Durante esta década y la década anterior se ha hablado mucho sobre el Duelo entre Albus Dumbledore y el mago tenebroso Gellert Grindelwald.

«Así pues, Grindelwald utilizó la Varita de Saúco para hacerse poderoso. Y cuando se halló en la cima del poder, Dumbledore comprendió que él era el único capaz de detenerlo, de modo que se batió en duelo con Grindelwald, lo venció y le quitó la Varita de Saúco.»

El duelo entre Albus Dumbledore y el Mago Tenebroso Gellert Grindelwald se llevó a cabo en 1945, antes del ascenso de Dumbledore a la posición de Director del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, y puso fin a la Guerra de Magos Global. Según Elphias Doge, la gente todavía dice que ningún duelo lo ha igualado.

Gellert Grindelwald fue capturado, detenido, y posteriormente encarcelado en la celda más alta de Nurmengard, una prisión que él mismo había construido para contener a sus enemigos.

Albus Dumbledore volvió a su lugar en Hogwarts, llegando a ser Director hasta su muerte en 1997.

Pero la historia seguía prevaleciendo, después de todo era un duelo inigualable, tal vez el duelo entre Harry Potter y Voldemort se igualará y aún así le faltaría puntos por mucho. Aún lo que precede es el hecho de la reputación que mi familia a cargado, la familia Grindelwald, no tengo mucho por lo que optar, nunca tuve una educación en alguna academia de magia, mi vida se había dispuesto a la casa Grindelwald y a la biblioteca de la casa.

Me gustaría decir que esa reputación ha sido solo gracias a mi apellido, pero no era así, porque además de mi apellido, algo más marcó mi reputación sin siquiera mover un dedo. La marca de la maldición, el legado maldito de mi ancestro, el legado de la perdición destinada, soy Ariana Grindelwald, sucesora de Gellert Grindelwald, destinada a la maldad pura desde pequeña.

O al menos eso dicen todos.

Lo cierto es que... Tengo un legado maldito.

El abuelo Gellert seguramente estaría orgulloso.

Y a mis catorce años había pérdido la esperanza de ser aceptada al menos en una escuela de magia, así que me limitaba con las clases de mi primo Benjamín y mis lecturas nocturnas y diurnas en mi habitación, hasta que una noche eso cambió.