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23. も し 分 け ご ざ い ま せ Lo siento

—Bien —dijo Jooheon— te escucho.

HyungWon frunció los labios.

—¿Lo siento? —respondió poniendo ojitos de ternero yendo al matadero.

—Me dejaste plantado en mi cumpleaños.

HyungWon se acercó a su amigo y le rodeó el cuello con los brazos, plantándole un beso en la mejilla.

—Lo siento, lo siento... Pero estoy enamorado —dijo suspirando exageradamente.

JooHeon puso los ojos en blanco.

—¿Enamorado?

HyungWon asintió mientras empezaban a caminar hacia la universidad.

—Quiero conocerlo —dijo de repente.

HyungWon detuvo sus pasos.

—¿Por qué ese repentino interés de todos por conocerlo?

—Bueno desapareces del mapa cada viernes y no das señales de vida hasta el lunes. No contestas los mensajes ni las llamadas. ¿Acaso este chico vive en Neptuno?

—No, es solo que él no es de por acá. Será algo difícil que pueda venir.

—Bueno, si ese es el problema, podríamos arreglar e ir todos a donde sea que tu Romeo viva.

HyungWon hizo silencio. No quería seguir con la charla porque sabía que no había salida para su situación. Y por supuesto no estaba en sus planes decirle la verdad a nadie. Kihyun no le había creído cuando se lo contó. Pero no podía esperar la misma reacción de los demás. Probablemente se burlarían de él.

—Sí, seguro... —dijo vagamente.

Pero había estado toda la mañana y parte de la tarde dándole vueltas al asunto. No iba a dejar de irse los fines de semana, pero tampoco quería alejarse de sus amigos. Aunque resignar uno de sus fines de semana al lado de Hoseok por estar de fiesta con sus amigos ya no le parecía tan buen plan ni le hacía gracia.

—¿En qué piensas? —le preguntó Kihyun cuando lo alcanzó en el pasillo a la hora del almuerzo.

—En nada —dijo distraídamente.

—¿Peleaste con Joo?

HyungWon sacudió la cabeza de un lado a otro.

—No, no...

—¿Es por Hoseok?

HyungWon no contestó.

—Hey, mira, no sé qué hayas hablado con Joo o con los demás. Está bien que quieras estar con él.

—Pero tampoco quiero que piensen que los dejo de lado.

Kihyun rio.

—Pasará. Es normal que ahora quieran estar abrojados.

—Sí, supongo. ¿Pero crees que se me pase todo esto que me está pasando?

Kihyun se encogió de hombros.

—No lo sé. Pero es lo que todos dicen, ¿no?

HyungWon suspiró y se paró en la fila para ordenar la comida.

—Estoy loco por él —admitió. Kihyun asintió palmeándole la espalda.

—¿Qué se siente? —preguntó.

HyungWon lo miró.

—¿El qué?

—Estar enamorado.

—No lo sé —dijo—. Para serte sincero me siento como un idiota. Pero no puedo dejar de pensar en él. Quiero besarlo todo el tiempo, abrazarlo, estar con él. Es algo raro, pero me hace sentir bien. Cuando estoy con él, el tiempo se me hace demasiado corto y es una tortura el tener que irme de su lado.

Kihyun asintió aunque no sabía bien qué decir. Nunca le había pasado algo así con nadie.

—Entonces no lo pienses mucho, disfrútalo.  Aprovecha los momentos a su lado. No nos prestes atención cuando nos burlamos de eso, es que pasamos mucho tiempo juntos y nos acostumbramos. Pero eventualmente a todos nos va a pasar, ¿no? Y además, nunca sabemos cuánto nos va a durar el amor, así que sé feliz mientras puedas.

La semana pasaba a pasos de tortuga para HyungWon. Andaba distraído y todo le parecía aburrido y soso. Pensaba en Hoseok todo el día. Al ser un chico de la era moderna, su celular era casi el centro de su universo, pero no podía comunicarse con Hoseok de esa manera. Y eso era lo peor. Sólo le quedaba conformarse con sus fotos y contar los días hasta que acabara la semana. Pasaba horas pasando las fotos, sonriendo como un imbécil a la cara hermosa que le sonreía en la pantalla. La noche del jueves, su madre lo llamó a la sala.

HyungWon bajó de mala gana. Estaba quedándose dormido cuando su madre lo llamó.

—¿Qué pasó, ma? —se tiró en el sofá y se abrazó a un almohadón.

—Mañana vendrá a cenar Ji Hoon —dijo sentándose frente a él.

—¿Quién?

—¿El hombre del que te hablé? —dijo su madre exasperada—. Te dije su nombre 300 veces, hijo. Andas con la cabeza en las nubes.

—Bien, bien.

—Quiero pedirte que seas amable con él.

—Si, señora... —¿Ahora puedo ir a dormir? Mañana tengo clases.

—Sí, sí. Lo siento. Te dejaré la ropa para la cena.

HyungWon se quejó diciendo que no era un bebé y que podía vestirse solo y subió a su habitación. Miró su reloj, aún era temprano. Podía escaparse un rato a ver a Hoseok.

Se lavó los dientes y se puso otra playera. Se arregló un poco y presionó el botón. Aún no se acostumbrara a caer tan abruptamente y no calculaba las distancias. Aterrizó con un ruido sordo en el piso. Se frotó el trasero y se estaba por levantar cuando escuchó voces acercándose. No era Hoseok. Así que se escondió bajo la cama.

La puerta se abrió y entró Hyuna. La chica que salía con Hoseok. Luego entró él.

—¿Te quedarás a cenar? —le preguntó Hoseok.

—No creo, no le agrado a tu padre.

—No digas eso, quizás esté cansado, estuvo trabajando todo el día.

—¿Mañana saldremos? Me tienes algo abandonada.

HyungWon frunció la boca y apretó los puños.

—No... no puedo mañana.

La chica gruñó.

—¿Qué diablos haces los fines de semana? Ya ni sales con nosotros.

—Tengo que hacer cosas.

—¿Qué cosas?

—Eso no es de tu incumbencia.

—Se supone que soy tu novia, Hoseok. Pero casi no te veo y ya ni me besas.

Bien —pensó HyungWon— al parecer no había sido una buena idea ir a ver a Hoseok. ¿Su novia? Hacía algunas semanas que estaban juntos y la chica esa creía que Hoseok aún era su novio. No le estaba gustando nada lo que escuchaba.

Silencio. Sintió la cama hundirse un poco. Hoseok se había sentado también.

—Lo siento —dijo Hoseok entonces—. Sé que estuve algo distraído. Tengo mucha tarea y estuve trabajando horas extra.

—Hoseok, ¿tienes a alguien más? —preguntó ella.

HyungWon sonrió. Bien, que ella supiera que Hoseok era suyo.

—No, no... ¿Por qué piensas eso?

HyungWon quiso gritar.

—No sé. Estás raro. Si estás con alguien dímelo. No quiero que estés burlándote de mí.

¡Díselo, Hoseok!

—Deja de imaginar cosas —dijo Hoseok—. No hay nadie además de ti.

HyungWon pudo sentir que la cama se hundía más en un punto y luego ruidos de ¡besos!

—No, Hyuna, espera —la voz de Hoseok sonaba sofocada.

—¿Qué tiene de malo que quiera besar a mi novio? Hace semanas que no me tocas un pelo, Hoseok. Somos adultos. Yo quiero estar contigo.

Tocaron a la puerta y la cama se alivianó en el peso.

—La cena está lista, hijo. Hyuna, ¿te quedas a cenar?

—No, señor Shin. No puedo esta noche, tengo una cena con mis abuelos. Bien, te veré luego Hoseok. Llámame.

La puerta se cerró y HyungWon escuchó a Hoseok suspirar. Gateó fuera y se levantó. Hoseok se sobresaltó tanto que cayó sentado en la cama.

—¡Wonnie! ¿Qué... ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo llegaste?

HyungWon se cruzó de brazos.

—No pusiste el sticker.

—No me dio tiempo... Y en buena hora, ¿así que aún sigues con ella?

Hoseok se levantó y sacudió la cabeza.

—No, no es eso...

—No existe nadie además de ti —dijo repitiendo las palabras de Hoseok.

Hoseok se pasó las manos por el cabello.

—No es lo que piensas, Wonnie.

HyungWon se sentó en la punta de la cama.

—Está bien. No te preocupes —dijo. Hoseok lo miró.

—No puedo decirle que me enamoré de un hombre, Wonnie.

—Es mejor que fingir que no existo —replicó HyungWon con tristeza.

Hoseok se arrodilló a sus pies y le tomó las manos.

—No digas eso. Pero entiende que una vez que ella se entere, todos lo sabrán. Mis amigos, mi padre...

—Mi mamá sabe de ti.

—Pero tu estás en otra época, Wonnie. No sé si seré capaz de afrontar todo solo.

HyungWon le acarició la mejilla. Entendía lo que quería decir Hoseok, aunque también se sentía algo desplazado. Él gritaba a los cuatro vientos que estaba enamorado y le dolía saber que Hoseok debía ocultarlo.

—Entiendo...

Hoseok se impulsó hacia arriba para besarlo.

—Quiero estar contigo. Y tienes razón. Aunque no pueda gritarlo todavía, debo cortar con ella. No es justo.

HyungWon tiró de su brazo y Hoseok cayó encima suyo.

—Te extrañaba.

—Y yo ti.

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