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12.ギフト Regalos

Había aprovechado que no tenía clases para ir a ver a Hoseok. Estaba ansioso. Aunque ya había visto la sorpresa en la cara de su amigo cuando le había llevado las cosas antes, al retroceder el tiempo, los regalos al final volvieron a él. Así que estaba deseando ver su sonrisa, otra vez. Y que se repitiera el abrazo que le había dado. Estaba tan animado que casi se olvida de los regalos que había comprado la tarde anterior.

Se miró al espejo una vez más y apretó el botón del reloj. El bulto en la cama de Hoseok indicaba que el chico aún estaba durmiendo. Se acercó despacio a la cama y cuando iba a tocarle el pie para despertarlo, un golpecito en la puerta lo hizo tirarse de boca al piso. Iba a ser una situación difícil de explicar si el señor Shin lo descubría a esa hora en la habitación de su hijo. La cama se movió y hubo una queja.

—Hijo, arriba, yo ya tengo que irme. Acuérdate que hoy vendrán tus tíos. Por favor acondiciona la habitación para que pueda quedarse tu primo.

Los pasos se alejaron y HyungWon se incorporó.

—¿Quién es tu primo? —preguntó apoyando las manos a los pies de la cama.

Hoseok saltó del susto y cuando vio de quién se trataba, se dejó caer hacia atrás de nuevo.

—Vas a causarme un infarto —dijo llevándose una mano al pecho.

HyungWon rio.

—Lo siento. Iba a llamarte cuando tu padre tocó la puerta.

Se levantó y se sentó a su lado. No pudo evitar repasar con la mirada ese cuerpo perfecto que vestía unos calzoncillos rojos. Sus ojos se detuvieron en el bulto prominente de Hoseok y tragó con fuerza. Apartó la mirada, rojo de vergüenza. Cuando llegara a su casa iba a llamar a HyunWoo, ya necesitaba un poco de contacto físico.

Hoseok soltó una risita escandalosa y demasiado irresistible.

—Lo siento —dijo. Rodó hasta quedar boca abajo.

Como si eso fuera a ayudar —pensó haciendo acoplo de todas sus fuerzas para no mirar ese trasero redondo que lo invitaba a nalguearlo. Cielos, este chico no tiene ni idea de cómo se ve.

—Mmm, no te preocupes, cosas que pasan. Ahora levántate y ve a lavarte la cara que tengo una sorpresa para ti. —Hoseok volteó la cara entre las mantas y sonrió.

—¿De veras? —se levantó de un salto.

HyungWon asintió sonriendo y agarró su mochila.

—Así es, anda.

Hoseok salió de su habitación y regresó a los pocos minutos, con el cabello mojado y una toalla en la cintura.

—Hoy vendrán mis tíos de Gwangju —dijo abriendo su armario. Hoseok dejó caer la toalla mientras hablaba despreocupadamente.

HyungWon seguía sin poder acostumbrarse a eso. No es que no se hubiera cambiado frente a sus amigos antes, de hecho era algo que hacía todo el tiempo, pero con Hoseok era diferente. Hoseok le atraía, sus amigos no. Se aclaró la garganta y volteó la cara a la pared.

Hoseok lo miró.

—¿Te molesta que me vista frente a ti?

HyungWon negó con la cabeza, pero no se atrevió a mirarlo. Si llegaba a tener una erección ya no iba a poder volver a verlo.

—No, no. Estaba admirando tus pósters. Habría que renovar algunos, ¿no crees?

Hoseok caminó hasta pararse a su lado, el olor a jabón de coco acarició su nariz y suspiró inconscientemente. Afortunadamente, Hoseok vestía un short deportivo.

—Sí, algunos ya están despegándose —dijo estirando un dedo para remover la cinta del póster.

—Bueno, pues es una suerte que yo haya traído... ¡esto! —sacó de su mochila los póster enrollados y los agitó en la cara de Hoseok.

Este los tomó y se apresuró a desenrrollarlos. Cuando los vio se quedó de piedra.

—¿Son...?  Esto es increíble —su sorpresa era tal que pasaba sus dedos por las imágenes HD de las fotos de las películas que aún no existían en su tiempo. Luego levantó la mirada y se acercó para echarle los brazos al cuello. HyungWon gritó de alegría en su cabeza.

—Vaya, si así vas a agradecerme por tres pósters de cartón, cuando te muestre el resto de las cosas que te traje, querrás casarte conmigo —dijo riendo y agarrando su mochila—. Ahora deja eso y siéntate. Lo necesitarás.

Hoseok se apresuró a hacer lo que su amigo le decía y se sentó, casi rebotando de impaciencia.

—Primero, te traje algunos libros. Ví que te gusta Stephen King así que te traje dos libros que van a salir como en veintipico de años.

Hoseok abrió los ojos y dudó un segundo antes de tomar los dos libros en sus manos. Todavía se le hacía increíble todo lo que HyungWon le decía.

Acarició las tapas duras con cuidado y los giró para mirarlos de todos los ángulos.

—Yo... yo no sé qué decir.

—Eso no es todo, sacó una cajita de su mochila y se la pasó.

—¿Qué es?

—¿No querías un celular? —HyungWon sonrió cuando la boca de Hoseok se abrió de sorpresa.

—¡No lo creo! —dijo con un hilo de voz, pero abrió la caja lo más rápido que pudo. Lanzó una exclamación cuando vio el rectángulo dorado.

—Mira —HyungWon lo tomó y lo prendió—  no podrás hacer llamadas, pero podrás sacar fotos y escuchar música... —rebuscó en la mochila y sacó unos auriculares. Hoseok casi se muere del estupor cuando vio ese cable largo con dos puntas.

—¿Qué diablos es eso, HyungWon?

—Son auriculares —HyungWon le mostró cómo se usaban. Se inclinó hacia Hoseok que estaba quieto como una estatua y se los puso. Chequeó que el volumen estuviera bien y abrió la lista de reproducción que le había bajado. Led Zeppelin empezó a sonar. La cara de Hoseok se iluminó. HyungWon se sintió inmensamente feliz.

—¡Esto es increíble, Wonnie!

—También te he bajado las películas de Volver al futuro que no viste —dijo y procedió a mostrarle cómo hacer para verlas.

Media hora después, Hoseok miraba todos los regalos que HyungWon le había hecho con una sonrisa que no podía borrarse de su cara.

—Gracias de nuevo. Lo más triste es que no puedo enseñarle esto a nadie, estoy seguro de que Min se moriría de la emoción.

—No sé cómo podemos hacer para que tu celular siempre esté cargado, así que probablemente tenga que llevármelo de vez en cuando para cargarlo allá.

Hoseok estuvo de acuerdo.

—¿Desayunaste? —le preguntó. HyungWon negó—. Ok, vamos. Te voy a llevar a un lugar genial.

Fueron hasta el patio trasero y Hoseok le dio una bicicleta a HyungWon. Pedalearon riendo de todo y conversando sobre sus amigos.

—... y tenemos que ir disfrazados —decía HyungWon. Hoseok lo miraba sonriendo— así que Joo pensó que sería bueno que nos disfrazáramos de los Peaky Blinders...

—¿Y eso qué es?

—Una serie que está espectacular. Si quieres la próxima vez puedo bajarte algunos capítulos.

Hoseok lo llevó a una cafetería ambientada en los años '50 y pidieron unas malteadas de chocolate.

—¿No irás a la disquería hoy? —le preguntó a Hoseok.

—Debería ir, pero prefiero quedarme contigo.

HyungWon tomó un trago de su malteada para disimular la sonrisa que empujaba por salir a la superficie.

—Yo sólo puedo quedarme algunas horas. Hoy tengo que trabajar horario completo ya que mañana no iré por la fiesta.

—Está bien, unas horas es suficiente. Podríamos ir al monte. ¿Te gustaría?

—Me parece una excelente idea. Aunque te aviso que soy pésimo para hacer senderismo.

Apuraron sus malteadas y luego pedalearon. El día soleado hacía que todo fuera más agradable. HyungWon estaba maravillado con lo limpio que era el aire en esa época en comparación con el del siglo XXI.

Después de pedalear por un tiempo que a
HyungWon le pareció eterno, Hoseok anunció que estaban cerca y que podrían dejar las bicicletas para empezar a caminar. Hoseok parecía lleno de energía, pero HyungWon no estaba acostumbrado así que tuvo que hacer algunos estiramientos porque las piernas lo estaban matando.

—Vamos, no seas flojo, Wonnie —le decía Hoseok saltando a su lado.

—Voy a necesitar una silla de ruedas cuando llegue a casa —dijo levantándose para ponerse en marcha.

—No seas exagerado, puedo cargarte un tramo si lo necesitas. Ahora vamos, te va a encantar.

HyungWon asintió aunque no estaba seguro de qué tanto podía gustarle caminar entre los árboles y alejado de la civilización, pero cuando Hoseok le estiró la mano para que la tomara con una hermosa sonrisa pintada en su cara, todas sus dudas se fueron de paseo bien lejos y ya no pensó en nada más.

No importaba los dolores físicos cuando su corazón, por alguna extraña razón, estaba en paz.

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