Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

16 | Enano favorito

«Allá va el niño, donde lo tratan con amor y cariño».

Aquella frase se repite en mi cabeza cuando acompaño a Guzmán a sentarse en el sofá para intentar tranquilizarlo. Él se sienta en el centro, pues sabe que, con su presencia, en cualquiera de los dos lados tendré bloqueada la cercanía de Arián. «Muy astuto, eh», pienso mientras le acaricio el cabello.

Por su parte, Arián solo se dedica a mirar en silencio la escena. A pesar de no tener un trato frecuente con niños, sabe que Guzmán está a la defensiva y una palabra suya será suficiente para que reaccione de manera agresiva. Es lo más probable, sabiendo que viene de una familia disfuncional que no le brinda la mínima atención que merece. ¡Dios! A veces se me cruza por la cabeza la idea de escaparme con él e irnos lejos de su familia, sin embargo, sé que no será posible porque me metería en un problema demasiado grande. La policía me buscaría por cielo, mar y tierra y me iría a prisión por secuestrar a un menor de edad.

Su relación con Andrés es diferente, mi mejor amigo se encargó de explicarle que no estaba interesado en mí y que solo me veía como a una hermana. Muy aparte de que el primer encuentro entre Andy y Guzmán se dio de una manera más normal. El pequeño no nos vio dándonos un beso, de hecho, nos pilló platicando sobre uno de los ligues amorosos de mi amigo.

Recuerdo de manera lúcida aquella noche, fue horas antes de la Nochebuena. Andrés vino a visitarme para darme el abrazo de Navidad por adelantado y fue en esa conversación en el pasillo cuando Guzmán salió de su apartamento y nos vio. Quizá en un primer momento se tensó, pero los presenté de inmediato y, al instante, luego de escuchar las palabras: «Es como mi hermano», fue donde el pequeño entendió que Andrés no tenía intenciones de competir con él. Es más, mi mejor amigo le regaló un llavero de Papá Noel que se había ganado en una feria navideña del centro de Sevilla. Prácticamente, compró la aceptación del niño con ese obsequio.

Mierda, no quiero que Guzmán vea a Arián como alguien que me va a separar de su lado. Tengo que encontrar la forma de terminar con esta tensión, aunque me lleve varios días lograrlo. No obstante, ahora solo me queda llevar la situación de la mejor manera para que el clima tenso disminuya y puedan convivir sin rencores. Lo último que quiero es que Arián se vaya con un sentimiento negativo a trabajar.

—¿Todo bien, Guz? —pregunto. Él no deja de fulminar a Arián con la mirada.

—Dile que se vaya —me pide con voz temblorosa.

Arián aprieta los labios y saca las manos de los bolsillos de su pantalón. Le da un vistazo a su reloj de pulsera.

—Creo que mejor debería irme.

Le regalo una sonrisa apenada.

—Hablemos afuera. Necesito explicarte unas cosas. —Hago un movimiento con los ojos, señalando con ellos a Guzmán, para que el ojiverde capte que me estoy refiriendo al niño.

Me pongo de pie y al mismo tiempo, el menor también lo hace, reforzando su agarre en mi brazo para que no me mueva. Se coloca frente a mí, bloqueando mi paso y sé que será complicado hablar con Arián mientras Guzmán esté aquí.

—Entiendo. No pasa nada. —Hace ademán de acercarse, pero luego recuerda que no es buena idea—. Nos vemos luego, Celeste.

—Te escribo luego. —Me despido con un movimiento de mano y una sonrisa.

—Adiós, Guzmán —le dice al pequeño y este le voltea la cara.

«Esto será más complicado de lo que pensé».

Cuando Arián se ha ido, dejo a Guz viendo la televisión mientras voy a mi habitación a ordenar mi ropa. Utilizo este espacio a solas para que ambos podamos reflexionar, tanto él como yo, porque necesito estar con la cabeza fría antes de regresar y hablar sobre lo que pasó. No quiero hacer un drama en vano, no quiero que se sienta mal si llego a decir algo incorrecto a causa de los sentimientos que tengo por la triste situación. Al contrario, lo que deseo es que él se sienta en confianza y pueda entender que ninguna persona va a interferir entre nosotros.

Aprovecho en mandarle un mensaje a Arián para concederme unos minutos más de calma.


Celeste: Lamento mucho lo que pasó. Gracias por entender.


Su respuesta no tarda en llegar y me pregunto si él aún seguirá pensando en esto mientras regresa a la editorial.


Arián: Pierde cuidado. Mañana en la cita me cuentas qué sucede.


Me alivia un montón el hecho de que él haya sabido asimilar la situación, aunque no esté al tanto de la realidad de Guzmán. Y se lo haré saber mañana mismo, puesto que es un tema algo delicado y no me gustaría tratarlo por mensajes de WhatsApp. Para comprender a una persona es importante conocer su historia y debo empezar por allí si quiero que Arián empatice con Guzmán e intenten establecer una amistad de a poco.

Vuelvo a la sala y esta vez no es necesario pensar en qué lado debo tomar asiento porque él está en una de las esquinas del sofá, apoyado contra un cojín. La imagen del ratón más famoso del mundo aparece en la pantalla del televisor y un recuerdo atraviesa mi mente: cuando era niña y los fines de semana invadía la habitación de mamá para que me encendiera la televisión y pusiera La Casa de Mickey Mouse a primera hora.

La ventana mostraba las primeras luces de la mañana y yo estaba arropada en mi cama, cantando la intro del programa. «M-i-c-k-e-y M-o-u-s-e... Es la casa de Mickey Mouse, venga ya a disfrutar ...».

Ahora es como si a través de Guzmán revivo dichas sensaciones cada que viene y pide que le pongan dicho canal. Estoy segura de que en casa no tiene las mismas posibilidades de ver la televisión con libertad y aprovecha para hacerlo aquí.

—Te gusta mucho Mickey, ¿no? —inicio diciendo con un tono suave. Él parece haber olvidado la tensión de hace unos minutos y asiente con una expresión neutral.

—Sí.

Me acerco, lo abrazo de lado y descansa su cabeza sobre mi brazo. Al menos sé que conmigo no tiene resentimientos. No me agradaría para nada que se distanciara de mí por celos. Guz es una personita muy especial en mi vida, a su corta edad ha sabido ganarse mi cariño y se podría decir que es como un hermano menor o un primo para mí.

—Guz... —lo nombro.

—¿Sí, Toti?

—Sabes que te quiero, ¿no?

—Lo sé.

—¿Y también sabes que siempre estaré para ti? —Beso su cabello.

—Ajá.

—Guzmán, eres mi enano favorito y eso nada ni nadie lo va a cambiar. —Vuelvo a abrazarlo y apoyo mi mentón en su pequeño hombro. Puedo ver que sonríe con orgullo, sin despegar la mirada del televisor—. Las puertas de esta casa siempre estarán abiertas para ti, al igual que para otras personas que desean visitarme. Pero me voy a poner triste si sigues tratando a mis invitados de la misma manera que trataste a Arián. ¿Sabes cómo se pudo haber sentido él?

Siento que se tensa bajo mis brazos.

—Él no era solo un invitado —contesta—. No te besas en la boca con todos tus invitados. Con Andrés no.

—Andrés es mi mejor amigo, no lo besaría ni muerta. —Hago un gracioso gesto de asco y ríe—. Pero con Arián es distinto. Digamos que... estoy saliendo con él.

—¿Y te vas a casar? ¿Te vas a ir a vivir lejos?

La preocupación en su rostro se hace notar y niego con la cabeza para calmarlo.

—No, no, Guz. Casarme no está ni siquiera en mis planes por ahora. Ni tampoco irme a vivir lejos —explico.

—¿Me lo prometes?

—Te lo prometo. —Le extiendo el dedo meñique y lo entrelaza con el suyo. Es un protocolo que hacemos cuando nos prometemos cosas por más pequeñas que sean—. Arián no nos va a separar, ¿vale? Él quiere mi felicidad y parte de esa felicidad eres tú. Es más, te cuento algo... Hace días perdí mi trabajo y Arián me ayudó a encontrar uno nuevo y adivina qué, ahora trabajo en una de las mejores cafeterías de Sevilla. ¿No es lindo de su parte esa ayuda?

Se encoge de hombros.

Vale, creo que a su edad no va a entender mucho sobre el valor que tienen las acciones de Arián, así que descarto por completo seguir contándole lo que el ojiverde ha hecho por mí.

—Como te comentaba, no voy a casarme, ni irme a vivir lejos. Sin embargo, eso no quiere decir que voy a dejar de verme con él. —Su atención vuelve a posarse sobre mí—. Mamá también lo conoce y, por ende, tendrá que pasar a saludarla cuando salgamos. Así que, solo te voy a pedir un favor. No te voy a obligar a hacerte amigo de él, pero lo que sí quiero es que no vuelvas a tratarlo de la manera en que lo hiciste hoy. ¿Me lo prometes?

Extiendo el dedo meñique y espero a que él también lo haga. No obstante, se queda mirando la televisión en silencio, ignorándome.

—Guz... —lo reprendo con dulzura y rueda los ojos.

—Bien, lo prometo. —Suelta un bufido antes de entrelazar nuestros meñiques.

Y esto es lo único que necesito para empezar el nuevo plan que tengo en mente. Ahora, sabiendo que me ha prometido no volver a comportarse así frente a Arián, debo ingeniármela para hacer que el señorito Arnez se gane la confianza del pequeño. Poco a poco irá ablandando esa coraza, de eso estoy segura.

Proyecto Amistad: En marcha...

La tarde en la cafetería transcurre de manera tranquila. Paula llega a supervisar como cada día y se queda a platicar un rato conmigo mientras preparo algunos pedidos. Queda complacida cuando ve que retiro del horno una bandeja de empanadas de pollo y rocío un poco de azúcar impalpable sobre ellas. Trato siempre de brindar la mejor presentación en cada uno de los productos, ya que es importante atrapar el primer interés de los comensales con el aspecto de los postres. Pienso que un postre mal decorado no logra invitar a probarlo, aunque esté muy bueno y sea un completo paraíso de sabores.

Asimismo, recuerdo que mañana es la reunión con el diseñador de la portada de mi libro y quiero aplicar la misma fórmula con él. A pesar de tener una gran cantidad de lectores en Wattpad que me han brindado su apoyo a través de las redes sociales, tengo que enfocarme en un nuevo punto: vender el libro a los lectores fuera de la plataforma. No será fácil, ya que es un público que aún no conoce mi trabajo con la escritura y que tengo que ganármelo de a poco. Publicar con la Editorial Arnez es una gran oportunidad para salir de mi zona de confort y hacer que mi novela llegue a más personas. En cuanto llegue a casa me pondré a hacer posibles propuestas para una ilustración de los personajes.

La clientela en la cafetería empieza a aumentar casi a la última hora de mi turno, pero aun así me dispongo a ayudar a los meseros con los pedidos, tanto así que no me da tiempo de leer el mensaje que Andrés me envía y su repentina llegada termina sorprendiéndome. Corro a saludarle con un abrazo y le pido que me espere en una de las mesas mientras termino de atender. Él accede, pues sabe que mi turno acaba a las seis y ya solo faltan cinco minutos.

Cuando me despido de Paula, regreso al local en busca de mi amigo, quien ha ordenado una tarta de arándanos, el pedido más común en este lugar. Es increíble cómo a los comensales les agrada este postre a pesar de que la cafetería dispone de otros productos en la carta. Y no puedo refutar su elección, en mi defensa debo decir que es una preparación algo distinta a la tradicional porque el relleno lleva un ingrediente secreto.

Mientras le da un sorbo a su té, le comenta orgulloso a una pareja de adultos que su mejor amiga es la chef de La Estrella. Eso me hace inflar el pecho de orgullo porque me entusiasma que sea un vocero de mi trabajo. Andrés siempre creyó en mí desde que probó una de mis preparaciones en mi anterior empleo y es una de las personas que me motivan a seguir trabajando para alcanzar la meta de tener mi propia cafetería. Es algo quizá difícil de lograr a corto plazo por la alta demanda de competencia que hay en esta ciudad, pero si sigo destacando por mi talento iré ganando el cariño del público y será un punto más a mi favor.

—Toti, esto es un sueño —musita, mirando cada rincón de la cafetería. Me he sentado a su lado para acompañarlo a la vez que termina de comer—. De aquí iremos a cenar, ¿vale?

Acepto con un asentimiento de cabeza, pues conozco muy bien a mi amigo y sé que, a pesar de comer un postre antes de la cena, aún seguirá teniendo hambre. Y lo mejor de todo es que no engorda, por más que se alimente bien, las calorías son generosas con su cuerpo y solo Dios sabe a dónde van a parar. «Algunos sí que tienen suerte», pienso mientras lo veo llevarse el último trozo de tarta a la boca. Por mi parte, yo sí estaría satisfecha con una porción de tarta y no comería nada hasta mañana.

Minutos después pasamos por un bar y ordenamos cazón de adobo para llevar, ya que estoy cansada y deseo cenar en la comodidad de mi hogar. Para cuando llegamos, mamá aún no regresa del trabajo y eso nos da la oportunidad de tener la privacidad suficiente para contarle lo que sucedió esta mañana con Guzmán y Arián. Tal vez él pueda ayudarme, así que, sacamos toda la comida de las bolsas, coloco los individuales en la mesa y Andrés se encarga de sacar los platos de la alacena.

Y le cuento todo.

—Vale, no pensé que Guz reaccionaría así. Aunque lo entiendo. Yo tampoco te he visto tener un novio y si el niño se puso celoso, imagínate yo —comenta y le doy una mirada de extrañeza.

—A ver, primero, Arián no es mi novio. Vamos a tener una cita mañana, pero no somos nada —le explico—. Y segundo, ¿ponerte celoso? ¿Por qué?

—Porque es obvio que tú al tener un novio vas a darle prioridad a él y ya no vamos a pasar mucho tiempo juntos. Y no lo niegues, Toti, porque he tenido amigas antes y siempre sucede eso. —Se encoge de hombros—. Con que me des mi lugar y no me ignores los mensajes por responder primero los de él, será suficiente para mi pobre alma. Si no me resentiré contigo de por vida. ¿Debería ir haciendo casting para una nueva mejor amiga?

Ruedo los ojos y le doy el primer bocado al cazón.

—Creo que tú estás haciendo más drama que Guz —respondo entre risas y agrego—: No entiendo por qué piensan que, si llego a concretar una relación con Arián, él va a ocupar su lugar de ustedes. ¡Dios! Es que es muy gracioso. Solo falta que mi padre también se ponga celoso...

—No creo que Mario reaccione así. Pero conociendo a tu madre, ella seguro se enferma de tristeza para llamar tu atención —me interrumpe y esta vez reímos los dos.

—No sé cómo lo tome ella en verdad. Sin embargo, Arián le agrada mucho, eh. Considero que es un punto a su favor.

No había pensado en una reacción por parte de mi madre, pero lo más probable es que se ponga un poco sensible porque sería el primer novio que le presento. He salido con chicos en la universidad, pero no llegábamos a nada serio y no era importante presentárselos a mis padres. En cambio, mamá ya sabe de la existencia de Arián, como una de mis amistades y, si bien es cierto, ella ha quedado encantada con él y eso me hace dudar un poco sobre la aceptación que tenga sobre una posible relación.

Por otro lado, papá es una persona de mente más abierta. Con Andrés se lleva de maravilla y lo apoya mucho con respecto al tema de su orientación sexual, a diferencia del padre de mi mejor amigo, quien ve a su hijo como una persona enferma por las nuevas modas. Asimismo, mamá es un poco más cerrada a esas ideas y es por eso que sigue creyendo que Andrés es hetero. Bueno, retomando el tema por el lado de mi padre, por esa y por muchas más razones estoy segura de que presentarle a Arián no será algo que deba preocuparme.

—¡Joder! Casi lo olvido —exclama Andy, sacando el celular del bolsillo de su pantalón—. Estuve investigando a Ángela.

Suelto una carcajada porque ya se estaba tardando demasiado en ser él mismo. Gracias a las relaciones que ha tenido en los últimos años —las cuales se podría decir que eran algo tóxicas—, Andrés ha desarrollado un talento que no sé si sea correcto ante los ojos de los demás, pero a mí me parece gracioso: revisar las redes de una persona en objetivo para encontrar información. Y es muy bueno en lo que hace, eh. Si un chico le interesa, él entra en las redes y le saca hasta el nombre de la bisabuela en cuestión de minutos.

No obstante, en esta ocasión no le pedí que buscara a Ángela, pero ya se adelantó. La verdad es que no deseo que me muestre sus redes porque no me interesa lo que haya pasado entre ella y Arián antes del beso que me di con él. Quiero confiar de manera plena y no estar como esas enamoradas tóxicas que están pendiente de la ex del chico con el que salen.

—Al principio fue algo complicado porque Ángela en Sevilla, hay muchas. Es por eso que busqué el Instagram de Arián, pero está en modo privado y hasta que me acepte la solicitud en la cuenta falsa me volveré viejo. —Doy un sorbo a mi bebida y le hago un gesto con las cejas para que continúe. Por estar con el chisme, me doy cuenta de que no estamos avanzando con la cena—. Es por eso que ingresé al perfil de la editorial y busqué en sus seguidores. Soy un genio, lo sé...

Rodea la mesa y se ubica a mi lado para mostrarme el perfil de Ángela.

—Estás perdiendo dinero como detective —digo con diversión.

—Sí, sí. Ahora presta atención. —Las fotos empiezan a cargar y antes de negarme, la curiosidad me termina ganando—. Ángela Camila Muñoz del Castillo, tiene veintisiete años y es graduada de la carrera de Ingeniería Civil. Modelo profesional. Miss Sevilla 2019 y primera finalista de la edición anterior del Miss España Universo. Mide 1.79...

—Vale, suficiente información —interrumpo con una sonrisa de boca cerrada—. ¿Solo voy a ver fotos de ella? O sea, guapa es, eso nadie lo niega, pero pensé que habías descubierto información sobre...

—Shh... Tranquila, mujer. Aún estamos iniciando.

Regresa hasta la parte superior del perfil, específicamente donde se encuentra la descripción.

—Solo ten cuidado de que no se te escape un like en las fotos —añado.

—Querida, se me puede escapar un «Amor, démonos otra oportunidad» con mi ex, pero nunca un like mientras cotilleo un perfil.

Lo miro con cara de «¿qué demonios acabas de decir?» y levanta las manos en señal de inocencia.

—Mierda. Como me entere de que has regresado con el imbécil de Franco...

—Es broma, joder. No he regresado con Franco, Toti. Bueno, no del todo —menciona esto último entre dientes y lo fulmino con la mirada—. Pero no estamos hablando de él, ¿vale? Lo que te quiero enseñar es lo siguiente: si entramos en sus seguidores y buscamos «Arián Arnez», como puedes ver no se encuentran resultados, eso quiere decir que dejó de seguirla. En cambio, si vamos a las personas que ella sigue, sí encontramos a Arián. Asimismo, Álvaro la sigue y Ángela también lo sigue, lo que quiere decir que entre ellos todo está bien. Es más, si ingresamos al perfil de Álvaro, podemos verificar que la última foto que subió es de hace dos días y allí está su like de ella.

—¿Hay fotos de Ángela y Arián juntos?

—En publicaciones, no. Pero en esta historia destacada de hace meses sí. —Abre la historia y busca—. Esta foto es grupal, seguro fue una salida entre amigos y, además, no salen juntos. Es lo único de Arián en el perfil de ella.

—No hay nada de que preocuparse entonces. —Me encojo de hombros.

—Igual estaré pendiente de ella y de Álvaro.

—Como gustes.

Me mantengo firme en la confianza que le estoy brindando a Arián para poder iniciar algo entre los dos. Si Andrés quiere seguir espiando las redes de Ángela, pues, bien por él porque yo no pienso hacerlo. Siento que eso solo lo hace una persona insegura y si accedí a que me mostrara el perfil de Instagram es porque me dio curiosidad, más no por un tema de morbo y de cavar en el pasado de su relación. Lo que haya sucedido entre ellos antes de mí no es de mi incumbencia.

Cuando comienzo algo, me gusta que sea de la mejor manera, rodeada de un aura limpia y sin negatividad. 


-----

Muero de risa con Andy, sin duda necesito un mejor amigo así. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro