002.ともだち Amigos
Lunes 03 de Junio
—Chae —una chica de cabello rosa chicle se paró junto a su casillero—. ¿Irás a la fiesta de Kim el sábado?
Ni siquiera se molestó en mirarla. Eunha podía ser una pesadilla si se le daba el mínimo de confianza.
—Sabes, estoy cansándome de que me ignores, ni siquiera lo vales —ella se miró las uñas en un gesto que intentaba parecer despreocupado pero solo denotaba lo molesta que estaba por no recibir la atención que creía merecer.
—¿Entonces por qué sigues aquí?
—HyungWon cerró el casillero de un golpe y pasó por su lado sin dedicarle siquiera una mirada de caridad.
—Vi que la pesada de Eunha estaba rondándote —dijo Kihyun pasándole una bolsa con gomitas frutales.
—Ya se cansará y buscará una nueva presa, ¿los demás?
—En la cafetería —un grupo de chicas se detuvo a saludarlos.
—Hola, Chae, hola Ki. Imagino que irán a la fiesta de Tae, ¿no es así? —esta vez fue una rubia alta la que habló.
—Si, si iremos —respondió Kihyun exasperado. —Ahora si se corren, tengo hambre...
La rubia le hizo un gesto con el dedo mayor y siguió su camino. HyungWon se echó a reír.
—Así nunca conseguirás novia.
—Antes que salir con Taeyong prefiero que mi pene se seque y se caiga. Aish.
—No es tan mala en la cama, deberías intentarlo.
—Gracias por el consejo, pero no, gracias. —Kiki se metió en la cafetería abriéndose paso a codazos.
—Ya está todo listo para el sábado
—anunció Tae mostrándoles fotos de todo lo que había comprado.
—¿Por cuánto tiempo se van tus padres? No queremos sorpresas en el medio de la fiesta. —Suga se recostó en la mesa y fingió dormitar.
—Se van tres semanas, así que no hay problema.
HyungWon miró a Jooheon que hablaba con una morena de caderas prominentes. Cuando se despidió se acercó a la mesa.
—Me acaba de decir Riu que irán las chicas de NYX... —dijo sentándose al lado de HyungWon, luego miró a Tae—. Tu fiesta será la fiesta del año. Te lo aseguro.
—Hey, Honey, me pasas el teléfono de HyunWoo, me dijo que te lo pidiera.
—¿Ya te enamoraste? —se burló su amigo pero de todas formas sacó el celular y se lo pasó.
—No sé, veré si quiere salir mañana y luego te digo si puedes empezar con los preparativos de la boda —HyungWon anotó el celular y le devolvió el teléfono a su amigo.
—¿HyunWoo? ¿El de los Blackhaws? —Kiki levantó la vista de sus papas fritas.
—Así es, HyungWon pasó la noche con él
—le contestó Jackson.
Kiki hizo un gesto y volvió a poner atención a su plato.
—¿Ya lo invitaste el sábado? —preguntó a HyungWon.
Este negó con la cabeza. —Mira, desperté con ese bombón en pelotas en mi cama. No recuerdo nada de lo que pasó esa noche. Aunque me dijo que lo llamara, así que lo invitaré cuando lo vea.
Más tarde, HyungWon, de camino a su trabajo, marcó el teléfono de HyunWoo. Este sonó tres veces antes de que atendieran.
—Hola... —la voz sonaba ronca al otro lado de la línea.
—Hola, bonito —saludó—. Soy HyungWon.
—Hey, no pensé que ibas a llamar tan pronto. ¿Cómo estás? Veo que tu mamá fue suave contigo.
—Soy su único bebé —rió— y soy irresistible.
—No pienso discutir eso —soltó el moreno—. ¿Quieres que hagamos algo?
—Seguro. Salgo a las ocho, ¿a dónde quieres ir?
—Bueno, podríamos ir a comer y luego vemos si continuamos con el postre...
HyungWon se pasó una mano por el pelo y se mordió el labio inferior. —Una propuesta difícil de rechazar. Te veo a las ocho entonces.
[21:30]
—Me alegro que hayas llamado —dijo HyunWoo tomando un sorbo de su café helado— aunque no lo recuerdes, la pasé muy bien la otra noche.
HyungWon sonrió satisfecho de sí mismo.
—Sé que debo parecerte un imbécil al no recordar nada, pero pienso remediar eso.
HyunWoo no sólo era atractivo sino que también era un persona de lo más divertida y agradable. De esas personas serenas pero directas. Sin medias sombras.
—No le des muchas vueltas al asunto, yo también estaba algo ebrio, un poco menos que tú, eso seguro, pero me gustaste. Eres divertido.
—Gracias por eso, y de nuevo, me disculpo por la escenita con mi madre.
HyungWon sacudió la mano y sonrió.
—Es su trabajo, ¿no? Se preocupa porque te quiere.
—Lo sé. Es la persona más importante de mi vida.
—Y dime, Wonnie, ¿tienes a alguien especial en este momento?
—Si así fuera no estaría aquí contigo. Soy un patán pero no hago esas cosas.
—Mejor así, entonces. No me estoy metiendo en el medio de nada.
—Bueno, puedes meterte entre mis sábanas las veces que quieras.
HyunWoo se echó a reír y se levantó.
—Podríamos ir a mi departamento. Mi compañero de habitación salió de viaje. Estaremos solos.
Dos horas después yacían ambos intentando recuperar el aliento.
—Eso fue increíble —dijo HyungWon mirando a su amante, que estaba desnudo, con el pelo desordenado y una sonrisa en los labios.
—Lo fue...
—Oye, sé que no es el momento ni el lugar, pero el sábado habrá una fiesta en casa de unos amigos, ¿quieres ir conmigo?
—¿Como en una cita? —HyungWon lanzó una carcajada.
—Si quieres...
—Me encantaría. —HyunWooSe giró y se inclinó para besarlo— ahora, ¿segunda ronda?
—Sólo dame dos minutos. Estoy fuera de forma.
—Entonces quedate quieto, yo haré todo el trabajo.
HyungWon le pasó los brazos por el cuello y mordió esos labios mullidos y sensuales. Tenían toda la noche por delante.
Sábado 08 de Junio, día de la fiesta
La universidad había estado revuelta toda la semana. Kim Tae y su hermano Gyu, eran de los más populares en el campus y una fiesta en su casa era algo que nadie se quería perder. Una vez que HyungWon terminó su turno en el trabajo, se fue a su casa a prepararse para la dichosa fiesta.
—¿Otra fiesta más, hijo? —su madre siguió recogiendo la ropa que él iba arrojando a la cama—. ¿No tuviste una el fin de semana pasado?
—Es diferente, mamá. Es en la casa de Tae, ya sabes. No puedo no ir.
Dio vuelta el placard intentando elegir algo acorde a su status como sub anfitrión en la fiesta de su amigo.
—Ma, ¿viste mi camisa negra?
—Todas tus camisas son negras, pareces empleado de funeraria.
—¿La negra con detalles blancos, semi transparente...?
—La lavé en la semana, tiene que estar colgada. ¿Algo más que necesites lavar?
HyungWon le alcanzó la ropa del trabajo y siguió revolviendo su placard.
Cuando ya estuvo vestido y maquillado, agarró su celular y le avisó a HyunWoo que pasara por él.
—Ma, ahora va a venir a buscarme el chico del otro día... —dijo acomodándose el cabello que ya le llegaba al mentón. Su madre chasqueó la lengua en señal de disgusto.
—¿Y eso es problema mío porque...?
—Porque puede ser tu futuro yerno, así que trátalo bien, por favor. Haz el intento.
—¿Te gusta en serio? Es la primera vez que me hablas así de alguien. Debe ser muy especial.
—Tiene un buen trasero —respondió encogiéndose de hombros. Su madre le dio un golpe en la nuca.
—¿Tienes que ser tan salvaje? Si tu padre te escuchara...
—No empieces con eso mamá, no lo conocí. En lo que a mi concierne, fue sólo el donante de esperma.
—Cuida la boca, mocoso —su madre salió de la habitación dando un portazo.
Sabía que su mamá había estado muy enamorada del disque padre ese que lo engendró, pero solo estuvo hasta que él cumplió tres años y desapareció de su vida. Solo recibía mensajes esporádicos o postales de diversas partes del mundo, pero nunca pudo idealizar al hombre. Para él, era lisa y llanamente, un perdedor que había enamorado a su madre, dejándola embarazada y luego huyendo de sus responsabilidades paternas. Cuando cumplió quince, las cartas dejaron de llegar y pronto su madre le anunció que su padre había muerto de alguna fiebre por Sudáfrica. Su madre se enojó al no ver más reacción que un simple encogimiento de hombros de su parte, pero como para él, ese tipo no era más que un desconocido, no le importó demasiado. A veces se sentía mal por su madre, la escuchaba llorar por las noches a una foto descolorida del hombre. Le dolía verla así pero tampoco sabía cómo ayudarla.
—¡Tu novio llegó, baja ya! —el grito de su madre lo hizo entornar los ojos y bajó hecho una tromba.
—¿Era necesario que dijeras eso? —le reprochó a su madre que se estaba aguantando la risa. HyunWoo estaba en la puerta mirando al techo, avergonzado.
—Eres insufrible. Bien, nos vamos. —Le dio un abrazo corto y un beso. HyunWoo le hizo una pequeña inclinación a su madre y se fueron.
—Cuídense... —Su madre agitó la mano y cerró la puerta.
—Lo siento, su trabajo aparte de cuidarme es avergonzarme —dijo. Lo miró mientras abría el auto—. A propósito, te ves genial.
—Gracias, tú también te ves muy bien. Bueno, ¿listo? Abróchate el cinturón.
La música estridente y las luces que salían de la casa de Tae indicaban que la fiesta ya había empezado.
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