No podía creer lo que estaba pasando, él la besaba, también sentía algo por el otro ¿Pero cuál fue su reacción al respecto?

Huir sin decir nada más.

Bruno se sintió la peor persona del mundo, que había hecho que ella lo odiase y eso era lo último que queria.

«Soy tan idiota» Se regañó internamente.

Mirabel se encerró en su cuarto y tocó sus labios con la yema de sus dedos, repasando una y otra vez aquel beso en su mente. Se sentía sumamente feliz de que su amor fuese correspondido, pero...

- Soy tan tonta ¿Por qué huiste? De seguro piensa que lo odias y que yo no siento nada por él. Ahora debes planear el como disculparte.

A partir de ahora las cosas se volverían mucho más complicadas. Tenia que tratar de resolverlo lo más pronto posible.

[...]

Esa misma noche Dolores, Luisa, Camilo, Isabella y Mirabel estaban en la cocina, charlando de varias cosas y por qué no, beber un poco de vino casi a escondidas de los adultos pues a pesar de que todos ya eran mayores de edad solo les daban permiso de beber al menos que se tratase de una ocasión especial.

- ¿Encerio hiciste eso? - Decía asombrada Isabella ante la anécdota de su primo - Oh si la abuela o tu mamá se enteran de que te escapaste en medio de la noche para ver a esa chica estarás en serios problemas.

- Lo sé, pero por amor eres capaz de cualquier cosa, no nieguen que ustedes también lo han hecho alguna vez.

- Bueno pues siendo honesta aún no paso por eso así que no podré darte la razón - Habló Luisa un tanto apenada.

El chico enfocó su mirada en la de lentes - ¿Y tu no te has enamorado, Mirabel?

Isabella observó a la mencionada como si le dijera «No digas nada«
Dolores esperaba a que su prima dijera la verdad, pero por obvias razones no lo iba a hacer.

- Amm... Prefiero no hablar de eso.

- Tomaré eso como un si - Él sonrío - Pero bueno, sinó quieres decirlo está bien, no queremos que te sientas presionada o algo así.

- Gracias por comprender, Camilo.

»Seré tomada como una enferma por mi propia familia« Pensó ella.

De repente hizo algo que ninguno de ellos se esperaba, Mirabel era la única de los 5 que no estaba bebiendo, así que se "armó de valor" siendo la primera vez que lo hacia por lo tanto desconocía los efectos del alcohol en ella. Tal vez sería demasiado riesgoso, pero no le importó.

Más tarde ellos excepto Luisa y Dolores ni siquiera podían ponerse de pie, es más ellas ni siquiera estaban ebrias, así que debían de encargarse de estos.

- Luisa, tu lleva a Camilo e Isabella a sus cuartos, yo me encargo de Mirabel

- ¿Estás segura de que no necesitas ayuda con ella?

- Si, segura, le pediré ayuda a alguien que no nos delatará.

Luisa cargó a ambos y se fue, mientras Dolores rápidamente se dirigió a la torre y tocó a la puerta la cual se abrió casi de inmediato.

- Oh, hola Dolores iba a la cocina ¿Qué pasa?

- Hola, y justamente quiero que me acompañes allá, se trata de Mirabel.

- ¿Qué pasa con ella?

- Humm... Será mejor que lo veas por ti mismo.

Ya estando en el lugar indicado al notarla, su cabeza recargada sobre la mesa no podía creerlo, jamás pensó verla de esa forma.

- ¿Cuánto bebió?

- No estoy tan segura, lo importante es llevarla a su habitación antes de que se den cuenta de su estado ¿Me ayudarías?

- Si, por supuesto.

La cargó y al estar ahí la depositó cuidadosamente en la cama mientras la otra chica se aseguraba de que nadie viniera.

- No me gusta verla así - Admitió el pelinegro.

- Ni yo, en fin debo irme, Mariano se debe estar preguntando donde estoy. Por favor quédate con ella.

- ¿Toda la noche?

- Si, descuida que antes de que todos despierten te aviso para que no te vean aquí.

Asintió sin más, y al estar solo con la joven le quitó los lentes y los colocó en la mesa de noche para después acariciarle con ternura el cabello.

- No soportaría que me odies por lo que hice, Mirabel

- No te odio - Dijo esta mirándolo fijamente - Lo siento.

- No, yo lo siento, no debí haberte besado.

- Y yo no debí haberme ido sin decir nada.

- Descuida, está bien. Ahora duerme

Él estaba por irse al sofá que estaba ahí mismo en la habitación cuando fue tomado de la muñeca.

- No, espera, duerme aquí a mi lado.

- Pero...

- Sin peros, solo hazlo

Le hizo caso y en cuanto se colocó a su lado, la joven lo abrazó sorprendiendolo.

- Mirabel...

- Shh... No digas nada y duerme, mañana cuando esté bien buscame en las montañas 2 horas después del desayuno para hablar ¿ok?

- ¿Y lo vas a recordar?

Rió - Si lo haré. Buenas noches, Bruno.

- Buenas noches

Y minutos después los 2 se quedaron profundamente dormidos.