Ꜥꜥֶָ֢🪖ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 14
Sus manos temblaban y su respiración era acelerada; tenía mucho por lo que estar preocupado, y la verdad, ni un poco de vacilación yacía en su rostro.
Debía hacerlo. Seguir haciendo lo contrario al reglamento estaba mal, muy mal. ¿Qué podía hacer? Sus compañeros de armada estaban muy raros últimamente y no podía exponerse a ellos con suma libertad como debería hacerlo. Esto era frustrante; cuando tenía que ir al comedor, cuando debía ir al cuarto en busca de algo para el entrenamiento o simplemente cuando quería bañarse. Pero estos estaban al acecho al momento de intentar acercarse a las amplias duchas masculinas, buscando un poco de relajación e higiene corporal.
Le preguntaban: "¿Dónde te duchas?", y él solo atinaba a decir que lo hacía, aunque al parecer ellos no le veían.
¡Mentira! Aún seguía escabulléndose entre todos esos hombres que le miraban de forma extraña, para llegar al pequeño baño fuera de la base y algo alejado de la playa. El baño donde debía bañarse el coronel Jeon JungKook, el cual le veía entrar a su baño por las mañanas o por las tardes al terminar el entrenamiento.
No era un acosador ni mucho menos algo que se le acerque, pero le gustaba ver por las cámaras cómo Kim corría por el patio con sus pertenencias en brazos para poder llegar al baño, asegurándose de que "nadie" lo viera cuando entraba y salía como si nada hubiese pasado. Era divertido ver lo patético que era Kim, corriendo como una niña asustada por los lobos hambrientos.
Lobos que en este caso serían sus compañeros.
Ahora mismo el reloj marcaba las tres y cuarenta de la tarde, y al mayor le dio una gran ola de calor sobre su cuerpo, que proclamaba ser calmada. El sudor bajaba por su sien; con su dedo pulgar quitaba el sudor echándolo lejos de un azote. Sus piernas, encima del escritorio, fueron bajadas para colocarse de pie firme, estirando un poco su uniforme militar. El calor hoy era insoportable. Aunque podía fácilmente nadar un rato en la playa, solo prefirió ir a darse una ducha con agua dulce, tibia y para nada salada.
— ¿Pero qué tenemos aquí? — Su ceño se frunció a medida que se inclinaba para poder admirar la cámara que dejaba ver justo en la parte del baño que le correspondía.
Era TaeHyung, escabulléndose como ya se le estaba haciendo costumbre últimamente estos días. El chico ya estaba dentro de la ducha y el mayor sonrió lascivo para apurarse a salir de su oficina, no sin antes asegurarse de apagar las cámaras.
— Debo entretenerme con algo — Su sonrisa era tan macabra e inigualable.
No fue a buscar sus artículos de baño, tan siquiera siendo veloz en llegar al baño antes de que el azabache saliera. Sería una lástima si no llegaba a tiempo y no pudiera admirar su expresión de espanto al verle entrar en el pequeño espacio que tenía por baño. Sería un desperdicio.
No buscó jabón, shampoo ni su toalla para cubrirse; JungKook solo quería llegar rápido y lo logró al estar fuera de la base, en dirección a una ducha para quitarse el calor y, más que nada, llegar para ver el rostro del estúpido de Kim mientras entraba sin permiso alguno.
Estuvo afuera mirando la puerta de madera; podía escuchar el agua de la ducha caer, sabiendo perfectamente que cierto soldado estaba bajo la regadera. Sacó su chaqueta, camisetilla, el cinturón, sus botas de cuero pesadas y gruesas, dignas de un militar que se respete; sacó sus algo anchos pantalones y, por último, sus boxers blancos algo ajustados. Arrojó todo lejos de su espacio personal, estrellándose contra el muro a su derecha.
TaeHyung trataba de bañarse lo más rápido posible, pero luego estaba el hecho de que el agua era relajante para su cuerpo tenso y magullado por tantos golpes en el entrenamiento, unos cuantos moretones no importantes para estos momentos. De todas formas, sabe que el entrenamiento se pondrá peor cada día. Sin contar con el odio del coronel, era todo desfavorable.
Al menos sus compañeros ya no querían arrancarle la cabeza.
Trató mucho tiempo en convencerse a sí mismo sobre sus cambios repentinos y ató cabos sueltos; desde que lo vieron desnudo hace un par de semanas, estos mantenían su comportamiento acosador y abrumante hacia él. Fue entonces cuando cayó en cuenta de que estaban detrás de él solo porque querían aprovecharse. Era el más débil, el más pequeño e insignificante de todos, era el que menos condición física tenía para estar en las fuerzas armadas. Kim TaeHyung, un chico que estaba allí con una misión desde el principio y ni por todas las humillaciones del mundo, golpes, maltratos o uno que otro juego hacia con él... abandonaría lo que comenzó.
Tiene sus razones de todas formas.
El agua tibia mojaba de forma agradable su rostro, resbalaba por su cuerpo relajándolo. ¿Esos compañeros suyos de verdad solo querían aprovecharse de su apariencia débil? ¡Por supuesto que sí! ¿Tan solo quieren tenerlo gimiendo para saciar sus deseos de hombres necesitados de sexo? Pues, la respuesta es un rotundo ¡SÍ!
Le costó mucho tiempo poder procesar estos acontecimientos. Duró mucho en darse cuenta y la verdad era que no se sentía agradable con eso. O sea, se supone que es gay y que muchos hombres estén detrás de él debería mantenerlo contento... con el ego por los cielos, pero no era así; solo ansiaba mantenerse alejado de todos para que cuando el momento llegara todo fuera menos doloroso.
No quería encariñarse con nadie.
Su objetivo era uno. Y debía empezar a trabajar en ello en vez de preocuparse por sus compañeros calentones en busca de un polvo.
Un rechineo no muy sonoro llegó a sus oídos. Se separó de golpe de la regadera para apoyarse en la pared, totalmente sobresaltado al ver cómo el coronel Jeon entraba como si él no existiera.
Llegó a estar a tan solo pocos centímetros de su cuerpo y ¡wow! de verdad que este hombre era un deleite digno de admirar, porque su cuerpo era una preciosa escultura esculpida detalladamente. Pero solo era hermoso por fuera, porque por dentro estaba más podrido que el basurero estatal.
JungKook se aguantaba las ganas de soltar una escandalosa carcajada. La cara de Kim era de verdad digna de una película de terror.
Se metió dentro de la regadera y sus músculos se relajaron por completo; por fin se sentía sereno y el sudor ya no se apegostraba contra su marcado cuerpo.
TaeHyung caminó de puntillas, pasando por su lado, aprovechando que el mayor se mantenía perdido entre el agua de la regadera. JungKook abrió sus ojos, mirando al menor de reojo y estiró su mano para agarrar una esponja de cuerpo que él mismo dejó ahí en la mañana. Miró hacia la derecha encontrándose con el jabón que se suponía era de TaeHyung. Lo agarró y lo restregó en la esponja dejándola enjabonada y espumosa.
Estiró su brazo para entregársela al menor.
Ya casi estaba a punto de salir, pero sintió una esponja en su pecho. Ceñudo, miró al rubio tratando de entender a lo que se refería entregándole esa esponja repleta de jabón.
— Pásala por mi espalda. No alcanzo.
El menor tragó duro. ¿De verdad quería que se le acercara? Si hasta hace poco aborrecía su presencia.
— Pe-pero yo n- — Trató de protestar un poco susurrante, aunque en su mente estuviera gritando de impotencia por lanzársele encima al mayor y arañarle la cara. Sin embargo, a la hora de hablarle al mayor simplemente las palabras salían entrecortadas.
— Es una orden — Kim se estremeció ante ese tono de voz grueso y demandante. Autoritario.
— Pero es qu- — Y otra vez intentando protestar.
— ¿Acaso vas a desobedecerme, Kim?
¿Desobedecerle? No claro que no, ¡por Dios! Era cavar su propia tumba para ser enterrado vivo.
De lo peor.
Kim negó lentamente acercándose con cuidado; ambos cuerpos estaban desnudos. El agua aún seguía haciendo de las suyas entre el cabello rubio del coronel, hasta llegar a sus pies y terminar en el suelo como era de esperarse. El menor seguía en su lugar, no quería hacer esto.
¿Quién le asegura que no es una trampa para golpearlo mientras está cerca?
— ¿Qué? ¿Vas a quedarte parado ahí todo el día? ¡Muévete, Kim!
El menor resopló y, a paso lento, fue acercándose. JungKook miraba la pared de enfrente evitando al azabache. ¿Qué tal si pasaba lo de la vez pasada? Lo de la erección rebelde. Mejor era prevenir.
TaeHyung, cuidadoso de no hacer algún paso en falso, colocó la esponja sobre la grande y musculosa espalda contraria. JungKook ríe internamente al sentir la esponja sobre su espalda. No bastó mucho tiempo para que el menor empezara a subirla y bajarla, pero lo hacía tan torpe, tan nervioso, que JungKook sentía la esponja temblar sobre su espalda. Era tan gracioso y divertido.
Más que algún enemigo, JungKook empezó a darse cuenta de que podía utilizarlo para entretenerse, ya que todo parecía tan aburrido en las fuerzas armadas. Todo era lo mismo a diario; además, lo único que lo consolaba era que, por lo menos, dentro de poco podría avanzar más el entrenamiento y ponerlo como a él le gusta. Devastador.
Kim fijaba su mirada en el bien levantado trasero del mayor y no pudo evitar relamerse los labios, sin ser consciente del morbo que acompañaba ese gesto. Todo era tan confuso para él que solo tenía ganas de irse de una buena vez; o sea, estaba restregándole la espalda a quien le hizo mierda la vida desde que puso un pie dentro de la base. No era para él fácil olvidar sus castigos inhumanos, sus humillaciones, sus golpes, sus recriminaciones. Todo.
Entre tanto pensar, la esponja se le resbaló, terminando en el suelo. Sus manos aún seguían puestas en la espalda contraria y, aunque JungKook se removió un poco... no le alejó. Su espalda estaba cubierta toda por jabón, pero este ya empezaba a ir saliendo conforme el agua recorría aquella zona. El menor miró la nuca del mayor y pudo notar cómo este giraba su cabeza disimuladamente para mirarle, así que alejó las manos.
— De-de... debo irme — Agarró su ropa para irse colocando el uniforme rápido.
El mayor seguía cruzado de brazos frente a él, mirándole incrédulo. Kim terminó de alistarse y se colocó firme frente al mayor, que seguía parado ahí; pero, gracias a que estaba de lado, el menor no lograba ver su intimidad.
— P-permiso para retirarme.
JungKook hizo una mueca, torciendo sus labios hacia arriba.
— Permiso negado — El menor le miró boquiabierto — Nunca dije que te separaras y te alistaras, mucho menos que te fueras.
"Idiota", piensa el soldado.
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