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Ꜥꜥֶָ֢🪖ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 45

Una Semana Después
TaeHyung POV

Él no debería estar aquí. Él debería estar diciéndome que va a estar a mi lado, que debo esforzarme y que no tengo que llorar ahora mientras miro su tumba. Está un poco sucia, y por ello me dispongo a pasar mi mano para quitar unas cuantas hojas secas y piedrecillas. 

— Hey, ¿cómo van las cosas en el más allá? — Pregunto como si me fuera a responder. Pero ahora, cuando más necesito hablar con alguien, solo le estoy hablando a la nada — No sabía qué flores te gustan y traje estas rosas blancas. ¿Están bien? 

La única respuesta que escucho es el viento que me golpea. Lo más probable es que más tarde llueva. Me siento en el pasto y leo de nuevo en la lápida. Aún no puedo creerlo. Él me dijo que estaría bien. Mentiroso. 

R.I.P
Im YoJun
Mayo 26, 1997 - Septiembre 27, 2024

Después del enfrentamiento hace una semana, todos fuimos traídos aquí a Seúl, o bueno, los pocos que quedamos vivos. Murieron prácticamente todos, y entre ellos: Kim HaJoon, Jackson Wang, Mark Tuan. Al menos ellos son de los únicos cuyos nombres recuerdo, ya que los otros ni siquiera podría recordar sus rostros... Y eso que éramos compañeros. Qué déspota soy. 

Dos días después debíamos darles el último adiós. Había tantas madres, esposas, novias y todo tipo de familiares de cada soldado en el cementerio. Recuerdo que entre los soldados estaba Bambam con un semblante muy tétrico, por cierto. JiMin no lo veía desde que lo trajeron a la ciudad, pero decidí no acercarme porque realmente estaba muy triste. YeSung solo parecía nostálgico, pero no expresaba tristeza como todos los demás. Fue muy trágico en todos los aspectos. 

Al día siguiente de la sepultura me dediqué a buscar a YoJun porque quería verlo y saber cómo estaba, ya que desde que ocurrió el enfrentamiento en la frontera hace semanas no supe más nada de él. Pregunté en cada hospital de Seúl hasta que di con él, o bueno, con su información. 

Im YoJun era diabético y aquellas heridas causadas por la explosión le afectaron enormemente, llegando a la difícil situación de amputarle el brazo a causa de las quemaduras. Estas no eran muy graves, pero sí totalmente mortales para quien fuese diabético. YoJun se rehusó a aquello y prácticamente se fugó del hospital. Fue a su departamento. 

Unas cuantas pastillas para dormir y unos buenos tragos de whisky fueron más que suficientes para que su corazón se detuviera después de una gran agonía. 

O eso fue lo que me dijo el director del hospital donde lo atendieron. Los policías se tomaron la molestia de buscarlo, pues se había fugado del hospital en delicadas condiciones. Dieron con la dirección de su departamento, y con ello... Su cuerpo sin vida la mañana de un viernes. 

Lamentable. 

No tenía parientes, ni madre ni padre, hermanos; solo un tío que vivía en Busan, el cual se encargó de todos los arreglos del velorio y sepultura. 

Nunca fue notificado nada a la base, pues, ¿para qué hacerlo cuando podían mandar a otro médico? Pensaron que a nadie le importaría. La gente muere todos los días. 

Pero a mí me importaba. Y mucho. 

— Eres un tonto, Jun — Hago un puchero mientras sigo viendo la tumba — Me hubiera gustado que siguieras siendo mi amigo y quizás, si no te hubieras ido aquel día, tú y yo hubiéramos podido haber tenido algo. ¿Sabes? Eras increíble — Limpio mis malditas lágrimas con el dorso de la mano — Pero no fue así. Me enamoré como un idiota del coronel JungKook. Debes estar muy decepcionado de mí. "Oh, TaeHyung, ¿cómo pudiste enamorarte de quien te hizo tanto daño?", dirías eso, ¿verdad? Para ser sinceros, no sé qué me dirías en este momento. ¿Por qué no me lo dices tú mismo? Ven y háblame — A la mierda si lloro — ¿No vas a venir, verdad? Estúpido — Chasqueo mi lengua, mirando a otro lado y frunzo mis labios — Vendré a visitarte seguido. 

Suspiro. No sé exactamente por qué YoJun habrá tomado aquella decisión, pero pueda que no haya tenido muchas ganas de vivir sabiendo que estaría incapacitado. Su profesión no la podría ejercer como quería. Estaba completamente solo. 

Yo, que tengo a todos los de mi familia, y a veces me siento solo... No me quiero ni imaginar cómo él se debería de haber sentido. No está bien juzgar a nadie cuando no vemos más allá de sus razones. Caras vemos, corazones no sabemos. 

Me levanto del suelo y sacudo mi pantalón, aunque lo hago más por costumbre que por limpieza. Sé que no está sucio de todas formas, gracias al césped. 

Me giro y empiezo a caminar para dirigirme a la salida. Han habido muchos muertos esta semana, aunque Jun llevaba mucho más tiempo muerto. 

Agradezco que JungKook no haya sido uno de ellos. Había recibido un disparo en el pecho aquel día, pero el muy puto tenía un chaleco antibalas debajo de la chaqueta y solo estaba desmayado por el impacto de la bala, eso sin contar con que estaba perdiendo mucha sangre a causa del disparo que recibió mientras aún permanecíamos defendiendo. 

Solo estaba desmayado, y yo, que pensaba que estaba muerto, me sentí tan aliviado de que todo haya acabado. 

Solo que ahora debía enfrentar algo más.  

Horas Más Tarde

Una corte. Sí, allí estaban rodeados de muchas personas y, por supuesto, el juez, el jurado, los acusadores, el acusado, los abogados y los testigos.

Y luego estaba TaeHyung, el arma secreta o, bueno, a estas alturas no tan secreta. Ya habían pasado varios soldados antiguos y más recientes acusando a JungKook de ser un “explotador”, “un hombre que abusaba de su cargo” y bla bla bla. TaeHyung ya estaba harto. Sí, está bien, el tipo era un masacrador sin escrúpulos, pero ¡por favor! Esos acusadores parecían unas maricas trayendo semejantes quejas niñatas. Era irónico que él pensara así, pues el marica aquí era él.

JungKook tenía un yeso en su brazo, estaba vestido con traje y se veía malditamente apetecible - cosa que TaeHyung no pasó por alto -. Era la primera vez que lo veía vestido de forma elegante y, Dios, era el paraíso.

— Se llama a declarar a Kim TaeHyung.

¡Oh, genial!, era su turno de brillar. El azabache se colocó de pie y fue caminando hasta aquel pequeño lugar. Uno de los policías que estaba ahí abrió una pequeña puertecilla de madera. TaeHyung pasó y entonces le hicieron jurar lealtad colocando su mano encima de un libro.

— ¿Jura decir la verdad, solo la verdad y nada más que la verdad?

TaeHyung suspiró.

— Lo juro.

Con ello, hicieron que se sentara dentro en el banco del pequeño lugar.

— Señor TaeHyung.

¿Señor? Por Dios, solo tenía dieciocho.

— Usted mismo vivió en carne propia los entrenamientos en las fuerzas armadas, de las cuales el coronel Jeon JungKook estaba encargado tanto por entrenamiento y siendo la cabeza de aquel lugar. En pocas palabras... quién dirigía todo.

Este era un abogado bajo, de tez morena y muy rechoncho, que se paseaba de un lugar a otro mientras preguntaba. Lo estaba mareando.

— ¿Puede hablarnos un poco sobre su experiencia en aquel lugar?

— Por supuesto.

TaeHyung trataba de no ver a JungKook, aun si sentía la mirada de este encima suyo todo el tiempo. Lo hacía estremecer con solo mirarlo.

— Yo llegué a las fuerzas armadas con el propósito de conocer los tratos dados allí, aunque anteriormente yo tenía la intención de enlistarme en la marina.

— ¿Y qué lo llevó a cambiar de opinión?

El veterano de lentes delgados se detuvo frente a él.

— Quería encontrar a mi hermano, NamJoon. Ahora su nombre es Song JaeHyun, que por asuntos de seguridad él decidió que debía cambiar su nombre.

— ¿Y logró usted encontrar a su hermano, señor Kim?

— Sí — Confesó TaeHyung.

— ¿Y qué tiene que ver eso en que usted esté aquí ahora declarando contra el coronel Jeon JungKook?

— Acepté el caso cuando me decidí a ir a las fuerzas armadas. Yo mismo averiguaría sobre todo lo que en realidad pasaba en esa base.

Las manos del azabache sudaban. Logró divisar a su padre y a su hermano no muy lejos de donde estaba el público. Estaban tranquilos, pero MyungHee quería hacer que JungKook fuese condenado. Sí, eso era lo que quería, y sabía que su hijo hundiría a Jeon. Giró su cabeza hacia la derecha mirando al juez. Era un hombre de expresión terrorífica e intimidante.

— ¿Y qué nos puede decir sobre eso? — Se cruzó de brazos — Sobre lo que usted vivió en aquel lugar.

TaeHyung decidió mirar a JungKook. Quería saber si este tenía miedo o expresaba algo parecido a nervios. Nada, no encontró nada en su mirada, pero sonrió con lascivia y arqueó una ceja de forma divertida.

"¿Por qué eres tan sexy, JungKook?"

— Fue un infierno — Dijo TaeHyung, y los murmullos de todos fueron lo único que se escuchó en toda la sala.

— ¡Orden, orden! — El juez dio tres golpes con su martillo para llamar la atención de los habladores — Prosiga, señor Kim.

— Bueno, recibí varios castigos. El primero fue quedar encerrado por dos días en un sótano con una comida al día solo porque no rendí en el entrenamiento de natación.

Otra vez miró a JungKook buscando algo en él que le diera la orden para callarse la boca, pero más bien parecía que el mayor no tuviera problema en que soltara toda la sopa.

— El segundo fue quedarme toda la noche a las afueras de la base esposado junto a un poste de luz hasta el siguiente día.

— ¿Qué me dice sobre los entrenamientos?

— Eran fuertes, muy difíciles y cansados — Admitió TaeHyung — Correr por horas sin beber agua, cargar mochilas llenas de piedras y ladrillos mientras corríamos... El entrenamiento en el campo constaba de varias pruebas; saltar, esquivar, arrastrarse y luchar por llegar entre los primeros si no querías sufrir un fuerte castigo. A todo esto puedo decir que sí, ha sido el entrenamiento más fuerte que se puedan imaginar, pero me gustaría que también tomaran en cuenta las veces que el coronel ha sacado la cara por el país en batallas y nos ha traído la victoria consigo.

— ¿Lo está defendiendo? — Aquel abogado ladeó su cabeza y entrecerró sus ojos.

— No, en lo absoluto, pero no podemos ver todo lo malo y no darle méritos a quien defiende la ciudadanía, aunque le cueste la vida. Fui a varias batallas y no son para nada fáciles. Pude observar al coronel defender a los soldados. Una cosa es que no esté de acuerdo con su forma despiadada de dar los entrenamientos, y otra es que no sea completamente sincero cuando me salvó la vida más de una vez.

El abogado hizo una leve mueca con la boca.

— Es todo, señor juez.

TaeHyung por fin podía respirar tranquilo. Se levantó y salió de aquel pequeño lugar.

— Se llama a declarar al coronel Jeon JungKook.

JungKook se levantó y avanzó hasta el lugar donde había estado TaeHyung hace segundos. Le hicieron pasar por el mismo proceso que a Kim, y ahora estaba sentado allí... dispuesto a responder todo lo que le preguntaran.

— Señor Jeon — El mismo abogado que le hizo las preguntas a TaeHyung se las haría a JungKook — ¿Por qué usted entrena a sus hombres de forma tan inaceptable?

— Porque así me entrenaron a mí — Respondió cortante y al instante.

— ¿Me puede decir el nombre del coronel que lo entrenó?

— Lee Yong-Chun.

Todos quedaron en silencio. Lee Yong-Chun fue el anterior coronel encargado de las fuerzas armadas; ahora estaba encargado de las fuerzas armadas de Corea del Norte. El tipo traicionó a su nación y se fue por querer obtener más poder y dinero. Si bien decían que en sus entrenamientos no pasaba ni una semana cuando todos los soldados terminaban tocando la campana para irse, era un malvado sin corazón.

Eran contados los soldados que lograron terminar su alistamiento bajo su entrenamiento. Pero no todos conocían que Yong-Chun fue el coronel que entrenó a JungKook.

— ¿Qué se puede esperar de los de su clase? — El abogado hizo una mueca de asco. Sí, nadie quería a Lee. Era un traidor.

— ¡Objeción, su señoría! — Gritó el abogado de Jeon — Mi compañero aquí presente está ofendiendo a mi defendido.

— Objeción aceptada — Dijo el juez — Abogado, mida sus palabras.

— Discúlpeme, señor juez — Se disculpó — Señor JungKook, pero eso no quiere decir que los entrenamientos deban ser casi hasta la muerte.

— Sí de verdad quieren defender al país, deben aguantar cualquier entrenamiento que se les dé, porque si no mueren en el entrenamiento, entonces eso quiere decir que correrán menos riesgo en una guerra.

— ¿Me está diciendo que solo los que resistan vivirán y los que no... solo se les deja morir?

— No he dicho eso — Este asunto ya le estaba jodiendo la cabeza al rubio — Solo que los que se alistan en las fuerzas armadas deben saber dónde se están metiendo. Nunca ha sido fácil, no es fácil, y yo menos que se los dejaré fácil. Sino, que no se enlisten y listo.

JungKook ni siquiera se estaba preocupando en mentir o tratar de ser más suave con sus palabras. TaeHyung solo quería que las cosas no terminaran tan mal como para encerrar al mayor.

— ¿Sabe usted que a eso se le llama abuso de poder?

— Yo solo cumplo con mi trabajo como coronel, no he robado al gobierno ni me he aprovechado de mis hombres. Solo les mando y ellos obedecen.

— ¿Y si no obedecen?

— Serán castigados.

— Entonces, sí es abuso de poder.

— Si no hay castigo, no hay disciplina, y si no hay disciplina... no hay nada.

— No más preguntas — Se alejó el abogado.

— ¿Señor JungKook? — La voz del juez se hizo presente. El nombrado lo miró — ¿Sabe usted cuántos años se le puede dar de condena por abuso de poder?

— De cinco a diez años.

— Qué bueno que lo sepa, porque creo que esta audiencia es innecesaria si usted está aceptando todos los cargos.

— ¿Y para qué negar algo que es cierto?

— ¿Se está declarando culpable? — El juez frunció el ceño.

— Sí, sí soy culpable de impartir disciplina para defender al país sin importar qué, acepto toda la culpa — JungKook sonrió con superioridad.

— ¿Por qué esperó hasta este punto para asumir la culpa? — Bien, el juez estaba sorprendido. No todo el tiempo alguien dice delante de todos que es culpable.

— Porque ustedes no me preguntaron — Sonrió, y muchos de los que estaban en la sala también lo hicieron.

El juez hizo cara de póker.

— El jurado y mi persona vamos a deliberar sobre qué decisión debemos tomar conforme a este caso.

TaeHyung ya casi estaba a punto de quedarse sin uñas por comérselas. Malditos nervios. Solo se dedicaba a mirar al mayor, y parece que él era el único nervioso aquí porque JungKook se dedicaba a sonreírle disimuladamente. Pasaron quince minutos aproximadamente hasta que la puerta del fondo se abrió, entró el juez con dos miembros del jurado.

— Todos de pie, por favor.

Todos se levantaron al instante.

— Nosotros, como jurado, hemos decidido que el coronel Jeon JungKook es culpable — Protestas y alegrías, y uno de todos ellos con enormes ganas de llorar — Pero su condena será reducida a un año.

Todos parecían muy sorprendidos por eso, no se lo esperaban.

— El jurado reconoce el trabajo que el Coronel Jeon JungKook ha tenido, al igual que reconoce su valentía para defender esta nación — La mujer de unos treinta años suspiró como si lo que iba a decir fuese demasiado difícil — Se le será destituido de su cargo como coronel, no ejercerá más como coronel de las fuerzas armadas.

— Me parece algo justo — Dice el Juez — Entonces, ¿Tiene algo más que decir, señor JungKook?

Todos miraron al rubio que reía mirando hacia el suelo.

— Solo no quiero que me estén rogando luego para que vuelva a dirigir las fuerzas armadas, créanme que nadie mejor que yo las dirige — La arrogancia desbordaba por cada fibra de su cuerpo. Pero tenía razón el muy puto — Porque para ese entonces, voy a estar de vacaciones — Miró a TaeHyung, y ambos se sonrieron descaradamente.

Todos en la sala no parecían creérselo. Como JungKook había dicho... La condena era de cinco a diez años de cárcel y le bajaron la condena a solo un año. Increíble.

Pero de todas formas, su cargo como coronel se fue por la borda, y JungKook hubiera preferido mil veces pasar diez putos años encerrado a tener que ser destituido de su cargo. Todos eran unos imbéciles.

— Entonces que así sea, Jeon JungKook lo declaro culpable de abuso de poder, explotación y otros cargos más, será destituido de su cargo como coronel. Lo condeno a un año de prisión hasta la fecha del cinco de octubre del dos mil veinticinco, hora: Cinco PM — Dio un último martillazo.

Rápidamente, dos policías se acercaron a JungKook para ponerle las esposas, con sus manos hacia atrás. Lo bueno era que su yeso no estaba dificultándole mucho moverse.

Kim empujó a las personas que comenzaban a levantarse, ignorando los gritos de su padre... Fue corriendo hacia donde estaba JungKook. Por suerte, aún le colocaban las esposas. Se puso delante de él, con sus ojos llorosos, desde hace una semana que no lo veía, y ahora no sabía qué decir. ¿JungKook estará molesto con él por hundirlo?

Jeon observó esos ojos oscuros llorosos, el labio inferior del menor comenzaba a temblar por la culpa. Se inclinó hacia adelante para susurrar en el oído del menor.

— Yo también te amo — Y TaeHyung pudo jurar que su corazón se detuvo al escuchar esas palabras — Lo hiciste bien, TaeHyung, es malo mentir y debías decir la verdad.

— P-pero ahora vas a estar en la cárcel... por mi culpa — El aire que salía de la boca del mayor sobre su oreja le mandaba indescriptibles descargas eléctricas.

— No es nada que no me haya ganado a pulso, si no eras tú, otro lograría meterme en la cárcel. ¿Qué puedo hacer? Todos son unos quejicas — El mayor sacó su lengua solo un poco para chocar la punta de esta con el suave cuello del menor. TaeHyung suspiró, y la piel se le erizó — Ven a visitarme.

Fue jaloneado por aquel par de policías hacia atrás, que se lo llevaron fuera de aquella sala y TaeHyung quedó parado ahí, estático.

— Por supuesto que voy a visitarte, Kook.


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