Ꜥꜥֶָ֢🪖ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 25
TaeHyung dio un saltito al sentir una mano intrusa bajo su camiseta blanca, acariciando su torso sin querer perderse detalle de esa zona.
El aire, malvado aire que necesitaban para vivir, fue el mismo aire que los llevó a separarse, respirando aceleradamente por sus bocas ante aquel beso tan profundo.
— E-esto — El menor aún seguía rodeando el cuello del mayor y este seguía muy cerca — Haremos de cuenta que esto no sucedió.
La mano del mayor fue más hacia arriba hasta que sus dedos tocaron los pezones endurecidos del menor, y este mordió su labio levemente para evitar sacar un jadeo ante el tacto en esa parte tan sensible.
— ¿Eso es lo que en verdad quieres? — JungKook atrapó el pezón derecho de TaeHyung entre dos de sus dedos para menearlo en círculos. Vio la reacción en el cuerpo del menor y no pudo evitar sentir tanta excitación que hasta llegaba a doler en su ya erecto pene.
TaeHyung no supo qué fue lo que sintió en realidad en aquel entonces. Solo sabía que tenía unas inmensas ganas de acercar más al mayor con sus brazos para besarlo de nuevo. Y así lo hizo, pues ahora se besaban de nuevo y TaeHyung revolvía los cabellos del mayor entre sus manos.
— Es-esto no debería... N-no debería ser, coronel — TaeHyung no estaba seguro de si había dicho eso con total sinceridad.
— Pero te gusta — Aseguró.
Se separó para seguir con besos húmedos al cuello del menor, provocando que este lo ladeara.
— No puedes negarlo. Si no fuera así, tú... tú no estuvieras tan dispuesto. Me correspondes, maldición, sí que lo haces — Prácticamente gruñó encima de la tierna piel.
TaeHyung, TaeHyung no sabía qué pensar de él mismo. Quería parar, pero quería que el comportamiento del coronel siguiera siendo el mismo de este momento. Quería gritarle mucho más de su odio, pero quería que el mayor solo callara esos gritos con sus magníficos besos de ensueño.
Quería detenerse, y quizá la razón por la que no le ponía un alto a la situación se debía a que la mano del mayor aún jugueteaba con su pezón y su rostro permanecía hundido en el hueco de su cuello, besándolo descomunalmente, mandando todo tipo de sensaciones placenteras a su pequeño cuerpo.
— ¿Quieres que pare, TaeHyung? — Su voz era más ronca, más sensual.
TaeHyung sintió derretirse cuando el mayor mordió gentilmente el lóbulo de su oreja para acto seguido sacar su lengua recorriendo la parte recién mordida.
JungKook tenía claro que TaeHyung era un hombre, muy claro, pero eso no quitaba el hecho de que lo ponía más. TaeHyung lo ponía de una manera tan ardiente que ni él mismo pudo contenerse a mover su cadera, restregando su entrepierna en la contraria solo para esperar la reacción del menor. Reacción que no tardó en llegar, pues TaeHyung cerró sus ojitos con fuerza y JungKook pudo correrse ahí mismo.
Pero eso no sería divertido si acababa tan rápido, ¿verdad?
TaeHyung gimió agudo. JungKook dio castos besos por su cuello, mandíbula, mejillas, y de allí pasó de nuevo a sus labios, capturándolos entre los suyos con tal experiencia que por un momento temió que estos estuvieran hechos para encajar tan bien en un jodido beso.
— N-no quiero... — JungKook se alejó del menor procesando sus palabras. Era lógico que TaeHyung no quería que pasara algo más después de tomarlo tan repentinamente.
JungKook se alejó del menor, sacando su mano de abajo de la camiseta blanca, quedando de rodillas en la arena mientras Kim le miraba confundido.
— Está bien — Frunció sus labios y acomodó mejor su chaqueta estirándola — Sé que no quieres seguir algo como esto con la persona que más odias. Lo sé y lo respeto — Soltó, tosco.
TaeHyung sonrió porque de verdad le parecía graciosa la actitud del rubio que ahora estaba frente a él, con sus ojos centrados en el mar y las suaves olas llegando a la orilla para luego alejarse. Él no dijo qué era lo que no quería en realidad, y JungKook parecía malentender eso.
— Coronel...
El mayor alzó una mano antes de que dijera algo más.
— Está bien. Tampoco es como si quisiera que te sintieras obligado a...
TaeHyung se reincorporó, quedando sentado frente al mayor con sus miradas encontrándose, y el mayor dejó de parlotear.
— Cuando dije que "no quiero"... — Miró hacia sus manos jugando con sus dedos, nervioso. Sus mejillas cogieron un color rojizo al instante — Lo que en realidad quería decir era que... No quería que pararas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro