13 | ¿Quieres saber la historia?
Annabelle observó como Gauvian se lamía la pata y mientras tanto se preguntó qué estaba haciendo allí. ¿Por qué se la apareció en aquel momento? Después de tanto tiempo sin verle había empezado a asumir que el incidente de su habitación había sido un sueño producto del cansancio. Pero Gauvian estaba allí, a unos metros suyo y tenía la sensación de que buscaba algo de ella.
—¿Qué quieres de mí? —preguntó tratando de aclarar sus dudas.
Gauvian dejó de lamerse la pata y se centró en la muchacha. Apreció en la mueca de su cara y en el gesto de sus brazos que no se hallaba de buen humor. Había estado rondando por la casa de los Leblanc desde hacía un par de horas cuando Annette le advirtió de que fuera a casa de los Dumont para vigilar a Annabelle por si se le ocurría hacer algo estúpido. Cuando la vio salir por la puerta de la casa, se dio cuenta de que algo malo había pasado allí dentro.
—¿Le has contado a Annette que ibas a venir?
Annabelle abrió los ojos como si esa fuera la última pregunta que se esperaba. No era el hecho de que Gauvian supiera que le había ocultado información a su tía, sino que él conocía a Ette. En esos momentos se sentía una idiota por la excusa tan pobre que le dio a Annette aquella noche. Ella ya sabía de la existencia del animal.
—Tú conoces a Ette... —No sonó como una pregunta, sino más bien como una afirmación. Gauvian la conocía, y por el silencio que obtuvo de su parte comprendió que no era algo reciente.
—La conozco, sí. Pero aquí la cuestión es qué haces tú en casa de los Dumont. ¿No te advirtió tu tía de que son peligrosos?
Annabelle agachó la cabeza. Siempre acababa empeorando las cosas por no seguir los consejos de Ette. ¿Qué había logrado hasta ahora? Perder a Elisa y ganarse el odio de Coraline, aunque bueno, por la mirada que le dio esta cuando abandonó la casa, el odio que percibió de su parte no parecía cosa del momento.
—Fue una idea estúpida venir —murmuró para sí misma, pero Gauvian no pasó por alto el comentario.
—-¿Y para qué viniste? Si sabías que no ibas a lograr nada, ¿por qué te arriesgaste de ese modo? No es bueno tentar a la suerte, Annabelle. No cuando los Dumont están por medio.
El minino tenía razón. ¿Qué pretendía yendo hasta casa de su amiga? ¿Acaso esperaba que Elisa le contara algo sobre su familia? Elisa no era ingenua, no al menos para desvelar información sobre su familia así como así.
—¿Se lo vas a contar a Ette?
Gauvian soltó una carcajada que consiguió irritar a la joven. ¿Qué le resultaba tan gracioso como para burlarse de ella?
—No necesito contarle nada. Ella me mandó venir a vigilarte.
—¿Vigilarme? —Annette había enviado a Gauvian para controlarla y eso le molestó un poco. ¿Es que su tía no se fiaba de ella y tenía que buscar a alguien para seguir sus pasos?
—Temía que hicieras algo estúpido —Gauvian echó un vistazo a la casa y volvió su mirada a Annabelle—. Y por lo que veo, lo hiciste.
—¡Yo no he hecho nada! —exclamó cruzándose de brazos. Está bien que quizá se había pasado un poco con Elisa, pero ella no le dejó otra opción.
Gauvian paró de mover la cola de un momento a otro. De pronto sintió una sensación extraña, como si estuvieran siendo vigilados por alguien. A lo lejos vio una sombra en una de las ventanas de la casa de los Dumont, no llegó a ver de quién se trataba, pero estaba casi seguro de que pertenecía a Coraline Dumont.
—¿Qué sucede? —preguntó siguiendo la mirada de Gauvian. Pero cuando sus ojos se clavaron en el punto exacto de los del animal, no vio nada más allá de una cortina moviéndose.
—Nos estaban espiando —declaró Gauvian.
Dicho esto empezó a caminar alejándose de aquel lugar. Annabelle tardó en reaccionar, para después arrancar el paso hasta situarse al lado del minino. Parecía pensativo, como si hubiera visto un fantasma. Se agachó hasta él y pasó una mano por su lomo. Su pelaje era suave. Quiso hacerlo la primera vez que se apareció ante ella, pero en aquel momento estaba tan sorprendida que no se atrevió, pero por alguna razón sentía que ahora tenía que hacerlo.
Poco a poco vio como Gauvian se fue relajando, así que sonrió para sí misma al saber que había sido de ayuda, y que sus caricias consiguieron tranquilizarle. Cuando vio que ya se hallaba más calmado, habló:
—¿Quién nos estaba vigilando?
—Coraline. —El nombre salió como una bala de su boca. Se notaba que Gauvian odiaba a esa mujer.
Su tía se tenía que enterar de lo que había sucedido en casa de los Dumont, y tenía muy claro que no le iba a gustar en absoluto lo que le iba a contar. Pero eso tenía que esperar, ahora lo más importante era saber qué rondaba por la cabeza de Gauvian, porque desde que vio a Coraline algo cambió en él.
—¿Te ha hablado tu tía de las brujas del Sol?
Meditó durante unos segundos. ¿Las brujas del Sol? Annette nunca le había contado nada sobre ellas, y por el gesto en la mirada de Gauvian supo la razón. No era algo bueno de saber y no estaba segura de si quería escuchar la historia.
—¿Qué tienen que ver ellas con los Dumont?
—Ni te lo puedes llegar a imaginar, Annabelle. La pregunta es: ¿quieres saber la historia?
¿Quería? Por una parte temía que lo que escuchara no fuera de su más mínimo agrado, pero por otro lado la curiosidad podía con ella. ¿Por qué Annette nunca las había mencionado? ¿Qué le estaba tratando de ocultar? Cogió un poco de aire antes de responder:
—Te escucho.
———♦———
¡Ya estamos aquí con un nuevo capítulo!
Hacía tiempo que me apetecía escribir sobre Annabelle y Gauvian, ya que su único momento en la historia fue la noche en que este apareció en su habitación.
¿Quién mejor que Gauvian para hablarle de las brujas del Sol? ¿Podrá Annabelle aceptar la verdad que hay detrás de la historia?
Nos vemos en el próximo capítulo 💙
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro