🌻3. Negación
No, no, no, non~
Los días eran sombríos si no podías ver colores, pesados si solo se podían escuchar gritos a su espalda, y agobiantes si la preocupación iba dirigida a su madre. Tal vez no era muy consciente de lo que ocurría visualmente, pero lo que Haruna escuchaba tras su puertas todas las noches y madrugadas, no era sano. Su padre pegaba, insultaba y renegaba su existencia en la casa, su madre la protegía con cuerpo y alma, pero tras ello se llevaba hinchazones por todo el cuerpo, bultos que se sentían calientes e hinchados como ampoyas, raspaduras o inclusive agua por encima.
Haruna sabía que pensar que fuera agua desde un principio podría ser tomado como un eufemismo ante la crítica situación en el que vivían, pero su madre siempre le decía que eso era, o que eran lágrimas suyas, pero el gimoteo de su cachorro confirmaba sospechas de preocupación. Era menor de edad, mucho no podía hacer para ayudar a su madre, y aunque fuera cauta de alguna forma siempre terminaba mal frente a su padre.
Casi al final del mes de haber cumplido doce años, quiso pedir ayuda a su vecina tras los gritos de su padre. Pero tal parecía que la costumbre del país donde vivía era no involucrarse en sus asuntos, solo si el involucrado se lo permitía podían hacer algo minimamente sino... Era considerado un insulto o falta de respeto. Por lo que, aunque sus intenciones habían sido buenas y correctas, pedir ayuda a la vecina no había sido la mejor.
Debido a que la vecina se lo comentó a su padre, preguntando: "Está todo bien, ¿necesita ayuda? Su hija..." Y tras su sola mención, el hombre había negado y pedido que se marchara pero poco después, no tardó en tener un raspon en la mejilla. En la noche, cuando su madre volvió y la vio con el golpe, dio pelea y exigió respeto pero el hombre era el jefe de la casa, y ella estaba bajo sus reglas y costumbres, cayó bajo golpes y gritos.
Todos los días eran lo mismo.
Hasta que un día, su madre la intentó llevar con ella, a denunciar al padre. Aquello había sido dos o tres meses de mucha pelea, y sobrevivencia, Haruna creía que aquella figura paterna la mantenía viva por el dinero que aún traía durante el trabajo que se había convertido a distancia, mientras que él fingía ser padre excelente para el hogar, pero en las noches volvía ebrio y malo solo para denigrarlas.
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