Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6

Ya jodí suficiente a Armando *pone cara triste porque se estaba divirtiendo* Ahora sí un poco de Romance.

No planeé publicar este capítulo hoy, pero como no podía dormir me desvelé escribiendo.

------------------------

Estoy jugando con el tenedor que tengo en mi mano, moviendo de un lado al otro los espaguetis en mi plato.

—¿Estás bien? —me pregunta Benjamín, que ya se devoró dos porciones. 

Apenas muevo mi cabeza con un no.

—Si te hace sentir mejor —dice, limpiando su boca con la manga de su camisa—, perdí una prueba de Estadística hoy —Miro al moco con molestia—. ¿Qué? Te lo digo para que te des cuenta que todos nos equivocamos. En especial yo, Armando. Aunque lo parezca, no soy perfecto.

Sin ganas de discutir con él, dejo caer mis hombros. ¿Todos nos equivocamos? Sí, pero no todos somos el hazmerreír del vecindario. Algunos de mis vecinos hasta empezaron a llamarme "El tipo extravagante que se mudó aquí hace poco". ¿Cómo es posible que una persona que acostumbra a tenerlo todo bajo control se vuelva de un día para el otro un desastre? La opinión que la gente usualmente tiene de mí es que soy un tipo educado y correcto, no un pervertido que es mala influencia para su hermano menor y chihuahuas. 

¿Hasta cuándo? ¿A dónde tengo que ir para encontrar paz y tranquilidad? En cualquier caso estando a cargo de Benja debo pensar en un nuevo plan de vida. 

Me saca de mi ensimismamiento escuchar el sonido del timbre. ¿Quién podrá ser?

—Yo abro —le digo a Benja y me levanto de la mesa dejando mi plato de comida intacto. No tengo hambre. 

—Si no pensaba levantarme —bufa él, cogiendo espaguetis de mi plato. 

Cierro mis ojos, trato de contar hasta diez y le advierto que más tarde hablaremos sobre lo de Estadística.

—Ya vuelvo. 

Al llegar a la puerta miro por el ojo de gato. Es Paola. ¿Acaso mi día puede empeorar aún más? Abroy le dejo ver lo frustrado que me siento por tenerla cerca. 

—¿Está bien? —me pregunta, escondiendo una sonrisa. 

—No —gruño, ignorando su aparente buen humor—. Me estoy preguntando qué haré esta vez para hacer el ridículo frente a usted o el resto del vecindario. Porque aquí los chismen vuelan, sabe. 

—Como en todo vecindario —señala ella. 

—Estoy harto —exploto. Ella levanta ambas cejas. ¿Le sorprende que esta vez si la enfrente?—. No no soy un imbécil, sabe. Contrario a eso, soy  un abogado exitoso. Pobre, pero exitoso. Me gradué en una universidad de enorme calidad ¡Fui el mejor de mi clase y actualmente trabajo en una firma de prestigio!

Intento calmarme un poco pese a que Paola no parece inmutarse. 

Empieza a oscurecer y hay niños jugando en la calle y  vecinos regando las plantas de su jardín. Es un vecindario demasiado normal para hacer aquí el ridículo. 

—Resulta interesante saber que usted mide su éxito en función de sus logros académicos y laborales —dice mi visita inesperada sin perder su humor—. ¿Busca que se hable de usted por ser un abogado exitoso en lugar de un buen hermano o vecino?

—Deje de juzgarme —le exijo, pensando que quizá tiene razón y estoy en un error—. Usted no me conoce. Saca sus conclusiones basándose en las estupideces que me ha visto hacer últimamente. Yo no soy así —Paola niega con la cabeza y cambia el peso de su cuerpo de un pie al otro—. No sabía de las malas notas de mi hermano porque hasta hace poco vivía lejos de él. El día que nos conocimos me encontró vistiendo de formal inusual porque estaba lavando mi ropa. Eso... eso incluye los calzoncillos —titubeo—. La película porno fue cosa de Benja. 

«Por otro lado, hoy por la mañana que fui al instituto tropecé sin querer con la conserje y ella, creo, aún lo estoy asimilando —acepto, nerviosamente— me manoseó un poco —Ver a Paola intentando contener su risa me relaja—. El historial en mi laptop también fue cosa de Benjamín. Odio ponerlo en evidencia con usted, pero estoy tomando en cuenta que es su consejera. Y créame que no tengo idea de por qué le gusta ver enanitos follando.» 

«El panfleto con el título extraño me lo entregaron en la entrada del instituto.  Hace un rato, que lo leí, cabe mencionar, me sorprendí al ver que realmente tiene buen contenido... —Trago un poco de saliva y ruedo un poco mis ojos— Para el consolador si no tengo explicación —admito. » 

—Es de doña Celia —termina por mi Paola, dejándome sin palabras. Realmente me ha puesto atención—. Tu abuela se lo decomisó por querer mostrárselo a otras señoras. 

Apenas doy crédito a lo que estoy escuchando. —¿Cómo... —ladeo mi cabeza hacia un lado— cómo sabes eso?

Ella mira sus pies y juega un poco con ellos. —Te recomiendo tampoco asumir nada respecto a mi. Y ya que estamos en la hora de las confesiones —Me mira como si en lugar de la consejera de mi hermano se tratara de una vieja amiga —. La camiseta de "chúpame el pito" es de un amigo de Benjamín. Yo... ya la había visto. Él también es el de las películas porno que incluye los vídeos de enanitos. 

—Pero usted dijo que Benjamín no tiene amigos.

—En el instituto —aclara ella, notablemente preocupada—. Es algo que debo explicarle con tiempo, señor Calaschi —Acorta un poco la distancia entre nosotros— ¿O puedo tratarte de tú? —Asiento—. En mi oficina no pude porque todo se salió de control. Por otro lado, el planfleto sobre cómo influenciar mal a los adolescentes lo escribí yo. Dos de mis alumnos modelo te lo entregaron. 

—¿Y cuándo pensaba decirme todo eso? —exijo saber, indignado.

Ella aprieta sus labios y coloca una mano sobre su boca para intentar no reír:

—A eso vengo, ¿no? —se excusa, procurando lucir calmada. Dejo escapar un poco de aire y niego con la cabeza—. Porque sabe, es gracioso verlo comportarse de esa manera ... después de pasar meses escuchando a su abuela hablar bien de usted. 

—¿A mi abuela?

No tenía idea de que la conocía. No seas idiota, Armando, eran vecinas. 

—Sí —Ahora Paola se muestra seria—. Lo que me recuerda por qué estoy molesto con usted.

Ahora me da la espalda. Que bipolar es esta mujer. 

—¿No iba a tutearme? —le recuerdo. Esta vez soy yo el de los brazos cruzados. 

—¡No cambie de tema!

—Por favor explíquese.

Ella se vuelve otra vez para mirarme. Todavía luce seria. —La dejó morir sola —me acusa.

—¿QUÉ? ¡Por supuesto que no! ¡Sería incapaz! ¡Yo estuve aquí cuando ella murió!

Ella arquea una ceja. —Cuando murió —objeta, levantando a la altura de su hombro su dedo índice—. ¿Qué hay de su agonía?

—¡Ella me avisó tarde que estaba enferma! —intento explicar—. Me sorprendió. Yo... yo estaba ocupado resolviendo un asunto personal. Mi novia había resultado embarazada de su jefe —La quijada de la señorita Durán cae un poco—.  Es una larga historia —añado, sonrojándome—. El punto es que mi abuela me informó tarde sobre su enfermedad... Ella, ella ya estaba agonizando. 

—No quería preocuparlo, señor Calaschi. 

¿No iba a tutearme?

—Lo sé —admito.

Mi abuela fue como una madre para mí, y como buena madre pensó en mí antes que en ella misma, supongo. 

—De verdad lamento mucho que las cosas se hayan dado de ese modo —agrego. 

Paola mira hacia un lado y suspira. Se ve cansada. —Era una buena mujer. 

—¿Tú... la trataste mucho? 

Ella asiente. —Y no quise preocuparla hablándole del comportamiento de Benja. 

Tiene sentido. 

—¿Y por qué no intentaste comunicarte conmigo?

Me mira como si fuera estúpido pensar que ella no lo pensó antes. —Te repito que ella no quería preocuparte.

Al menos otra vez me está tuteando. 

—¿Entonces está claro el por qué, aparentemente, la dejé morir sola? —pregunto, todavía ofendido. 

La señorita Durán levanta un poco su barbilla procurando conservar un poco de orgullo. —Eso creo.

Por lo menos admite que cayó en un error. Sonrío tontamente. 

—¿Y... —¿Debería intentar algo más?— eso quiere decir que ya aclaramos todo respecto a nosotros?

Ella entrecierra sus ojos peligrosamente, se vuelve hacia la calle y , para mi sorpresa, empieza a alejarse.

—¿QUÉ? —pregunto, sin poder creerlo. ¿Ya se va?

—Buen intento, señor Calaschi —dice, para despedirse. 

No suena molesta. Es un punto a mi favor, creo. 

—¿Sigue en pie lo de la cena? —quiero saber. Definitivamente esta mujer me pone de rodillas. 

—Solo si no vamos a cenar perro chihuahua.

Me río. —Prometo que no.

Ella se vuelve un poco para mirarme y me dice adiós con un gesto indiferente de su mano. Hago lo mismo. 

Todavía sonriendo tontamente, cierro la puerta y entro de vuelta a la casa. Ahí pillo al moco de pie frente a la ventana que da a la calle. Tiene en sus manos un reciente repleto de palomitas de maíz y, por su sonrisa estúpida, advierto que estuvo mirándonos y... escuchándonos.  

Voy a matarlo a él en lugar de al chihuahua. 

—Nunca había sido testigo de una declaración de amor tan patética —dice, engulléndose otra buena porción de palomitas. 

Intento cogerlo del cuello pero corre a esconderse a su habitación. 

Y esto apenas empieza, Armando. 

El reloj está a punto de marcar las siete de la noche. Me dejo caer sobre un sofá y, buscando con qué entretenerme un rato, caigo en cuenta de que Capitán pantaletas está recostado cerca de mí. Tiene la mirada perdida. Creo que extraña su juguete. 

—Prometo conseguirte algo mejor —trato de consolarlo. No obstante, me gruñe y también se va... 

...dejándome solo para repasar en mi mente mi conversación con Paola. 

No te ilusiones, Armando. Ya lo has echado a perder todo por ilusionarte rápido. Aún asi, me da gusto saber que ahora todo está bien entre la señorita Durán y yo... o eso espero. 


-----------------------------------

Ya saben que, a pesar de tener un estilo extravagante para contar historias, mi objetivo principal es entretenerles :)

Los quiere, 

Tati♥

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro