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📜 Capítulo 69. El risco de la decisión

Aún siendo los inicios de clases para muchos estudiantes y con la espera del mundo mágico por algún catastrófico momento, los acólitos de Grindelwald, despertaban una vez más, con la esperanza de un nuevo orden mundial y un nuevo líder que hiciera justicia a Grindelwald.

— ¿Qué hacemos aquí? Amycus, ¿qué se supone que haremos en este risco? —las preguntas demandantes de Benjamín resonaban, creyendo su madre que este habría ido a Durmstrang como se había previsto para su último año, Benjamín se desvío de esa idea cuando Amycus los citó a una reunión especial junto con todos los demás pertenecientes al grupo.

Todos los acólitos reunidos en un círculo que encerraba a Amycus y a Alecto, todos vistiendo ese característico toque negro y esas miradas juzgadoras, Benjamín unido al circulo sin entender algo mayor, espero las respuestas sumido en el temor que estos hermanos quizás querrían deshacerse de él.

— Esta noche podrá ser una de las más gloriosas para nosotros —expresó Amycus— una vez más, es hora de demostrar lo que nuestros tiempos de reunión y perfeccionamiento de las artes oscuras pueden hacer —todos guardaban silencio y Amycus vitoreaba su introducción— ahora para nosotros como acólitos, es un placer recibir a uno de nuestros más recientes pupilos convertirse en lo que hoy podría ser un nuevo ser —tal vez un rito de iniciación, cuando Amycus miró detenidamente a Benjamin— Benjamín Egwu Grindelwald, da un paso adelante —Benjamín sumido en tantas preguntas y una incertidumbre que lo obligaba a estar cauteloso, camino lento pero seguro hacia Amycus, aún sin entender el propósito de esto— es un acto sorpresa, mi querido Benjamín —acomodó el traje de Durmstrang que Benjamín traía y rió— uno donde nos demostrarás que ha hecho para merecerse un puesto entre los acólitos y posiblemente un líder —

— ¿De qué hablas? —

— ¿Recuerdas ese hechizo que nos mencionaste alguna vez? La presencia de un dementor tan resistente como un patronus e igual de poderoso —de pronto la apariencia de un Homornox apareció en la cabeza de Benjamín.

— ¿Quieren que lo utilice ahora? —

Amycus sonrió perversamente— Eres uno de los primeros en no perfeccionar un encantamiento o maleficio, sino en crear algo nuevo y poderoso, demuestranos ahora, descendiente de Grindelwald, esa leyenda prometedora que quieres ser —

Benjamín finalmente entendía a qué se refería Amycus, era hora de demostrar para lo que se había estado preparando, finalmente demostraría de que estaba hecho y de lo que era capaz, así que tomó una piedra del suelo, pequeña e inofensiva y sacando su varita la quiso conjurar— Homornox Totalus —delicadamente rodeo la piedra con su varita y de pronto la soltó para quedar suspendida en el aire, los vientos reacios aparecieron, el escalofrío invadió a todos los presentes exceptuando a Amycus y Alecto, la noche de por sí se tornó aún más oscura y lo que parecía ser un círculo empezó a deshacerse y las personas se alejaban por miedo al enorme torbellino que estaba apareciendo y tal como aquel día en el cuarto de Ariana, ese torbellino de pronto empezó a tener una luz interna, poco a poco extremidades extrañas empezaban a aparecer hasta que de pronto la forma de un ser extraño hizo presencia entre los presentes.

El viento cesó, los magos y brujas permanecían con terror, porque aquel ser salido del torbellino era enorme y corpulento, formado a raíz de la niebla.

Amycus aplaudió a gran voz diciendo— ¡Espléndido! —y aplaudió, del impacto pronto los demás empezaron aplaudir, Benjamín pronto sintió la ovación y se sintió orgulloso de su desempeño.

Hasta que Alecto en un susurro a Benjamín pronunció una orden— Demuestranos que puede hacer —

Eso helo por un instante la sangre del joven Egwu, porque sabía que el Homornox haría caso a sus órdenes, pero conociendo a Alecto, seguramente querría algo que hiciera daño.

— Esto es un Homornox —mencionó Benjamín— un ser creado de cualquier cosa que sigue las órdenes de quién lo creó —trago fuerte por un momento— es capaz de buscar algo si se lo pedimos, por ejemplo… trae una tonelada de hojas —de pronto el Homornox en un torbellino de niebla desapareció de entre todos y todos se espantaron.

Amycus rió— vamos, Benjamín, ¿de qué servirá un montón de hojas? —

— para crear más —pronunció Benjamín con una sonrisa traviesa, cuando de pronto el Homornox volvió a aparecer frente a él y con él un montón de hojas cayeron frente a Benjamín.

— Tal vez no habrás entendido a mi hermana —indicó Amycus— queremos ver que hace realmente este extraordinario ser —

— ¿De qué hablas? —

— Sabes a lo que me refiero… Michael es uno de nuestros nuevos integrantes y estaría dispuesto a ser voluntario para tu demostración estrella —Benjamín lo sabía, sabía que quería Amycus, aquello para lo que realmente el Homornox servía— si realmente quieres ser nuestro líder debes poder hacer esto, Benjamín —Michael era un chico de quince años, de cabello blanco y ojos grises, tal vez demasiado esquelético para su edad, pero ahí estaba con deseos de aprender más— Hazlo, Benjamín —

Pero si quería ser el líder de los Acólitos y demostrar su valía, Benjamín debía hacerlo, debía hacer lo que fuera con tal de ser lo que quería.

Eso significaba…

Sin remordimientos, sin sentimientos— Osculum —pronunció Benjamín con la mirada fija en el joven, suficiente con la pronunciación y la presencia de la persona para que el Homornox supiera a quién atacar.

Porque en cuanto Benjamín lo pronuncio, aquel enorme ser de tinieblas se acerco a el pequeño Michael y poco a poco aquel chico temblaba más y más, pero era incapaz de moverse. Y al igual que los dementores, son capaces de quitar el alma de las personas, que consiste en quitar el alma de la persona en cuestión por la boca, dejándola como una concha vacía.

Y el cuerpo pálido de Michael en segundos cayó al suelo y todos retrocedieron aún más paniqueados por la presentación, pero Amycus y Alecto estaban contentos.

— Fabuloso —expresó Amycus— el poder está entre nosotros y Benjamín lo ha demostrado —alguien no volvería a casa y ese era Michael, porque la absorción de su alma se había hecho completamente y no había vuelta atrás— llevense el cuerpo —ordenó Amycus tomando los hombros de Benjamín y acercandolo a él— finalmente entiendes de qué va todo —pero la mirada de recelo de Benjamín no se quitaba de él, empujo a Amycus fastidiado.

— Esto no debía suceder —

— ¿No lo ves? —cuestionó Amycus cerca de Benjamín— todos ellos te veían como un niño mimado, ahora saben de lo que eres capaz, no te verán como alguien malcriado, sino como un ser superior —alardeo— Michael fue un daño colateral, este es tu destino —

Benjamín frustrado bufo— ¿ya podemos irnos? —

— ¿Irnos? —cuestionó Amycus con su ceño fruncido— pero si apenas estamos empezando —eso hizo que Benjamín sintiera temor— ahora eres uno de nosotros oficialmente —

— no mataré a ninguno de ellos —expresó Benjamín amenazante.

— oh no, no, no —expresó Amycus— todos somos uno solo ahora —volvió a tomar los hombros del joven Egwu— quizás no sepas donde estamos, porque nunca lo has estado, pero déjame mostrarte más de cerca —lo llevó a la fuerza al risco, mientras todos le seguían con la mirada— ¿ves ese castillo? —

— Sí —dijo en seco Benjamín.

— Digamos que tenemos cuentas por saldar con los agentes de ahí, profesores más que nada, nos deben mucho, durante la última guerra perdimos contra ellos, pero no lo volveremos a hacer contigo de nuestro lado —apreció Amycus, pero Benjamín entonces trato de pensar, ¿de quién era el castillo?

Tal vez un punto de control del ministerio o tal vez…

Y entonces lo recordó, en los periódicos apareció, “Hogwarts, donde todo acabo” una pequeña reflexión de las pérdidas que sucedieron, pero también de la destrucción de Voldemort.

— Hogwarts… —se suponía que Ariana estaría en Hogwarts, si había pasado el examen, ella debería estar ahí.

Esa parte de Benjamín lo pensó— tal vez este montón de hojas te ayuden a crear más Homornox y un pequeño ejército haga desastres en Hogwarts ¿no te parece? —

— Esa es tu pelea —recrimina Benjamín— no la mía —

— Ahora es la tuya, porque cuando quieras ser el líder del mundo mágico, ellos estarán en tu contra, es hora que te hagas cargo de lo que quieres, Benjamin Egwu —amenazó Amycus sin paciencia— Mcgonagall y comitiva no temerán utilizar su magia para ir contra ti —

— No lo haré —

— ¿Quieres liderar este grupo sí o no? —amenazó Amycus— esta es tu decisión —y nuevamente Benjamín estaba sobre el risco— atrévete o será mejor que no te vuelva a ver la cara nunca más —

— ¿Cómo dijiste? —

— Ya me oíste, Grindelwald —

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