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Ꜥꜥֶָ֢🪖ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 32

TaeHyung tenía tantas ganas de borrar esa sonrisa en el rostro del coronel.

¡Bah! Ahora era en esos momentos donde tenía que defenderse. De niño estuvo en clases de taekwondo, pero no fue un alumno de alto nivel, por así decirlo. Sin embargo, recuerda algunas patadas, así que sería bueno ponerlas en práctica de nuevo.

El menor se colocó en una posición de ataque sin quitar su mirada de la del mayor, expectante a cualquier movimiento de JungKook.

Jeon se acercó un tanto y lanzó el primer golpe. Fue muy rápido para que TaeHyung lograra reaccionar, y su mandíbula dolía por el impacto. Estaba seguro de que un hilo de sangre salía por la comisura de su labio y corría por su quijada. Llevó la yema de sus dedos hacia su boca y, en efecto, estaba sangrando.

Jodido JungKook. 

— Imbécil — Susurró, limpiando la sangre con el dorso de su mano — ¿Por qué siempre me eliges para cualquier pendejada? Pareciera que disfrutaras maltratarme. ¿Cuál es tu maldito problema?

TaeHyung enfureció y se acercó para lanzar la primera patada justo al rostro del mayor. Si no hubiera sido porque JungKook se cubrió con su mano, el pie de TaeHyung fácilmente pudo haber impactado contra su mejilla.

JungKook quedó un poco sorprendido, no mentiría, pero ¡Por Dios! Eso no cambiaba nada, y de todas formas las patadas de TaeHyung eran débiles. Kim no perdió tiempo en seguir lanzando sus patadas, pero JungKook retrocedía aprendiendo la técnica de TaeHyung, y eso bastó para que, en un descuido del menor, Jeon lo agarrara del tobillo en el aire. TaeHyung intentó zafarse, pero en vez de eso, Jeon jaló su pierna hacia arriba y TaeHyung cayó en la arena de la playa.

"Jodida mierda". 

JungKook soltó una carcajada sin ser muy escandaloso; no debía verse tan alegre mientras sus soldados estaban dándose de golpes a tan solo metros de él. TaeHyung sonrió igual que él; ver al coronel reír así era difícil y un gusto. Pero TaeHyung cobraría venganza por su caída, así que lanzó una patada hacia el estómago del mayor.

Jeon dejó de reír. 

— TaeHyung, idiota — Se acercó, y Kim se hacía para atrás sin levantarse aún — Sí, disfruto verte desesperado — Removió su cabello sudado — Y no tengo ningún problema en lo absoluto. 

— No sabía que usted tenía un estilo sádico, coronel Jeon — Se mordió el labio inferior sin dejar de arrastrarse para retroceder. 

JungKook se agachó y agarró el pie del menor, a lo que TaeHyung soltó un quejido de dolor gracias a la presión. El mayor jaló el cuerpo de TaeHyung hacia el suyo, quedando así, Kim acostado y él arriba. 

— No soy algún tipo de sádico, TaeHyung — Susurró su nombre de manera tan sensual, mandando miles de calores a su cuerpo y especialmente a su entrepierna — Pero me gusta serlo contigo, y no creo que tengas algún problema con ello. 

"Justo en la excitación"

JungKook vio cómo la sangre seguía saliendo de la boca del menor y no pudo negar las ganas que tenía de besarlo y quitar todo rastro de aquel líquido carmesí. Los soldados estaban cerca; no sería bueno que lo miraran besando a otro soldado. Así que lo que pudo hacer fue pasar su pulgar, quitando la sangre sin apartar los ojos del rostro ruborizado del menor.

Kim suspiró, y esa caricia fue tan suave que, inconscientemente, cerró sus ojos ansiando que no terminara. 

— Idiota — Susurró, y la punta de sus dedos fue a rozar los abultados labios del azabache, quien abrió sus ojos. Su cara se sentía arder porque, a pesar de haber follado con JungKook un par de veces, no se acostumbraba a que este estuviera tan cerca. 

— ¿Es eso acaso algún tipo de halago? — Dijo apenas audible. No pretendía que se oyera. Con que JungKook entendiera, era más que suficiente. 

— Bingo. 

El mundo pareció detenerse en ese momento, y sus miradas conectadas transmitían aquel sentimiento que empezaba a crecer en ambos de formas distintas pero con la misma intensidad, un sentimiento al cual ninguno de los dos estaba seguro de querer descubrir. 

TaeHyung abrió un poco su boca, y JungKook seguía acariciando los apetitosos labios del contrario con sus dedos. Kim sacó solo la punta de su lengua para apenas tocar los dedos de Jeon, y tan simple acto fue suficiente para que una corriente eléctrica recorriera el cuerpo del mayor. Sintió una punzada en su polla y podría follarse a Kim ahí mismo, en la arena de la playa. Podría hacerlo sin pensarlo mucho: despojar a este soldado de su uniforme hasta tener su cuerpo a su disposición, recorrerlo y enterrarse en él.

¡Pero joder! Mucha gente. 

Su mano fue hasta la mejilla tibia de TaeHyung, y este volvió a cerrar los ojos. ¿Cómo JungKook podía ser tan malévolo pero a la vez tan cálido? Algo no muy diferente a un refugio. TaeHyung sintió un par de cachetadas un tanto fuertes, pero no para lastimarlo del todo. 

— Despierta, idiota — Sonrió vilmente y se puso de pie. 

TaeHyung lo imitó, y sus mejillas parecían que colapsarían de un momento a otro. Seguramente debió verse como un tonto disfrutando de la caricia del coronel cuando en realidad tenían que estar golpeándose hasta sacarse los dientes y algo más… No haciendo cosas incitantes al sexo. 

— ¡DETÉNGANSE! 

Todos los soldados se detuvieron; unos cuantos estaban rodando en la arena propinándose puñetazos, otros aún en posición de pelea, a excepción de JaeHyun y BamBam. BamBam estaba corriendo por la orilla de la playa gritando como niña, mientras el moreno lo perseguía con un cuchillo a mano alzada, amenazando con clavárselo en la espalda. 

Pero todos, al escuchar el grito del coronel Jeon, se detuvieron en seco. 

— Por hoy doy por terminado el entrenamiento — El sol ya se estaba ocultando, y la noche ya estaba por arroparlos con la oscuridad — Mañana continuamos. Retírense. 

— ¡COMO ORDENE, CORONEL! — Gritaron todos al unísono, y acto seguido sonaron sus zapatos al adentrarse a la base. 

JungKook le regaló una mirada recurrente al menor, y cuando estuvo seguro de que todos yacían dentro, se acercó a este. 

— Deberías curarte eso — Acercó su mano a la mejilla donde TaeHyung tenía el golpe. Estaba rojizo ahí. 

— Es muy extraño que me lo diga usted, que fue el causante de ello. Me atrevo a decir que es algo estúpido — Alejó su rostro.

¿Qué estaba haciendo? Se comportaba como un abandonado, temeroso y sumiso cordero, mientras apenas una semana atrás hubiera dado lo que fuera porque el coronel Jeon estuviera muerto. 

¿Qué hacía hablando estas cosas? Él nunca le bajaba la mirada a Jeon, pero ahora lo estaba haciendo. JungKook ladeó su cabeza y bajó su mano. 

— Solo quiero que esa herida no se ponga peor — Confesó — Deja de ser tan quejoso y orgulloso. Mejor vamos, te pondré una crema que tengo en la habitación — Hizo un ademán con la mano para que TaeHyung lo siguiera, pero este ni se movió siquiera — ¿Qué pasa? 

— ¿Puedo retirarme? — Kim no sabía por qué, pero sentía unas enormes ganas de llorar. 

— ¿Se puede saber qué te ocurre? Si tienes algún problema, puedes decírmelo — Frunció el ceño. 

— ¿Puedo retirarme? — Insistió TaeHyung, abrazándose a sí mismo porque ya el frío se hacía presente, y la chaqueta no lo calentaba lo suficiente — Por favor. 

JungKook vaciló un poco. ¿Por qué TaeHyung se comportaba así tan de repente? Su mirada era como una mezcla entre reproche, desprecio, temor y dolor. Finalmente, asintió, torciendo su boca en una mueca. 

TaeHyung entró a la base prácticamente corriendo. Era tan raro lo que sentía. No quería estar lejos de JungKook; lo único que ansiaba hacer ahora era meterse bajo las sábanas junto al mayor y calentar su cuerpo con la pasión que ambos tenían para darse. 

Pero JungKook le hacía daño. Dentro de esa habitación era una persona completamente diferente a la que era fuera. Mientras dentro ambos descargaban todo su placer, afuera solo lo trataba como uno más del millón, y lo peor era que lo seguía lastimando como en un principio. 

Y eso dolía más que cualquier golpe físico. 

Él es un soldado, y este tipo de cosas deben pasar, pero TaeHyung no cree poder soportar que JungKook le siga haciendo daño; que esas manos fuertes que le regalaron tantas caricias y apretones posesivos puedan hacerle sangrar. 

Odia sentirse así y no poder serle indiferente a sus emociones. 


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