4. "Todo está bien"
Si te lo pidieran, ¿tú lograrías resumir la felicidad con una sola imagen?
Yo tengo varias opciones. Me imagino corriendo encima de una nubes, o navegando hacia el espacio a toda velocidad, o siendo el sucesor de Ace Savvy, o nadando en un plato enorme de Zombie Bran... O pasando un bonito Primero de Abril en familia, en el que Luan nos hace reír a todos con su ingenio.
Habría seguido dándole vueltas al asunto, pero Luan me hizo volver a poner los pies en la tierra, y sólo le bastó con atravesarse en mi camino luciendo una sonrisa burlona.
—¿Quieres regresar de Marte, Matt Damon? —fue su ácido comentario. De seguro me sonrojé.
—Luan... Lo siento. Venía un poco distraído.
—Haré un intento por adivinar. ¡Venías pensando en lo que te dije! En que no celebraría el Día de los Inocentes este año.
Lo adivinó fácilmente.
—¡Así es! Aunque podrías decirme... ¿Por qué tomaste esa decisión?
—Que me hayan invitado a esa festividad en ese día significó algo para mí. Hay cosas que no estaban bien en mi vida, y lo he tomado como una oportunidad de cambiar y dar felicidad a otros.
Fueron unas palabras bonitas, pero no las sentí del todo sinceras. Había algo más que no me estaba diciendo. Lo noté por la forma en que sonrió al contarme eso, de una forma un poco forzada, frunciendo el ceño. Sin embargo, decidí no preguntar más.
Preferí comentar: —Me sorprende lo bien que me conoces. Supiste lo que tenía en la mente.
—Es inevitable. Has sido un miembro muy valioso en nuestra familia. En especial para mí. —Y bajando el tono de voz, prosiguió: —Tu sola presencia me recuerda los momentos especiales que hemos vivido juntos. Cuando ríes de mis chistes... Cuando me ayudas con mi negocio... Y lo de aquel sábado.
De seguro me enrojecí todavía más. Ella hablaba de un día en que sus bromas y mis videojuegos nos impulsaron al romance. Fue algo muy loco, pero hermoso más allá de las palabras.
Agité un poco la cabeza y respondí:
—Ah... ¿Aun piensas en eso? Me halagas en verdad.
—Jamás lo olvidaré. Espero que tú tampoco.
—Imposible olvidarlo. ¿Sabes? Siempre que veo flores amarillas, deseo cortarlas y llevártelas, haciendo alusión a aquellas que vimos en el patio de la casa. Es como revivir esa felicidad que pasé contigo.
—Eso es muy lindo, hermanito. Sabes como tratar a una chica. ¿Cómo es que sigues soltero y disponible?
Repliqué mientras asumía una pose ceremoniosa: —El único compromiso que tengo es con su felicidad, señorita Loud.
Mi hermana lanzó una de sus bellas risas. Por desgracia la ternura del momento se disipó al oír una tercera voz.
—¿Luan?
Rayos. No ahora.
Era Belle Yates, parada justo detrás de nosotros. Esta vez sonreía de la forma a la que nos tenía acostumbrados, mostrando la perfección inhumana de su dentadura. La reacción de Luan fue borrar la suya.
—Belle... —respondió apenas mi hermana.
Agachándose un poco, nuestra vecina preguntó: —¿Vienen de alguna fiesta? Hola también, Lincoln.
—Hola —respondí de mala gana.
La comediante replicó luciendo una sonrisa débil: —No. Visitamos a una amiga nada más.
—¿Siempre amenizarás mi cumple como habías dicho?
Tras una pausa, la respuesta fue: —Ya veré.
—Oye... ¿Seguimos siendo amigas? Es que yo...
—¡Sí! No tengas pena —fue la reacción de Luan, un poco más sonriente y alzando la voz. Además, fruncía el ceño, como cuando me dio su explicación hace unos segundos.
—Qué bien. Ojalá puedas estar en mi fiesta. A Beatrix le gustaría también. —Dio un paso atrás, y continuó diciendo: —Oki doki, ya me despido. Me gusta que todo siga bien entre nosotras.
Luan lanzó un frío cuestionamiento.
—¿Está Benny contigo en este momento?
Belle no respondió. Se limitó a bajar la mirada.
—Dale mis saludos. Hasta pronto. —Sentenció mi hermana.
La morena saludó con la mano y huyó de la escena. Quise ver a mi acompañante a los ojos, y ella casi parecía estar evitándome. Empezó a avanzar en silencio mientras iba cerrando levemente sus puños.
Tras un minuto de caminar sin emitir una palabra, y de no hallar cómo romper la muralla de hielo que nos dividía, decidí probar algo.
—¡Oye, Luan! ¿recuerdas ese predio baldío de ahí? —y le señalé un área grande rodeada de láminas. Ella no respondió, así que no me detuve: —¡Es aquel terreno que antes estuvo lleno de hierba y flores! ¿Recuerdas cuando éramos pequeños y nos separamos de papá y mamá para venir a jugar ahí? Siempre he creído que tu gusto por la flores viene de esa ocasión... Nos divertimos mucho.
—Sí lo recuerdo —fue su cortante respuesta.
Yo entendía que en ese momento todavía siguiera afectada por esto, ya que el breve noviazgo que tuvo con Benny terminó de una forma muy mala y, para rematar, la nueva chica del fulano es nuestra vecina. Lo que no lograba entender es por qué esa vez no parecía aceptar mi ayuda. Aun así, opté por dejar de hablar y acompañarla sin distraerla.
La puerta de nuestra casa estaba ya a la vista. En el patio, Lisa se encontraba a la entrada de su búnker, con la escotilla abierta. Quizás hacía un chequeo relacionado con esa fecha que se aproximaba. Al notar que Luan estaba por entrar, pegó un brinco y se apresuró a cerrar la escotilla y a sonreírnos con nerviosismo. Mi saludo para ella fue cálido. El de Luan fue de cero grados centígrados.
Justo cuando pensaba invitarla a tomar asiento en la sala para ver algo en la tele, ella pasó de largo y subió las escaleras mientras desenfundaba su teléfono celular. No tuvo tiempo ni de saludar a Luna, quien también se dirigía a su cuarto, al parecer viniendo de la habitación de Lori y Leni.
—¿Qué hay, nena? —saludó la pecosa, pero solo vio la puerta cerrarse, y segundos antes, escuchó la voz de la comediante decir con voz quebrantada:
—¿Aló? ¿Maggie?
Así es. No habló conmigo en todo el camino... ¡Pero se abalanzó a hablar con Maggie! ¿Puedes imaginar lo que sentí en esa penosa situación? Fue una mezcla de furia y decepción, con algo de derrota y... Envidia. Mucha envidia.
La exaltada voz de Luna me hizo ver hacia arriba de las escaleras.
—¿Qué leches le ocurre a Lu, hermanito?
—Nos encontramos a Belle en el camino. Y al parecer Benny la acompañaba.
—¡Fuchi! Qué mal rollo...
Mi hermana roquera corrió hacia el pasamanos y se deslizó con rapidez hacia donde yo estaba. Al bajar, se me acercó y me preguntó en voz baja:
—¿Y qué pinta Maggie en todo esto?
—Quisiera que alguien me lo explicara. No quiso hablar conmigo después del encontronazo.
—Ni conmigo... ¡Pero siempre nos hemos contado todo! ¿Por qué ahora prefiere a Maggie?
Esa era una buena pregunta. La clave era hallar una forma de responderla. Sea como fuere, tenía claro de que Luna me ayudaría a comprender la situación, así que le di algo de información.
—Creo que ambas comparten algo de sensibilidad artística. Algo diferente a la que siente contigo. Por cierto, me contó que participará en un festival de primavera en la comunidad en que vive Maggie, haciendo una rutina de mímica.
Eso sí, no le di toda la información. No le conté acerca de la suspensión del Día de los Inocentes. Si me preguntas por qué, fue debido a la pobre explicación que Luan me dio. De ser falsa, no quería ilusionar al resto de mi familia. En fin. Lo que conté bastó para dejar boquiabierta a mi hermana musical.
—¡Eso suena muy bien! En verdad Maggie le está ayudando a sentirse bien. O quién sabe... ¿Y si ellas se atraen? Creo que deberíamos dejarlas en paz.
Escuchar eso me asustó. No porque lo considerara algo malo, después de todo Luna tiene a Sam, y nos parece algo bueno... Sino porque se trataba de Luan. Mi hermana favorita.
—Tú tranquilo, hermanito pequeño. She will be loved. —fue su última frase antes de salir al patio y volver a asustar a Lisa.
En cambio, yo no quedé tranquilo. Es bueno que Luan se sienta bien con alguien, pero...
¿Por qué con Maggie? ¿Y por qué no con...?
Grandioso. Si en algún momento yo estuve corriendo entre nubes, ahora había caído de sentón en el duro suelo.
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