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Ꜥꜥֶָ֢🪖ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo O6

Su espalda dolía horrores. Cuando se intentó levantar del suelo fue totalmente tortuoso; la bata del doctor YoJun estaba completamente sucia, al igual que lo estaba su cuerpo por el lodo del día anterior.

Intentó limpiarla, pero no tenía arreglo sino con una lavada.

Escuchó que alguien venía, por lo que tuvo que hacer lo que YoJun le dijo en la noche: arrojar la bata lejos, donde los arbustos pudieran cubrirla. Cuando se aseguró de no dejar rastro, se sentó en el suelo como si no pasara nada.

Sintió un leve apretón en su brazo que lo hizo levantarse de inmediato.

— Dentro de una hora comienzan los entrenamientos — El coronel Jeon abrió las esposas despojándolas de la mano del menor y con ello dejándolo libre — Le agradecería que no llegara tarde.

— Como ordene, coronel — Se paró firme para finalmente girarse sobre sus talones e irse definitivamente.

Quería darse una ducha y poder comer algo para mantenerse repuesto, que pudiera rendir adecuadamente en el entrenamiento y no ser castigado.

Llegó al lugar donde compartía habitación con los demás.

Agradecía inmensamente que no estuvieran; de esa forma, podría hacer sus cometidos con tranquilidad. Algo en su cama le llamó la atención, y fue el hecho de que había un tazón con cereal y leche, ensalada de frutas y una taza de chocolate caliente. Esto dejó muy intrigado al menor, puesto que si el chocolate estaba caliente, quería decir que no había pasado mucho tiempo desde que lo dejaron allí.

— Quizás sea de otra persona — Tenía la certeza de que ese desayuno no era para él, así que sin darse más demora se sacó su ropa rápidamente y fue a darse una ducha.

Los baños también estaban desocupados.

Trató de ser lo más veloz posible para poder llegar temprano al entrenamiento. Conforme a la comida que estaba en su cama, sabía que cuando saliera ya esta no estaría ahí. Pero vaya sorpresa la que se llevó cuando salió y la vio aún en la cama.

— Esto es raro — Secó su cabello con una toalla mientras con su otra mano movía la bandeja que contenía la comida. Abajo de ella había una carta.

La leyó.

«Espero que tu espalda no duela tanto, aunque la verdad lo dudo. Sé que no has estado comiendo bien, así que te dejo esto por aquí para que te sientas bien en el entrenamiento. Recuerda tomarte los medicamentos y espero que puedas lograrlo hoy y no llegues de último.

Att: YoJun»

TaeHyung rió dejando la carta a un lado.

— Supongo que sí es mío — El soldado comenzó a comer sin tardarse mucho — Ojalá y el coronel no se ensañe conmigo hoy.

— Hoy será la misma temática de ayer. Su objetivo es el pañuelo rojo; quien llegue de último quedará en castigo y eso es todo — Jeon caminaba con la lentitud, firmeza y autoridad que lo caracterizaba — ¿Está claro?

— ¡Sí, coronel!

Todos se prepararon para cuando el disparo fuera lanzado. Todos listos para correr hacia su objetivo.

El azabache estaba tapando sus oídos con sus manos esperando por el disparo. Cuando el disparo fue lanzado, por lo menos tuvo fuerza de voluntad para correr.

El día de hoy no se le hicieron tan difíciles las trampas de los saltos, ya había fallado una vez y no quería que le ocurriera dos veces. Dio lo mejor de sí en el pecho a tierra, además de que trató de no quedar estancado en el lodo como la vez anterior. Cuando llegó a la línea de meta, estaban más o menos seis soldados que llegaron primero.

No le disgustaba llegar en séptimo lugar, puesto que aunque el objetivo era llegar primero, por lo menos no tendría que soportar otro castigo.

Por lo menos por hoy.

El primero en llegar fue JiMin, como la vez pasada. El último en llegar esta vez fue Song JaeHyun, que traía una herida en su pierna.

— Felicidades de nuevo, soldado JiMin — JungKook se acercó con una sonrisa ladina, complacido — Ya sabe, su recompensa estará plasmada en los archivos — El contrario dio una reverencia, se giró sobre sus talones y se fue a su lugar en la fila — ¿Quién fue el último?

De verdad que el menor sentía lástima por Song; pasaría mal la noche.

— Oh, soldado Song, bueno, ya conoce el castigo, ¿verdad? — Sacó las esposas de su bolsillo agitándolas frente al piel morena.

Este asintió, temeroso, dando una reverencia.

JungKook lo agarró del brazo para colocarlo al lado del poste. Le puso la esposa en su muñeca derecha. Al parecer Song intentaba esconder la herida de su pierna, pero TaeHyung fue el único que se dio cuenta - al parecer -.

— Ahora todos, vayan a sus habitaciones — Ordenó el rubio.

Todos se retiraron al igual que el coronel, dejando solo a JaeHyun.

Mientras todos los soldados yacían durmiendo, uno de ellos no podía conciliar el sueño debido a un toque de preocupación.

TaeHyung odiaba profundamente no poder ser de corazón frío y serle indiferente a este tipo de situaciones.

Se levantó con cuidado de no despertar a sus compañeros. Agarró un pañuelo y una botella de agua. Sabía que no ayudaría de mucho, pero algo es algo.

Salió sin ser descubierto hacia donde estaba Song, aún despierto.

— Déjame ver tu pierna — Se coloca a gachas con un tono exigente. Mientras menos hablara con este, mejor.

— ¿Qué crees que haces? — Song se alejó.

— ¿Quieres volver a llegar de último mañana? No lo hago por ti. Lo hago porque si se dan cuenta de tu estado, nos vas a atrasar — Dijo cortante. Aunque en verdad lo hacía por él, ya que sabía lo malo que era pasar una noche de castigo. Debe ser peor para el contrario con su pierna herida.

El más alto estiró su pierna, dejando expuesta la parte de su pantalón donde estaba roto. TaeHyung pudo apreciar la herida, y a pesar de no ser tan profunda... se podía notar que dolía porque estaba más abajo de la rodilla.

Kim vertió agua encima, luego se aseguró de limpiar la parte herida quitando la sangre seca para que se mejorara más rápido. Miraba de reojo al contrario.

Es un hecho que se hace el fuerte.

— La noche va a ser larga — Cerró la botella de agua dejándola a un lado del soldado — Deberías tomar un poco de agua.

Song no decía nada, solo se mantenía con sus brazos cruzados sobre su pecho. Cuando estuvo listo todo, TaeHyung dejó el pañuelo encima, se levantó y se fue sin decir nada.

No había nada que decir.

Entró con el mismo cuidado que tuvo al salir, pasó a su habitación acostándose tranquilamente después de haber hecho su buena obra del día.


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