009. かこ Pasado
HyungWon se sentía mareado. ¿Cómo podía ser posible que el reloj fuera una especie de máquina del tiempo? Se lo quitó, cuidando de no tocarlo demasiado y se metió en el baño. Necesitaba despejarse para poner su cabeza en orden y planear lo que iba a hacer de ahora en adelante. No sabía absolutamente nada del aparato. ¿Tendría algún tipo de limitación en cuanto a la cantidad de viajes que podía hacer? ¿Qué pasaría si estando en el pasado de repente no pudiera regresar más? No volvería a ver a su madre, a HyunWoo, a sus amigos... Un escalofrío le recorrió el cuerpo de arriba abajo. Se metió bajo la ducha, esperando que el agua caliente hiciera el trabajo de aclararle las ideas. Pensó en Hoseok. ¿Se habría quedado preocupado por su desaparición repentina? ¿Estaría asustado? ¿Debería volver? Nadie tenía las respuestas que necesitaba. Su cabeza era una maraña de sentimientos encontrados. ¿Debía contarle a alguien lo que había descubierto? ¿Cómo saber en quién podía confiar?
Cuando salió del baño echó una mirada fugaz al reloj apoyado en su escritorio. No quería tocarlo. Se vistió y bajó a prepararse algo de comer, su celular no paraba de sonar explotado de mensajes.
'¿Dónde diablos te metiste, Wonnie?'
'¡Tenemos que ir a conseguir los disfraces para la fiesta de las NYX! ¡Atiende el maldito teléfono!'
'Wonnie, ¿estás bien?'
El timbre lo asustó. Su cabeza se sentía extrañamente liviana. Caminó hasta la puerta arrastrando los pies.
Cuando la abrió, se encontró con el ceño fruncido de Kihyun.
—Hola... —dijo. Kihyun solo pasó por su lado y se cruzó de brazos.
—¿Hola? ¿Eso es todo lo que dirás? —su tono era frío.
—Veo que nos levantamos de mal humor —dijo rodando los ojos. Kihyun se sentó, resoplando con fuerza.
—¿Dónde estabas? ¡Hace casi veinticuatro horas que no atiendes el teléfono!
—Hey, no eres ni mi madre ni mi novio, bájale a la intensidad. Estuve... estuve durmiendo. —Kihyun alzó una ceja. Por supuesto que no le creía.
—Mira, se que eres poco menos que un tronco cuando estás dormido, pero casi un día durmiendo. A otro con ese cuento. No somos idiotas.
—Podríamos discutir ese punto todo el día, pero te digo la verdad. Salí con HyunWoo ayer y no había descansado por haber estado estudiando para el examen. Tenía el sueño atrasado. Eso es todo.
Kihyun dudó, pero al final asintió.
—Bueno, es que estábamos preocupados.
—Bien, lo siento. Me desperté, me di un baño y recién agarré el celular. Estaba leyendo los mensajes cuando llegaste. ¿Quieres comer algo?
—No, está bien. Cenaré en casa de mis abuelos. En fin, mañana, después de clases iremos a buscar los disfraces para la fiesta. Jooheon está insoportable. Supongo que ya habrás visto las fotos que mandó.
—Aún no las vi —rebuscó en la heladera algo para comer.
—Las mandó al grupo, déjame ver... Oye, ¿quién este chico y por qué no me lo has presentado?
—¿Eh? —HyungWon no le prestó atención.
—Este bombón rubio que está contigo en la foto. ¡Qué escondido lo tenías! Pensé que estabas con HyunWoo.
—¿De qué estás hablando? —preguntó entrando a la sala. Kihyun estaba mirando las fotos en su celular y lo levantó en su dirección. HyungWon casi deja caer el plato que tenía entre las manos. La foto que se había sacado con Hoseok esa tarde. Su corazón empezó a latir con rapidez. En dos zancadas estaba al lado de Kihyun y le arrebató su celular de las manos.
—Bueno, ¿no me vas a decir quién es? —Kihyun se cruzó de brazos y le echó una mirada pícara.
—Es... es un amigo —un sudor frío bajó por su columna.
—Ajam, ¿y cómo se llama este amigo?
—Hoseok.
—Es lindo —dijo Kihyun— ¿es soltero?
—Eso no te importa —replicó sentándose y buscando rápidamente las fotos que Jooheon había mandado de los disfraces—. Ahora, vayamos a lo importante, ¿dónde se supone que vamos a sacar esta ropa?
Kihyun lo miró en silencio por unos minutos. Sabía que su amigo lo conocía demasiado bien como para pasar por alto su actitud cuando vio la foto de Hoseok.
—Hay un mercado de pulgas cerca de la universidad. Mañana iremos a revolver un poco. Podríamos ir un rato antes de que empiece tu turno en la empaquetadora.
—Ok.
Kihyun se levantó y se acomodó la ropa.
—Ahora que sé que sigues con vida me voy. Mi abuela me matará si llego tarde.
Se despidieron y apenas cerró la puerta abrió la galería de fotos. La cara sonriente de Hoseok llenó toda la pantalla. Era muy lindo. Suspiró y apagó el celular. Tenía que averiguar qué estaba pasando.
Una vez en su habitación se paró frente a su escritorio y miró su reloj desde arriba. Tenía miedo de tocarlo. Luego recordó que le había prometido algunas cosas a Hoseok y más animado, se puso a buscar cosas que le podrían interesar a su amigo del pasado. Rebuscó en los cajones y encontró un viejo celular. Lo puso a cargar mientras recolectaba cosas que iba poniendo sobre su cama. Algunos comics modernos, unos airpods que estaba seguro que Hoseok amaría, algunos accesorios ya que había notado que tanto Hoseok como Minhyuk usaban aros, agarró su viejo gameboy y lo prendió para ver si aún funcionaba y luego pasó la siguiente hora descargando las películas de Volver al futuro y bajando música a su celular. Ya quería ver la cara de Hoseok cuando viera todas esas cosas. Puso todo en una mochila, se aseguró de que el celular que iba a dejarle a Hoseok funcionara y tuviera su cargador aunque no estaba seguro de que funcionara en esa época y cuando tuvo todo listo, se vistió, se puso la mochila y se sentó en el escritorio. Era hora de agarrar el reloj.
Primero le echó un vistazo sin tocarlo, pero no vio nada fuera de lugar. Luego recordó que antes de aparecer en su habitación, había apretado los costados del reloj. Tomó aire, se colocó el reloj en la muñeca, cerró los ojos y repitió lo que había hecho en la tarde.
El golpe que se dio en la cabeza lo hizo lanzar una maldición al aire. Todo estaba a oscuras y como había imaginado, ya no estaba en su habitación. Pero Hoseok tampoco estaba en la suya. Dejó la mochila sobre la cama de su amigo y agarró los stickers que estaban sobre el escritorio. Sacó uno y tratando de no hacer ruido abrió apenas la puerta y pegó la carita amarilla en la puerta del lado de afuera. Y esperó.
Miró la hora, eran las once de la noche. ¿Y si Hoseok no iba a su casa esa noche? ¿Y si estaba con alguna chica y decidía pasar la noche en otro lugar? Todas esas preguntas daban vueltas por su cabeza cuando escuchó pasos y de golpe la puerta se abrió y Hoseok entró apurado con una toalla anudada en la cintura.
—Volviste —dijo secamente.
—Hey, sí. Se que me tardé un poco pero...
—Tres días —Hoseok se sentó en la cama.
—¿Cómo dices?
—Estuviste casi tres días sin aparecer... pensé que ya no volverías.
—Pero si me fui hace unas horas...
Todo era cada vez más confuso.
—¿Cómo estás? —Hoseok suavizó su expresión y al final sonrió de lado.
—Bien. Creo.
Pero no estaba bien. Nada estaba bien.
—Es el reloj —dijo finalmente.
Hoseok se sentó a su lado y miró el aparato.
—¿Estás seguro? —con cautela, Hoseok tomó su muñeca y la miró de cerca.
—Si, ya sé cómo ir y volver. Pero no entiendo los tiempos todavía.
Ambos se quedaron en silencio, mirando el aparato.
—Bueno, no sé qué pensar de todo esto —Hoseok se levantó y caminó hasta su armario—. Hasta ahora solo había cambios horarios. ¿Pero días?
HyungWon apartó la mirada cuando Hoseok dejó caer la toalla. Cielos... Era perfecto el condenado.
—Ah —agarró la mochila y la abrió intentando no pensar en la perfecta desnudez de Hoseok—, te traje algunas cosas.
Hoseok corrió a su lado de nuevo, pero esta vez en calzoncillos. HyungWon carraspeó y se concentró en las cosas que había traído.
—Espero que te gusten —dijo entregándole la mochila a Hoseok que se sentó en pose india en la cama. Cada vez que sacaba algo, su boca y ojos iban abriéndose más. Una sensación cálida lo llenó por dentro y le sonrió.
—¿Te gusta? —le preguntó sentándose frente a él. Hoseok lo miró y le echó los brazos al cuello.
—Gracias. Eres increíble.
HyungWon aspiró el perfume de coco del pelo de su amigo y cerró los ojos.
Olía delicioso y se sentía tan bien en sus brazos...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro