Ꜥꜥֶָ֢🪖ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 29
Llegaron a la base en sumo silencio. JungKook ayudó al menor a bajar del auto y a caminar, si se puede decir que caminó, ya que JungKook prácticamente lo alzó todo el trayecto. Entraron a la habitación del mayor y TaeHyung se sentó en la esquina de la cama.
Quería protestar, irse a su habitación, quedarse allí metido hasta que otra persona llegara y se apiadara de su pierna lastimada, otorgándole una ayuda. También quería irse por la vergüenza e indignación de que hace rato tuvo que ser salvado por el coronel - de nuevo - después de su metida de pata.
Bien, sí, fue estúpido de su parte ir al frente de batalla sin siquiera poder sostener un arma adecuadamente entre sus manos, pero quería ser de ayuda. Aunque esa ayuda terminó siendo una desgracia, pues el coronel Jeon se vio obligado a ponerse en riesgo, a ser asesinado y dejar a la deriva las fuerzas armadas, todo por sus niñerías de niño valiente, niño que solo quería ser tratado como a sus demás compañeros. Para completar, por su culpa Lee JiYun fue herido gravemente y ni siquiera sabe si aquel hombre vaya a salir bien librado de esa.
Mientras él mantenía su vista clavada en la alfombra verde del cuarto sin tan siquiera pestañear, sumergido en lo más profundo de sus pensamientos - o culpas - JungKook, quien había sacado su ropa a una velocidad sorprendente, estaba ahora solo en bóxer y camiseta rebuscando en su cajón debajo de la cama su pequeño botiquín de primeros auxilios. No sabía cuándo ocurriría una emergencia y, a pesar de que nunca llegó a tocar aquella caja desde que llegó, eso no significó que no era bueno tenerla y ahora, Kim sería el afortunado por estrenarla.
Pero él aún quería arrojar al azabache por el primer barranco que encontrara solo para alejarlo de su vista y olvidar que lo desobedeció de forma casi imperdonable.
¡Es el coronel Jeon JungKook, maldita sea! ¿Acaso era muy difícil entenderlo, ah? Pero esto no se quedará así... ¡Oh no, señor! ¡Por supuesto que no!
Jeon abrió la caja sacando unas gasas, alcohol, unas pinzas y alcanzó con su mano un pañuelo que permanecía encima de su mesa de noche. Se acercó al menor poniéndose a gachas frente a él, sus ojos se encontraron, unos con miedo y los otros con una cierta rabia e indiferencia.
— Sácatelos — Sin tantos rodeos, habló refiriéndose a los pantalones sucios, llenos de tierra, pólvora y lodo del menor.
TaeHyung no necesitó más para saber lo que tenía que hacer. Sacó sus pantalones con mucho cuidado, para que al quitarlos por completo no lastimara aún más su herida. No se quería ni imaginar el dolor por el que estaría pasando JiYun, ya que a él solo le rozó la bala y dolía como los infiernos, pero a Lee sí le dio preciso e implacable. Terminó al fin, sin atreverse a mirar al rubio a la cara.
— ¿Por qué lo haces? — Vertió un poco de alcohol en el pañuelo.
— ¡¿Hacer qué?! — Gritó de dolor al sentir la tela del pañuelo ser puesta sin mucho cuidado sobre su herida.
— Desobedecerme — Ahora vertió casi todo el contenido de la pequeña botellita sobre la herida del menor. Este se retorció tan brusco y adolorido que JungKook hizo un esfuerzo para no dejarlo mover tanto.
Los ojos del azabache se humedecieron por el feo ardor en su pierna.
— ¡Estás demente! — Una lágrima corrió por su mejilla hasta su barbilla. Le miró furioso.
— No me has respondido, Kim.
Bien, sí, estaba realmente molesto.
TaeHyung limpió bruscamente la lágrima rebelde que se le escapó de sus pequeños ojos. Jeon tenía aún su expresión fría.
— Porque estoy cansado de ser el último en todo, el que hace todo mal, el que no es tratado igual que los otros solo porque es débil — Soltó con rabia.
— Entonces deberías ser fuerte — Con el pañuelo limpió el alcohol que bajaba por la pierna del menor — No ir como loco buscando que te maten.
— Discúlpeme — Juega con sus dedos — No lo haré de nuevo.
Y, por supuesto, que no lo iba a hacer. Jeon le creyó.
— Usted estuvo fantástico hoy, ¿sabe? — Los ojos del menor brillaron al recordar al rubio disparando con toda su maestría, haciendo caer a todos esos desgraciados — En serio fue increíble, si usted no hubiera matado a esos soldados, quizás ellos nos mataban a nosotros.
JungKook sonrió sin mucha gracia, pero no ocultó que le gustó ser halagado.
— Tenía mucho tiempo que no salía a enfrentar enemigos de esa forma — Acarició con la yema de sus dedos alrededor de la herida del menor, herida que se notaba menos fea — Fue divertido hacerlo hoy.
TaeHyung miró a otro lado.
— Cualquiera diría que le encanta matar personas y que estaba triste mientras no lo hacía — Estiró un poco su cuello, alejando la tensión que lo fatigaba.
— Puede ser — TaeHyung abrió sus ojos a tope, observando al mayor, y este no se veía con ganas de retractarse de lo que dijo — Me encanta hacerlo; matar personas, verlas arrastradas en el suelo, delirando a medida que sus asquerosas vidas abandonan sus cuerpos.
TaeHyung no podía creer lo que escuchaba, nunca antes había escuchado a alguien estar tan tranquilo mientras hablaba de esa forma, como si de verdad fuera una gran pasión verles morir. Era descabellado.
— No estoy loco, Kim — TaeHyung hizo puños, enterrando sus pequeñas uñas en sus palmas. Pareciera que Jeon leyera sus pensamientos — Simplemente le agarré el gusto después de tantos años — Kim relajó la expresión asustadiza que mantenía, no podía culparlo, ¿no? Porque si él permanecía allí en las Fuerzas Armadas... Quizás le agarraría el gusto luego — Y extrañaba hacerlo — El rubio subió sus dedos acariciando la rodilla del menor, sacándole suspiros, hizo círculos allí.
— Entiendo — JungKook sonrió un poco más amplio y sincero que hace rato — No soy nadie para juzgar tus gustos sobre matar personas.
JungKook sonrió más amplio todavía. No le gustaba matar gente del todo, solo que se podía decir que se sentía pleno viendo caer a sus enemigos, y aunque todo el mundo temblara con tan solo verlo pasar... Él no sería capaz de matar a alguien que no tuviera nada que ver con amenazas contra su país.
— Si tú lo dices, Kim, al menos soy más honesto que tú — TaeHyung le miró con el entrecejo fruncido — No pongas esa cara, yo todavía no me puedo creer que alguien con tanto miedo de armas y que siempre está en contra de la violencia se haya alistado aquí. No me engañas — TaeHyung chasqueó su lengua y ahora la mano de JungKook pasó de estar dibujando círculos imaginarios a hacerlos en sus muslos — Algo ocultas, no tengo la menor duda de eso — Kim tragó duro, aún sentado en la cama sin mover un solo músculo — Así que si vas a decir algo, dilo ahora, Kim TaeHyung.
Kim bajó su cabeza. JungKook prácticamente le decía que confesara lo que venía a hacer a las Fuerzas Armadas. No era algo malo, pero de todas formas -bueno, si es algo malo para el coronel, no para el país - era una mentira al final de cuentas.
— No estoy obligado a decir nada y quisiera pedir permiso para retirarme — JungKook enarcó una ceja y su rostro se oscureció, la rabia hacia TaeHyung volvió de nuevo.
— Tienes razón — Se levantó palmeando los muslos de Kim, haciéndolo quejarse un poco — No tienes que decir nada — El azabache dejó escapar un suspiro de alivio cuando el mayor caminó hacia la cama.
Él, por su parte, se levantó cojeando un poco gracias a su pierna. ¡Bah! Tonterías, solo tenía que salir de allí, pero antes de poder siquiera agarrar la perilla de la puerta, escuchó un disparo.
Miró la puerta y esta tenía un hueco donde la bala se abrió paso y continuó su camino. Tembló, tembló tanto que parecía caerse a causa de sus piernas sin fuerzas y el miedo se adueñó de él completamente.
— Gírate.
La voz del mayor sonó detrás de él y no pudo evitar cerrar sus ojos, aguantar las ganas de estrellar su cabeza contra la pared y sacar el tortuoso sonido del disparo que rondaba en su cabeza. No había nadie más en la habitación y, lógicamente, fue Jeon el que disparó, por lo cual no quería caer al suelo, mecerse y golpear su cabeza hasta que ese maldito sonido lo dejara en paz. Al menos, mantendría un poco de autocontrol frente al hombre que casi le mata hace solo segundos.
— ¡Gírate, carajo!
TaeHyung se volteó lentamente y su mirada quedó justo en el arma que amenazaba con dar fin a su vida. JungKook la tenía agarrada con una sola mano, su brazo estirado y su cuerpo tan elegante como siempre al agarrar un arma. Ambos permanecían en bóxer, TaeHyung con su chaqueta de uniforme aún y JungKook con su camiseta blanca.
— ¿V-vas a matarme? — Su voz fue tan aguda que con esfuerzo Jeon logró escucharla.
— ¿Eres un enemigo encubierto? — La pregunta le cayó a TaeHyung como un balde de agua fría por la mañana. Bien, era alguien encubierto alistado en las Fuerzas Armadas, pero no era enemigo — ¡CONTESTA DE UNA VEZ! — El azabache no sabía qué hacer, decirle la verdad era una opción muy buena... Pero por primera vez quería mantenerse firme y no abrir la boca, tener orgullo y dignidad.
— No — Su voz sonó fuerte y clara.
— ¿Entonces qué carajos haces aquí? — Jeon ya no gritaba, pero no dejaba de ser tosco a la hora de hablar — ¿Quién eres en realidad?
— ...
— Kiiiiim — Gruñe — ¿Qué, acaso no vas a decir nada?
Kim negó.
— Bien, en ese caso no tengo otra opción que matarte.
TaeHyung asintió.
JungKook frunció el ceño. ¿En serio iba a quedarse callado aún si estaba dispuesto a morir?
— Serás acusado de traición luego de que tu muerte sea anunciada. Como el traidor que eres, deberías sentirte afortunado de que un coronel pueda acabar con tu vida — Quitó el seguro del arma.
TaeHyung cerró sus ojos con fuerza al oír ese sonido tan típico.
— Solo para que lo sepas... Y-yo, yo no soy un traidor y mi llegada aquí es algo que no afecta a mis compañeros, ni al país — De esa forma, cerró su boca.
JungKook hizo una mueca y, a paso rápido, se acercó al menor y la punta del arma chocó contra su frente.
— De verdad que no valoras tu vida — TaeHyung abrió sus ojos rápidamente y su mirada quedó clavada en la contraria.
— ¿Entonces lo que haces aquí no afecta a mi base?
TaeHyung negó frenético.
JungKook pasó su brazo por la espalda del menor, apegando su cuerpo al suyo, pero por ningún motivo bajó el arma. Cabe destacar que sus miembros chocaron, y eso hizo al mayor presionar mucho más el pequeño cuerpo de TaeHyung contra el suyo.
— Debería matarte ahora mismo, imbécil — Jeon tensó su mandíbula.
— ¿Qué se lo impide? Hágalo y terminemos con esto de una vez — Kim quería vivir, quería seguir respirando, pero diciendo estas cosas solo lograba que todo empeorara.
TaeHyung se reprendió a sí mismo por estar excitado mientras un arma amenazaba por perforarle la cabeza, pero no podía, ya que sus miembros estaban juntos allí abajo, presionándose sin movimiento, y eso lo hacía terriblemente doloroso porque su pene comenzaba a ponerse erecto contra su voluntad. Su cuerpo le traicionaba.
JungKook sentía lo mismo, solo que no tenía ningún temor porque él era quien tenía el control ahora mismo. Deslizó el arma lentamente por la nariz del menor, bajándola sin quitar sus ojos de los de Kim, la punta del arma llegó hasta los abultados labios del menor.
JungKook empujó un poco y TaeHyung abrió lentamente su boca, la punta del arma seguía un poco tibia gracias al disparo de hace un par de minutos, pero dentro de su boca quedó fría.
Jeon embistió la boca de TaeHyung con el arma y este seguía temblando con miedo y ¿excitación? El rubio sonrió ladino y sacó el arma ensalivada, los labios del menor brillantes por la misma y rojos por el lento movimiento del arma en su boca, siguió su recorrido y la pistola dejaba una línea brillante por la barbilla del menor. Dejó que la punta del arma descansara en medio de su cuello.
— ¿Últimas palabras? — Dijo juguetón y, por un momento, TaeHyung tenía ganas de reírse, pero no lo hizo porque se suponía que era un momento serio. ¡Por dios! Moriría. De todas formas, quizás no fuera tan malo morir en los brazos del hombre que le quitó la virginidad y le salvó la vida dos veces.
Aunque sería el mismo quien lo matara.
— Jo-da-se — Soltó, y él también sonrió con arrogancia.
Jeon rió.
— No puedo joderme yo mismo, Kim — Jaló el gatillo.
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Si así era morir, no sentía nada. No, no creía estar muerto, ni siquiera sonó el disparo.
— Tienes suerte — Kim abrió sus ojos con temor de que todo fuera irreal — Solo le quedaba una bala — Soltó con lástima y lanzó el arma hacia atrás — Como ya dije, no puedo joderme a mí mismo — Bajó su rostro y olfateó el cuello contrario con sensualidad.
TaeHyung aún no salía del trance. ¿No estaba muerto?
— Pero sí puedo joderte a ti.
Cuando reaccionó, ya estaba acostado en la cama, pecho arriba, y con un hambriento Jeon JungKook encima de él.
— Po-por qué… ¡Oh santo cielo!
JungKook tenía sus manos a cada lado de su cabeza, y TaeHyung no pudo evitar gemir cuando el mayor movió sus caderas de tal forma, como si estuviera haciendo un baile sexy digno de un bailarín nocturno. Sus miembros rozaron tan exquisitamente que TaeHyung no tenía tiempo de reclamar, al llevarse el susto de su vida hace poco. JungKook sonrió por los gemidos agudos del azabache y no dejó de moverse, imaginándose cualquier canción para acompañar el movimiento sexy de su cadera. Su pelvis se alzaba y bajaba para dar placer a ambos miembros erectos debajo de sus boxers.
— Si me vuelves a desobedecer, me aseguraré de que haya mínimo diez balas en mi arma para asesinarte — Mordió la mejilla derecha del menor y volvió a mirarlo. Kim tenía sus ojos brillosos por el placer que lo oprimía de hacer cualquier reclamo — Y sobre tu "llegada inocente a las fuerzas armadas", me creo capaz de averiguarlo por mí mismo.
El azabache se sorprendió porque JungKook rompió su chaqueta con sus manos. Aún se notaba molesto, pero también muy excitado. La última vez le rompió su camisetilla, al igual que el culo... Ahora le rompió la chaqueta, ¿no aprecia el dinero del Estado o qué?
— Y si es algo malo, estarás en serios problemas.
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