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16. Sin excusas

Ayer cuando llegamos estaba reventada. Me bebí un vaso de leche con canela y me acosté del tirón. No tenía ganas de pensar en nada y seguir dándole vueltas a la cabeza con lo mismo. Así que esta mañana me he despertado después de dormir 11 horas del tirón. Y muy descansada por cierto. 

Pau ha llegado puntual esta mañana. Está bastante serio y sólo nos dirigimos la palabra para cosas de las clases. Querría decirle todo lo que se me pasa por la cabeza ahora mismo sobre él, pero no me atrevo.  Sobre todo cuando está tan serio y tan seco conmigo. Es que ni siquiera ha querido desayunar como todos los días. Y ahora, viéndolo ahí sentado sin dirigirme la palabra, me hace sentir todavía peor de lo que me siento. Porque me he pasado un montón con él y yo sólita he estropeado un momento mágico entre los dos.

Las clases las doy por finalizadas a las 12.30. Pau empieza a recoger sus cosas y yo me levanto cogiendo fuerzas para hablar con él. Tomo aire para hablar cuando el timbre de la puerta me interrumpe. Pau alza sus ojos y me mira mientras yo voy a ver quien es. Salgo del comedor y voy hacia la puerta de la calle, la abro y me encuentro a Carmen, la madre de Pau la cual me mira con una gran sonrisa.

- Siento molestarte Violeta -me dice ella de una forma muy dulce

- Oh, no tranquila. Ya hemos terminado. Pasa -hago pasar a Carmen y ella se queda en el recibidor. Pau sale del comedor con su mochila al hombro y mira a su madre sorprendido

- Mamá. ¿qué pasa?

- Tranquilo cariño, no pasa nada -le responde ella- venía a invitar a Violeta mañana a tu cumpleaños. Vamos a hacer una merienda en casa, poca gente, algunos de sus amigos y algunos familiares. Me gustaría mucho que vinieras cariño

- Pues... -le respondo sin saber muy bien si aceptar o no su invitación. Miro a Pau y lo veo algo cabreado

- Mamá, no creo que Violeta quiera venir a fiestas de adolescentes ...

- Pues si, si quiero ir -le respondo yo desafiándolo- gracias por invitarme Carmen, ¿a qué hora bajo?

- Pues a las 18.00, a la hora de la merienda -me responde ella muy contenta

- Muy bien. Pues hasta mañana entonces

Pau me lanza una intensa mirada enfadada y yo lo ignoro acompañando a su madre a la puerta. Me despido de ella y dejo que él salga también de la casa. Pau se da la vuelta antes de irse como queriendo decirme algo pero se lo piensa mejor y se da la vuelta. Le cierro la puerta antes de que cambie de idea y pueda decirme algo de lo que luego se arrepienta. 

Cojo aire con fuerza y vuelvo al comedor para sentarme en el sofá pensando en lo que hacer con mi vida. Lena está hoy fuera de Madrid. Tenía que visitar a unos clientes en Toledo y Manu se ha ído con ella para que no se fuera sola. Y yo aquí, aburrida como una ostra. Ya estoy un poquito harta de limpiar. Así que el resto del día me pongo a mirar la página del Ministerio de Educación para ver la bolsa de trabajo.

Al final acabo navegando por internet viendo videos de mercadillos asiáticos de comida que me hace irme a la cocina y hacerme mi versión española de arroz chino. Después de cenar y como todavía estoy bastante tristona con lo de Pau, pongo en la tele la única película que puede levantarme el ánimo, "Dirty Dancing", porque sí, ver a Patrick Swayze y el baile final, siempre me alegra el día. Porque, ¿que levante la mano quien no haya deseado ser Baby por lo menos una vez en la vida?

Estoy casi terminando de verla, cuando mi móvil suena con un whatsapp. Lo desbloqueo y me quedo sorprendida al ver que es un mensaje de Pau.

- ¿Estás ya acostada?

- No

- Vale

Espero unos segundos a ver si me responde pero deja de estar en línea. Tuerzo el gesto pareciendome raro que me haya mandado un mensaje, sobre todo tan tarde, y sin responderme luego. Continúo viendo la película pensando en si llamarlo o no, pero decido no hacerlo. El timbre suena 15 minutos después del mensaje y me levanto con cautela pensando quien puede ser a estas horas. Casi llego a la puerta cuando la voz de Pau al otro lado, me pide que le abra. Cojo las llaves y abro la puerta y cuando lo veo fuera mi corazón empieza a latir con fuerza en mi pecho. Alza sus ojos y me mira fijamente bastante serio.

- ¿Puedo pasar? -me pregunta. 

Le abro la puerta sin ser capaz de emitir ningún sonido. Pasa delante de mí mientras yo cierro. Me doy la vuelta y él anda hacia mi con determinación. Yo me muevo hacia atrás hasta que choco con la pared del pasillo. Él sigue acercándose y pone sus manos a ambos lados de mi cara acorralándome sin poder moverme. Con el día tan mierda que llevo, tenerlo tan cerca ahora mismo hace que todo mi cuerpo este revolucionado y sienta que en cualquier momento voy a derrumbarme y dejar salir fuera todo lo que llevo guardado.

Pau me mira los labios y se moja los suyos haciendo que yo tenga que tragar saliva cuando él alza sus ojos para mirarme. Pau me hace temblar. Hace que mi corazón lata a un ritmo desenfrenado porque deseo sus besos y sus caricias más que nada en el mundo.

- ¿Sabes que hora es Violeta?

Lo miro y niego con mi cabeza mirando hipnotizada sus hermosos ojos azules que no dejan de mirarme desde que entro por esa puerta.

- Son las doce y cuarto. Mi cumpleaños. Ya tengo 18 años

Lo miro nerviosa porque sé lo que eso significa. Ya es mayor de edad. Y yo, yo ni siquiera soy capaz de hablarle. 

- Así que ya se te han acabado las excusas -sigue diciéndome él mientras yo no puedo dejar de mirarlo y de sentir como el cuerpo me tiembla. Y creo que en este instante el tiempo se ha detenido porque el mundo no está girando - ya no soy menor. Sólo te lo voy a preguntar una vez Violeta. Y después te juro que te dejaré en paz. Seré simplemente el alumno al que le das clases todas las mañanas. Así que... ¿Tú sientes algo por mi?

Miro a Pau sorprendida por su pregunta. Y con un nudo en el estómago que no puedo. Yo no quiero ser sólo su profesora, no, no quiero eso. Quiero ser todo para él. Y aquí estoy, con la oportunidad de decirle todo lo que siento y siendo incapaz de hacerlo del miedo que tengo. Porque una vez que lo haga, sea para bueno o para malo, entre nosotros habrá cambiado todo y ya no habrá vuelta atrás. Trago saliva nerviosa mientras los segundos pasan y yo estoy aquí, estática sin poder hablar, algo que no me había pasado nunca en la vida. Pau me mira derrotado. Quita sus manos de la pared y me da un último vistazo. 

- Ya me ha quedado claro Violeta

Pau se da la vuelta para irse y a mi ahora mismo es como si me faltara el aire. Se va a ir, se va y lo voy a perder por idiota. Por no ser capaz de asumir mis sentimientos. Está a punto de llegar a la puerta cuando tomo aire con fuerza e intento que las palabras no se queden atascadas en mi garganta. 

- Tú me has hecho sentir en dos minutos más que nadie nunca en mi vida -le digo soltándolo todo del tirón.

Pau se queda congelado en la puerta y muy despacio se va dando la vuelta. Yo empiezo a andar hacia él sin dejar de mirarlo a los ojos y si, muy nerviosa y muerta de miedo, pero... a tomar por culo todo, que Pau está aquí y es lo único que me importa

- ¿Me preguntas que si siento algo por ti? Pues claro que lo hago. Es muy dificil no sentir algo por ti cuando me miras de esa manera, como si fuera la persona más especial del mundo. Y aunque estoy muerta de miedo por esto que siento contigo y porque temo que esto que tú sientes por mí solo sea algo pasajero , sé que tú me vas a quitar todos los miedos

Me acerco a Pau y le cojo de la mano dándole la vuelta para que me mire. Sus ojos están brillantes y lo veo esbozar una sonrisa cuando lo miro. Mi otra mano sube hacia su cuello y él pone una de sus manos en mi cintura atrayéndome más hacia él. 

- No eres mi polvo del verano Violeta. Que te quede claro. Yo de ti lo quiero todo porque es lo que estoy dispuesto a darte

Subo mi otra mano por su desnudo brazo hasta llegar hacia su cuello. Nos miramos a los ojos. Y yo ya estoy perdida. Perdida en este ángel de ojos azules que me está haciendo creer que tal vez, sólo tal vez, es posible que esta vez si pueda enamorarme de alguien que realmente vale la pena.

Pau baja su cabeza y sus labios se posan en los míos de una manera muy dulce. Me agarro a su cuello porque tengo miedo de que las piernas me fallen y me caiga del temblor que siento por todo mi cuerpo. Sus labios se sienten extremadamente bien. Me besan con una delicadeza que me matan. Mis dedos tocan sus suaves mejillas. Y si, he vuelto a escuchar campanas como en aquel primer beso en la sala de música.

Me separo de él y lo cojo de la mano. Entramos en el comedor y lo llevo hasta mi habitación. Abro la puerta y pasamos hacia dentro. Lo dejo en el centro del cuarto para encender una de las lamparillas. Abro la puerta corredera de la terraza para que entre algo de fresco. Me doy la vuelta y lo veo mirarme y a mi se me acelera el corazón. Quizás es demasiado pronto, quizás, pero ahora mismo lo necesito, necesito estar con él. Necesito que sepa todo lo que siento por él. Necesito demostrarle lo mucho que me importa.

Pau se acerca a mi y acaricia mi mejilla con mucha lentitud. Sus labios están hinchados por nuestros besos, sus mejillas sonrosadas y sus ojos están brillantes y me miran con deseo. Lo sé, se lo noto.

- ¿Estás segura de esto Violeta? 

- Nunca he estado tan segura en mi vida como que lo que quiero es estar contigo

- Ya no hay vuelta atrás, ya no hay excusas mi niña, ahora seremos tú y yo

Me acerco a Pau y lo beso. Creo que es la primera vez que soy yo la que le busco la boca. La que mis labios buscan los suyos con mucha urgencia para besarlos y acariciarlos con mi lengua. Mis dientes chocan con los suyos y su lengua cosquillea en mi boca mientras seguimos besándonos. Un gemido sale de mi garganta al sentir las caricias de su lengua en mis labios. Llevo mis manos hacia el borde de su camiseta y se la voy subiendo para quitársela. Mis dedos acarician su pecho desnudo demorándose en sus marcadas abdominales. Siento como se le eriza la piel y como deja escapar un suspiro entrecortado. Alzo mis ojos para mirarlo y le sonrió. Pongo mis manos en su pecho y lo voy empujando con lentitud hacia la cama hasta dejar que caiga en ella. De pronto Pau se lleva las manos a la cara y lo veo mirarme preocupado y fastidiado.

- ¿Qué pasa? -le pregunto acercándome hacia él

- Pues...que...no me he traído ningún preservativo. Lo que menos pensaba era acabar en tu habitación esta noche -Pau me mira azorado y yo me muerdo los labios

- Oh, vaya

- Pero bueno -Pau me agarra de las piernas y va subiendo sus manos poco a poco hasta colarlas por debajo de mi pantalón corto alcanzando el encaje de mis braguitas- podemos hacer "otras cosas"

Pau acerca su boca justo en mi centro y con sus dientes me muerde a través de la ropa haciendo que suelte un jadeo. Le aparto con suavidad y tomo aire con lo que voy a decirle.

- Pau -él alza sus ojos y me mira- no tienes porqué preocuparte. Tomo anticonceptivos desde hace tiempo, y con todo y con eso, mi ex quería hacerlo siempre también con preservativo porque no se fiaba de las inyecciones...

- Yo siempre lo he usado Violeta, te lo prometo. Con las pocas chicas con las que he estado siempre lo he usado. Así que no me importa esperar, de verdad. Me importa más que tú estés cómoda y tranquila que otra cosa

¿De verdad Pau es real? No puedo evitar sonreír y pensar que he sido una gilipollas porque he estado a punto de perder a este hombre tan absolutamente increíble. Porque si, Pau para mi es un hombre y cada día me demuestra más que de niñato no tiene absolutamente nada. La niñata imbecil era yo, desde luego.

- Pau, si tú quieres... -me muerdo los labios mirándolo nerviosa porque lo deseo muchísimo y no quiero forzarle a nada

- ¿Estás segura de que quieres hacerlo conmigo?

- Es que si no es contigo no lo pienso hacer con nadie

Pau me sonríe de una manera que me calienta el corazón y hace que me estremezca. Pone sus manos de nuevo en mi cintura y  me baja los pantalones poco a poco llevándose mi ropa interior de camino. Y por increíble que parezca, no me da nada de verguenza estar tan expuesta a él de esta manera.

Pau se inclina hacia delante posando sus labios en mi estómago. No puedo evitar estremecerme, sobre todo cuando sus dedos se posan en mi clítoris moviéndose muy lentamente en una caricia que me hace temblar todo el cuerpo. Pau acerca su boca hasta mí y me da un suave lametón que me hace contener el aliento. Vuelve a lamerme otra vez y su lengua se mueve ansiosa en mi delicada carne. Me agarro a su pelo perdida ya en él, en su lengua, en sus manos que aprietan mi culo acercándome aún más a él.

Respiro cada vez más deprisa, y su lengua se mueve más rápida en mi. Los dedos de Pau se clavan en mi piel y yo, yo ya no sé ni como se respira. Él toma todo de mi. Me lame de arriba a abajo volviendo de nuevo a mi clítoris para seguir besándolo. Aprieto mis piernas con fuerza. Siento un cosquilleo en mi vientre y por instinto muevo mis caderas hacia él sintiendo como me viene el orgasmo. Le tiro del pelo y me dejo llevar explotando maravillada. Su lengua sigue besándome y acariciándome mientras yo termino de correrme. Pau se separa de mí y yo le quito las manos del pelo intentando recuperar la respiración. Me mira con una sonrisa en los labios mientras se limpia la boca con la mano. 

No puedo dejar de mirarlo mientras recuerdo como se respira. Me muerdo los labios y le sonrío. Pau pone sus manos a ambos lados del colchón. Me llevo las manos a mi camiseta y me la subo para quitármela quedándome completamente desnuda delante de él. Pau mira mis pechos embobado. Alza sus ojos y me mira a mi mientras se va quitando los pantalones poco a poco dejándolos a un lado. 

- Túmbate en la cama -le digo

Pau se va echando hacia atrás hasta que su cabeza reposa en la almohada. Dios, esto es una puta visión verlo desnudo en mi cama. Mejor que mis sueños, seguro, pero seguro. Me subo yo también en la cama y pongo mis piernas a ambos lados de su cuerpo. Su erecto pene está justo en mi entrada. Lo cojo con la mano y empiezo a acariciarlo con lentitud de arriba a abajo. Pau se tensa y lo veo apretar los labios mientras lo acaricio. Me demoro un momento en tocarlo y ver lo excitado que está. Decido no alargarlo más porque lo deseo demasiado. Tengo muchas ganas de estar con él, de sentirlo dentro de mi. 

Pau se agarra el pene con la mano y yo me alzo un poco para colocarlo en mi entrada. Cuando la punta me roza, yo sólo tengo que bajar un poco y dejar que se deslize dentro de mi. Y cuando lo hace, dios, cuando lo hace siento que ya he muerto y estoy en el cielo. Echo mi cabeza hacia atrás soltando un jadeo bastante fuerte. Miro a Pau y lo veo gruñir. Pone sus manos en mis pechos y los aprieta. Yo pongo mis manos en sus hombros y empiezo a moverme, a sentirlo en mi interior.

Joder, es que es la gloria estar así con él. Pau baja sus manos hasta mi culo y me ayuda a moverme. Primero lo hago de arriba a abajo sintiendo como su pene entra y sale de mí cada vez más rápido. Y cada vez que lo hace, siento como mi cuerpo responde a cada roce deseando cada vez más. Nuestros cuerpos se mueven juntos, nuestras manos acarician el cuerpo del otro. Yo no dejo de moverme, de tentarle. Pau me agarra del culo clavando sus dedos en el. Alza sus caderas para encontrar las mías y ambas chocan con fuerza. Mis movimientos son cada vez más rápidos y maldita sea si no voy a correrme ya. Aprieto mis piernas y siento como me tenso. Pau tira de mi hasta hacer que me derrumbe encima suya. Empieza a embestirme levantando mi culo un poco para poder entrar con más facilidad. Mis labios están en su cuello. Mis dientes arañan su piel. Y yo ya no puedo más. Jadeo sin control, sin poder evitarlo. Todo es demasiado intenso y estoy perdiendo la cordura.

- Pau, no puedo más

Alzo mi cabeza para mirarlo y la sonrisa que me devuelve es suficiente para dejarme llevar y por segunda vez esta noche, vuelva a correrme, con fuerza, sintiendo que mi cuerpo ya no es mío, que todo lo que tengo es de él. Pau me aprieta, se mueve intensamente y cuando acabo, cuando ya siento que recupero el aire, él me da la vuelta dejándome con él ahora encima mía. Abro mis piernas y le rodeo la cintura con ella dejando que entre más profundo en mi. Sus labios están en mi cuello dándome pequeños y tiernos besos que me hacen enloquecer de nuevo. Nuestras caderas chocan la una contra la otra. Me sujeto a sus hombros agarrándolo con fuerza, como no queriendo soltarlo en la vida. Pau se aparta de mi cuello y su expresión cuando me mira es lo más bonito que he visto nunca. 

- No pienso parar hasta que te corras de nuevo. Hazlo por favor Violeta. Dame ese regalo de cumpleaños

Jadeo con fuerza mientras él no deja de moverse. Entra y sale, me embiste con tanta intensidad que creo que voy a morir. Sus dedos están debajo de mi culo, me lo alza para poder enterrarse aún más profundo en mi. Busco su boca desesperada. Mi lengua lame la suya, sale de su boca para lamer sus labios ansiosa. Sus movimientos me están llevando al borde, el roce de su pene con mis paredes me tienen muy encendida. Entierro mi cara en su cuello cuando siento que si, que voy a correrme por tercera vez esta noche. Y estoy que no me lo creo, porque jamás, pero jamás en la vida había tenído más de un orgasmo cuando estaba con alguien, y bueno, últimamente con mi ex-infiel-novio-hijo de puta, ni eso.

Siento como me recorre un escalofrío desde los dedos de los pies hasta mi cabeza. Arqueo mi cuerpo recibiendo los besos de Pau en mi cuello, y si, lo hago. Jadeo su nombre mordiéndome los labios, recordando que tengo vecinos y no es cuestión de dar el espectáculo, aunque lo que está pasando ahora mismo en mi cama lo es, un increíble y maravilloso espectáculo. Pau se traga mis escandalosos gemidos con su boca besándome hasta robarme el aliento. Cuando termino, él se separa de mí y echa su cabeza hacia atrás gruñendo. Lo hace, se corre él también. Verlo hacerlo es mágico. Porque tiene sus ojos abiertos y me mira mientras se muerde los labios y sonríe mientras me mira. Es hipnótico, es asombroso, es querer abrazarlo y que él no me suelte nunca. 

Pau se derrumba encima mía con mucho cuidado de no hacerme daño. Permanecemos así unos segundos y él se separa despacio de encima mía para tumbarse a mi lado. Me giro y lo miro. Tengo ganas de gritar, de llorar y de reír como las locas. No quiero decir que este es el polvo más increíble que he echado en la vida porque estropearía lo que acabamos de hacer. Pero lo es. Levanto mi mano y acaricio la mejilla de Pau el cual me mira con esa sonrisa que no le ha abandonado desde que empezamos a desnudarnos. Acerco mis labios a los suyos y lo beso. Me demoro en disfrutar de sus labios, en acariciar con mi lengua la suya. En no querer dejar de besarlo nunca. Me separo de él y lo miro sonriente. 

- Feliz cumpleaños Pau

*** Y este capitulo va para motfut. Espero que lo disfrutes y gracias siempre por tu apoyo y por tus votos. ***

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