Ꜥꜥֶָ֢🪖ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 41
JungKook apagó el micrófono y se dejó caer en la silla de su oficina, echando su cabeza hacia atrás. De seguro todos los soldados estaban ahora riéndose de él, pero sus pensamientos no tenían como prioridad interesarse por eso. Principalmente, él tenía que empezar a preparar todo para lo que se avecinaba porque no sería sencillo en ninguno de los aspectos. Estaba complacido en saber que TaeHyung estaba a salvo y, de seguro, ahora mismo estaba montado en un helicóptero de vuelta a Seúl.
Pero estaba bien.
Suspiró antes de darse unas cuantas cachetadas con sus manos para comenzar a enfocarse en lo importante ahora: tenía que preparar a los soldados, las armas y una buena defensa.
— ¿Papá, puedes decirme por qué debemos irnos esta noche? ¿No puede ser mañana? — TaeHyung no le encontraba lógica a irse a tales horas de la noche. Casi era medianoche y debían regresar solo porque su madre quería verlos. Algo aquí no le terminaba de convencer.
MyungHee se adentró en el helicóptero sentándose tranquilamente en la parte trasera. Hizo una mueca de fastidio al escuchar las preguntas de su hijo. Era tan insistente, ¿de quién lo habrá sacado? Sonrió en su mente al recordar que él era igual o peor.
— Solo sube — Apareció JaeHyun detrás del menor de todos, agarrando la pequeña mochila que llevaba TaeHyung para arrojarla dentro del helicóptero seguido de la suya, que era más pequeña que la de su hermano.
TaeHyung no quería irse. ¿Por qué tanto apuro?
— ¿Estamos listos? — Preguntó aquel hombre de físico americano, con ojos verdes claros y piel dorada. TaeHyung no lo conocía. Al lado de este piloto, estaba sentado WangYeo, tan tranquilo como siempre.
El padre de TaeHyung iba a dar la respuesta afirmativa cuando sonó su teléfono proclamando que lo atendiera. Bufó, con un "¿Y ahora qué?" Sacó el teléfono del interior del bolsillo de su pantalón costoso. Entrecerró los ojos para mirar atentamente la pantalla. Presidente.
¡Demonios! ¿No se le antojaba llamar en un momento más oportuno?
— Suban. Regreso en cinco minutos — Habló para todos, pero obviamente quería que TaeHyung ya estuviera arriba, pues sabía que su hijo no se estaba creyendo mucho el cuento de que su madre lo necesitaba. Tenían que salir de ahí lo más rápido posible ya que no sabían cuándo el territorio sería invadido.
Abrió la puerta que estaba a su derecha para bajar del helicóptero y alejarse un poco. Finalmente atendió la llamada.
— Dígame, señor Presidente.
— ¿Dónde se supone que estás, MyungHee? Acabo de enterarme que invadirán nuestro país y tú desapareces.
— Estaba arreglando unos problemas, señor, pero ahora mismo iré a Seúl para ayudar en lo que pueda — Con su mano libre tapó su otro oído para poder escuchar mejor ya que la señal no era muy buena y todo se escuchaba distorsionado.
— ¿Tienes idea de cuándo será el atentado? — La voz del presidente sonaba muy cansada.
— Al parecer, esta misma noche. Karen dijo que unos barcos aparecieron en el rastreador del mar en la frontera, así que quizás sea dentro de poco.
— Debo poner al tanto al coronel Jeon, ya que él es quien está a cargo de las fuerzas armadas y la base cerca de la frontera.
— No se preocupe, señor Presidente, el coronel Jeon ya está al tanto de todo. Yo mismo me encargué de contactarlo para ponerlo alerta sobre la situación.
— Caray, soy el presidente y soy el último en enterarme de las cosas — El silencio reinó por unos diez segundos hasta que el presidente continuó — Qué bueno que tu hijo está en la marina, puede estar seguro por ahora.
MyungHee cerró sus ojos. Si tan solo el señor presidente supiera que su hijo desobedeció los mandatos dados desde un principio y terminó yendo a las fuerzas armadas. Su hijo era tan condenadamente independiente que al final terminaba arrastrando a los demás en sus independencias.
— Sí, señor, es bueno saberlo — Sonrió avergonzado.
— Espero tu llegada pronto — Esta vez, sonó como una orden — Hay que buscar una solución rápida para evitar una catástrofe.
Y con eso último, MyungHee alejó el teléfono de su oído y, luego de que se aseguró de que la llamada estaba terminada, introdujo el aparato en su bolsillo y regresó a paso rápido hacia el helicóptero.
— ¿Dónde está TaeHyung? — Dijo apenas abrió la puerta notando que su hijo menor no estaba y JaeHyun yacía sentado dentro con sus brazos cruzados sobre su pecho.
— Fue al baño — Habló JaeHyun, inexpresivo.
— ¿Hace cuánto? — MyungHee tensó su mandíbula.
— Apenas tú saliste, dijo que debía ir al baño — El mayor dio un puñetazo en la puerta del helicóptero y todos lo miraron rápidamente tratando de saber la razón de su repentino enojo.
— ¿Cómo pudiste dejarlo irse? — Llevó su puño hacia su boca mordiendo uno de sus nudillos enrojecidos — Ha escapado, de seguro escuchó toda mi conversación. ¡MALDITA SEA! — Volvió a golpear la puerta con más fuerza que la vez anterior — Tenemos que buscarlo.
Apenas terminó de decir eso se escuchó a lo lejos el sonido de una sirena parecida a la de los policías... Pero ésta era diferente y tal sonido hizo que MyungHee sintiera escalofríos.
— Ya están atacando — Susurró JaeHyun — Es la alarma de la base que anuncia cuando hay ataques.
WangYeo bajó del helicóptero.
— Perdóneme, señor, pero debo hacerlo — Habló el guardaespaldas y su jefe lo miró ceñudo.
WangYeo prácticamente cargó el cuerpo de su jefe para adentrarlo al helicóptero mientras este protestaba y golpeaba la puerta.
— Andreas, vuela esta cosa ahora y llévatelos — JaeHyun iba a abrir la puerta que estaba a su lado, pero el movimiento del helicóptero al dejar el suelo hizo que su intento por abrirla fallara. Hizo un segundo intento, pero cuando abrió la puerta ya era demasiado tarde como para salir o saltar, ya que la distancia donde ellos yacían en el aire y el suelo era... considerable y solo alguien suicida se atrevería a lanzarse.
WangYeo miró cómo el helicóptero volaba lejos y los gritos de su jefe eran: "¡Detente, Andreas!" o miles y miles de groserías. WangYeo no pudo subir ya que estuvo ocupado en que MyungHee no bajara.
Se aseguró de que aún tuviera su arma consigo y sí, esta permanecía metida en su pantalón, justo a su espalda. La iba a necesitar mucho ya que, si esos soldados intrusos le veían, lo matarían.
TaeHyung estaba corriendo entre el bosque. Sabía que las cosas no marchaban bien y lo pudo comprobar cuando escuchó la conversación de su padre y el presidente. Sí, tuvo que mentirle a JaeHyun diciendo que iba al baño por algún lugar cerca antes de irse.
Pero lo que en realidad quería era escuchar lo que su padre estaba hablando, pues para ser una simple llamada, él se mostró muy nervioso e incluso terminó saliendo del helicóptero para contestar. Muy sospechoso, y por ello decidió chismosear.
Escuchó la sirena de la base y entonces corrió más rápido hacia allá, sin importarle mucho cuando, debido a la oscuridad de la noche, terminaba chocando con varios árboles. Debía llegar lo más rápido posible, pues, si debía morir, ¿qué mejor que morir defendiendo tu país y al lado del hombre que amas?
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