese humor que todos detestaban o hablaban mal a sus espaldas para hacerle quedar sumamente mal.
──Ay mi fuerte Alfa... ¿Has hecho todo esto por mi? Que tierno y ya lo dije... Me encanta así que... Me encantaría poder formar una vida contigo, independientemente de nuestras diferencias espero que podremos solucionarlo aunque será difícil... Mi respuesta a tus preguntas es un si.──
Contestó con una sonrisa divertida viendo como el Alfa sonreía y sus ojos se abrían más por la sorpresa, seguramente se esperaba una negativa a su inicio del cortejo pero con todos esos pequeños detalles que le encantaba no sabía cómo había caído en su red, pero mierda, como le encantaba.
──Prometo que daré todo de mi para darte el mejor cortejo de tu vida, verás que soy lo suficientemente fuerte para mantenerte, protegerte, alimentarte, seré el mejor Alfa de todos.── Dijo emocionado inclinandose hacia adelante para juntar sus frentes para soltar un ronroneo solamente audible para el otro.
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