Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Ꜥꜥֶָ֢🪖ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 44

Prácticamente más de la mitad de los soldados que se quedaron en la base yacían muertos en aquel campo, y los que quedaban se dedicaban a defender con fervor. 

El soldado Kim TaeHyung y el coronel Jeon JungKook eran uno de ellos. 

Pero no eran invencibles ni omnipotentes y, lastimosamente, no tenían una barrera invisible que los protegiera de las balas. Fue entonces cuando una bala impactó en el brazo de JungKook, justo más arriba del codo, y este soltó un quejido de dolor. 

— ¿Qué ocurre? — El menor escuchó a JungKook quejarse. 

— Me hirieron — Dijo seguido de una maldición. 

TaeHyung apenas escuchó, pues las balas en sus armas se acabaron. ¿Y ahora qué? 

— Se acabaron las balas — JungKook abrió los ojos enormemente. No debería hacer esto, pero tenía que hacerlo — Ven acá.

Arrastró al menor agarrándolo por su muñeca y aún siguió disparando a pesar de que su herida doliera como el demonio. 

Siguieron así, y con suerte no les dispararon, pero lógicamente las cosas se pondrían más feas luego. JungKook le dio un empujón a TaeHyung que lo hizo quedar de espaldas a una de las paredes de la habitación que JungKook tenía, pues esta estaba en la parte trasera de la base. JungKook tumbó la puerta dándole una patada, y esta cayó al instante. Fue debajo de su cama y de allí sacó un asta con una gran bandera blanca. 

— ¿Qué vas a hacer? — Preguntó el menor cuando JungKook salió de la habitación con la bandera, ignorándolo por completo, para volver al campo y seguir a la orilla de la playa, dejando rastros de sangre a medida que caminaba. 

Los pocos soldados que quedaban estaban heridos, sentados en el suelo, resignados con que morirían. Pero por lo menos no estaban apareciendo más soldados enemigos en el bosque. 

— Contéstame, JungKook. 

Jeon no respondió y enterró el asta en la arena de la playa. 

— ¿Estás rindiéndote? — TaeHyung agarró la chaqueta del mayor por la parte del pecho y lo estremeció un poco para ver si este le prestaba atención — ¿Por qué? — Sus miradas se encontraron. 

— Por ti — Observó la confusión en el rostro ajeno. Él tan solo sonrió. 

— Debes proteger a la gente, JungKook. Yo no importo ahora — Apretó más su agarre en la chaqueta del mayor, y su voz ya estaba quebrada por el llanto que amenazaba — Eres el gran Jeon JungKook, no te comportes como un cobarde a estas alturas. 

— TaeHyung, eres muy testarudo. Tienes bastante que aprender aún. Debes madurar y mucho; no comprendes, no lo haces ni un poco. 

— Pero tú... 

— Yo no tengo a nadie importante en mi vida, nadie más que tú, y no me importa rendirme si con eso puedo mantenerte con vida. ¿Qué me hiciste para hacer esto, TaeHyung? — Sus manos fueron hasta las del menor, apretándolas en las muñecas, pero sin ser brusco. Podía escuchar los sollozos del menor, que mantenía su cabeza agachada y negaba varias veces. Su cabello estaba lleno de arena — De todas formas, mi tiempo como coronel no iba a durar mucho porque tú te encargarías de ponerme tras las rejas, ¿no es así? 

TaeHyung alzó su cabeza al instante para ver a ese hombre tan hermoso, justo a esos ojos cafés claros, y las lágrimas salieron como si de agua en cascada se tratase. 

— Agente Kim — Dijo JungKook con una débil sonrisa. 

Tiempo Atrás

El cohete hizo una gran explosión en la base, y JungKook sacó su celular quitándole el auricular. No era tiempo para estar siendo jodido por el ministro. Tenía intenciones de tirarlo lejos cuando este dio un grito llamándolo, y JungKook se lo colocó en el oído. Encogió su hombro derecho para poder mantener el teléfono y disparar. 

TaeHyung fue para las fuerzas armadas con la intención de hacer que te encerraran en la cárcel. Tenía una misión. Mi hijo es un agente muy querido por el gobierno, coronel, y juré que si algo le pasa usted pagará por ello. Pero si lo salva, podemos llegar a un acuerdo. 

Jeon disparó, dándole al primer soldado enemigo, y este al instante cayó al suelo. 

— ¿Por qué me está diciendo esto ahora? No tengo tiempo para escuchar sus confesiones.

¿Por qué no era de sorprenderle? No se sentía mal en lo absoluto ni siquiera traicionado, ya que en el fondo sabía que TaeHyung escondía algo no muy sano. Pero sí le causó un poco de sorpresa que fuera tan "especial" para el gobierno. 

Porque el presidente no va a aceptar que un agente muera. TaeHyung tiene mucha información sobre los gobiernos en los Estados Unidos. 

Jodida mierda. Los enemigos ya estaban empezando a salir del interior del bosque, y quizás todo el primer lote de soldados que mandó al frente de la frontera ya estaban muertos. Conectó de nuevo el auricular en el teléfono y se llevó uno a su oído derecho antes de ponerse de pie y empezar a caminar hacia adelante, apuntando y disparando junto con sus hombres dispersados por todo el lugar. 

El presidente me acaba de informar que el gobierno vecino no quiere ceder ante su palabra — Era muy difícil ponerle atención al ministro mientras estaba disparando — Pero deben llegar a un acuerdo ahora mismo. 

— ¡NECESITAMOS MÁS REFUERZOS, MALDITA SEA! — Jeon gritó y dejó caer su auricular cuando ya la situación era demasiado caótica como para interesarse en el viejo ese.

Pateó la cabeza de un soldado enemigo que yacía muerto a sus pies y gritó de impotencia cuando los barcos ya estaban cerca, y cada vez sus hombres eran asesinados y caían como torres construidas con naipes. 

Actualidad

— Pequeña alimaña — Con su pulgar limpió una de las lágrimas del menor que resbalaba por su mejilla izquierda. Miró hacia el mar y los tipos esos ya prácticamente estaban en la orilla.

— Te amo, JungKook — Susurró, y sus palabras fueron las más sinceras.

— Si tanto me amas... — Acunó el rostro del menor con sus manos — Corre.

TaeHyung soltó la chaqueta del mayor, se colocó de puntillas y cerró sus ojos dando un dulce y nostálgico beso en los delgados labios del rubio. Entonces fue cuando, entre el pequeño beso, el roce del cabello ajeno en su rostro pudo sentir la humedad, pero no era por sus lágrimas. Se alejó contemplando un par de lágrimas que salían de los ojos del rubio. Era tan desastroso verlo llorar que su propio ser pareció morir en ese instante al ver al hombre más fuerte que haya conocido ser víctima de las lágrimas.

— Es mi deseo, TaeHyun, por favor no lo hagas más difícil. Hazlo por mí.

Kim ya estaba resignado y entonces empezó a correr como si no hubiera un mañana hacia el bosque. ¿Por qué las cosas tenían que salir de esa manera?

¡Ja!, sabía muy bien que si aquellos malditos soldados de Corea del Norte eran los atacantes, obviamente no iban a parar con aquello. Pero JungKook se había rendido.

Por lo general, cuando se alza la bandera blanca, los enemigos deben mantenerse al margen de los ciudadanos. Pero no de los soldados.

Así que matarán a los pocos soldados que quedaban, ¿verdad? Matarán a JungKook... De eso no hay duda.

Se dejó caer en el suelo de rodillas, llevando sus manos hacia su rostro y llorando sonoramente. Fue entonces cuando empezó a escuchar pasos acercándose. No, no eran pasos: se acercaban corriendo. Se acostó en el suelo, ocultándose y tapando su boca para no hacer ruido, ya que de seguro eran más de aquellos desgraciados.

— Ya saben lo que tienen que hacer; rodéenlos y, si no ceden ante el acuerdo, mátenlos.

TaeHyung alzó su cabeza un poco, notando que era el coronel YiSuk llegando con muchos, muchos soldados. Aparecían desde el bosque como si no tuvieran fin.

Se levantó de golpe y fue detrás de ellos cuando ya todos estaban un poco más lejos.

Se escuchó un disparo.

El corazón de TaeHyung parecía detenerse y no había música que calmara sus nervios en ese instante. Los nervios no eran precisamente por su fobia, sino porque su amor podría ser quien estuviera siendo asesinado. Se apresuró aún más.

— ¡BAJEN SUS ARMAS, LOS TENEMOS RODEADOS! — Kim apareció detrás de aquella multitud de soldados. El coronel YiSuk había hablado, pero los otros parecían no querer ceder — ¡SE HA HECHO UN ACUERDO DE PAZ ENTRE AMBAS NACIONES, SI SE MARCHAN AHORA LES DAMOS NUESTRA PALABRA DE NO MATARLOS!

En efecto, ambos presidentes de Corea del Norte y Corea del Sur acordaron la paz para el bien de ambos y para poner fin al comienzo de una guerra innecesaria. Aunque el soberano de la nación sur fue quien propuso el tratado de paz, el gobernante del norte no tenía ninguna intención de parar.

— ¿QUÉ NOS GARANTIZA QUE LO QUE DICE ES CIERTO? — Gritó uno de los soldados enemigos.

— GARANTIZADO O NO, NO ESTÁN EN CONDICIONES DE SEGUIR CON ESTO, A MENOS QUE QUIERAN MORIR.

TaeHyung estaba asustado. Que se mataran si querían... Él solo quería pasar entre aquellos grandes hombres para buscar a JungKook.

— ADEMÁS, LA BANDERA BLANCA HA SIDO ALZADA Y NO PUEDEN AVANZAR.

El coronel que venía guiando a los soldados de la nación del norte pensó mejor sobre aquello. Era cierto, no les valía de nada seguir con esto cuando ellos aclamaban la paz.

— ¡BAJEN LAS ARMAS! — Estos las bajaron — RETIRADA.

TaeHyung empujó a los soldados, y estos lo miraron sorprendidos. Buscó con la mirada al mayor. Ya todos los soldados se estaban retirando rápidamente en sus barcos, y TaeHyung por fin divisó al mayor tirado boca abajo en la arena de la playa.

Sí, le habían disparado a su amado coronel.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro