Ꜥꜥֶָ֢🪖ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 24
Todo parecía haber vuelto a la normalidad. Faltaban algunos soldados aún, pero las labores seguían siendo las mismas. JungKook estaba casi curado, de no ser porque aún le dolía la espalda.
— ¿YiSuk, tienes alguna noticia del doctor YoJun? — Extendió a "Candy" hacia su respectivo dueño, y este la agarró, mirándola por si acaso tenía alguna ruptura.
El moreno guardó su arma tras su espalda.
— Te tengo noticias sobre eso — Mordió el interior de su mejilla, y JungKook le miraba con una ceja arqueada — Hicieron cambios, ¿sabes? — Rió nervioso — Por lo que pude entender en la junta, asignarían otro doctor a tu base. El coronel Choi será trasladado a otra base donde no necesiten con urgencia un doctor, dado que Im aún necesita descanso.
JungKook, por su condición, no pudo asistir a la Junta de Gobierno, por lo cual no estaba enterado del cambio del doctor Im. No obstante, su preocupación no rodeaba hacia el doctor en verdad... Sino hacia cierto azabache que no dejaba de preguntarle por el doctor todos los días.
Era molesto.
— Muy bien, si es así esperaré al otro doctor.
— Sí, creo que será traído mañana o, por más tardar, pasado mañana.
— Bien.
— Creo que ya debería irme. Se hace tarde para el entrenamiento. No podemos perder ni el más mínimo tiempo, JungKook; cada vez son más las amenazas que llegan a nuestro territorio. Y no es por ser entrometido ni nada de eso, pero sí pude notar cómo tus soldados no hacían las cosas correctamente. Casi todos mueren en el frente de batalla.
Jeon suspiró. Se sentía tan cansado de recibir las mismas observaciones, pero ¿qué podía hacer? Él no tiene la culpa de que atenten contra el país cuando apenas ha comenzado a entrenar a los holgazanes que tiene por soldados.
— Ya lo sé, YiSuk, pero lo que he podido avanzar con ellos no me ha servido de mucho. Tengo apenas un mes y medio entrenándolos, lo cual es muy poco tiempo para mandarlos al combate. No obstante, fueron y salieron vivos todos — Suspiró — Trataré de hacer lo mejor con esos imbéciles para que, por lo menos, sepan usar las armas como es debido.
— Me parece bien, JungKook — Se colocó su gorra — Cuídate, ¿sí? No te esfuerces mucho. Esa herida sigue reciente, y no sería conveniente que recaigas — Se giró para salir por completo de la oficina del rubio.
JungKook se giró en su silla, pasando sus manos por su cara. ¿Cómo le dirá a TaeHyung sobre el cambio del doctor Im?
— Todos pueden ir a descansar. El entrenamiento ha terminado por hoy, y mañana el entrenamiento será con las avionetas.
Todos asintieron, unos felices por la nueva experiencia de volar una avioneta y otros asustados por eso mismo.
Todos empezaron a arreglar sus mochilas para adentrarse a la base, pero JungKook tenía su vista únicamente en un azabache de estatura muy baja a comparación con sus otros compañeros.
Secaba su sudor y quitaba su chaqueta, dejando a la vista sus tonificados brazos. Su camiseta blanca se apegaba descaradamente a su abdomen semi marcado. Jeon se relamió los labios al verlo de esa forma, pero cayó en cuenta de que los demás soldados miraban al menor de forma obscena.
— ¡Dije que se pueden ir!
Todos se asustaron ante el grito tan fuerte del coronel, así que, prácticamente corriendo, se adentraron a la base. El azabache también yacía de regreso, pero...
— ¡Kim! — El nombrado quedó estático, sin moverse. Se giró para encarar al coronel, y JungKook tuvo que apartar la mirada para no sentir el deseo de pasar sus manos por la bronceada piel, tan brillante y resaltante. TaeHyung colgó su chaqueta en su hombro, quedando confundido por el llamado del coronel — Debo hablar contigo.
Por suerte, ya todos los demás permanecían dentro, dejándolos fuera. JungKook le hizo una señal con su cabeza al menor para que lo siguiera, y este solo terminó por obedecer, siguiéndolo hasta quedar a la orilla de la playa.
— TaeHyung...
— ¿Mhm?
— Verás, el doctor Im...
— ¿Qué pasó con él? — Se colocó frente al mayor, mirándolo con preocupación en sus ojos, y JungKook maldijo en sus adentros porque TaeHyung verdaderamente se preocupaba mucho por ese doctor — Dígame, por favor — Suplicó al borde de la desesperación.
— No, ah... Es solo que será trasladado a otra base — TaeHyung parpadeó varias veces — No volverá.
TaeHyung se alejó un poco, procesando lo dicho.
El doctor Im fue tan bueno con él que no aceptaba el hecho de que no volvería a verlo, que ya no le curaría, que no le otorgara fuerzas para seguir y no abandonar todo a último momento, saliendo corriendo a los brazos de su madre como un niño de tan solo cinco años. El doctor Im era el único que valoraba sus estúpidos actos, el que estaba a su lado sin otro interés que no fuera solo amistad. El único que no fue un hipócrita.
— TaeHyung, sé que esto es difícil, pero... — Intentó acercar su mano para tocar su hombro, pero el menor se alejó.
— ¿Difícil? Deje de parecer empático, no. Usted se encargó de joder mi llegada a este lugar y tiene el descaro de decir que es difícil — Se le escapó una lágrima.
— TaeHyung...
— TaeHyung nada. ¿Recuerda cuando me encerró en el sótano solo porque no sé nadar? — JungKook permaneció inexpresivo — ¿Cuando me dejó toda la noche atado al poste? — Para TaeHyung era imposible retener las lágrimas — Im YoJun fue el único que me ayudó, porque si mal no recuerdo usted... U-usted hizo que todos los demás sintieran odio por mí.
JungKook sintió un nudo en su garganta al escuchar todo lo que el menor decía. Puede que sí hiciera eso antes con las únicas intenciones de que Kim saliera de las fuerzas armadas, pero... Eso era antes.
— Así que no me venga con eso de que es difícil. Usted aquí nos controla, es quien juzga, es quien tiene la potestad de hacer lo que se le plazca con nosotros. Dentro de esta base usted es como un dios al que debemos obedecer — Secó sus lágrimas con el dorso de su mano, bruscamente — L-lo odio, Jeon JungKook. Por su culpa he pasado las peores experiencias de mi vida, y ahora por su culpa el doctor Im ya no está aquí. ¡Lo odio!
JungKook negó varias veces, acercándose peligrosamente al azabache y agarrándolo por el cuello de su camiseta, que se alzó hasta la mitad de su torso, dejando esa parte de su cuerpo descubierta.
Ambos se miraron retantes, sus rostros tan cerca que sus respiraciones golpeaban con el rostro contrario. Pero TaeHyung tenía cierta diversión acompañada de tristeza en esos ojos marrones.
— ¿Va a golpearme? Hágalo, no sería la primera vez que lo hace — Dijo sin tan siquiera dudar, y JungKook tragó al recordar todas aquellas veces que lo había golpeado.
— Eres un idiota, Kim TaeHyung — Por fin logró hablar después de tantas cosas.
— Dígame algo que no sepa — Sonrió burlesco — ¿Qué está esperando para golpearme? Ja, mi odio hacia usted siempre va a estar presente, al igual que el odio que usted me tiene. Y no me cansaré de decirle cuánto lo odio. ¡Lo odio! Lo o-odi- ahg...
No pudo terminar de decir más, pues sus ojos se abrieron abruptamente al sentir los labios del coronel encima de los suyos, besándolo profundamente.
TaeHyung no se separó, tampoco correspondió. Él solo estaba fuera del planeta tratando de encontrar alguna razón lógica para que el hombre que tanto odiaba, y sucesivamente ahora le besara tan repentinamente luego de descargar toda su inconformidad y odio contra él.
JungKook podía decir que esos labios eran como unas pequeñas esponjas; tan suaves y esponjosas. Su pie fue pasado por detrás del menor y lo empujó hacia atrás para que este cayera al suelo. TaeHyung jadeó un poco por el dolor de ser estrellado contra la arena, además de que sentía cómo la arena se apegaba a su cabello, espalda y brazos sudados. JungKook, por otro lado, cayó encima del cuerpo del menor, aún sin separar sus labios.
Entonces fue allí cuando TaeHyung reaccionó, parpadeando muchas veces, sabiendo lo que estaba pasando. Pero se reprochaba no haberle golpeado o haberse negado. En cambio, solo rodeó el cuello del mayor para atraerlo más y abrió su boca para que aquel hombre pudiera hacer lo que quisiera con él.
Jeon metió su lengua en la boca ajena para recorrerla a su gusto; era tan cálida, con sabor a té de manzanilla. El beso fue subiendo de tono, siendo más que un simple beso. Ahora era obsceno, húmedo y chistante por sus lenguas y la saliva entre ambas bocas traviesas.
— T-te o-odio, ah~ — Gimió el menor durante el beso, y JungKook profundizó más este.
— Y-yo ta-también.
Quizás era en lo único que pensaban estar de acuerdo entre el beso, siguiendo con lo suyo, porque aunque ni ellos mismos se lo pudieran creer, no querían separarse.
Ninguno quería hacerlo.
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