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Ꜥꜥֶָ֢🪖ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 47

O5 - 1O - 2O25
Seúl, Corea
TaeHyung POV

Salgo rápidamente de mi cita con mi terapeuta y agarro un taxi lo más rápido que puedo. Hoy estoy más exaltado que de costumbre y eso hace que tenga ganas de lanzarme de la terraza de un edificio de diez pisos, todo gracias a los nervios. Le doy la dirección de mi casa al conductor; él muy amablemente asiente antes de comenzar a manejar. Llevo mi dedo pulgar e índice hasta el puente de mi nariz solo para tratar de conseguir un poco de paciencia conmigo mismo.

Debí hacer el trabajo de matemáticas el fin de semana y ahora debo entregarlo mañana. No he adelantado nada aún, no dormí bien anoche por estar viendo películas de romance cliché. Desde que dejé de ver a JungKook, mi vida ha sido muy ajetreada. Me inscribí en la universidad, recibo terapias psicoterapéuticas para tratar eso de mi fobia, y aunque ha sido difícil... Ahora puedo decir que mi día a día es más fácil.

JungKook me dijo que fuera a fiestas, pero ni ganas me han dado, y si he ido a dos o tres durante el año, supongo que serían muchas, ya que me dedico más a la universidad que a estar de fiesta en fiesta. ¿Chicos? No, no he conocido ninguno que tan siquiera me gustara. Para mí, solo existe un hombre capaz de hacerme enloquecer de amor y se llama Jeon JungKook.

El taxi se detuvo frente a mi gran casa, le pagué al conductor y bajé del auto con mi mochila y unos cuantos rollos de cartulinas, y en mis manos, unos cuadernos. Me adentré a la casa.

— Hola, hijo, ¿qué tal te ha ido? — Mi madre sale de la cocina a recibirme con una cálida sonrisa de oreja a oreja y yo se la devuelvo, dejando todo en la mesa del living.

— Bien, madre, estoy un tanto cansado, pero debo terminar un trabajo de matemáticas para mañana — La veo acercarse y me agarra de mis hombros, se acerca y deja un casto beso en mi frente.

— No te sobreesfuerces, hijo. Sé que la universidad es difícil, pero debes descansar — Yo asiento derrotado por sus palabras. Sé que ella tiene razón, pero ¿qué puedo hacer? A mí siempre me han gustado las cosas que merecen esfuerzo porque considero que darán mejores recompensas.

Escuchamos unos pasos apresurados y ambos nos giramos para ver quién era.

— ¿NamJoon? — Dice mi madre y entonces mi hermano se detiene en seco antes de poder girar la perilla de la puerta que da hacia la calle — ¿Adónde vas?

— Madre, dije que me llamaran JaeHyun, no NamJoon — Frunce el ceño y nos mira a ambos — Voy a salir con unos amigos.

— ¿Qué amigos? — Madre descansa sus manos a cada lado de su cadera y lo mira con una ceja arqueada. Yo sonrío.

— Bambam y JiMin — Dice. Mi hermano ya tiene veinticuatro años, pero al parecer mamá no tiene ningún inconveniente en interrogarlo. Nuestra madre abre sus ojos y da un aplauso alegre.

— Oh, esos chicos que caen muy bien. ¿Cuándo los traes a casa de nuevo? — Pregunta. JaeHyun rueda los ojos.

Él prefiere que lo llamen JaeHyun, papá y yo lo hacemos, pero mamá es necia y se enfrasca en aquello de que no puede decirle de esa forma ya que sus padres le dieron un nombre al nacer. Es tan persistente cuando quiere.

JaeHyun, Bambam y JiMin se volvieron muy unidos al salir de las fuerzas armadas. BamBam y Park estaban tan destrozados que, ellos, siendo de los pocos que lograron terminar su servicio, se volvieron muy buenos amigos a raíz de eso, y pues, mi hermano también, aunque anteriormente él fue amigo de JiMin... Ahora lo era mucho más. Salen a fiestas, de vez en cuando todos se reúnen en nuestra casa y esas cosas. Mi hermano no tiene ningún romance con ellos... O eso creo.

— Algún día, mamá, ahora debo irme.

— Per... — La mayor de todos no pudo terminar de hablar ya que su hijo mayor se fue rápidamente, cerrando la puerta con un portazo.

JaeHyun ahora vivía con nosotros, aunque al principio se negó, pero le insistí y cedió. La relación de mis padres y él no es muy unida, pero lo entiendo, ya que pasamos muchos años sin verle y prácticamente somos unos desconocidos. Pero nosotros luchamos día a día para hacerlo sentir en familia. Aunque se comporte como un odioso de primera.

Mi madre vuelve a verme alegre como siempre, pero sé que está dolida porque JaeHyun anda a la defensiva, pero por mucho que trate de ocultarlo... Yo puedo saber cómo se siente.

Puto JaeHyun de mierda, me va a oír cuando vuelva.

— "Entonces, para cuando salga de aquí el cinco de octubre a las cinco de la tarde no quiero que vengas a buscarme, yo iré hasta donde vivas... Solo deja la ventana de tu cuarto abierta, si esta está cerrada, entonces comprenderé que encontraste a alguien más mientras yo no estaba."

TaeHyung recordó las palabras de JungKook y le dieron escalofríos. Cerró su cuaderno y acomodó su trabajo de matemáticas que, por suerte, logró hacerlo a tiempo y estaba tan cansado que temió desmayarse en cualquier momento. Miró su reloj de pulsera y este marcaba la hora; era pasado de las diez de la noche.

¿Y si JungKook no venía? ¿Y si el arrepentido aquí fuera el mayor? TaeHyung no podría soportarlo y el amor que tiene por él sigue ahí intacto. Se supone que JungKook saldría hoy a las cinco de la tarde, pero... ¿Por qué no llegaba aún? TaeHyung abrió su ventana desde que llegó de su cita con la terapeuta solo para JungKook, pero este aún no llegaba y era alarmante.

Suspiró antes de levantarse y estirar su cuerpo, causando el trueno de varios de sus huesos por las horas sentado. Se dirigió hasta su cama y se dejó caer en esta boca abajo, mirando hacia la ventana, tratando que sus ojitos no se cerraran por el sueño y la tensión en su cansado cuerpo.

Pero Morfeo lo venció y terminó cayendo en sus brazos en un profundo sueño.

TaeHyung despertó en la misma posición en la que se había dormido, parpadeó un par de veces y se talló los ojos para quitar lo adormilado. Aún tenía un tanto de sueño, pero ya era hora de despertar y supuso que era temprano.

Mierda.

Kim, al saber en qué realidad estaba, fue hasta la ventana de su cuarto, notando que esta estaba cerrada y con el seguro pasado. Palideció.

Salió rápidamente de su habitación, corriendo por los pasillos hasta llegar a la cocina después de haberse tropezado unas tantas veces con las reliquias costosas de su madre.

— TaeHyung, querido, ¿qué te pasa? — Su madre, al notar el semblante horrorizado de su hijo, se levantó de su silla que estaba en la cocina y fue donde estaba su hijo menor, acunando su cara entre sus manos — ¿Qué pasa, TaeHyung?

— M-mi... Mi ventana, ¿quién la cerró?

— Oh... — Su madre le acarició el cabello — Entré a tu cuarto anoche para saber si ya dormías y, como ya lo hacías, pensé que se te había olvidado cerrarla, por lo cual la cerré. El aire anoche estaba muy frío.

TaeHyung se alejó como si le hubieran disparado en ese momento. Su madre no tenía la culpa, pero si él no se hubiera quedado dormido, entonces...

¿Pero JungKook sí vino?

— ¡QUE SE JODAN TODOS ESOS INFELICES! — Se escuchó la voz de su padre y unas cuantas cosas quebrarse. GongYoo dejó a su hijo para salir y ver qué pasaba con su esposo.

— Amor, ¿qué ocurre? ¿Por qué estás así? — La pelinegra intentó tocar a su esposo para tranquilizarle, pero este pasó por su lado como un toro furioso hasta llegar a la cocina sin notar la presencia de su hijo. O por lo menos no queriendo notarla.

— ¿Papá, qué te pasa? — TaeHyung frunció el ceño hacia su padre mientras este agarraba un vaso de vidrio y se dirigía a la nevera para sacar agua y tomarla.

— Pasa, pasa que el mal nacido de Jeon JungKook ha aceptado volver a las fuerzas armadas — Llevó el vaso hasta su boca para beber el líquido vital.

TaeHyung, al escuchar ese nombre, abrió sus ojos como platos.

— ¿Qué estás diciendo? — Preguntó el menor.

— El presidente le devolvió su cargo a ese imbécil, ya que nadie más quería ocupar ese puesto debido a los problemas que hemos tenido con otros países. Malditos cobardes — Suspiró — Apenas salió ayer de la cárcel, el presidente le hizo aquella propuesta y él dijo que no quería, pero esta mañana llamó a la casa presidencial diciendo que cambió de opinión.

La boca de TaeHyung se secó. Él no dejaría ir al amor de su vida solo por una maldita ventana, no señor.

JungKook POV

Ha pasado una semana desde que salí de la cárcel. Me sorprendió mucho que el mismo presidente me pidiera que regresara a mi cargo cuando su propio gobierno fue el encargado de quitarme mi trabajo y, no obstante, dejarme mal ante todo el mundo. Descarados.

Me negué completamente porque tenía las intenciones de empezar una nueva vida con... TaeHyung. Pero al parecer él encontró a alguien más. El mismo día que salí de la cárcel fui hasta su casa y creí que esa ventana estaría abierta para mí, pero no fue así, y entonces comprendí que mi tiempo había pasado. Y como no tengo nada más por lo que luchar, entonces decidí aceptar volver a las fuerzas armadas. Ya sabía yo que me buscarían de nuevo para dirigirlas, pero no me imaginé que con tanta urgencia. Ahora, estoy esperando que los nuevos hombres que se han alistado se alineen en sus filas para dejarles claras las reglas y conocerlos.

Después de todo, las cosas volvieron a la normalidad, todo como fue en un principio, y sé que las cosas no terminaron bien del todo - nada terminó bien - pero no me arrepiento de nada.

JungKook estaba frente a aquellos nuevos soldados. Estos tenían sus cascos puestos.

— Ustedes han decidido defender su país al enlistarse aquí, defender a la ciudadanía, aunque eso conlleve a la muerte — Caminaba frente a aquellos tantos soldados que estaban ordenados desde los más bajos hasta los más altos — Será fuerte, sin piedad. Si es posible, podrían terminar agonizando — Los soldados se tensaron en sus lugares y ninguno lo miraba a la cara. Ese coronel era tan intimidante — Aquí no hay lugar para los débiles. ¿Entendido? — Preguntó, pero estos solo asintieron.

"Estúpidos novatos", pensó.

— ¡¿ENTENDIDO?! — Gritó hasta ponerse rojo hasta el cuello.

— ¡ENTENDIDO! — Gritaron.

— ¡¿ENTENDIDO QUÉ?!

— ¡ENTENDIDO CORONEL! — Gritaron de nuevo los soldados firmes en sus puestos, a excepción de uno que se reía tímidamente.

JungKook era tan igual a como lo recordaba, no había cambiado en nada.

Jeon lo notó, así que se acercó hasta este soldado. No se le veía el rostro, ya que su casco lo tapaba, y gracias a su baja estatura no lo podía detallar muy bien, pero no importaba, ese soldado lo iba a escuchar, pues no podía burlarse de él así como así. Él era la autoridad aquí y debían respetarlo. Cuando estuvo frente a ese soldado, dio tres golpes en su casco como si estuviera tocando a la puerta.

— ¿Se puede saber de qué se ríe? — Preguntó.

Silencio.

JungKook se aleja un poco para verlo detalladamente. El uniforme le queda un tanto grande, su cabeza baja y el casco hacen que solo logre ver sus labios y su nariz. El tipo se coloca aún más firme y deja de sonreír.

— Ya que no me va a contestar, usted será el primero en presentarse en el día de hoy — Pateó una piedra — Preséntese y responda: ¿Por qué quiso enlistarse en las fuerzas armadas?

El desconocido suspiró antes de levantar la cabeza y hacer contacto visual con el coronel, quien abrió un poco la boca por el asombro. Sus manos empezaron a sudar por la impresión de ver aquel rostro tan lindo, el rostro de la persona más importante en su vida.

— Mi nombre es Kim TaeHyung, soldado enlistado por segunda ocasión, cargo incompleto, lo que me hace un soldado de bajo nivel, entrenado el primer año por el coronel Jeon JungKook — TaeHyung dijo fuerte y claro sin dejar de mirar al mayor. Al parecer, él era el único que se atrevía a mirarle justo a los ojos sin sentirse intimidado. Nervioso sí, pero no con miedo.

Los soldados empezaron a murmurar entre ellos, pues el chico ya había sido entrenado por el coronel antes. ¿Por qué regresaría? Quizás solo quería terminar su enlistamiento.

JungKook respiró hondo y torció su boca en una mueca. Estaba feliz de ver a TaeHyung luego de tanto tiempo, pero... ¿Por qué? ¿Por qué estaba ahí enlistado de nuevo en ese infierno del cual él mismo se encargaba de dirigir?

— No me ha dicho aún la razón por la que desea enlistarse aquí. De nuevo — Insistió JungKook sin abandonar su compostura.

— Debo recuperar ciertas cosas — Respondió TaeHyung.

— Entonces, ¿no lo hace por el país? ¿No quiere defenderlo?

TaeHyung sonríe ladino, pero sin intentar ser muy evidente.

— Para eso está usted, Coronel. Estoy aquí para recuperar lo que es mío y espero que no se interponga en eso. Todos aquí tenemos nuestras razones por las cuales nos enlistamos.

— ¿Usted no siente respeto por el gobierno ni el país o qué? — Dijo, por decir, ya que ni él mismo tenía respeto por ellos. Debía mantenerse impenetrable, pues estaban los otros soldados escuchándolos y viéndolos atentamente.

— El gobierno puede irse a la mierda — Sonrió cuando JungKook lo vio con una ceja arqueada — Y sobre el país, lo respeto mucho, de eso que no tenga ni la menor duda.

Los soldados temían por aquel insolente soldado que tenía las agallas para hablarle así al coronel Jeon, pero lo que ellos no sabían era que JungKook podía tolerar cualquier rebeldía y palabra irrespetuosa viniendo de TaeHyung, pues él era así y ya había lidiado mucho con su insolencia. TaeHyung era el único que podía hablarle de tal forma porque él se lo permitiría.

— Entonces, ¿está completamente decidido a enlistarse?

— Sí — Dijo, firme.

— Quiero que todos entren a la base a esperar mis órdenes para comenzar los entrenamientos — JungKook ya no iba a preguntarle más nada a nadie. La presencia de TaeHyung lo descolocó, pero lo tenía contento por dentro, aunque su expresión fuera tan dura como el hierro.

Los soldados obedecieron y empezaron a dirigirse a la base. TaeHyung también lo hizo, pero cuando iba a mitad de camino...

— Kim — Escuchó como lo llamaban.

Se giró y JungKook lo miraba divertido con una sonrisa ladina. TaeHyung tragó duro. Él era tan sexy y hermoso como siempre.

— Lo espero después de la cena en mi oficina, sin falta, o en caso contrario...

— Seré castigado — Terminó de decir — Ya lo sé.

— Es bueno que lo sepas, así que no faltes.

— Tenga por seguro que no lo haré.


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