Ꜥꜥֶָ֢🪖ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 18
— Muy bien, me complace saber que están vivos luego del entrenamiento de ayer. Ahora, ¿qué tal se sienten?
¿Y todavía tenía el descaro de preguntar? Estaban en la orilla de la playa, con las espaldas doliéndoles horrores, de rodillas, las olas golpeando fuertemente contra ellos, y para rematar, el tronco que tenían sobre sus hombros… ¡SE SENTÍAN DE MARAVILLA!
El día anterior solo pudieron dar treinta y ocho vueltas. El coronel Jeon dijo que al día siguiente él mismo verificaría su entrenamiento y se aseguraría de que lo cumplieran como era debido. Ahora mismo lo estaba haciendo.
Todos los soldados permanecían completamente mojados, y las feroces olas golpeaban tan fuerte contra ellos que respiraban con dificultad. No podían tan siquiera tocarse las caras, puesto que sus manos permanecían agarrando el tronco encima de sus hombros. Ya sus cuellos dolían terriblemente; de seguro les atacaría una pésima tortícolis.
JungKook estaba sentado en una silla, con su largo cabello recogido en un moño. En su mano derecha sostenía una limonada que, oh Dios, muchos de los soldados quisieran tomar en esos momentos. La sed que tenían era perturbadora y totalmente terrible.
Kim trataba de no caerse, pues si eso pasaba, lógicamente no le iría nada bien.
— Les falta… — Miró su reloj. Todos los soldados no sabían qué odiar más, al reloj o a su dueño — Una hora con dos minutos.
Tomó un poco de la limonada. El coronel Jeon había dicho que este entrenamiento consistía en fuerza y resistencia. Ahora mantenían una gran resistencia; llevaban ahí casi una hora, pero el coronel acababa de decir que faltaba una hora más.
¡Esto es horrible!
— ¡Listo! Pueden parar — Ya había pasado el tiempo marcado.
Los soldados dejaron caer los troncos en la playa. Sus brazos parecían dolerles como el demonio, y entre quejidos muy sonoros lograron levantarse.
— Tienen un descanso de dos horas. Luego los quiero en el gimnasio. No quiero repetir lo que les espera si llegan tarde.
Fulminó a todos con la mirada, y estos captaron el mensaje rápidamente.
TaeHyung tosió un poco, sacando el poco de agua que tragó minutos atrás, cuando creyó caerse. JaeHyun evitó que eso pasara, pues lo mantuvo firme con una de sus manos. Tuvo suerte de no caerse junto con Kim al mismo tiempo.
Todos comenzaron a caminar para ir a sus cuartos; solo tenían dos horas de descanso, y las aprovecharían al máximo. Kim se encargaría de agradecerle luego a Song; mientras tanto, solo necesitaba una ducha.
No buscó nada; ni ropa, ni jabón, ni shampoo. Nada; solo quería que el agua dulce de la regadera mojara su cansado cuerpo.
Fue hasta donde estaba la ducha del coronel - donde él también se bañaba -. Parecía un zombi; tanto así que se quitó la ropa tirándola por cualquier parte. Con esfuerzo y sus brazos doliéndole pésimamente, pudo abrir la llave de la regadera, y el agua resbaló por su cuerpo lleno de agua salada de la playa. Se sentía tan bien.
La puerta se abrió, y el menor miró sin ganas hacia esa dirección. Era JungKook, era de suponerse, ¿no? De todas formas, él era el único que podía entrar allí aparte de él.
Jeon negó varias veces con una semi sonrisa. TaeHyung no le prestó atención y, sin importar que el rubio lo mirase desnudo, solo cerró los ojos dejando que el agua hiciera de las suyas.
Fue tan repentino cuando sintió un jabón pasarse por su pecho, que eso sí lo exaltó, y mucho.
— Shh — Jeon pasaba su mano con el jabón por el pecho desnudo de TaeHyung — Quédate quieto.
El menor no hizo caso y se movió un poco con intención de salir corriendo de ese lugar, pero…
— Es una orden.
Oh, grandioso. ¿Por cuánto tiempo más lo chantajearía de esa forma?
Parecía mudo, en realidad; no podía hablar mientras el coronel pasaba muy cómodo sus manos enjabonadas por su cuerpo adolorido. Terminó de lavar su pecho y se dirigió a la parte de atrás, sin importar que el agua mojara su uniforme limpio y planchado. Pasó sus fuertes manos por la espalda ajena, haciendo poca presión en la pequeña espalda del menor, sacándole leves quejidos. Le dolía mucho.
De repente, sus manos bajaron hasta toparse con las nalgas del azabache. TaeHyung giró su cabeza mirándolo con miedo.
— No voy a hacerte nada, hombre. Tranquilízate. Podré ser lo que quieras, menos un violador.
El menor no quedó muy satisfecho con esa respuesta, pero decidió que quedarse callado era mejor.
El mayor sintió ganas de apretar esas suaves nalgas... pero no lo hizo. Siguió su recorrido hasta llegar a sus muslos y piernas; subió sus manos lentamente, sin apuros. Estas llegaron hasta la cadera, pero después pasaron hasta la hombría del más bajo.
— C-coronel Jeon — Se quejó el menor al sentir los largos dedos del rubio pasarse por su hombría.
Este no dijo nada; siguió moviendo sus manos desde los testículos de TaeHyung hasta su extensión. Kim mordía su labio con fuerza, evitando que se le escapara algún ruido incómodo y vergonzoso.
Cuando se aseguró de que esa parte estuviera enjabonada, sus manos se alejaron para que el agua se encargara de retirar el jabón del cuerpo ajeno.
— Quédate aquí hasta que venga por ti. En ese cajón de allá — Señaló un cajón pegado a la pared. TaeHyung lo había visto las veces que se bañaba, pero nunca registró — Hay toallas. Agarra una y sécate hasta que venga a buscarte.
Salió de la ducha, seguido del baño.
TaeHyung estaba más rojo que un tomate. A pesar de que el agua estaba fría, solo podía sentir una calentura en su cuerpo; una calentura que lo encendía desde su piel hasta su interior. Obviamente, su pene fue el más afectado por esa calentura.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro