Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Confesión

LINCOLN:

Pude soportar horas de encierro como un campeón, atado a una cama y con un mapache gordo encima. Aun así... Bastó que apareciera Benny Stein, el odioso ex-novio de mi amada Luan, y que resultara ser el cerebro tras mi secuestro, para convertirme en una bola de fuego ansiosa por estrellarse en la cabezota de ese tipo.

Y ahora dice que necesita decir algo que cambiará mi vida. ¿A qué se refiere? ¿Qué cosas sabe? Si es algo acerca de Luan, se las verá conmigo, y se va a arrepentir de todo esto.

De seguro Taylor notó lo alterado que me encontraba, porque se abalanzó y me gruñó justo en la cara. Esta vez le devolví un gesto totalmente idéntico: Toda esta situación me había exasperado de forma inusual y ya no estaba dispuesto a seguir tolerándolo.

Benny, al notar la tensión del ambiente, decidió intervenir.

—¡Taylor! ¡Lincoln! Oigan, amigos. ¿Les parece si llevamos esta situación de forma más relajada?

—!NO! —respondimos ambos al unísono y mostrándole nuestras caras más furiosas. El pobre tipo dio dos pasos atrás y tomó varios segundos para recuperar el habla.

—Okey... Entiendo que esta situación se haya puesto tensa. Es lógico. Es por eso, Lincoln, que me veré obligado a hacer esto.

Taylor y yo dejamos nuestro mutuo gruñir y dirigimos la mirada hacia Benny, quien se dio vuelta y empezó a sacar algo que estaba a nivel del suelo.

—Toda explicación se disfruta mejor cuando lo dice la persona indicada. ¿Y quién mejor para contarte esta historia que...?

Ay, no.

Como lo sospeché, Benny sacó a su muñeca de ventrílocuo. La Señora Flor de Manzana. Una versión victoriana de Annabelle que este tipo ama usar, y que hace ver menos tenebroso al Señor Cocos. Noté que también Taylor se veía perturbada por la muñeca anticuada.

Así, el show de Benny y su muñeca dio inicio.

—¡Saludos, jovencitos! Como ya saben, soy la Señora Flor de Manzana, tutora del joven Benjamin, y me gusta contar historias. Es por eso que hoy les contaré una acerca del amor. ¡El amor! Qué bello es, ¿no es cierto? El que nos hace ver el mundo de color de rosa, y el que hace más bello el canto de las avecillas. Pero... ¿Qué opinan de que exista cierto tipo de amor? Uno que, aunque de seguro se sienta dulce y hermoso, es en realidad... prohibido?

—Asco —comentó Taylor, viendo hacia un lado.

Por mi parte, sentí mi corazón latiendo a mil por hora. Benny sabe algo acerca de Luan. Decidí callarme y escuchar lo que tenía que decir.

—Así es, niños y niñas. Prohibido. Tanto por la religión, como por las normas sociales. ¿Y qué lo hace prohibido, se preguntarán? Es porque los dos, un guapo joven y una bella jovencita, son hermanos. Ellos saben que no deben. Pero aun así, bajo la sombra de un árbol, en un parque solitario, o que al menos creyeron solitario, cedieron ante su pasión y se comieron a besos, como si no fueran dos seres unidos por la misma sangre. Pero... ¿saben qué? No los odio. No los repudio. Ambos son buenos seres humanos. Y como seres humanos, cometen errores. Por suerte, en este caso, solo han sido besos. ¡Solo unos cuantos besos!

—Aun así es repugnante —interrumpió Taylor —y deberían recibir un castigo.

Su intervención me sacó de mis casillas.

—¿En qué rayos te afecta esto a ti? ¡Tú no sabes nada!

Benny, aun dentro de su papel, volvió a tomar la palabra.

—¡Jovencitos! Les ruego atención porque mi participación continúa. Cabe aclarar que la señorita Taylor tiene una plena justificación para sentirse agraviada por ese escandaloso romance. Pero bueno, no es justamente por odio, sino por todo lo contrario.

Esa última me desconcertó tanto como a ella.

—¿De qué estás hablando? —le preguntó con un tono alterado.

La muñeca solo rió.

— — —

LUAN:

Estaba claro. Ya nos faltaba poco para encontrar a Lincoln. Tanto el robot ArMaggieDón, como las corazonadas de Maggie, parecían apuntar hacia la misma dirección. Hasta Charles, el cual se le había distraído a Lana por olfatear el trasero de otro perro, empezó a apuntar hacia las afueras de la ciudad.

Lola empezó a quejarse: —Rayos. ¿Por qué nadie me dijo que Linky iba a estar tan lejos? Había traído mi auto de princesa y me había evitado esta denigrante caminata.

—Esa información fue clara desde que el RMG-3 lo detectó. Que te hayas distraído regañando a Charles tras aquella breve interferencia ya es un contratiempo fuera de nuestro control.

Mientras seguían discutiendo, alcancé a ver de reojo a mi amiga Maggie. Ella aún lucía preocupada. Tenía una de sus manos cerca de su pecho y sus ojos veían hacia el suelo, emitiendo un notorio suspiro cada cierto tiempo mientras caminaba en silencio. Decidí que tenía que animarla un poco: después de todo, es mi especialidad.

—Un dólar por tus pensamientos —le dije en tono juguetón. Ella sonrió un poco.

—Luan... Lo siento por preocuparte. O sea, no dejo de pensar en Lincoln.

—No te disculpes por eso. Yo también estoy bastante preocupada por mi hermanito.

—Y esa es mi verdadera preocupación —interrumpió ella. —Siento lo fuerte y especial que es la relación entre ustedes dos. Me asusta pensar en cómo te sientes.

Empezaba a pensar en disimular mis sentimientos un poco más, cuando el ArMaggieDón emitió una breve alarma, y Lisa exclamó:

—¡Por Magallanes! Todo apunta a que esa es la ubicación actual de nuestro familiar extraviado.

—¡Y Charles dijo lo mismo! —comentó Lana, junto a los ladridos entusiastas de nuestra mascota.

Inconscientemente, todos los del grupo empezamos a acelerar el paso, hasta terminar corriendo a la puerta de la casa. Se veía como una casa del montón, tan acogedora como las demás en ese vecindario. Decidí tocar el timbre, y una niña pequeña, bastante adorable, nos abrió.

— — —

LINCOLN:

La muñeca... Digo, Benny sabe más de Taylor de lo que parece. ¿Qué tiene que ver en todo esto?

Pregunté directamente: —A todo esto ¿cuál es la relación entre ustedes dos?

—No respondas —dijo Taylor de forma automática y ruda.

—Claro que si le responderé, querida —prosiguió, aún como la Señora Flor de Manzana. —Ten fé en mí. Como sabes, siempre procuro lo que te haga más feliz, y esta no va a ser la excepción. Comenzaré diciendo que tú, Lincoln Loud, eres más importante de lo que crees. Tú le gustas a mi amiga Taylor.

De inmediato, dirigí mi vista hacia ella. La chica ruda veía hacia un lado, refunfuñando, y con un notorio color rojo en sus mejillas.

—Nah. No te creo —respondí, esperando alguna explicación.

—¿No te parece maravilloso? Desde que te opusiste a ella y sus amigos en el autobús escolar la otra vez, ella empezó a sentir admiración por ti, tras haberte considerado un niñito patético. ¡Ahora le pareces admirable! Lástima que ahora ella conoce la relación retorcida en la que estás y las cosas obscenas que hiciste con Luan en el parque.

¿El parque? Eso significa que...

—¡Nos viste, Benny! —grité, ignorando a la muñeca de una vez —¡Tú dejaste a Luan, ella ya no debe importarte! ¿Por qué la espías?

—Aún me importa, aunque no lo creas —respondió él, ya dejando a su muñeca —Y cuando mi amiga Taylor me contó lo que sentía por ti, tuve que decirle que ese noviazgo retorcido era un problema y que debía acabar. Ella quiere salvarte, y yo a Luan.

—Mejor ocúpate de tu nueva chica Belle y déjanos en paz ¿quieres?

—Belle ya no está conmigo, pero...

—¿Quieres regresar con Luan? ¿Y por eso me tienes aquí?

La vocecita de la pequeña Dayne nos interrumpió.

—¡Taylor! Unas personas buscan a tu chico.

¿Será Luan y las chicas? ¡Eso espero!

Benny sonrió de una manera distinta. Un poco tenebrosa.

—Okey. Eso es todo lo que quería que supieras. Ya sabes qué hacer, Taylor.

El mapache saltó a la cama y mordisqueó mis ataduras para liberarme. La chica se me acercó despacio, y lucía nerviosa. Cuando quedé libre, ella dijo:

—Lo que Benny dijo es cierto. Eres... Importante.

Y me abrazó con torpeza. Sus brazos me apretaron con fuerza al principio, pero luego me acarició la espalda de forma muy cariñosa. Me sentí muy bien. Me soltó, y sonreía como un ángel. Cuando volteé la mirada, Benny ya no estaba en ningún lado, pero Luan me veía boquiabierta.

—¡Aquí estás! ¡Nosotras preocupadas y tú andabas de Romeo! —protestó Lola.

Luan salió de la casa sin decir nada. Yo corrí tras ella, pero Taylor alcanzó a decirme:

—¿Me... Puedes regalar el muñeco de peluche?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro