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15. 悲しい Tristeza

—Te noto distraído, hijo. ¿Pasó algo? —preguntó su madre despejándole la frente con un movimiento tierno y maternal.

HyungWon se encogió de hombros y siguió recostado sobre sus brazos en la mesa.

—¿Peleaste con el chico grandote ese que encontré en tu cama esa vez?

—No. Terminamos.

—Oh, cariño. Lo siento.

—Está bien, de todas maneras no iba a durar. Me gusta otro chico.

Su madre dejó de secar los platos y tomó asiento frente a él.

—Y este chico, ¿te corresponde?

HyungWon la miró y sonrió con tristeza.

—Es complicado. Y además es hetero.

La señora Chae hizo una mueca y estiró una mano para acariciarle el cabello a su hijo.

—¿Pero él sabe lo que sientes? —la pregunta no fue para molestarlo, su madre parecía genuinamente preocupada. Pero, ¿qué podía decirle? ¿Que estaba confundido con un chico que en la actualidad debería tener al menos cincuenta años? Ese pensamiento le hizo dar un respingo. No le tomaría mucho trabajo encontrar al Hoseok de la actualidad. Pero se lo había prometido al rubio y no quería faltar a su palabra. Por otro lado era una situación singular. Ni siquiera quería empezar a procesar el hecho de que Hoseok tenía al menos treinta y cinco años más que él. Que quizás estuviera casado, con hijos... Era francamente aterrador y desconcertante. No. Su Hoseok tenía veintiún años. Y no existía en su tiempo.

—No, mamá. No tiene sentido que lo sepa. Me conformo con ser su amigo.

La señora suspiró ruidosamente y se levantó para servir café.

—Escucha, hijo. Sé que no soy el mejor ejemplo en el amor ni la más indicada para darte consejos. Pero si estás seguro de lo que sientes por este chico, házselo saber. Él estará pensando en ti como su amigo y tú no lo ves de esa manera. A la larga eso sólo traería frustración y resentimiento.

—No es tan fácil —dijo HyungWon incorporándose en su asiento y tomando la taza de café entre sus dedos largos—. No quiero arruinar la amistad, me siento bien cuando estoy con él y no quiero echar todo a perder por una estupidez mía.

—Tus sentimientos nunca serán una estupidez, Wonnie. Pero entiendo que quieras ser precavido. De todas maneras si no se lo dices, va a llegar un día que no aguantes más y tus sentimientos se desborden. Y no quiero que salgas lastimado.

—Lo sé. Tendré cuidado, mamá.

Fue la semana más larga de su vida. No entendía por qué estaba tan ansioso por ver a Hoseok. Recién lo había conocido. Se encontraba a todas horas pensando en esa sonrisa perlada y gigante, en sus ojitos chinos, en sus risas explosivas y contagiosas... Para cuando habían pasado dos días después de que se cumpliera la semana, HyungWon ya no aguantaba más la excitación.

—¿Qué diablos tienes? —le preguntó Kihyun cuando lo vio meterse en la boca el tercer chicle de la hora.

—Nada. ¿Por?

—Estás hecho una bola de nervios.

—Ah, no es nada. Hey, ¿pudiste hablar con HyunWoo?

Kihyun resopló y se agarró la cabeza con ambas manos para luego negar lentamente.

—Me faltan los huevos. Aparte, ¿qué se supone que debo decirle? Terminaste con él hace una semana, Wonnie.

—Tampoco es como que salimos mucho, no creo que esté llorando por los rincones. No seas dramático, Ki. Dile a Jooheon que lo invite a algún lado donde estés, este fin de semana.

—¿Hay alguna fiesta este fin de semana?

—No sé, pero yo no voy a poder ir.

—¿Tienes planes?

—Pienso pasar todo el fin de semana con Hoseok.

Kihyun sonrió con picardía.

—Oh, ¿pasó algo que tengas que contarme con tu sexy chico misterioso? A propósito, ¿cuándo nos lo vas a presentar? Nunca te vi hablar así de nadie.

—Ya te dije que es hetero. Pero me gusta estar con él, así sea para pasar la tarde andando en bicicleta y tomando jugo de frutas.

—Bicicleta y jugo de frutas. Wonnie, no me digas que te enganchaste con unos de los misioneros mormones que van los miércoles a predicar al barrio.

Se echó a reír por la imagen que se había creado.

—No seas idiota... Aunque hay un rubio que está muy lindo. No me importaría que me predicara lo que sea que predica.

—Ah, ¿te refieres a Klaus, el alemán? Sí, es lindo, la mitad de las viejas urracas del vecindario lo quiere para sus nietas. Pobre Klaus. ¿Bueno cómo es eso del jugo de frutas?

—Nada. Sólo eso. Pasamos las tardes andando en bicicleta, paseando, riendo, hablando de cosas.

—Así que tienes como una vida paralela cuando estás con él.

Correcto. Casi.

—No está mal cambiar de aire. Puedo hacer las dos cosas. Emborracharme con ustedes y hacer vida sana con él.

—Supongo que tienes razón. Pero igual quiero conocerlo. Parece una buena persona por lo que cuentas. ¿Tienes unas foto?

Tenía algunas en su celular. Buscó una de las que habían sacado en la habitación de Hoseok y se la mostró.

—¡Hey, es lindo! —exclamó su amigo.

—Si lo es, ¿verdad? Y no sabes el cuerpo que tiene.

—Puedo hacerme una idea. ¿Tienes que ir a trabajar?

—Si, hoy es el último día, el jefe se va de viaje así que el local estará cerrado unos días.

HyungWon cumplió con su horario laboral y a la noche se fue a su casa. Había pasado un poco más de una semana y ya quería ver a Hoseok.

Decidió preparar algunas cosas en su mochila y caminar hasta la casa de Tae en vez de aparecerse en su habitación. Aún no sabía si Hoseok estaba solo o acompañado.

Cuando llegó al punto, tocó el botón y cayó de traste al césped. Estaba en el parque de la primera vez. Caminó más animado hasta la casa de dos plantas de su amigo y cuando estuvo en la puerta tocó el timbre.

Una chica con un peinado extraño abrió la puerta. La música salía fuerte de la casa. HyungWon creyó haberse equivocado de lugar.

—Hola...

—Hola —saludó la chica alegremente—¿Quién eres?

—Ah, eh busco a Hoseok.

La chica se giró y gritó a todo pulmón.

—¡Bebé, te busca un chico en la puerta!

¿Bebé? Unos momentos después, un Hoseok despeinado y en shorts apareció en la entrada.

—¡Wonnie! —gritó y se abalanzó a sus brazos —. Ya estaba pensando que no vendrías. Ven, pasa. Te presentaré a los demás.

El ánimo de HyungWon decayó en un minuto. Hoseok tenía una fiesta en su casa.

—Oigan todos —dijo cuando entraron en la sala. Hoseok lo tenía abrazado por los hombros—. Él es HyungWon.

Todos lo saludaron efusivamente para luego volver cada uno a lo que estaba haciendo.

—Ven, Wonnie. Quiero presentarte a Hyuna. Ella es... Bueno, aún no es nada formal, pero digamos que es mi amiga más íntima.

La chica sonrió y se acercó a HyungWon para estrecharle la mano. De todos los escenarios posibles ese era el que menos esperaba. Quería irse del lugar y no volver más. Hoseok tenía una novia.

Intentó devolver el saludo con un entusiasmo que no sentía y se quedó parado allí sin saber qué hacer o qué decir hasta que unos brazos largos y delgados lo atraparon en un abrazo que casi lo hace trastabillar.

—Sabía que eras tú cuando te vi de espaldas.

HyungWon apenas giró la cara y sonrió. MinHyuk estaba detrás suyo vistiendo ropa que solo había visto en revistas y videos musicales de los '80.

—Hola, Min —dijo un poco más animado.

Echó una última mirada hacia donde estaba Hoseok que reía con su chica y suspiró resignado. A veces las cosas simplemente no salen como uno las planea.

—¿Quieres tomar algo? —le preguntó el rubio.

HyungWon asintió y Min lo tomó de la mano para arrastrarlo hacia la cocina.

—No sabía que Hoseok tenía novia —dijo como al pasar.

—Bueno, yo también me sorprendí cuando me dijo que se había animado a invitar a salir a alguien. Igual no me gusta ella. Pero bueno, no me gusta ninguna chica así que supongo que  mi opinión no cuenta en ese departamento.

—Es linda.

Min lo miró y se encogió de hombros.

—Creo que Hoseok es demasiado para ella.

HyungWon rio y asintió. Él también opinaba lo mismo. Hoseok merecía algo mejor. A él por ejemplo...

Trató de erradicar todos los pensamientos negativos que rondaban por su cabeza y concentrarse en pasar un buen rato con Min. Es sólo una fiesta, HyungWon...

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