Ꜥꜥֶָ֢🪖ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 2O
El rubio permanecía haciendo de los soldados un desastre. Amaba hacer eso, pues para eso le pagaban y ya se había vuelto una costumbre hacerlos sufrir hasta que se arrastraran. Era bueno verlos así, y aunque él pasó por todo esto y, de alguna manera, hasta peor... disfrutaba ser él quien daba las órdenes.
— ¡Vamos, tortugas, muevan sus asquerosos traseros! ¡No tenemos todo el maldito día! — Sonrió al ver sus muecas de dolor mientras corrían y trataban de no chocar con los alambres de púas.
— Coronel Jeon — Una voz que JungKook conocía perfectamente se hizo presente detrás de él. Se giró.
— Lo llaman por teléfono.
Si bien SeeGyun era quien mantenía su teléfono mientras él hacía sufrir a los soldados, JungKook agarró el teléfono en sus manos para contestarlo.
— ¿Coronel Jeon? — JungKook se tensó.
— Sí, soy yo, Ministro MyungHee — Sonó una leve risa del otro lado de la línea.
— Tranquilo, hombre, no es como si mi llamada fuera algo raro estos días, ¿no? — Se escuchó otra carcajada. El Ministro MyungHee nunca llamaba para dar buenas noticias — Yo no suelo llamar por cortesía, debes imaginarte alguno de los motivos de mi llamada.
— No, señor, no lo sé. Si me lo dice, puede ser que entienda — JungKook no era tonto, pero le gustaría estar equivocado. Sus soldados aún no estaban del todo listos.
— Debes tener, aunque sea, la más mínima sospecha. Sabes cómo está la situación últimamente. Tus soldados deben ir al frente de batalla en la frontera lo más rápido posible, coronel. Nos enteramos de que los militares de Corea del Norte planean un ataque en la frontera. Deben ir y defenderla ahora mismo.
— Pero, señor, los soldados tienen apenas un mes de estar aquí. Si los dejo a su suerte, morirán en el frente de batalla. ¿No pueden mandar refuerzos de mayor experiencia?
— Sí, coronel, ya una gran cantidad de soldados permanecen en la línea enemiga esperando por ustedes. No soy tan iluso como para no saber que sus soldados no tienen gran experiencia con el poco tiempo que llevan allí, pero igual son necesarios.
— Entiendo.
— Sé que llegarán rápido, ya que están a solo media hora de la frontera. Confiamos en usted, coronel. Por favor, no fallen.
— Haremos todo lo posible por no fallar, señor. Lo mantendré informado de los acontecimientos.
— Está bien, coronel.
JungKook colgó la llamada y lanzó el teléfono, estrellándolo contra la puerta principal de la base. Él no era del todo un insensible, como todos pensaban. Por muy frío que parezca, tiene corazón, sentimientos y uso de razón. JungKook sabe que, si la supuesta amenaza del país vecino es cierta, entonces están jodidos. Muchos podrían morir si llegaran a un enfrentamiento. Con suerte, algunos de los soldados aprendieron a disparar un simple revólver y otras armas, pero no estaban listos para una guerra contra los experimentados soldados de Corea del Norte. Igual debía llevarlos a lo que se suponía era una batalla. Aunque tal vez en realidad los estuviera llevando a una muerte segura.
— ¡Joon, hermanito! — TaeHyung corría desesperado a abrazar a su hermano mayor en el patio de su gran casa — Juguemos a las escondidas.
Su hermano NamJoon, con una piel morena igual a la de TaeHyung, acarició el cabello azabache del menor desde su altura. TaeHyung aún seguía con sus brazos rodeando la cadera ajena.
— Ahora no, TaeHyung, quizás otro día — NamJoon podía ser muy cascarrabias a veces y muy asocial, pero siempre estaba ahí para su hermanito menor, que solo tenía ocho años.
— ¡NamJoon! — Se escuchó la voz de su padre llamándolo mientras caminaba rápido hacia ellos. TaeHyung le soltó a su hermano — Vamos, hijo, debes salir rápido de aquí. Afuera está el chofer y te llevará con tu tío.
— Pero, papá, ¿qué ocurre? ¿Qué tío? — NamJoon solo conocía un tío, y este tío había muerto hace un par de años. Era el único hermano de su padre y su madre es hija única — Necesito empacar si me vas a mandar de viaje.
— ¡No! Tu tío te comprará ropa. Solo obedéceme y móntate en el auto — Su padre se notaba desesperado a tal punto que parecía estar a punto de perder la cabeza.
NamJoon aún no sabía qué hacer, no quería irse. TaeHyung miraba a su padre y a su hermano, queriendo descifrar lo que pasaba. El rostro de su padre estaba serio, pero sus ojos cristalizados. NamJoon tenía una expresión de confusión e inconformidad.
— ¡Ahora! — Su padre agarró fuerte el brazo de su hijo mayor para llevarlo lejos, y TaeHyung los perseguía, asustado.
Llegaron completamente fuera de la casa, y el padre de TaeHyung se encargó de meter a NamJoon en el auto color vino tinto. TaeHyung miró a su hermano, que colocó sus manos en el vidrio. Sonrió con melancolía, susurrándole: "Todo estará bien."
El padre de TaeHyung se colocó tras el menor, apretando sus hombros. Lloraba mientras veía alejarse el auto con su hijo.
Esa fue la última vez que TaeHyung vio a su hermano.
JungKook entró corriendo al cuarto, agarró una mochila y metió una que otra pertenencia y medicina. TaeHyung lo veía curioso.
— Coronel Jeon, ¿pasa algo? — JungKook siguió moviéndose de un lado a otro.
— Debemos ir a la frontera, Corea del Norte está amenazando con atacarnos — Respondió rápidamente y cerró su mochila ya lista.
— Iré a alistarme — TaeHyung intentó salir de la cama, pero JungKook se le lanzó encima, quedando sobre su cuerpo. TaeHyung jadeó de impresión.
— Tú te quedas, TaeHyung. No necesito estorbos en mi camino — Sus manos permanecían a cada lado de la cabeza de Kim.
— Pero mi lugar está con los soldados. No es justo que ellos vayan y yo me quede aquí sin hacer nada — Frunció los labios.
— Lo que no es justo es que vayas y me molestes con tu presencia, aquí o allá... El resultado es el mismo, no harás nada bueno si vas.
Eso le dolió a Kim, sabía que era débil, pero no creía ser tan inservible.
No dijeron más. El mayor se quitó de encima de TaeHyung.
— Es una orden, Kim. No te atrevas a desobedecer si sabes lo que te conviene.
Salió del cuarto.
— Ya veremos, coronel — Limpió una lágrima que se le escapó — Si de verdad soy tan inútil.
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