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29.我慢 Gaman

 HyungWon miró la dirección y luego caminó a lo largo de la calle. Era un callejón estrecho que parecía haberse quedado suspendido en el tiempo. La calle tenía un empedrado que ya no era común en la actualidad y los negocios parecían estar, en su mayoría, abandonados. Algunos tenían en sus frentes, basura acumulada y polvo cubriendo casi toda la superficie del piso. Apuró el paso mirando la numeración hasta que al final de la calle, divisó un viejo cartel de madera.

심장 시계 Relojes del corazón

Su corazón empezó a latir con fuerza. Respiró hondo y empujó la puerta. Un olor a madera y a libros viejos lo golpeó en la cara. Sus ojos recorrieron cada rincón del lugar. Todo parecía antiguo y extrañamente acogedor. Las paredes altas estaban cubiertas por relojes de todas las formas y tamaños. Grandes, pequeños, de madera o de metal. Vitrinas con relojes de otros tiempos y algunos más modernos.

—Buenos días, joven —la voz lo hizo sobresaltar y se giró asustado. Una mujer de unos treinta años lo miraba con una sonrisa.

—Oh, buenos días —saludó haciendo una pequeña inclinación con la cabeza.

—¿En qué puedo ayudarlo?

HyungWon asintió y se quitó la mochila. La abrió y sacó la cajita en donde había recibido el reloj aquella tarde en el centro comercial. La puso sobre el mostrador.

—Yo… Mi reloj se rompió y necesito saber si ustedes podrían arreglarlo.

La mujer sin dejar de sonreír, tomó la caja y la abrió con cuidado. Y entonces la sonrisa se esfumó de su cara.

—¿Có… Cómo llegó esto a sus manos? —preguntó mirándolo con un poco de desconfianza.

—Fue un regalo. ¿Usted puede repararlo?

La mujer cerró la caja y sacudió la cabeza.

—Lo siento. No… No creo que tenga arreglo. Está muy dañado.

HyungWon tomó el reloj y señaló la inscripción de la base.

—Por favor. Acá dice que ustedes lo fabricaron…

La mujer evitó mirarlo a los ojos.

—¿Cómo se dañó de esta manera?

—Alguien me empujó y se golpeó contra el piso cuando caí. Por favor. Necesito que lo reparen —dijo con una nota de desesperación en su voz— pagaré lo que sea. Sólo échele un vistazo…

La mujer volvió a tomar el reloj y echó una mirada hacia el fondo de la tienda.

—Es un modelo que ya no hacemos. Será complicado. Su mecanismo es diferente al resto de los relojes —entonces la mujer clavó sus ojos en los suyos—, pero supongo que eso usted ya lo sabe.

HyungWon intentó no sentirse intimidado por la mirada así que se la sostuvo y asintió.

—Sé lo especial que es. Y es por eso que le pido que por favor lo arregle… —la voz se le quebró— se lo ruego, señorita, es… es mi vida la que está en juego.

La mujer no pareció conmoverse, pero después de algunos segundos en silencio, asintió.

—No puedo prometerle nada… Mi… mi tío es una persona huraña que ha tenido muchos problemas y él es el que se dedica a los arreglos.

HyungWon estiró ambas manos para tomar las de la mujer entre las suyas.

—Le rogaré si es necesario ¿Puedo hablar con él?

Ella se deshizo del agarre con amabilidad, pero se la notaba nerviosa.

—No. No creo que sea necesario. Yo veré qué puedo hacer… —dijo agarrando la cajita y empezando a caminar hacia el fondo de la tienda—. Espere un momento.

HyungWon estaba ansioso y asustado. No sabía si podrían ayudarlo, pero era la última esperanza que tenía. No podía darse por vencido. Hoseok no se lo merecía. Los minutos se le hicieron eternos hasta que escuchó los pasos de la mujer a sus espaldas. Se giró, nervioso.

—Emmm… mi tío quiere hacerle algunas preguntas —dijo visiblemente incómoda. HyungWon aceptó de inmediato.

—Por supuesto. Responderé lo que él necesite saber.

La mujer asintió y le pidió que lo siguiera. HyungWon intentó distraerse con los objetos del lugar, pero estaba tan nervioso que si le hubieran preguntado qué había visto probablemente no podría haber respondido nada con claridad.

La mujer le señaló una cortina azul al fondo.

—Es ahí. Él está trabajando.

—Está bien, ¿puedo saber el nombre de su tío…?

—Sólo señor Lee. Así lo llaman todos.

HyungWon le agradeció y caminó en silencio hasta la cortina.

—Eh, señor Lee… su sobrina me dijo que usted quería hacerme algunas preguntas…

—Pasa, muchacho —dijo una voz áspera y autoritaria. HyungWon tragó con fuerza y entró.

Un delicado olor a rosas flotaba en el aire. No era un lugar muy amplio, pero se podía apreciar que era un taller. Había piezas de relojes por todos lados así como cajas y frascos repletos de cosas metálicas. Un hombre yacía de espaldas, inclinado sobre una mesa. HyungWon se paró derecho en el centro y se aclaró la garganta.

—Buenos días…

—¿Cómo conseguiste este reloj? —preguntó el hombre con brusquedad. HyungWon frunció el ceño.

—Fue un regalo… —dijo intentando sonar tranquilo—. Estaba en oferta en el centro comercial y un amigo me lo regaló por mi cumpleaños, señor…

—Supongo entonces que sabes cómo funciona. O mejor dicho, funcionaba.

—Bueno, yo lo descubrí por accidente.

—¿Cuántas veces lo has usado? —el tono del hombre era de enojo y eso desalentó a HyungWon que no entendía por qué estaba haciéndole tantas preguntas.

—Yo no lo sé… Muchas…

—¿Para qué quieres arreglarlo?

—Necesito regresar, señor. Le dije a su sobrina que pagaría lo que sea que usted me pida. Pero necesito regresar a ese tiempo…

La espalda del hombre era ancha y se notaba que estaba tenso. A HyungWon le ponía nervioso que el hombre no girara a mirarlo.

—Sabes que no puedes cambiar lo que sea que hayas hecho, niño.

HyungWon resopló cansado.

—Señor Lee, yo no espero que usted entienda los motivos por los que tengo que regresar.

—¿Entonces cómo pretendes que te ayude si no sé qué harás con el reloj una vez que lo arregle? De todas maneras no sé si tenga arreglo.

—Por favor, señor Lee… Es cuestión de vida o muerte… Yo necesito volver para salvar a alguien.

El señor Lee no dijo nada y HyungWon podía ver cómo movía las manos al frente.

—No deberías haber interferido en el tiempo, muchacho.

A HyungWon se le llenaron los ojos de lágrimas y un nudo se le formó en la garganta. Cayó de rodillas al piso, pero el hombre siguió inmutable en su sitio.

—Por favor, se lo ruego, señor Lee… Ya no sé qué más hacer. Necesito volver a su lado, decirle que lo amo y que nunca lo olvidé… Que no está loco ni solo… que lo pienso todos los días… —los sollozos salían sin ningún pudor, pero ya no le importaba llorar frente a un extraño. Ya no le importaba absolutamente nada si Hoseok ya no estaba—. Por favor. Solo quiero volver a su lado, a sus brazos…

Hubo unos minutos donde solo se escuchaban sus sollozos.

—Yo no puedo asegurarte que quedará bien —dijo entonces el hombre—, pero intentaré hacer todo lo posible… Vuelve en tres días. Ahora vete. Tengo trabajo que hacer.

HyungWon se limpió las lágrimas y se levantó. 

—Gracias. Muchas gracias, señor Lee.

Salió del lugar un poco más esperanzado y caminó hasta la avenida.

La mujer entró al taller y encontró al hombre mirando unos papeles sobre la mesa.

—¿Era él, señor Lee?

El hombre la miró y asintió.

—Sabía que vendría tarde o temprano… Yo no estaba loco… Sabía que él regresaría.


*我慢  Gaman

Se refiere a la resistencia y la capacidad de seguir intentando algo a pesar de las adversidades, o de seguir luchando a pesar de que parece que todo está perdido.

Hola, pekes! ¿Cómo están? Bueno quiero avisar que esta historia está llegando a su fin después de tanto tiempo. Sé que no es la más leída ni la más aclamada, pero es una de mis favoritas e intento ponerle todo el amor que puedo porque amo la historia y a los personajes. Así que espero que disfruten los dos últimos capítulos que quedan. Las quiero. Gracias a las que siempre están firmes en cada historia que subo. Son geniales. 🥰

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