22 | Una segunda oportunidad
En cuanto llegó a casa al día siguiente después de la maratón de películas con Annabelle, lo primero que hizo fue ir a hablar con su abuela Lina. Con el collar en su poder, tan solo necesitaba ponerse en contacto con las brujas del Sol para dar por finalizado su trato con ellas. Annabelle estaría a salvo y ya no tendría que preocuparse por el plan de su madre.
Solo que las cosas no siempre salían bien.
Esta vez no fue un holograma el que apareció en el salón de su casa cuando contactó con las brujas del Sol, sino que la mujer de cabellos largos se hallaba de cuerpo presente a tan solo escasos metros de distancia. Su presencia le resultó intimidante al igual que en la última ocasión.
—Tú otra vez... —murmuró observando a Elisa—. ¿Tienes lo que te pedí?
Elisa rebuscó en su mochila y sacó de ella el cofre que había cogido de la casa de su amiga. Con el miedo recorriendo cada parte de su cuerpo, se lo entregó. La mujer miró incrédula el objeto como si dudara de que ahí pudiera estar el collar.
—¿Estás segura de que aquí está el collar? —preguntó tocando la tapa del cofre.
—Sí... Bueno —Era incapaz de pronunciar varias palabras seguidas debido a su estado de nervios—. Hice un hechizo de localización y me señaló ese cofre. —La mujer le dedicó una mirada desconfiada. Estaba claro que no se fiaba de ella y así se lo hizo saber. Pero el hechizo de localización no podía fallar, ¿o sí?
Si el collar no se encontraba en ese cofre, estaría perdida.
Siguió con la mirada los pasos de la bruja. Le escuchó murmurar un hechizo antes de que el cofre se abriera, y justo en ese momento rezó para que el collar estuviera dentro, pero la mirada oscura en el rosto de la mujer le desveló que se equivocaba.
No había rastro del collar.
—Has intentado engañarme —Su voz destilaba odio, y eso provocó un escalofrío a Elisa—. Pretendías hacerme creer que...
—¡No! —exclamó interrumpiéndola, hecho que molestó más a la bruja—. Te juro que el hechizo apuntó a ese cofre. Tienes que creerme. —Esto último sonó más como un susurro.
—No sabes lo que has hecho, muchacha —pronunció ante el pavor de la joven. Esta dio un paso para atrás como buscando una salida. Desde el principio tenía que haber huido del trato con las brujas del Sol, su abuela se lo advirtió, le dejo que toda magia tenía un precio, pero ella se empeñó en seguir adelante con tal de salvar a Annabelle.
Ojalá pudiera volver el tiempo atrás.
—Lo intentaré de nuevo —Trató de liberarse de lo que estaba por venir—. Déjame intentarlo —pidió casi con la voz quebrada.
«Los Dumont nunca suplican» recordó la voz de su madre. Pero suplicar por otra oportunidad era lo que podía salvarle la vida. La bruja la escaneó con la mirada y cuando vislumbró una sonrisa en su cara, un atisbo de esperanza creció en su interior al pensar que no estaba todo perdido, pero terminó por apagarse cuando esta habló:
—Las segundas oportunidades no valen con nosotras.
Después todo se tornó negro a su alrededor antes de sumergirse en la más absoluta oscuridad.
—¡No puedo creer que digas eso, Gauvian! —exclamó Annabelle al escuchar la declaración del animal—. Elisa no es una ladrona.
Annette observó a su sobrina. Sabía que para ella, tener esa idea en la cabeza era algo imposible, pero para Annette, que conocía a los Dumont desde hace bastantes años, no le parecía nada descabellado que hubieran mandado a la joven de la familia a robar el collar. No ahora que Elisa y Annabelle habían retomado su amistad.
—Yo lo vi todo —aseguró este mientras intercambiaba mirada entre ambas mujeres antes de depositarla en la mayor de la casa—. ¿Tú me crees, verdad? —preguntó mirando a Annette.
Esta asintió.
—Te creo. Pero no debemos preocuparnos por nada, al menos no por eso.
—¡Cómo que no! —exclamó Gauvian ante la tranquilidad de Annette. Había presenciado como Elisa Dumont se hacía con el collar, ¿y no era para alarmarse?
—Tranquilo, Gauvian. El collar está a salvo —Ambos la observaron sin entender lo que estaba pasando, por eso continuó hablando—: Sabía que en algún momento los Dumont tratarían de hacerse con él, más teniendo en cuenta que están relacionados con las brujas del Sol, así que me encargué de crear una copia del cofre y la dejé justo donde estaba el verdadero.
—Pero... ¿Cómo es posible que el hechizo de localización apuntara al falso y no al collar original?
—Eso fue un truco que me enseñó Morgana. No es la primera vez que los Dumont tratan de hacerse con el collar, además, esta vez fue mucho más sencillo pues tenía bastante claro que podría ser Elisa la que diera el paso para hacerse con él.
—¿Mi abuela? —Annabelle se hallaba demasiado sorprendida por todo lo que estaba ocurriendo. Elisa había robado el falso collar sin saber que lo era, eso quería decir que tenía intención de hacerlo.
Miles de sentimientos se empezaron a arremolinar dentro de ella. Ahora que su amistad con Elisa parecía ir restableciéndose, las cosas volvían a torcerse. Le sería demasiado difícil fingir que no conocía de su robo. ¿Cómo podría mirarle a la cara? ¿Y acaso Elisa tendría pensado decírselo en algún momento?
———♦———
Quedan tan solo tres capítulos para el final, y qué ganas, aunque por otra parte voy a echar de menos a estos personajes.
Espero que os haya gustado el capítulo 💙
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