ᏟᎪᏢᏆ́ͲႮᏞϴ ՏᏆᎬͲᎬ
"ʟʟaʍaʀɨa ċɨɛʟօ a օtʀa ʋɨɖa ċօռtɨɢօ.
ʟʟaʍaʀɨa ɨռʄɨɛʀռօ a օtʀa ʋɨɖa sɨռ tɨ."
Aparecemos a un lado del rio, aprovecho un minuto y observo nuestro alrededor. El infierno sigue tal cual lo dejamos, del cielo cae la escarcha negra y a lo lejos se pueden observar castillos pequeños y abandonados, junto a naturaleza quemada. Por encima de nosotros pasa un mevailieac volando. Ni siquiera se percata de nuestra presencia. Me aseguro de que no haya nadie más que nosotros y camino al río de la curación llevando un Belial que en cualquier momentos nos hará caer al piso terroso.
—Recuéstalo a un lado del río —indica Leviathan.
Hago lo que me pide y de reojo miro que hace lo mismo con Luzbel. Este rio aun es algo nuevo para mí, por lo que no sé cómo funciona exactamente. Un golpe contra el aire y una voz distinta me pone alerta.
—Hola, muchachos —suelta una risita que percibo como maliciosa.
Me giro encontrándome a Satanás. El nombrado se acerca a Leviathan, para ser exactos, se acerca a las alas.
—Mis preciosas —las toma como si fuera el objeto más endeble y costoso del mundo. En sus ojos puedo ver fascinación y no lo juzgo, sus alas son blancas como nieve; tanto que, si no supiera lo que es, fácilmente pensaría que es un ángel.
—Everly, arroja a Belial al agua —ordena Leviathan, ignorando por completo al demonio que sigue embelesado con sus alas.
Titubeo con su orden. No es que no confié en el, pero el río luce tan profundo que me aterra pensar que no podrá salir, o en el peor de los casos, que muera ahogado.
—¡Tienes que hacerlo, Everly! Sus alas se están consumiendo, es nuestra única salvación —arroja a Luzbel y es sus ojos veo determinación—. Tiene que funcionar, el infierno no se quedara solo con un rey.
—Conmigo podrían ser dos —agrega Satanás divirtiéndose completamente de la situación.
—Demonio tenías que ser —mascullo molesta, arrojando a Belial.
Aprieto los ojos y tomo aire. Confiando totalmente a ciegas de que esta es la solución.
—Para ti podría ser más que eso —susurra en mi oreja tomándome por sorpresa unos segundos, se movió tan rápido y en silencio que no lo vi venir. Quise mandarlo a volar, y lo haría si no fuera la única ayuda que tenemos ahora.
—No es necesario —finjo una sonrisa cínica.
—Tú te lo pierdes, bonita.
Se aleja de mi un par de pasos, lo aprovecho y me pongo de pie acercándome a la única persona de confianza que me queda. Quedamos de frente a Satanás y lo único que quiero es golpearlo es el rostro para que quite esa sonrisa de victoria como si acabara de ganarnos.
—Si el lago puede ayudarlos le tomara un rato, por ahora hay que ir a un lugar más privado —ensancha la sonrisa y levanta una mano—. Vamos a mi castillo —chasquea los dedos.
Aparecemos en la sala de su enorme y lujoso castillo, aquí la luz es tenue, parece que lo único que ilumina el lugar es la chimenea. Toma asiento en el sofá individual y con una seña nos indica que hagamos lo mismo. Escojo sentarme lo más cerca de Leviathan, no es que me asuste el moreno, es solo precaución, sí, solo es eso.
—Bien, ya estamos aquí. Ahora ¿cómo venceremos a Lilith?
Fijo mi mirada en Satanás e intento leer sus movimientos. ¿Cuál será su siguiente paso? ¿Hacer el trabajo por nosotros o tomara la opción de traicionarnos y entregarnos a ella? Todo un misterio, solo queda confiar en que no elegirá la última; y que en un abrir y cerrar de ojos estaré a lado de un Belial recuperado.
Satanás hace aparecer una llave antigua y grande flotando sobre su mano.
—Esta es mi ayuda, el resto está en ustedes —sonríe perversamente—. Solo prometan que no morirán.
Frunzo el ceño y lo miro como si fuera un mal chiste a la vez que estoy confundida por lo que significa la llave.
—Las jaulas, eso es —murmura Leviathan pasando una mano por su barbilla con la mirada perdida. En sus ojos puedo leer que su cabeza arma un plan a toda velocidad, o tal vez varios, buscando la mejor solución para el problema llamado Lilith.
—¿Qué se supone que significa esa llave? —arrugo mi nariz—. Te trajimos las alas, lo justo es que nos ayudes a vencer a Lilith —exclamo dejándome llevar por la rabia e impotencia.
Satanás toma una bocanada de aire, luciendo un poco disgustado y puedo decir que también hastiado.
—Esta llave es la misma llave de la jaula donde el pequeño Luci fue encerrado unos años luego de la rebelión. Y esta misma llave es la única ayuda que obtendrán de mí, así que ahora largo. No vuelvan a molestar —arroja la llave a Leviathan.
Leviathan sale de sus pensamientos rápidamente y alcanza a tomar la llave, en cambio yo, intento protestar a lo que acaba de decir, pero resulta ser muy tarde porque chasquea los dedos y aparecemos nuevamente a un lado del río.
—Maldito seas —mascullo enojada.
—Es un idiota, lo sé, pero tengo un plan —Leviathan deja ver una sonrisa confiada, después de un tiempo una sonrisa propia de él, una donde demuestra el porqué es uno de los reyes del infierno. En sus ojos hay seguridad, sed de venganza y ni una pizca de compasión.
El infierno volverá a ser nuestro, no hay duda.
—¿Cuál es tu plan?
Se arrodilla a la tierra y con la llave comienza a trazar líneas.
—Este es nuestro castillo actual, el más grande y a la vez el que más caminos y pasadizos secretos tiene, creado para que cualquier humano que logre salir nunca encuentre ni la entrada ni la salida —señala el supuesto castillo dibujado sobre la tierra—, estos otros cinco castillos alrededor son habitados por algunos príncipes y algunos otros están abandonados, sin embargo, lo que los hace especial es que esos cinco castillos y el de nosotros están conectados por caminos debajo de la tierra.
Estaba a punto de preguntar el por qué había caminos debajo de la tierra, cuando me interrumpió con una mueca de incomodidad.
—Fueron hechos por algunos demonios de rango alto, robaban humanos de las salas de castigo y por medio de los caminos los transportaban, a veces por querer sirvientes humanos, otras por querer satisfacer el deseo sexual.
—¿Lo siguen haciendo? —cuestiono un poco incomoda de saber que en algunos de los castillos había humanos sirviendo a demonios, aunque no es como si eso fuera mejor que ser castigados en el infierno.
—No, cuando nos dimos cuenta de que para los castigados era mejor tener sexo con demonios que seguir siendo torturados. Desde hace milenios cerramos el camino, pero podemos abrirlo y así llegar a nuestro castillo.
—Bien, ¿ya tenemos como llegar después que haremos con Lilith?
—Aquí viene lo complicado, el castillo está conformado por cuatro torres conectadas entre sí, la primer torre tiene tres pisos, la segunda es utilizada para la procreación de más demonios, la tercera es la más pequeña, ahí se realizan reuniones importantes y por último, pero no menos importante, tenemos la cuarta, que esta escoltada todo el tiempo, sin descanso, ya sea por demonios o por mevailieacs, esa torre tiene un elevador que solo pocos demonios tienen el derecho de poder utilizar, el castillo está conformado por cuatro pisos y en cada piso hay alrededor de treinta y siete habitaciones, incluyendo salas privadas, dormitorios, oficinas, duchas, una biblioteca y más, esta cuarta torre no solo te ayuda a moverte entre estos cuatro pisos, también tiene una profundidad de ochenta metros, ¿se te ocurre lo que hay ahí?
Recuerdo la mención de Satanás sobre las jaulas, especialmente como enfatizó que ahí estuvo encerrado Luzbel. Mi vista se pierde en el croquis casi abstracto que dibujo Leviathan, mal formándose cada vez más a causa del fuerte viento. Me sorprende que este durando tanto. Elevo mi mirada al cielo, apreciando las pequeñas cenizas que se desmoronan al tocar mi piel. De pronto se refresca mi memoria y puedo ver las cosas con claridad, incluso ese croquis a punto de desaparecer toma sentido. Si existieron unas jaulas tan poderosas que mantuvieron encerrado a Luzbel por tanto tiempo, también nos pueden ayudar a encerrar a Lilith, sin fecha de liberación.
—Encerraremos a esa perra en su jaula —mascullo sintiéndome poderosa.
—Exacto —asiente—, lo haremos. Pero aún tenemos que idear como atravesaremos todo el castillo hasta bajar ochenta metros sin que ningún demonio nos asesine o nos lastime.
Maquino todos los planes que se puedan, llega uno a mi mente y en el primer fallo que se me ocurre que pueda suceder, lo abandono y continuo con el siguiente. Para hacer esto no pueden quedar cavos sueltos. Nos obligamos a planear todo con detalle, por nosotros y por Luzbel y Belial que siguen hundidos en las profundidades del rio.
—¿Qué más tengo que saber del castillo? —la primera y última vez que estuve ahí todo parecía demasiado enorme, demasiado oscuro, incluso demasiado intimidante. Estoy segura de que vi muchas puertas cerradas, pasillos sin fin, escaleras y más escaleras, con un enorme patio en el centro, que era atravesado por un pasillo sostenido por postes de concreto de lado a lado. Y una hermosa fuente que no tuve mucho tiempo para apreciar.
—En primer lugar, las escaleras de la entrada tienen un escalón falso, la entrada es un poco angosta, pero cabemos ambos sin problema, abajo hay túneles, uno te lleva a la entrada lateral, otros unen las torres, me parece que uno te lleva a la fuente, hablando de la fuente, ahí puedes escalar por el centro y salir por un lado de la estructura. El resto lo averiguaremos en el camino, hay muchas cosas que no recuero, pero que realmente no son necesarias para el plan.
Memorizo cada una de sus palabras, serán de mucha utilidad una vez que nos pongamos en marcha.
—Ahora lo principal, nos tomaremos el resto de la noche para descansar y vigilar que es lo que principalmente hacen.
—Me parece bien, podemos vigilar desde el castillo que tiene un tigre en la entrada, el que parece vacío. Estoy segura que está lo suficientemente cerca para ver y a la vez lo suficientemente lejos para que no nos vean atrapen.
—Vamos, hace siglos que dejo de ser habitado. Es perfecto por ahora.
Nos ponemos de pie y comenzamos a caminar, sigo los pasos de Leviathan, quien parece tener el camino memorizado. Un par de metros después, me giro al río, con el corazón golpeando mi pecho y mis palmas ardiendo de poder. Solo quiero ver a Belial de nuevo, divertirnos como antes, volver a abrazarnos. Juro que volveré por ti, Belial.
Aprieto los labios con la promesa que nos acabó de hacer retumbando en mi cabeza. Suelto un suspiro y volteo de nuevo al frente, antes de perdernos en entre pinos quemados y castillos solitarios.
🔺⛤ 🔺
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