001.Ukiyo
HyungWon
¿Qué pasaría si de repente te despiertas en un lugar totalmente desconocido?
Todo empezó cuando decidí ir a la fiesta de los hermanos Kim. Es todo tan raro que aún, cuando me despierto, me pellizco para cerciorarme de que esto no es un sueño... Porque lo fue para mí. Porque aún lo es.
Mi nombre es Chae HyungWon. Tengo unos espléndidos veinte años y soy un desastre. Bueno, eso es lo que piensan mi madre. Y mis amigos. Y mi empleador.
Mi vida se reducía a pelearme con todo el mundo en mi casa y fuera de ella. En el colegio, era otra cosa. Ahí era el rey indiscutido de todo. Los pasillos del colegio eran mi pasarela y mis compañeros, mi audiencia.
Era, por lejos, el más popular de esa pocilga. Admirado, envidiado y odiado en partes iguales. Hago esta pequeña introducción, para que se den una idea de cómo era mi vida hasta la noche en la fiesta de los Kim. Porque ahí empieza todo lo que voy a contarles. Todo lo que pasó después, es algo que todavía me desconcierta y me llena de una nostalgia triste y, a veces, insoportable. Así que vamos a empezar desde el principio.
Sábado 01 de Junio, 2019
Sentía la cabeza flotar en alcohol. La luz que se filtraba por las cortinas de encaje me pegaba directamente y sin piedad, en los ojos. Gruñí, por supuesto, prometiendo una vez más, no volver a tomar en lo que me restara de vida... hasta la noche.
Me giré en la cama escapándole al sol asesino de la mañana. ¿O era el mediodía? ¿Quién sabe? Mi cuerpo chocó contra algo sólido y abrí un ojo para ver quién diablos se interponía entre mis preciosas horas de sueño y yo. Una espalda musculosa hizo que mis cejas se levantaran de admiración. Wow. Un cuerpazo que no me importaría volver a montar. Agarré la esquina de la sábana y la levanté para descubrir que abajo de la tela había un trasero fabuloso. Sonreí. Aún al borde de la inconsciencia tenía buen gusto.
Un golpe en la puerta me hizo girar y el bombón que dormía en mi cama se revolvió entre sueños. La puerta se abrió y mi madre entró como un tornado.
—Chae HyungWon, ¿acaso crees que esta casa es un maldito motel? —gritó caminando hasta la ventana y descorriendo las cortinas de un manotazo—. ¿Y quién se supone que es este hombre? ¿No tienes vergüenza? Usar la casa para tus aventuras de una noche, tu padre te mataría si viviera.
—Bueno, entonces es una suerte que esté muerto.
Sí. Había cruzado la línea de fuego. Pude ver en cámara lenta cómo la cara de mi madre pasaba por todos los tonos de morados y se acercaba a mí con la mano en alto.
—Eres un desagradecido de mierda —dijo agarrando una pantufla y lanzándomela directamente a la cabeza—. Ya mismo te levantas y sacas a tu ramera de turno de esta casa.
Por supuesto todo el drama hizo que el muchacho de nalgas fuertes se despertara y comenzara a vestirse. Mi madre salió dando un portazo y el chico me miró.
—No quisiera ser tú cuando bajes —dijo mientras se abrochaba los pantalones.
Me encogí de hombros y prendí un porro.
—¿Crees que te salvarás de su discurso sobre moral? —reí—. Le encanta dar lecciones de vida. A propósito, ¿quién eres?
El chico sonrió y se acomodó el largo pelo en un rodete a lo alto de cabeza. Era precioso. Mandíbula cuadrada, brazos fuertes y marcados, piel ligeramente bronceada, abdominales de tabla de lavar ropa, trasero redondo y firme. Sip. Un muñeco.
—HyunWoo —dijo peleando con su remera que se rehusaba a pasar por su espalda ancha y fibrosa.
—Y dime, HyunWoo, ¿qué hicimos exactamente anoche?
Soltó un risa grave, totalmente madura y sexy. Sonreí.
—Mejor pregunta qué no hicimos.
—Perdona la pregunta, es solo que anoche estaba un poco fuera de órbita.
HyunWoo se acercó al espejo y se acomodó el pelo. Tenía pinta de surfista.
—No te preocupes, de todas formas la pasé bien. Entonces, ¿qué dices? ¿Podré bajar y esquivar a la fiera de tu madre?
Me levanté muy a mi pesar y me puse una casaca de baseball que había sido de mi padre cuando aún vivía y me quedaba como camisón.
—Bajaré contigo, a decir verdad tengo algo de hambre.
—Bueno, tenías mucha energía anoche
—dijo. Agarró su chaqueta y esperó a que yo estuviera listo para bajar.
Para llegar a la puerta tenía que pasar por la sala así que me armé de valor y caminé con HyunWoo pisándome los talones.
Abrí la puerta y me recosté en el marco. HyunWoo pasó por mi lado y me miró.
—Fue una noche divertida —dijo estirando la mano. La tomé y le sonreí.
—Seguro. Podríamos repetir —me giré para mirar hacia la sala. Mi madre estaba cruzada de brazos y me miraba—. Aunque preferiría que nos viéramos en otro lugar.
—Claro —dijo HyunWoo—, dile a JooHeon que te pase mi número.
Así que era amigo de Honey.
Asentí y nos despedimos con un apretón de manos amistoso. Tomé aire y cerré la puerta.
—Siéntate —ordenó mi madre.
Lo hice. No quería provocar una tercera guerra mundial en la sala.
—Bien, lo siento —dije.
—Me cansé de tus disculpas, HyungWon. ¿De qué sirve que me digas que lo sientes cuando mañana volverás a hacer lo mismo?
Buen punto. Y de veras quería creer en mis palabras. Pero yo era estúpido y creía que me las sabía todas. Y mi madre era demasiado buena para echarme de la casa.
Me levanté y estiré los brazos, haciendo un mohín con los labios. Mi mamá negó con la cabeza y se dejó abrazar a regañadientes.
—Suéltame, no voy a caer más en tus mentiras.
Empecé a darle besos en toda la cara como hacía cuando me regañaba de pequeño. La besaba hasta que empezaba a reír y me abrazaba para perdonar todos mis desmadres.
—Lo siento, mami. No lo volveré a hacer. ¿Me perdonas? Te haré esa torta de manzanas que tanto te gusta, ¿si?
—Hijo —suspiró cansada— no puedes seguir comportándote como un idiota. Ya eres todo un hombre y temo por ti.
Asentí y peiné su cabello con mis dedos.
—No tienes que preocuparte por mí. Te prometo que seré un hijo ejemplar de ahora en adelante. Todas esas viejas amargadas de la iglesia te envidiarán de lo bueno que seré.
—¡No les digas así! No seas irrespetuoso, Wonnie.
Me eché a reír y le estampé un último beso en la mejilla. Luego fui a la cocina donde me esperaba mi desayuno. Hotcakes, jugo y café. Me giré y le lancé un beso que mi mamá esquivó, fingiendo enojo.
—Oiga, señora —dije señalándola con el tenedor de los hotcakes— no me haga desperdiciar besos que son muy valiosos. ¿Sabes cuántas matarían por uno de esos?
Mi madre se rio y levantó las manos al cielo.
—Eres imposible. Y más te vale que te luzcas con esa torta de manzana.
Cuando subí a mi habitación me tiré en la cama con mi celular. La casilla de mensajes estaba a punto de explotar.
Chat grupal. The Clan X
[I.MtheWolf]: Hey, iremos al centro esta tarde, tengo que encontrar un skate nuevo.
[Joo.Hon.E]: Wonnie, ¿Te fuiste con HyunWoo? Shit, mañana te dolerá el trasero. Llámame cuando resucites. Llámame.
[Ki_theyoungflexer]: ¿Estás vivo? Como sea, si mi madre los llama, díganle que aún sigo durmiendo...
[King_Kai]: ¿Quién se llevó mis tenis? Tuve que volver a casa descalzo...
[TaeV.Kim]: Hi, dumb bitches. ¡El viernes que viene, fiesta en casa!
[TeamWangJack]: I'm in. ¿Alguien sabe quién es la rubia que está en mi cama?
[Suga_the_rapper]: ¿Pueden callarse un rato? El celular no para de zumbar, quiero dormir, idiotas.
Tiré el celular en la mesita de noche y cerré los ojos, intentando dormir algunas horas más.
[17:30 p.m]
—Wonnie, los impresentables de tus amigos vinieron a buscarte —gritó mi mamá desde la sala— Apúrate antes de que me coman todo.
Me terminé de vestir y bajé los escalones de dos en dos. Jooheon, Chang, Tae y Jackson estaban en la cocina comiendo mientras mi madre les servía jugo.
—¿Acaso no comen en sus casas?
—pregunté robándole el pedazo de pastel de la mano a Tae.
—Hey, tu madre nos lo ofreció —dijo JooHeon abrazando a mi mamá que le revolvió el pelo.
Mi mamá adoraba a mis amigos pero tenía debilidad por Jooheon, ya que lo conocía desde pequeño y estaba convencida que solo le faltaban alas para ser un ángel. Claro que ella no sabía que su precioso angelito era un pandillero de poca monta, obsesionado con los pechos de las chicas y que fumaba marihuana como si fuera Snoop Dog con abstinencia.
—¿A dónde van a ir? ¿No harán nada ilegal, no?
Tae se llevó una mano al pecho y abrió los ojos. —¿Usted piensa que nosotros haríamos algo malo?
—Aún me sorprendo todos los días cuando prendo el noticiero y no salen en los policiales. —Mi madre le dio un golpecito cariñoso a Tae en el brazo. Este se metió todo el pastel en la boca y se lavó las manos.
Salimos todos y nos metimos en el auto de JooHeon.
—¡Ven a cenar! —gritó mi mamá desde la puerta. Todos agitamos las manos mientras nos íbamos.
—¿Y playboy? —dijo Jackson prendiendo un cigarro— Así que HyunWoo, eh. Y por lo que veo aún caminas.
Le saqué el cigarro de la mano y le di una calada profunda.
—¿Por qué todos parecen conocerlo menos yo? Recién esta mañana pude verlo en detalle.
—Es amigo de Jooheon, es tracker de los Blackhawks de Sejong. ¿Cómo estuvo?
Me encogí de hombros. —No sé, supongo que bien, estoy lleno de marcas —me levanté la remera y mostré mi torso cubierto de marcas rojas.
Todo el viaje al centro fuimos hablando de la fiesta a la que habíamos ido la noche anterior. Cuando llegamos a la plaza del centro, Kihyun, Kai y Suga ya estaban esperándonos. Así pasábamos la semana. Yo iba a la universidad por la mañana, trabajaba medio tiempo en una empaquetadora a la tarde y a la noche íbamos a matar el tiempo al centro o a cualquier fiesta a la que nos invitaran.
Paseamos por los distintos locales de ropa, siempre siguiendo a Chang que estaba muy entusiasmado mirando todo lo que podía comprar con la tarjeta de crédito de su papá, que creía que con lo material podía suplir lo mal padre que había sido. A Chang le parecía un arreglo justo y como era una persona desprendida y poco complicada, siempre terminaba regalándonos cosas a nosotros también.
Pasamos la tarde con las narices pegadas a los locales de música, videojuegos, deportes y joyerías.
—Es increíble —dije señalando un reloj que se parecía sacado de una película de Stanley Kubrick.
—¿Qué eres, Ben 10? —Suga se paró a mi lado y puso cara de 'no sé qué hago aquí con estos perdedores'.
—En serio, mira todo lo que tiene, apuesto que hasta puede hacer café —dije echándome a reír.
Chang se metió en el local mientras nosotros discutíamos y al rato salió con una bolsita negra en la mano que puso frente a mi nariz.
—¿Qué...? Chang, no tenías que hacerlo.
Mi amigo se encogió de hombros y revoleó los ojos. —Te debía tu regalo de cumpleaños, además estaba en oferta, al parecer eres el único que lo ve cool.
Tomé la bolsa sin poder creer que en verdad estuviera regalándome ese reloj increíble y lancé una exclamación cuando abrí la caja redonda.
—¡Wow! —exclamé apresurándome a poner ese aparato en mi muñeca—. Miren esto, perdedores. Se me ve sensacional.
—Eres raro —sentenció Jackson. Luego de admirar y criticar mi nuevo accesorio decidimos ir a comer.
—Bien, ya que estamos todos, ¿por qué no empezamos a planear la fiesta del viernes?
—Tae sacó una libretita y una lapicera y nos dispusimos a planear la fiesta del siglo.
Ukiyo 浮世
Literalmente 'mundo flotante', y se refiere al estilo de vida que consisten en vivir el momento alejado de las preocupaciones de la vida.
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